39.

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Jade está ebria.

Encerrada en el baño con la música retumbando en mis oídos. La cabeza me da vueltas y recién ahora me preguntó en que momento ví esto como una buena idea.

Intento contar con los dedos cuantas tapitas de vodka tomé pero no logro hacerlo y pierdo la cuenta después de las trece. Creo que estoy un poco ebria.

Dejo de recargarme en la puerta y me acerco al espejo del baño. Sonrió sin ningún motivo frente a mi reflejo, quizás realmente este un poco ebria pero no voy a pensar mucho en eso.

No puedo parar de mirarme y reír, es la primera vez en la noche que observó como estoy. Peyton había insistido en maquillarme y arreglar mi cabello y la había dejado después de tanta insistencia y la verdad es que me encantaba. Por lo menos ahora que me miraba frente al espejo. Pasó mis manos por mi cuerpo, el vestido se ajusta en mi cintura y caderas. Me siento sexy y no siendo vergüenza ante eso.

Alguien golpea la puerta con insistencia y salgo tan rápido como puedo llevándome un empujón por parte de una chica que entra corriendo con su mano en la boca y se aferra al retrete.

Hago una mueca de asco y cierro la puerta para que nadie más vea a la pobre chica.

Camino por la casa buscando a Peyton entre las personas pero termino varada en la cocina sin éxito.

—¿No te estás divirtiendo?—Gritan en mi oído a causa de lo alto de la música.

Volteo a verle y lo examino descaradamente.

Pelo negro azabache, ojos azules, tatuaje en el cuello, argolla en la nariz. Se me hacía parecido a alguien pero no me daba cuenta a quien...

—Estoy buscando a mi amiga—Le cuento.

Él sonríe y toma una botella de la mesada.

—No sé dónde está tu amiga pero me encontraste a mi.

Sirve dos vasos y me ofrece uno. Lo acepto sin pensarlo mucho y me voy con él cuando me tiende su mano.

No parece una mala idea.

                                 •

Volteo en la cama y atiendo el celular con fatiga.

—¿Hooola?—Gritó en mi oído la persona del otro lado sin esperar que conteste. El sonido de la música tras su voz se me hacia sumamente molesto—, ¿papi? ¿Es el número correcto? Papá teeeeengo un problema.

Fruncí el ceño viendo la pantalla del móvil, no tenía agendando ese número.

La persona del otro lado chillaba o quizás estaba ¿Cantando? Mientras intentaba explicarme su "problema".

—¿Quién mierda habla?—Respondí con mi peor ánimo.

—Tu no eres mi papá—Se quejó—, ¿Por qué tienes el móvil de mi papi?

Observé el teléfono a punto de cortar ya fastidiado, pero la dueña de la voz volvió hablar.

—Aunque tienes una voz muy linda—Se rió escandalosamente—, se parece a la de mi vecino.

La chica volvió a reír y corto.

Me senté en la cama confundido. ¿Vecino? ¿Cuántas posibilidades hay de que...?

Me levanté de un brinco de la cama y mire la hora. 04:36 AM. Marqué de inmediato el número del que me había llamado y después de insistir unas cuantas veces ella atendió.

—¿Jade?

—¿Ssssi?—Arrastró su voz—¿Quién me llama?

—Jade, soy yo niña—

El color de la inocenciaDär berättelser lever. Upptäck nu