Capítulo Veinticinco: Familia, Daniel es Ren...

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Capítulo Veinticinco: Familia, Daniel es Ren...

                                     

8:23 h del día 1 de Enero de 2013. Mansión de Lidia.

 

Miriam

Observé nerviosa y, sobretodo, muy asustada, a los presentes. Me encontraba sentada en el gran tresillo con Daniel y Alex a mis lados, cada uno tenía la cara como un poema y ninguno había hablado ni conmigo, ni con los demás. Enfrente de nosotros, sentada en una silla, se encontraba Lidia cruzada de brazos con sus ojos fijos en Daniel—debería decir Ren —, aunque alternaba la mirada entre su hijo y su sobrino, también me había lanzado alguna que otra mirada culpable a mí. Mi padre estaba de pie, detrás de Lidia y se había llevado las manos a la cabeza, trataba de no mirarme, pero sus ojos delataban tanta intriga como si viera una película de suspense. Pensé que no se enteraba de nada, al igual que Lidia…

Los padres de Alex también se encontraban en la sala, aunque estos demostraron más claramente signos de aparente descontento hacia su hijo.

Os estaréis preguntando, “¿qué ha pasado aquí?” Pues, demasiadas cosas como para poder contároslas en este párrafo, pero os lo resumiré más o menos…

“Después de que yo me fuera a mi habitación, me quedé dormida en el suelo aproximadamente tres horas hasta que oí un grito procedente de una de las empleadas de la mansión, quien se oía en el salón principal, y me desperté alarmada. Luego, me puse lo primero que pillé y bajé las escaleras a toda pastilla. Me encontré a Sarita —así es como se llama una de las tantas limpiadoras de la mansión—, con cara de asombro y terror, con sus manos en la cara… La cogí de las manos y le pregunté seriamente qué estaba pasando, cuando me lo contó todo... Me dijo que algo horrible había pasado en la antigua casa de Andrés y tironeó de mi, corriendo hasta salir fuera dirigiéndome a la casita de anoche, la cual — ahora que se veía más claro—, sabía que no era tan pequeña como aparentaba. Nos detuvimos en la puerta entreabierta, claramente Sarita estaba limpiándola cuando vio tan horrible escena... tragué saliva sonoramente. ¿Y si se habían matado? ¡Oh por Dios! No podría imaginar una cosa así… Con los ojos llorosos, me asomé a la puerta y vi, con cierto alivio, que Daniel se había quedado dormido encima de la cama —con un aspecto horrible — y que ahora se estaba despertando a causa del grito que escapó de mi boca al ver que Alex estaba atado semidesnudo a una silla —y creo que medio o totalmente inconsciente—.

Miré alternativamente la escena y a Sarita, quien no daba crédito a lo que sus ojos veían. Ésta me miró preocupada y extrañada y me dijo:

   —¿Qué hace Ren exactamente aquí? —su cara estaba sonrojada, y es que Sarita era una chica de casi treinta años que adoraba a Ren. ¡Lo que faltaba!, que se descubriera su secreto. ¿Cómo ha podido ser tan tonto para que lo pillen de esta forma? ¿Y qué habrían hecho cuando me fui? Eso fue lo que pensé en ese momento, pero la verdad es que no sabía qué contestar.

Pronto, oí pasos acercarse y vi que era Lidia, vestida con una bata verde esmeralda y con aspecto desaliñado, aunque seguía portando esa belleza suya. Intenté persuadirla para que se marchara, pero al final terminó viendo la escena y yo no sabía qué hacer. Y, por si no lo recordáis, tengo dolor de cabeza por culpa del santo vino ese que me dio Alex anoche. Y cuando Lidia gritó cerca de mi, casi explota mi cerebro. Daniel se terminó de despertar y nos miraba entre confuso y somnoliento.”

Conviviendo con la Mentira © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora