7.

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¿Que hicimos?

Miré confundida a James pero el no me presto atención alguna.
Sostenía firme la mirada de aquel chico y como si quisiera dejar en claro algo, tomó mi cintura y me atrajo hacia él, pegandome a su cuerpo.
Aquello me generó un calor inexplicable.

El rubio rió provocado a James.

—Ella no lo había mencionado, quizás se le olvidó.

Mi vecino lo miró chispeando.

—Él no es... —quise explicar pero James me interrumpió.

—No te pregunté.

—Ya debo irme, mi vuelo está por despegar —se dirigió solo a mi—. Fue un gusto conocerte, bonita.

Él se acercó evitando la penetrante mirada de James y deposito un beso en mi mejilla que hizo que mi rostro ardiera. Sonrió al notarlo y oí como James resopló hastiado.

Vi al chico alejarse y sentí la mano de James soltarme de golpe.

¿Qué le pasa?

—¿Por qué has dicho eso? —le pregunté pero el decidió ignorarme.

Su mirada se clavo en mi y el silencio se hizo presente.

—Siento si te he echo esperar —agregué apenada mirando mis pies.

Nuevamente no recibí respuesta alguna, en su lugar James sólo se dedicó a caminar hacia la salida. Lo seguí a paso rápido, intentando no perderlo entre las personas del aeropuerto.

Al salir el se ubicó al lado de una motocicleta y me tendio el único casco que llevaba y me lo coloque sin chistar.

Él subió a la moto.

—Sube —me indicó.

Lo miré dudosa, jamás había subido a una moto. Además no estaba preparada para estar tan cerca de él, no otra vez.

Por más que me esfuerce por pasar de alto cada momento que estábamos juntos, no podía parar de pensar en eso.

¿Por qué el hacia todo eso conmigo?

—Jade, sube de una vez.

Su voz me hizo dar un brinco.
Pase una pierna por la motocicleta y me senté en esta alejándome de él lo más posible, sentí su mirada por el espejo retrovisor.

Afirme mis manos a la parte trasera del asiento y le mire.

—Estoy lista —musite.

James arqueo una ceja perdiendo la paciencia.

De un momento a otro sus manos tomaron la parte interna de mis rodillas tirando de ellas, mi cuerpo chocó con el de él y mis manos se aferraron a sus hombros por acto de reflejo, el me indicó que las ponga en su cintura.

—Quédate así —ordenó mirándome.

Yo sólo asentí con la cabeza, el volteo y arranco la moto.

Cerré los ojos sintiendo el viento chocar con mi cuerpo ignorando mis pensamientos.

Mi tranquilidad duro segundos por culpa de James y el semáforo. Él frenó de golpe y mi cuerpo se apego más al suyo, se removió en el asiento causando que mi sexo se frote contra su espalda baja.

Mis rodillas apretaron sus caderas inconscientemente sintiendo un cosquilleo demasiado raro en mi vientre bajo, mi respiración se agitó y el pareció notarlo.

—¿Ocurre algo? —preguntó volteando un poco su rostro.

Negué unas cuántas veces.

Puesto que obviamente no me pasaba absolutamente nada.

El color de la inocenciaWhere stories live. Discover now