67.

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Bi panic.

Por fin es viernes.

Tengo que reconocer que de alguna forma me reconforta que la semana este llegando a su fin, aun cuando eso no cambia para nada las cosas. Pero en fin... De todas maneras hoy me siento un poco mejor.

También se debe a la conversación que he tenido con papá. Supongo que ahora que Eli prometió salir a pasear con el mientras no estoy me hace sentir más cómoda con la idea de este fin de semana.

Aunque aún sigo molesta con Peyton por mencionarlo sin preguntarme antes. Ella solo decidió tirar la bomba adelante de papá y Eli y a pesar de que resulto bien no tenía porque hacerlo.

De todas maneras poco sirvió aplicarle la ley del hielo a la descarada teniendo en cuenta que está durmiendo a mi lado en este momento, abrazandome con sus piernas.

Parece que las dos tendremos la lista de faltas tachada a fin de año, faltar para nada nos está beneficiando en el instituto y de solo pensarlo me siento estresada.

Me libero de las garras de Pey y me siento en la cama. Son las ocho y algo de la mañana pero no es nada nuevo que me ha costado dormir bien.

De reojo miro el celular debajo de mi almohada. Hoy tampoco recibí un mensaje de James...

Siento que es tan estúpido el orgullo que estamos teniendo... Debería terminar con eso en este momento.

Tomo el teléfono entre mis manos y me meto al baño dispuesta a llamarlo, no sé si el estará despierto ahora pero si pienso mucho en eso terminaré sin hablarle.

Cuando desbloqueo la pantalla lo primero que veo son nueve mensajes de Gabe. Frunzo el ceño entrando a su chat. Entre emojis de bombas y signos de exclamación Gabe parece tener que contarme algo importante.

Aún no le he dicho que iré con él y parecía muy emocionado por qué asista, debería decirle ahora...

Muerdo mis labios indecisa.

Quizás James ni siquiera quiera atenderme de todos modos... Debería esperar que deje de estar enojado conmigo...

Debato internamente que hacer y marco el número, mientras tomo mi cepillo de dientes. Cuando comienza a timbrar sostengo el teléfono entre mi hombro y mi mejilla.

—Niña te fallé —llorisquea con exageración al segundo de atender—. No pude evitar que sucediera.

—¿Por qué estás tan dramático? apenas y leo tus mensajes. Dime qué pasó.

Gabe suspira prolongadamente del otro lado.

—Hay un código rojo.

—¿Que significa eso? —pregunto con la boca repleta de espuma.

—Malas noticias.

—Pues yo te tengo una muy buena.

—¿Estás inventando otro idioma o traes algo en la boca? no entiendo nada.

—He dicho que yo tengo una muy buena noticia —digo luego de escupir—. Iré.

—¿Ir? ¿A dónde?

El color de la inocenciaWhere stories live. Discover now