Capítulo Veintiséis: Adiós a las vacaciones.

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Capítulo Veintiséis: Adiós a las vacaciones…

Daniel había pasado a mi lado para luego entrar en mi habitación sin permiso. Lo miré con el ceño permanentemente fruncido pensando en lo que me diría este hombre de Dios. Luego eché un vistazo hacia atrás para verificar que nadie nos veía y posteriormente entré siguiendo a Daniel y cerré la puerta. Me di la vuelta y allí lo vi, de nuevo con su pose de amo y señor, con los brazos cruzados y esa expresión altanera de siempre. Suspiré pensando que todo esto se lo estaba tomando como un juego, pero luego me percaté de que estaba algo ojeroso y también señalado por todas partes.

Como si me hubiera leído la mente, se quitó esas gafas gruesas y estúpidas y se entalló el puente de la nariz, agotado. Pude ver en toda su plenitud el morado que adornaba su ojo izquierdo y el labio superior partido. Tenía una tirita en la mejilla derecha y, en definitiva, daba pena. ¡Dios sabía lo que habrían hecho en la madrugada esos dos! Inconscientemente me estaba acercando a él y detuve mis piernas de inmediato. ¿Qué me pasaba? ¡Para de una vez Miriam! Tú eres fuerte, ¿o no? Bien, pues dile a tu enamorada interior que pare el carro, debemos estar seguras de todo, ¿si?

Genial, ahora hablo conmigo misma, estoy peor de lo que pensaba… Daniel carraspeó y me miró intensamente, esto hizo que saliera de mis cavilaciones de golpe.

   —Miriam, sé que no me perdonarás tan fácilmente por lo que te hice… —hizo una pausa larga para respirar hondo. Yo permanecía atenta a sus palabras, inquieta y nerviosa. ¿Ahora se iba a disculpar? —. Pero debes creerme si te digo que me separé de ti por un buen motivo. —esperé pacientemente a que me lo dijera, como no continuaba, intervine.

   —¿Ajá? ¿Cuál es ese motivo si se puede saber? —pregunté nerviosa. Mi estúpida cabecita estaba dando saltitos de alegría. ¡Ya! De repente, Daniel se acercó a mí y me cogió las manos. Ese contacto me descolocó por completo, pero no me dejé llevar por la situación, me alejé de inmediato y reconocí la culpabilidad en su bello rostro.

   —¿Te acuerdas del periodista que te asaltó en noche buena? —inquirió. Asentí, ¿cómo no recordarlo? Tenía pesadillas por su culpa constantemente —. Pues, él trabajaba para Elisa.

   —¿Qué? ¿Cómo? —me llevé las manos a la cabeza intentando retener esa información. Por eso… ella me dio el beso… me retó a que dejara a Daniel. ¿Pero qué tiene que ver ella en todo esto? Agrandé los ojos al comprender su pérfido plan…

   —Ella me ha espiado durante todo un año, el que llevamos saliendo, y conoce todos mis secretos. Incluso que tú y yo… bueno, ya sabes. —advertí un cierto sonrojo, pero yo solo escuchaba sus palabras. Estaba lo suficientemente aturdida como para que eso no me importara en estos momentos —. Y tiene las fotos que ese tipo te mostró, las que le arrebaté de la cámara que portaba el día que le di una paliza. Bueno, el punto es que…

   —Elisa te ha chantajeado por algún motivo que desconozco. ¿Tan perversa es? ¿Por qué quiere tu desgracia? —él abrió la boca y luego la cerró. Pensó por un momento lo que iba a decir y continuó.

   —Porque sabía que la iba a dejar por ti. Sabía que yo estaba enamorado de ti y la dejaría sin más, y ella busca poder, no puede permitirse un abandono que la marque para siempre en el mundo de los famosos. O eso creo, porque no entiendo realmente sus motivos para tratarme así. El caso es que he estado saliendo con una serpiente embaucadora todo un año y no me he dado cuenta hasta ahora de que estaba actuando. Por eso me siento… ¡siento impotencia porque por su culpa te tuve que dejar sin más! Sé que te hice daño, por eso lo siento. De verdad que no podría sentirme más desgraciado. Tengo que fingir cariño hacia alguien que odio y, para colmo, no podía decirte nada porque sino esas fotos entre tú y yo saldrían a la luz. —hizo una pausa para cerrar los ojos y calmarse.

Conviviendo con la Mentira © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora