Skyler
—Cuando te sientas lista —Ryan me observó fijamente.
No estaba lista y no creía estarlo en ningún momento. No sabía con qué me encontraría. Traía conmigo esa sensación inquietante desde ayer, cuando le conté a mi madre y a mis hermanos lo que había soñado. Bueno, para ser exacta, no recuerdo lo que soñé al cien por cien, pero tengo la vaga imagen de Jason diciéndome que esto que le sucedía no era por mí, sino que por Chase. Horas antes de decirle a mi familia sobre ello, no estaba segura de si eso podía significar algo o no, de si era algo cierto o si mi mente solo había producido esa imagen y ya, pero tenía un mal sabor de boca que no me dejaba tranquila. Algo tenía que ser, algo debí haber soñado porque cada que pensaba Jason, a pesar de que la imagen era borrosa, era fuerte el sentimiento de que algo no andaba bien
Mi familia tampoco estaba segura de lo que podía ser, pero los chicos tuvieron la idea de realizar un ritual de hipnosis. Este no es exactamente como el de los terapeutas, este debe realizarse cortando la palma de la mano de la persona hipnotizada y del hipnotizador, para que juntos logren viajar a ese recuerdo perdido. Si esa imagen provenía de un sueño, sería como si mi hermano y yo nos quedásemos dormidos, y si no era proveniente de uno, entonces, simplemente nada pasaría. Ryan era el que vendría conmigo, lo cual era tranquilizador porque no quería entrar ahí sola. Eso asustaba.
—¿Y esto realmente funciona? Porque hay una pequeña parte de mí que no cree en estas cosas.
Luke me miró mal.
—¿Estás hablando en serio? Eres bruja y tu novio muerto un demonio, ¿y tú no crees que esto funcione?
—Dije que una pequeña parte —también lo miré mal.
—Sí, sí funciona. Los grimorios que he leído lo afirman.
—¿Han hecho esto antes?
Ryan y Luke se quedaron viendo y luego rieron. Me los quedé viendo.
—¿De qué se ríen? ¿Lo han hecho o no?
—Mejor déjalo así nomas —me respondió Ryan.
Debido a las risas y a su respuesta pude suponer que lo habían hecho para algo sexual. Podía haber preguntado, pero mamá estaba frente a nosotros y negaba con la cabeza, como si estuviera suponiendo lo mismo que yo. Si esto podía hacerse, entonces alguna vez en la vida iba a tener que intentarlo para revivir el sueño en que era novia de Shawn Mendes. Lo siento, Chase.
—Entonces... ¿estás lista, Skyler?
—No tanto.
—¿Te da miedo?
—Sí, y no quiero cortarme la mano.
—Yo tampoco, pero bueno, no queda otra.
Suspiré.
—Bueno, empecemos —dije dudosa. Esperé a que Ryan se hiciera un corte en la mano para luego hacerlo yo. Lo vi hacer una mueca de dolor y eso me asustó más, pero como dijo mi hermano, no había otra. Ya me corté antes para un hechizo, pero por alguna razón hoy estaba muy acobardada.
Mi turno llegó. Agarré el cuchillo con miedo y posé el filo en mi palma.
—Sky, no tenemos todo el día —dijo mi madre después de casi un minuto.
Rodé los ojos, luego los cerré, y presioné la parte filosa para después deslizarla en mi piel. El dolor empezó a sentirse e hice una mueca y solté una queja. Las gotas empezaron a caer.
—Odio esto —musité.
—¿Recuerdas las palabras que te enseñé hace rato? —preguntó Luke.
Asentí. Tomé de la mano a mi hermano. Nuestra sangre debía mezclarse.
—Mors somnia confusa mente rursus praeteritorum memoriam reducant —pronunciamos al unísono y con los ojos cerrados.
Con Ryan abrimos los ojos y nos observamos. Mi madre estaba en el mismo lugar que antes, al igual que Luke, y todo a nuestro alrededor se veía normal. No había funcionado.
—¿Ves? No pasó nada. Esto es tonto —dije molesta, y me levanté del sofá al mismo tiempo que Ryan.
Ahí sentí un escalofrío grande recorrerme entera.
—¿Qué mierda? —solté. De estar todo normal, todo se volvió oscuro y frío. Podía vernos a Ryan y a mí sentados en el sofá, con nuestras manos juntas, y también seguía viendo a mamá y a Luke parados. ¡Podía verme a mí misma!
—¿Ves lo que yo veo? —preguntó Ryan a mi lado—. ¿Puedes verte a ti misma?
—Sí —asentí, sorprendida.
—¿Los ves? Sí funciona.
—Ya veo...
—Tenemos media hora antes de despertar, veamos qué es lo que soñaste anoche.
Miré a mi alrededor. Parecía ser de noche y el frío me ponía nerviosa.
—Hace frío.
—Lo sé...
—No hacía tanto frío cuando estábamos despiertos —dije.
—Es porque esta no es la vida, es el punto medio, Skyler. Tu sueño no parece haber sido bonito... El frío parece... demoníaco.
Se me heló la sangre.
—¿Dónde veremos lo que soñé?
Negó.
—No tengo idea —pensó—. Aquí en casa se ve todo normal, probablemente no estuviste aquí en tu sueño. Tenemos que encontrar rápido el lugar porque se nos acaba el tiempo.
—¿Dónde buscamos?
—No sé, piensa tú que eres la dueña del sueño. Recuerda lo que esa imagen tiene. Busca algún detalle que nos dé una pista.
—Ehhhh —pensé—. ¿El bosque? —le pregunté, mirándolo.
—Y yo qué sé, no me preguntes a mí, no sé qué imagen es la que tienes en la cabeza.
Mierda.
—¿Qué te hace preguntar si es un bosque? —Quiso saber.
—Vi un árbol detrás de él.
Me miró mal.
—¿Un árbol? Skyler, el pueblo está lleno de árboles.
—¡Es que no sé! Lo digo porque en el bosque está la tumba de Chase y quizá eso tiene que ver... —me encogí de hombros y luego acaricié mis brazos. Hacía tanto frío—. No hay tanto tiempo, no podemos pensar en qué otro lugar porque se nos hará imposible.
—¿Quieres que vayamos allí? Nos tomará tiempo.
—Corramos —sugerí. Ryan bufó.
—Bien —me tomó de la mano—. Quiero que corras lo más rápido que puedas. ¿Oíste?
Asentí.
El exterior de la casa estaba desierto, no existía un solo ruido y el cielo estaba cubierto de nubes. Y un detalle aterrorizador: afuera hacía muchísimo calor.
—¿Es normal que adentro hiciera tanto frío y aquí tanto calor? —le grité mientras corríamos.
—Lo dudo mucho. Tus cabeza da mucho miedo, mujer, la próxima vez entrará Luke contigo. No me sorprendería ver algún fantasmita por aquí.
—¡Cállate!
—¡Era broma! Más o menos...
No llevaba el tiempo contado, pero seguramente nos quedaban solo un poco más de cinco minutos para despertar del trance. Llevábamos corriendo un rato largo, mis piernas no daban más, sentía que caería rendida al suelo en cualquier momento. Se me agotaba el aliento, y más con ese calor infernal que hacía.
Calor infernal...
Infernal...
Nos adentramos corriendo al bosque, y a medida que acortábamos el camino hacia la tumba, el calor podía sentirse más y más fuerte. También tenía una fuerte sensación en el pecho y en el estómago, una que me daba ganas de vomitar de lo fuerte que era. El nombre de Chase no dejaba de repetirse insistentemente en mi mente, como si supiera que él estaría allí. Quizá el árbol que vi sí era una pista, quizá el lugar correcto sí era el bosque. Ese fuerte calor y ese malestar me lo gritaban.
—Espera, espera —Ryan me tomó del brazo para detenerme. Ambos estábamos sudando y muy agitados—. Shh... shh... no hagas ruido —dijo.
Lo miré confundida.
—¿Escuchas eso? —preguntó.
—¿Qué? —No oía nada.
—El silbido —susurró.
Presté atención.
Y sí. Lo escuché.
—He escuchado ese silbido antes —me dijo.
—Yo también —asentí, nerviosa—. De Chase.
—No nos pueden ver, pero no tienes que decir absolutamente nada dirigido a él, o esto también generará una grita, ¿me oíste? —habló muy serio—. Pase lo que pase, no digas nada dirigido a él. Quédate callada. O será peor.
Asentí.
—¡Déjalo en paz! —gritó alguien.
