Netflix

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Saco un puñado de palomitas y me las llevo a la boca. Masco mirando como aparece Robert en la pantalla. Nuevamente han trabajado juntos en una película, y la han estrenado hoy por la mañana, pero quisimos verla juntos. Como adoraba estas noches, en que podíamos acurrucarnos juntos en el sillón, sin preocupaciones. Teníamos que aprovechar esta semana, ya que la próxima se marcharía a Alaska a filmar unas escenas de su siguiente película.

Le doy un codazo en las costillas cuando aparece en la pantalla. Los jeans detallan a la perfección su trasero. Rodeo su cuello con mis brazos y le doy un sonoro beso en la mejilla, se ríe.

—¿Por qué tengo un esposo tan guapo y sexy? —pregunto, deposito otro beso en su mejilla.

—¿Vas a ver la película? —pregunta divertido. Me alejo un poco y lo miro con ojos entrecerrados. Él está concentrado mirando la pantalla.

Paso sobre él, apoyando mi mano entra sus piernas (a propósito) y cojo el control remoto para pausar la película, justo en el momento que la cámara apunta a su trasero. Tom se ríe y yo lo miro, apuntando la pantalla.

—¿Cómo quieres que me concentre si veo eso?

Rodea mi cintura con mis brazos y me jala, hasta quedar a horcajadas sobre él.

—Lo ves siempre en vivo y en directo —sonríe, estira el cuello y captura mi boca con sus labios. Mis manos arrugan la camiseta blanca que lleva puesta.

—¿No te he dicho que me encanta como te quedan los jeans? —digo entre besos.

—¿Ah sí? —Mordisquea mi labio inferior—. Pues a mí me encanta como te queda esto —dice, y acto seguido, comienza a desabotonar mi blusa, me rio.

—Tom, me estas sacando la ropa —señalo. Sus besos bajan a mi cuello.

—Me encanta como te queda el aire —replica.

Sus besos me causan cosquillas. Cierro los ojos y entierro mis dedos en su cabello corto. De todas las noches de películas que nos proponemos, solo logramos terminar tres. Desde que nos casamos, siento que mi libido está por las nubes y no puedo dejar de desearlo. Hemos inaugurado cada rincón de la casa.

Sus manos suben por mi espalda y llegan al broche de mi sujetador. Cuando está por soltarlo, empujo sus hombros, con mi mano atrapo sus muñecas y comienzo a atacar su cuello. Succiono ligeramente, lo escucho jadear.

Dios, como lo amo.

Tironeo su camiseta, libero sus manos y me ayuda a deshacerse de ella. Bajo mis besos por su pecho, está más musculoso que antes, preparándose para la siguiente película de los vengadores.

En un rápido movimiento, me gira en el sillón y queda sobre mí. Sus manos levantan mi falda larga. Atrapo sus caderas con mis piernas. Vuelvo a besarlo con desenfreno, bajo mis manos por su espalda descubierta y le doy un agarrón en las nalgas, se ríe contra mi boca.

—Veo que el modelo en carne y hueso te gusta más que el de la pantalla —susurra con voz ronca. Abro los ojos y muerdo su labio inferior, tironeando un poco, haciéndolo jadear.

—Mucho más —admito.

Me besa con desesperación, salvaje, empuja sus caderas y puedo sentir lo excitado que está. Mis manos intentan desabrochar su pantalón, mientras una de las suyas baja por mi muslo y acaricia la cara interna de este, haciéndome estremecer.

Con ayuda de mis piernas bajo sus pantalones. Cuelo mi mano bajo su bóxer y tomo su miembro en mi mano, Tom suelta un leve gemido. Comienzo a mover mi mano de arriba abajo, sintiendo como aquello lo excita aún más. Rasguña mi muslo. Su expresión lo es todo para mí. Los ojos cerrados, la boca entreabierta, tiritando sobre mí. Saber que yo tengo el poder de volverlo loco es una de las cosas que más me encantan.

Su mano hace a un lado mis bragas, su pulgar comienza a acariciar mi intimidad y un gemido escapa de mi garganta. Mueve su dedo en círculos, comienzo a acelerar el ritmo de mi mano. Vuelve a hundir su rostro en mi cuello. Mordisquea el lóbulo de mi oreja y reparte húmedos besos. Arqueo la espalda, sintiendo el torbellino de placer formándose en mi interior.

—Tom —gimo. Quiero sentirlo.

Mis plegarias son escuchadas. Quita su mano de mi intimidad y se baja el bóxer. Aparto mi mano y me apoyo en el respaldo del sillón. Me quita las bragas con rapidez, estiro el cuello para besarlo y me embiste, llenándome por completo. Gimo contra su boca, él captura mis labios. Su lengua perfila mi labio inferior, sus embestidas arremeten contra mí, coloca sus manos en mis caderas, moviéndolas en aquel ritmo rudo y rápido. El sonido de nuestros cuerpos chocando inunda la habitación.

Entierro mis uñas en sus brazos, mi cuerpo se arquea de placer ante cada una de sus estocadas. Succiono su labio, gime. Empujo su hombro. Lo obligo a sentarse y me coloco sobre él. Lo miro mientras bajo mi cuerpo y dejo que vuelva a entrar en mí. Ambos gemimos al sentirlo, nuestros cuerpos adecuándose a la nueva posición.

Reparte mordiscos por mi hombro y clavícula. Baja el tirante de mi sujetador, exponiendo mi pecho. Su boca encuentra mi pezón y succiona. Echo la cabeza hacia atrás. Mordisquea, su lengua dibuja círculos. El placer está a flor de piel.

Acelero mis movimientos, mis gemidos son cortos y rápidos, puedo sentir como estoy llegando al clímax.

—¡Tom!

—¡______!

La explosión de placer me consume. Tom me afirma de la cintura, hundiendo su rostro en mi pecho. Cajo caer mi cabeza sobre su hombro. Acaricio suavemente su espalda. Jamás me voy a aburrir de esto, estamos condenados a una vida de lujuria voraz e insaciable. No me quejo.

—Así que... —dice Tom, con voz entre cortada—. ¿Quieres terminar de ver la película?

Me rio.

—Creo que puedo aguantar una hora —replico agitada. Besa mi hombro, estira el cuello y lo miro. Me quita el cabello del rostro.

—Yo no prometo nada —susurra, y vuelve a besarme.

***

Me inspiró The devil all the time 🙊 ¿ya la vieron?

Les leo, lectores insaciables <3

¿Cuánto dura un para siempre? (Tom Holland y tú)Where stories live. Discover now