Estaba ayudando a Bianca a preparar el desayuno. Yo echaba la leche y ella la ponía en la mesa y así con lo demás.
-Ian y Annabet, ¿Queréis bajar de una vez?- gritó mi pequeña novia.- ¿Vas a ver si ya se vistieron?
-Ya bajan - le avisé al escuchar las pequeñas pisadas.- Ya tienen cuatro y cinco años, confía en ellos.
Nos sentamos los cuatro a desayunar. Hoy empezaban las clases después de un largo verano y ni Bianca ni yo queríamos que llegasen tarde.
Annabet jugaba con las galletas dentro de la leche e Ian con su cochecito de Batman.
-Desayunar rápido, vais a llegar tarde.- avisó Bianca ayudando a Ian a tomar la leche.
En cuanto terminamos los dos subieron a lavarse los dientes mientras nosotros les preparábamos todo para que fuesen a la escuela.
-Ya estamos.- exclamaron los dos bajando las escaleras y corriendo hacia mí.
Les pusimos el abrigo a cada uno y les colocamos las mochilas como todos los días. Su colegio no quedaba muy lejos de casa. Tardábamos menos de diez minutos en llegar. Por el camino siempre me contaban lo que esperaban hacer ese día y con quien solían jugar.
En el camino me encontré con Liam y Harry, que llevaban a Lea y Lucas respectivamente. Los pequeños iban hablando entre ellos y jugando mientras nosotros hablábamos de la banda y cosas de trabajo. One Direction ya tenía nueve años, y esperábamos que durase mucho más, pero cada vez nos costaba más irnos a las gira. Yo tenía a Bianca, Ian y Annabet. Los demás además de tener a sus novias, Liam tenía a Lea, Harry a Lucas, Niall a James de 2 años y Louis pronto tendría a Stefan.
Annabet corrió hacia mí mientras era perseguida por Lucas, quien tenía un caracol en la mano. Mi pequeña gritó en el momento que Lucas la alcanzó, pero no fue la única en gritar, Harry se escondió detrás de Liam mientras le decía a Lucas que lo tirase.
-Tíralo ahora mismo Lucas.- El chico de rizos intentó parecer serio, pero escondiéndose detrás de Liam no lo iba a conseguir.
-¡No!
Harry suspiró y se acercó a él. Le dió un suave golpe en la mano con la que sujetaba al animal y tiró de el para que empezase a caminar. Annabet se acercó a Ian y Lea para seguir jugando, mientras Lucar iba con Harry, que fingía estar enfadado.
Después de dejarlos en el colegio, fuimos al estudio para seguir grabando el nuevo disco. Cuando llegamos Niall intentaba calmar a James, que no dejaba de llorar.
-Si dejas de llorar te doy un caramelo.- dijo Niall desesperado por que James dejase de llorar.
- Dos caramelos.- dos años y ya sabe negociar.
-Uno y hoy puedes dormir con nosotros.- James se lo pensó para después aceptar.
Y así son todas nuestras mañanas.
Después de recoger a los enanos decidí llevar a Ian y Annabet un rato al parque, para hacer tiempo a que Bianca saliese del trabajo. Me senté en banco de siempre y así poder vigilar a los dos monstruitos.
Cuando Bianca llegó se sentó junto a mí y me dió un beso en la mejilla.
-Hola.- me sonrió.
-Hola. ¿Qué tal en el trabajo?
-Bueno, podría decirse que bien, ya sabes que estamos empezando.
Cuando la dueña de la guardería en la que trabajaban se puso enferma, tuvo que cerrar por lo que Sara y Bianca se ofrecieron a comprarla; y después de un par de reformas la abrieron, clientes no les faltaban, esa guardería era bastante famosa y cuando abrieron volvieron los mismos niños que antes.
Ian vino corriendo al ver que Bianca había llegado, en cambio, Annabet se acercaba tímida y con lentitud. La cogí una vez que estuvo cerca y la senté sobre mis piernas, igual que hizo Bianca con Ian. Le doy un pequeño beso en la nariz a Annabet y ella me abraza acurrucando la cabeza en mi cuello.
El resto de la tarde la pasamos en familia, como solíamos hacer siempre que teníamos las tardes libres.
Cuando llegamos a casa, cada uno se fue a su habitación, mientras yo y Bianca guardábamos lo que habíamos comprado. Cogí un par de galletas que había en la cocina y subí a la habitación de Ian, la que, antes era de Bianca. Dí un par de golpes y entré. Estaba sentado en la cama, en ropa interior y mirando su pijama con odio.
-¡No sé ponérmelo!- le dá una patada tirándolo al suelo y se cruza de brazos, enfadado.
-No te enfades.- lo recogí poniéndolo sobre su cama y dejando las galletas sobre su mesilla.- ¿Te ayudo?
Asintió a la vez que su expresión cambiaba de enfado a alegría. Le puse el pijama de Mikey y sus zapatilla con forma de coche.
-Toma.-le dí un par de galletas.- No manches nada.
Ian asintió mientras mordía una de las galletas y cogía sus juguetes. Salí dejando la puerta de su habitación entreabierta y fuí a la de Annabet, desde que aprendió a escribir, hace poco, es lo único que hace. Tiene como una especie de diario en el que siempre está escribiendo, pero no deja que nadie lo vea, ni siquiera a mi me deja.
Me acerqué a ella y le dí un beso en la mejilla, haciendo que cerrase rápidamente su diario y me mirase sonriendo.
-¿Quieres una galleta?
-Si.- gritó con alegría.
Le dí las dos galletas que había cogido para ella y la abracé. La abracé con todas mis fuerzas.
-Papá, me aplastas. -me reí y me separé de ella.
Abrí la puerta para salir de la habitación y Bianca entró corriendo, se abalanzó sobre Annabet y le dió un abrazo seguido de un beso. No hay quien la entienda, unos días es fría como el hielo y otros no quiere separarse de Annabet. La pequeña, un poco confundida, le devolvió el abrazo y sonrió. Pocas veces Bianca era cariñosa con ella, pero si que ha empezado a tratarla mejor, ya no está siempre enfadada.
Ian entró en la habitación al escuchar los gritos de ayuda de Annabet y frunció el ceño al ver a Bianca tirada sobre Annabet, dándole besos por toda la cara.
-¿Nos unimos?
Miré a Ian y me encogí de hombros.
-Vale.
Los dos corrimos hacia la cama y nos tiramos sobre ellas, pero sin aplastarlas, o al menos yo, por que Ian iba con otras ideas.
Bueeno... La segunda temporada la podéis buscar en mi perfil (me siento una mandona), a parte de esta, es la única que hay, a si que es fácil de encontrar, y nada más. : )