—Esa eres tú —me dijo Ryan, bien bajito. Esa es tu voz—. Nos acercaremos, pero recuerda lo que te dije —me tomó de la mano. Empezamos a caminar al lugar en dónde se oían las voces. Exactamente en la tumba de Chase.
El árbol que había visto era ese. El árbol que siempre le gustó a Chase.
Nos quedamos a unos metros de donde todo ocurría. Allí estaba yo, a unos metros del intimidante Chase, y mirando a Jason, quien estaba tirado en el suelo, sosteniendo su estómago como si le doliera mucho. Sentí el impulso de ir hasta a él, quería ayudarlo, pero recordé lo que Ryan me dijo. Además, él me sostenía del brazo en caso de que tuviera el impulso de querer ayudar a mi amigo. Tenía que controlarme. Era eso o generar una segunda grita y complicar más las cosas.
—El dolor no fue por la enfermedad de la abominación, fue por él —dijo Jason.
Chase lo pateó en el estómago.
—¿Por qué le haces esto? —Escuché que le pregunté a Chase.
—¿Creíste que no te iba a encontrar, preciosa? —la voz de Chase era venenosa—. Tal vez no pueda meterme directamente en tu mente gracias al hechizo que hicieron para protegerte de mí, pero debieron hacer uno para Jason también. Él estuvo presente en el sueño cuando te contacté la primera vez, y su mente no tenía protección alguna, así que me metí en la de él, y no hizo falta esperar a la noche a que se durmiera. Le causé un dolor horrible hasta desmayarlo, y pude tener acceso completito a su cabeza. Y gracias a eso, te tengo frente a mí otra vez, nena...
Así solía decirme él... Lo hacía para provocarme.
—No me llames así.
—¿Por qué? ¿Te duele?
—¡Basta! ¿Qué es lo que quieres? Deja a Jason en paz, haz que despierte. Sal de tu cabeza.
—Bueno, puedo hacerlo tranquilamente, pero con una condición —dijo.
—Que te toque, ¿verdad?
—Que me toques —respondió Chase. Vestía con la misma ropa negra con la que murió. Sus brazos estaban detrás de su espalda derecha, y a pesar de que lo estaba viendo de costado, podía sentir esa mirada penetrante que ponía.
—Sé lo que pasará si lo hago. Ni lo sueñes, Chase.
—Hace una semana que Jason está dormido. Ahora no lo notas, pero cada día que pasa voy consumiendo su energía, consumiendo su vida, y su cuerpo empezará a demacrarse hasta morir. Y cuando muera, no dejaré que encuentre paz, lo llevaré al infierno. Esto es lo que pasará si no me tocas.
—Skyler, ni se te ocurra —dijo Jason.
—¡Tú cierra la puta boca! —gritó Chase. Dios... qué había pasado con mi chico...
Miré a mi hermano.
—Matará a Jason si no lo toco.
—¿Ves lo que hacen los demonios? Chantajean, engañan, confunden, manipulan. No dejes que se meta así en tu cabeza, no dejes que te manipulen.
—Pero lo consumirá hasta matarlo. Es Jason. Es mi mejor amigo. Lo amo.
—Al menos ya sabemos que no se trata de ninguna enfermedad por la abominación, se trata de que Chase está en su mente. Buscaremos algo para sacarlo de ahí.
—¿Por qué no chantajea a Jason para que él mismo lo toque?
—Porque tú hiciste contacto primeramente con él. No Jason.
—Lo mataré si no lo haces. No tienes mucho tiempo. Llegará el día en que veas a Jason tan mal que me tocarás y dejarás que tenga acceso a la vida. Pero recuerda que, mientras más tiempo pase, Jason más empeorará, y no podrás salvarlo. Si te tardas, es una muerte segura para él.
—¡Eres un hijo de puta!
—Nena, eso es un halago para mí.
—¿Qué lo detiene de matarlo ahora?
—Jason es la ventaja de Chase. Es lo que te digo: lo usa para chantajearte.
—Recuerda, Skyler —Chase se acercó unos pasos a la otra Skyler—: lo que le pase aquí a Jason, le pasará a él en la vida. No te tardes en darme lo que quiero. No vaya a ser que me tientes a morderlo y convertirlo en vampiro.
—Tú no puedes hacer eso —le dije—. Ya no eres vampiro. Solo eres un demonio.
Chase rio.
—¿Estás segura de eso?
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