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Pánico en la disco. 2/2

Jamás pensé sentirme así. Siquiera sabía que alguien pudiera sentirse tan plena en este estado.

Me siento eléctrica y ansiosa, aún no comprendo si el tiempo pasa muy lento o demasiado rápido. Mi cabeza parece tener colores dentro y al alzar mis manos al bailar tengo la sensación de llegar a tocar las nubes del cielo.

Nada puede sacarme de la burbuja en la que me encuentro, ni siquiera el echo de haber perdido a James y Gabe en el medio del lugar. Estoy demasiado encantada como para preocuparme.

Me he dejado llevar por la multitud y no puedo parar de bailar, ni siquiera estoy enviando órdenes a mi cabeza, solo estoy siguiendo el ritmo de esto.

¿Por qué nadie me dijo que salir se sentía de esta manera?

Estoy tan relajado que siquiera me inquieto a la hora de sentir unas manos rodearme desde atrás. Aún continuo bailando y hasta me atrevo a posar mis manos sobre las de esa persona.

Puedo sentir la suavidad de su piel y sus delicadas y largas uñas.

—¿Por qué estás tan sola? —pregunta en mi oído y sé de inmediato de quién se trata.

—Ya no lo estoy.

Observo a Leti sobre mi hombro y la atraigo  más a mi tirando de sus brazos. Ella no se opone a la hora de bailar junto a mi.

Sus manos viajan de forma descarada por todo mi cuerpo y no puedo negarme. Las sensaciones que tengo dentro no se describen fácilmente.

Se siente como volar tocando el suelo.

Leti me obliga a voltear y me atrae de la cintura pegando sus pechos a los míos. Jamás he tenido a una mujer tan cerca y mentiría si dijera que no me sorprende lo agradable que se siente.

Al verla de cerca distingo aún en la oscuridad las pecas adornando su pequeña nariz y la forma insinuante con la que me miran sus achinados ojos verdes.

No disimulo al verla de pies a cabeza, ahora que no hay una barra entre nosotras, noto que solo lleva un chaleco negro sin nada debajo, y un pantalón muy ajustado del mismo color. Un moño decora su cuello y su cabello naranja está amarrado en una colita alta y lisa.

Ella nota que la observo y lleva una de sus manos a mi nuca, su tacto es suave y se siente para mí sopresa, demasiado cómodo.

No sé el porque de mi accionar, ni tampoco analizo tanto la situación a la hora de tomar a Leti por sus mejillas y besarla.

De todos modos ella iba a hacerlo.

Leti toma el control y juega con su lengua en mi boca de forma lenta y sensual.

Me cuesta reprimir una sonrisa cuando separamos nuestras bocas. Ella tiene sabor dulce en los labios.

Sus ojos sostienen los míos juguetones cuando cuela su pierna entre las mías rozandome provocadoramente.

Me quedo expectante, pensando que va a volver a besarme, me ha dejado algo atontada a decir verdad. Para mí sorpresa ella se aleja.

La veo caminar hasta una mesa con varias mujeres sentadas alrededor. La han estado llamando.

Yo también me acerco, solo por simple curiosidad. Al llegar a su lado arrugo mis cejas.

Alcohol y una bandeja llena de líneas llama decoran el centro de la mesa. Una de las mujeres toma un billete y lo enrolla para luego acercarse al polvo blanco. Leti se hace lugar junto a ella.

El color de la inocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora