El color de la inocencia

Door LinaAcaria

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James ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejant... Meer

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PEQUEÑA JADE
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Door LinaAcaria

Enfrentarse.

—¿Recibiste otra de esas?

Pey se recarga sobre el casillero que está a un lado del mío y observa la notita color azul que tengo entre mis dedos.

—Ya van catorce —le digo con desinterés guardandola entre mis libros.

Cierro el casillero y camino hacia la clase que me toca. Siento los pasos de Peyton tras de mi pero no quiero tener que confrontarla así que camino rápido.

—¡Jade! —chilla siguiéndome pero ya es tarde. Me he metido en la clase.

Ni siquiera quiero mirar hacia la puerta porque sé que me está mirando. Tomo asiento y mantengo la vista en el pizarrón. El profesor ya está en la sala y los demás alumnos apenas comienzan a entrar.

Sé lo mal que está comportarme como lo estoy haciendo pero simplemente no lo puedo evitar.

—¿Te encuentras bien? —pregunta Lisa en un susurro.

Me preguntó que tan mal me veo como para preocupar a alguien con quién casi no hablo.

Asiento con la cabeza sin mirarla.

Ni siquiera oigo lo que sale de la boca del maestro. No puedo concentrarme, no puedo hacer absolutamente nada, estoy cansada. Tengo un vacío en el estómago que parece un agujero que me está consumiendo.

Estoy destrozada.

Duele hablar, duele pensar, duele llorar y me duele hasta comer. Ni siquiera puedo explicarlo.

Hace una semana no puedo mantener una conversación con Peyton porque me da miedo hablar sobre lo que pienso. Tampoco hablo con papá porque me duele mirarlo a la cara. Ya casi ni siquiera cruzo miradas con Elizabeth porque todo lo que hago es encerrarme en mi habitación.
Tampoco tengo a Ethan porque tuvo que volver a su casa, ni siquiera pude hablarlo con el.

Exactamente una semana que estoy con la cabeza en cualquier lugar.
Después de hablar con Colton, todo quedó en blanco. Es como si quisiera ignorar lo que escuche, lo que pienso y sospecho. Cómo si pensará que hablándolo en voz alta ya no hay oportunidad para que sea mentira.

No puede ser verdad, no quiero que lo sea, no merezco esto y mi padre tampoco.

¡No lo entiendo!

Quiero buscar una explicación lógica, necesito encontrarla y saber que la situación no es peor de lo que ya es.

Por favor... Lo necesito...

—Vega.

Alzó la vista, no me di cuenta lo perdida que he estado. El profesor de biología, que recién ahora noto que está con un libro en la mano, quita sus lentes y me analiza con cara de pocos amigos.

—Lo siento —murmuro apenada.

—Aguarde afuera Vega, por favor.

Muerdo mi labio inferior avergonzada, jamás me ha llamado la atención un profesor, quiero desaparecer, definitivamente.

Tomo mis cosas con la cara probablemente roja, y salgo de la clase. A unos cuantos metros del aula hay un banquito de madera que utilizan por lo general los padres cuando vienen por sus hijos. Apoyo mis libros y me dejó caer rendida.

En esta etapa de mi vida cualquier excusa es válida para largarme a llorar y desde luego que me saquen de clase es una muy buena.

Saco un pañuelito de la bolsita que tengo entre mis libros y me sorbo la nariz.

—¡El empezó!

—¡Maldito cobarde mentiroso!

Doy un respingo en el asiento y alzó la vista hacia el aula de dónde provenían los gritos. A unos metros de mi, los alumnos y el profesor separan a dos chicos que están liandose a golpes.

—¡Robinson, ya basta! ¡Te vienes conmigo!

El profesor a cargo toma a uno de los chicos del uniforme y lo separa del otro. El otro alumno es retenido por otros dos chicos que intentan calmarlo.

—Señor Jackson, cuando vuelva vendré por usted y hablaremos seriamente, esto pone muy en juego su beca.

Al decir esto el instructor se va con el chico hacia la dirección. El otro se sacude librandose de sus compañeros y sale de la sala azotando la puerta. Los demás al segundo comienzan a cuchichear.

El chico frente a mi ni siquiera me nota y se deja caer a mi lado en la banca. Su acelerada respiración me pone algo nerviosa y deseo preguntarle cómo está pero me da miedo hacerlo. El está muy alterado.

Tira hacia atrás su cabello sacando los rizos que tapan su cara, cuando lo observó bien recuerdo haberlo visto antes. El día que Peyton me lo señaló en la cafetería, es el moreno cuya novia me miraba horriblemente.

El pasa sus manos por su rostro frustrado y suelta un quejido cuando nota que su nariz sangra.

Al parecer hoy no solo es un día horrible para mí.

Arrugó un pañuelito limpio entre mis dedos y se lo tiendo. Los ojos verdes del moreno caen en mi mano y lo toma limpiando su nariz, reteniendo el papel en sus fosas nasales con una de sus manos.

—Gracias —dice con la voz ronca.

Por primera vez alza sus ojos a mi rostro y no podría asegurarlo pero creo haber distinguido un color rosado en sus morenas mejillas.

—No hay porque —contesto— ¿Te encuentras bien?

Sonrío para crear un clima amigable pero el parece algo nervioso.

—Si.

Pestañeo esperando que diga algo más pero no es así, en cambio voltea su cara y queda rígido en su lugar, como evitandome.

Definitivamente está nervioso porque ni siquiera nota que no está teniendo del todo bien el papel y comienza a caer un hilillo de sangre.

Tomo otro pañuelo y me acerco a el llamando su atención. El chico pone su espalda recta de golpe y sus ojos caen sobre mis rodillas que rozan las suyas.

—Dejame que te ayude —lo tranquilizo.

Sé lo malo que es cuando eres muy tímido y te pones nervioso muy rápido. Sufrí de ello más veces de las que me gustaría.

Tomo con mi mano derecha el rostro del moreno y limpio con la mano libre su rostro. Al terminar corto un pedacito del pañuelito descartable y lo pongo en su nariz.

No puedo evitar reír por la situación y el también lo hace.

—Es un poco incómodo pero te servirá para no desangrarte —bromeo.

—Lamento el desastre —dice tomando el pañuelito sucio de mis manos. —No es para nada una situación ideal para conocer una chica como tú.

Me río bajito.

—¿Una chica como yo?

Me alejo de él para prestarle mejor atención.

—Si, no lo sé —hace un mueca—, pareces una niña muy delicada, casi como si fueras de cristal y estás aquí limpiando un desastre que debe resultarte asqueroso.

En algo tiene razón, no seré de cristal pero en este momento de mi vida me siento así, temo romperme por cualquier estupidez.

—Las apariencias engañan —digo recargando mi codo sobre mis piernas y mi cara sobre mi mano observándolo de costado—, y definitivamente no me da asco serle de ayuda a alguien más.

El chico sonríe y quita el papel de su nariz, ya no sangra. Tira todo en la basura que hay a un lado nuestro y voltea nuevamente hacia mi.

—Soy Aidan —estira su mano y yo la estrecho sonriendo.

—Y yo Jade.

Aidan roza con su pulgar mis dedos causandome un agradable escalofrío.
Mis ojos bajan a sus gruesos dedos y me tengo que alejar y ponerme de pie porque me encuentro pensando cosas que no debo.

El timbre suena y de mi clase sale el profesor, este me hace una seña con la barbilla y sé que tengo que ir con el.

—Debo irme —digo a Aidan y antes que pueda contestar corro hacia la sala.

Los demás alumnos ya se han ido y el profesor me espera ansioso parado frente al escritorio.

—Antes de que me diga algo, enserio lamento mi comportamiento, yo no soy así y—

—Lo se Vega, sé la clase de alumna que es. No estoy aquí para regañarla. Si le pedí que saliera de la clase fue porque pensé que necesitaba estar sola.

—Oh...

—Solo quiero recordarle que en la institución hay una persona especializada a la que usted puede recurrir a contarle sus problemas.

—Le agradezco mucho pero no necesito hablar con nadie.

—Todos necesitamos hablar con alguien cuando no nos encontramos bien señorita Vega. Pero respeto su desicion, quizás solo necesite encontrar la persona correcta.

Asiento sin saber que más decir.

—Solo no descuide sus notas, es una alumna exelente. No sé que es lo que está pasando en su cabeza pero puedo asegurarle que pasará.

Intento forzar una sonrisa amable y me despido del profesor antes de largarme a llorar como un bebé.

Ya han salido todos del establecimiento, solo quedó yo y mi soledad.

Peyton siempre espera que salga de mi clase para así ir hacia la puerta juntas, pero está vez no fue así. Me gustaría decir que estoy sorprendida pero para nada lo estoy, me he portado como una tonta durante varios días, en algún momento ella iba a cansarse.

Espero desganada delante del portón eléctrico que el hombre de seguridad lo habrá para mí. Cuando lo hace lo saludo amablemente y salgo encontrándome a Elizabeth mirando su reloj de mano con el ceño fruncido.

—¿Dejaste a papá solo? —pregunto al llegar a su lado.

Elizabeth se asusta por mi repentino acercamiento y se toma el pecho preocupada.

—¡Pensé que te habías ido sola! No me dejaron entrar porque no soy familiar de ningún alumno del establecimiento ¡me preocupe tanto!

—Estoy bien —digo sin más.

—¿No te da gusto que haya venido por ti, verdad?

Mi corazón se rompe un poco al ver que el rostro de Eli cambia drásticamente y parece afligida. Sé que las ojeras debajo de sus ojos son por mi culpa y la de papá, ella no ha echo nada más que estar pendiente de nosotros y yo le pago con malas caras y contestaciones vacías.

Acorto los centímetros que nos separan y la abrazo, el cálido recuerdo de cuando Eli cuidaba de mi de niña me invadió de repente. Ella nunca cambio su perfume, es la misma fragancia dulce que sentía de pequeña.

—Te necesito —murmuro con un nudo en la garganta.

No puedo evitar largarme a llorar desconsoladamente. Aquí frente al instituto, ahora.

—Lo sé, por eso estoy aquí.

Las palabras de Eli son una caricia para mí pobre y dañado corazón.

—La-amento mu-mucho como me h-he comportado —suelto entre sollozos.

Siento como acaricia mi cabello con calma y después de varios minutos intento tranquilizarme.

Me distancio de Eli y tomo un pañuelito de mi bolso para sonarme la nariz.

—¿Has comido algo? —pregunta sobándome la espalda.

Niego limpiando lo húmedo de mi rostro. Eli pasa su brazo por mis hombros y así me indico el camino hacia una cafetería cercana al instituto.

—¿Qué quieres que pida? —pregunta abriendo el cierre de su billetera.

—No lo sé —digo encogiendome de hombros, ha decir verdad no tengo mucho apetito pero no quiero llevarle la contraria.

Eli me dedica una sonrisa comprensiva y me pide que aguarde en las mesitas dentro del lugar mientras ella pide algo para las dos.

Elijo una mesa al lado de la ventana y tomo asiento. No sé si he estado tan distraída que no he notado que el día está horrible o si se ha puesto el cielo así en estos últimos diez minutos pero parece estar a punto de caerse.

Elizabeth se sienta frente a mi, sin embargo no volteo a verla. Concentro mi vista en los nubarrones grises que se forman sobre nosotros y solo puedo pensar una sola cosa;

mamá odiaba los días grises.

—¿Por qué nunca he echo esto con ella? —suelto con rabia volteando hacia Elizabeth. Ella alza sus cejas sorprendida por mi repentino comentario—, digo, lo entiendo, trabajas y tienes muchas cosas que hacer pero ¿por qué? ¿Por qué no dedicarle siquiera diez minutos a tu hija?

Eli abre la boca pero se ve en la obligación de cerrarla cuando el camarero llega con unos jugos y unos tostados de jamón y queso. Ni siquiera puedo pensar en tragar algo.

Ella agradece y cuando el chico se va vuelve su atención a mi. Su mano pasa por encima de la mesa y rodea la mía que está cerrada en un puño.

—Pequeña... a veces... a veces es muy difícil comprender que los padres también comeremos errores y—

Una risa triste se escapa de mi garganta.

—El único error que cometió Clara en su vida fue formar parte de una familia que la volvió miserable —suelto con rabia.

—¿Cómo puedes decir algo así Jade? Tú madre hizo las cosas mal pero eso no quiere decir que no haya sido feliz al lado de Edward y de ti.

—Creo que después de todo no eran tan amigas como creías porque Clara definitivamente no estaba feliz y si así lo fuera ¡¿Por qué se marchó?!

Mi labio inferior tiembla y las lágrimas comienzan a botar nuevamente de mis ojos. Me odio por estar llorando por su culpa. Esa mujer ni siquiera merece mi llanto.

—Jade...

—No lo entiendes Eli... cada cosa—corro mi mano de la suya y limpio mi rostro— cada cosa en la que enfoco mi mente me lleva a ella, me lleva a preguntarme que es lo que hice para que no me quiera. No hay un día de mi vida desde que tengo memoria que no me pregunte "¿Por qué mi madre no me acepta?"

Mi voz se quiebra y tengo que esconder mi cara entre mis manos sin poder detener el llanto.

—Todo va a estar bien, lo prometo...

Niego aún con mi rostro escondido.

—Todo empeora Eli, nada va a estar bien...

—¿Por qué dices eso?

Al ver que no respondo Eli se estira y me obliga a mirarla. Al hacerlo noto que ella también está llorisqueando.

—Nada encaja en esto Eli... hasta un ciego notaría que en las fotos familiares mi madre nunca quiso pertenecer aquí... ¿Entonces por qué se casó con papá? ¿Que la obligó a hacerlo?

—No comprendo quien a metido esas ideas a tu cabeza Jade.

Froto mi cara con cólera.
Tengo que afrontarlo lo quiera o no.

—La familia de papá es católica, el no podía tener relaciones antes de casarse.

—¿Y eso a que viene?

Elizabeth me observa con las cejas arqueadas esperando que abra la boca y diga lo que he estado tratando de ignorar hace días.

—Mis padres... ellos se casaron en febrero del mismo año en que nací... Clara debía estar de tres meses cuando dió el si en el altar.

Elizabeth pasa su mano izquierda por su frente nerviosa, tratando de comprender lo que acabo de decir.

—No entiendo cual es tu punto... eso no es algo exacto... Tus padres eran jóvenes, quizás no quisieron esperar a la noche de bodas...

—Papá no es así —niego repetidas veces—, lo conozco y el jamás lleva la contra, no faltaría el respeto con costumbres de su familia.

Eli me mira sin saber que decir. Su rostro delata lo perdida que está en este momento.

—Jade, dime qué es exactamente lo que esta cruzando por tu cabeza.

Mi barbilla tiembla y mi pecho se contrae dolorosamente, se me corta el aire y estoy intentando no soltar lágrimas de nuevo pero aún así digo en voz alta lo que temo;

—Edward no es mi padre biológico...

Aparezco para actualizar porque las quiero y todavía estoy reparando el haber desaparecido tanto tiempo. Lamento si mis capitulos están "aburridos" J&J en el próximo capítulo tendrán de ellos ♥️

Espero que comenten que les pareció así por lo menos siento que todavía hay lectoras que se quedaron conmigo y mi esfuerzo no es en vano.

Adiós ❣️

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