Capítulo Ocho: ¿Película y Hormonas? Mala combinación...

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Capítulo Ocho: ¿Película y hormonas? Mala combinación.

Ya había pasado un rato desde que entré en su habitación y estaba nerviosa. Después del beso, yo ni le miré a los ojos, tan solo esperé pacientemente a que él me dijera algo, o que hiciera algo. Pero lo único que hacía era estar sentado viendo algo en el ordenador, a lo que yo ni hacía caso pues estaba pensando en el beso…

¿Qué había sido eso? Vale, era un besito normal, ¡bueno normal no! Yo no quería hacer nada, pero él se empecinó y encima… ¿por qué al final le correspondí? Si no llega a ser por que no podía respirar, ¿qué hubiera pasado?

¡Ogg! Llevaba calentándome la cabeza un buen rato y no podía apartar esos pensamientos. ¡Miriam yaaa!

–¡¡Miriam!! ¿Me estás escuchando? –la voz estridente de Daniel me devolvió a la realidad. Me puse roja al mirar a sus ojos, así que aparté el rostro, avergonzada.

–Si, si, ¿qué decías? –me reí de mi propio chiste. Estaba loca, loca de remate. ¿La locura de Daniel era contagiosa? Él suspiró.

–Decía que qué tipo de música te gusta o te pega más. –lo miré sin entender.

–¿Qué?

–¿Es que eres retrasada o qué? –se sentó a mi lado y me señaló la pantalla del ordenador –. Estoy buscando TU canción, pero veo que no te importa… –lo miré desconfiada. Seguro que lo hacía a cambio de algo…

–¡Oye, no me insultes! Es que me has sorprendido, ¿por qué me ayudas? –inquirí atenta a su respuesta.

–Lo hago porque me aburro. Además, quiero hacerte sentir incómoda… –se encogió de hombros. Vale, vale, vale. ¿Qué me había perdido?

–Veamos, cualquiera de Rihanna o de Christina Aguilera… también puedo cantarte la de Adele… ¿qué más? –Daniel me dio una palmada en la espalda y me sobresalté.

–Quiero decir, ¿qué tipo de música quieres cantar para la audición? –preguntó algo impaciente.

–No lo sé, quiero conseguir llegar al alma a los profesores, a Yuuki… quiero entrar en esas clases porque me gusta cantar. –expliqué conforme me daba cuenta de lo que sentía. Le miré a los ojos y luego asentí –. Es como cuando tú actúas. Te gusta, ¿verdad? Pues para mi, tu actuación es mi canto… Es simple –. Silencio –. ¿Qué canción puede trasmitir esos sentimientos? –pregunté sabiendo que no me diría ninguna.

Observé su reacción, sin quererlo, me había acercado mucho a él, pero claro, Daniel no hacía nada por alejarme, y eso, sorprendentemente, me gustó. ¿¿¡¡Miriam!!??

Daniel me miró extrañamente para luego carraspear y volver al ordenador.

–Te ayudaré a encontrar esa canción, pero debes cumplir mi orden. –sonreí a sus espaldas y me levanté para mirar la pantalla.

–¿Qué orden? –Daniel giró su silla y sonrió de medio lado.

–No volverás a quedar con Alex, ¿entendido?

Ya sabía yo que no hacía nada gratis… No podía ser así de bondadoso.

–¿Y eso por qué? –pregunto enfadada. Ya empezamos. Nos llevamos un rato bien y luego dos horas mal. Que rollo.

–Porque lo digo yo. –sentenció echándose hacia delante. Con ese gesto, se ponía a mi altura.

Recordé el beso y volví mi cabeza a otra dirección. ¿Qué te pasa Miriam? Venga, es solo el Daniel tonto y cabrón de siempre, déjate de niñerías. Éste lo notó y sonrió como un lobo.

–¿Qué te pasa, Miriam? –susurró cerca de mi oído. Unos escalofríos de placer me recorrieron la espalda y me sentí mal.

–Na-nada. Es solo que hace mucho calor en tu cuarto. ¿Puedes bajar la temperatura? –Daniel enarcó una ceja y luego empezó bajarme la cremallera de la chaqueta del chándal –. ¿¡Oye, pero qué haces!?

–Si te quitas esto tendrás menos calor, ¿no? –sugirió terminando de quitármela –. Eres una mal pensada.

–¡Contigo nunca se sabe! –le eché en cara. Dejé la prenda encima de la cama y me puse a buscar con él, la canción, sin decirle que acataba la orden.

Conviviendo con la Mentira © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora