El color de la inocencia

54.

A veces todo está bien.

Por un segundo James me mira como si quisiera saltar sobre mi y arrancarme su playera pero termina haciendo todo lo contrario.

—No es el momento —se queja con el ceño fruncido.

El suelta mis muñecas y desaparece en su habitación.

En mis mejillas se concentra todo el calor de mi cuerpo, no sé si lo que siento es rabia o tristeza pero está vez el culpable es James.

—¿Y cuándo sería el momento? —chillo desde la cocina.

James ni siquiera se digna a responder. Todo lo que suena en el departamento es la lluvia golpeando contra la puerta de vidrio del balcón, no ha parado de llover ni un segundo en todo el día.

—No quiero discutir contigo —gruño al verme entrar en su habitación.

—Yo si.

James toma algo de su ropa y amaga para salir de la habitación pero me pongo frente a el.

Claro que el no va a ignorarme

—Jade —alarga mi nombre pasando su mano por su rostro hastiado—, hace cuatro meses no podías hablarme sin tartamudear y ahora estás aquí haciéndome una escena ¿por qué? ¿por qué no quiero follar?

—¡No es eso!

Mis mejillas arden, estoy muy segura que mi cara está roja como un tómate.

—¿Y entonces qué es?

—¡Me enoja que cambies tanto de parecer!

—No sé de que estás hablando Jade —gruñó pasando de mi y saliendo de la habitación.

—De nosotros...

James para en seco en la puerta del baño y voltea para observarme tras de él.

—Jade pensé que había sido muy claro—

—¡Nunca eres claro! —levanto la voz—, primero me buscas todo el tiempo, después desapareces, vuelves, te busco yo y me alejas ¡¿Qué es lo que está mal contigo?!

—Lo lamento —dice con la voz ronca. El intenta cerrar la puerta del baño pero meto mi mano en medio.

—¡No lo lamentes, explícame que es lo que te pasa!

—Jade... —murmura casi en una súplica.

—Ya deja de querer engañarte a ti mismo...

El se aleja de la puerta y me deja el paso libre para entrar.

—Si estoy tratando de engañarme a mi mismo es para no mentirte a ti. No voy a actuar como si fueramos algo porque no puedo sostenerlo ¿Entiendes?

—No enrealidad —niego aferrandome a su playera.

James suspira pesadamente y segundos después me envuelve en un abrazo.

—En unos días me voy otra vez y no sé cuando volveré. No quiero lastimarte niña, no quiero actuar como tú novio hoy si sé que no estaré mañana —confeso—. Tú necesitas alguien que esté para ti, ese no podría ser yo.

—¿Y que estás haciendo en este momento?

Silencio.

Alzo mi vista para darle un beso pero el corre levemente su rostro.

—No quiero ser otro motivo en tu vida para que estés triste.

—Lo serás si me alejas de ti.