Capítulo Treinta y seis: ...ha...

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Autora: ¡Hola queridos lectores! Siento mucho la espera, pero ya tenéis este capítulo ^-^ En esta ocasión, está narrado por Elisa y Lidia (ésta última con menos protagonismo, pero era para que supiérais ciertas cosillas) ¡Ah!, muchísimas gracias por los votos, los comentarios y las visitas, ¡me animáis un montón! Sin más, ¡disfrutad! =D

Capítulo Treinta y seis: …ha...

Elisa

Jueves 18, 17:15 pm

El sonido de mis altos tacones resonaba por el largo pasillo de la empresa haciendo que todos se voltearan para mirarme. Me sentía tan pero que tan bien que una sonrisa se me escapaba de los labios —sin tener que fingirla, para variar —. Me dirigía a mi camerino después de haber rodado durante dos horas, con paso firme y demasiado contenta. Sin embargo, un asunto requería mi atención y se trataba de Carmelo… Era hora de llevar a cabo “eso” y con urgencia. Pensé en el atípico sueño que me rondó esta madrugada y luego sonreí para mis adentros. Era tan raro que ahora, justo el día en que tendría mucha más fama que cualquier otra mujer del continente, se diera otra cosa que me encantaría presenciar. Y esa cosa era ver la cara de desilusión de Lidia, la vergüenza de Luis y Miriam y la crispación en el rostro de Daniel… De solo pensarlo me relamía los labios. Además, esto no solo era por diversión —que en parte si lo era—, sino para que los pobretones se largaran de esa gran mansión que no les pertenecía. Me daba rabia pensar que esas cucarachas se creían algo por aprovecharse del que era mi novio. Bueno, a los ojos de los demás, él sigue siendo mi novio, pero claro, en realidad solo fingíamos. Fruncí el ceño al pensar de nuevo en eso. Daniel no me quería, tan solo le era un impedimento para que él pudiera estar con la tonta de Miriam, por eso me había propuesto el chafarle todo, para que sintiera el dolor y la pérdida de alguien que amaba. Aunque no haré daño a Miriam —bastante tengo ya con haber matado a dos productores y a la hija de uno de ellos —, para que la santurrona cayera en mis redes. No, ya me había rebajado lo suficiente, por lo que me divertiría con ella fastidiándole la vida. A veces, es mejor dejarlos vivir y que sientan la crueldad del mundo en sus carnes, pues morir es demasiado fácil y soso. Por suerte, esta vez me estaba resultando divertido amargarles la existencia a Daniel y a su perdedora novia.

Al principio, cuando supe que ella era pobre, pensé en chantajearla con contarle la verdad a su amado Daniel, pero como supe que él ya lo sabía desde un principio, tuve que ingeniármelas e incluso instalar cámaras para pillarlos desprevenidos. Suerte que todo me salió de escándalo y Carmelo hizo los deberes… La vez en que le pedí que desordenara la habitación de Miriam casi le dio algo, pero lo hizo sin titubear, con la ayuda de Sarita. A esa idiota también me convenía tenerla contenta para que no diera problemas. Reconozco que era buena actriz… Pues cuando encontró a Ren junto con Alex en la casa del antiguo empleado ese, parecía que de verdad no se esperaba encontrar lo que vio. Aunque en verdad lo supiera todo pues Carmelo se lo contó con pelos y señales. Por ende, Sarita no sabía para quien trabajaba, por lo que eso me beneficiaba considerablemente. Solo recibía una suma generosa de dinero mensualmente y ya la tenía cogida… Sin embargo, ese intento de actriz moriría antes de que pudiera recibir más dinero. Si… el dinero lo mueve todo, sin embargo, mi principal motor no es el dinero, sino la fama. Sin fama, ¿qué haría? Necesitaba ser el centro de atención, que me dirigieran la palabra con respeto, ser la mejor en lo mío… y lo había conseguido. Aunque el inicio fuera un tanto amargo, he de reconocer.

Me mordí el labio inferior con fuerza y supe que me había hecho sangre. No me importó, de solo recordar mi pasado me dolía la cabeza y me ponía de mal humor. A veces, cuando estaba a solas y me sentía desdichada, me decía que era la mejor actriz del momento, una sensación pelirroja que alcanzó la cima en poco tiempo, y eso era lo que había querido, un ascenso rápido al estrellato. Y no me importaba el medio que tuviera que emplear, así me prostituyera cual ramera…

Conviviendo con la Mentira © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora