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Chase

La idea de marcharme del pueblo rondaba constantemente en mi cabeza desde que me marché de casa de Skyler, pero las ganas no habían sido tan grandes hasta que llegué a casa, discutí con mis hermanos por Sam, y me fui a acostar molesto. Con la rabia que traía encima, estar en la cama no era algo de mi agrado, necesitaba conducir por horas, correr, matar a alguien, no sé, pero no estar sin hacer nada. Lamentablemente, no me encontraba en condiciones optimas para gastar tanta energía, aún seguía algo débil por todo lo que las brujas me habían hecho. Para ser un vampiro fuerte, algunas jugadas de las brujas eran lo suficientemente fuertes como para debilitar. Sumemos a eso que no me había alimentado bien por un tiempo.

Si decía que no quería irme del pueblo, era por Skyler, porque ella estaba aquí y no la vería más si decidía largarme de esta mierda de pueblo, pero, también, ella era el motivo más grande por el cual quería irme de una vez por todas. Nate tenía razón al llamarme traidor, porque lo era, no me importó lo que Sam sentía y me dejé llevar por lo que en un principio fue una atracción y terminé enamorándome de la chica a la que le gustaba. No tenía que quejarme, pero era inevitable, no podía parar de pensar en ello. Amaba con locura a Skyler, con tanta fuerza que me quemaba, con tanta fuerza, que era capaz de dar otra vez la vida por ella.

Si veíamos todo el panorama, esta situación era tan pequeña a comparación de todos los problemas que habíamos atravesado, pero dolía de la misma manera. Sam y ella... lo que me temía sí había pasado. Yo lo elegí a él para que se encargara personalmente de cuidarla en todo momento, se lo pedí en la carta que escribí antes de morir, porque sabía de su cariño, pero realmente no creí que esto pasara, aunque tampoco es que me importase mucho en ese entonces, ya que creí que jamás volvería a salir del infierno. Pero salí, aquí estaba, vivo, y eso es lo que me molestaba tanto, que se besaron cuando yo había vuelto. Le dije a Skyler que encontrase el amor otra vez, que avanzara, pero no me refería que ese alguien fuese uno de mis hermanos.

Sonaba egoísta, pero, por el dolor que me generaba, en este momento me importaba una mierda serlo.

Skyler y yo éramos tóxicos. Había mucho amor y eso era claro, pero no era sano, y creo que debíamos tomarnos un tiempo, o simplemente seguir nuestras vidas por separado de una vez por todas. Tal vez, todas esas trabas que tuvimos en el pasado sucedieron por algo, porque no debíamos estar juntos. Fuimos insistentes en todo momento, peleando contra corriente para estar juntos, pero ya no se sentía sano ni cómodo. A decir verdad, nunca fuimos sanos. Creo que nos conocimos por una razón, sí, la amé tanto que fui capaz de entregarme para saber cómo salvarla y darle una vida digna, con una sola mitad sobrenatural y no dos, y puede que ese haya sido el motivo de encontrarnos y enamorarnos: yo tenía que salvarla, sacificarme para que ella tuviese lo que, desde su concepción, le fue negado. Pero la vida no tenía planeado mantenernos juntos. Si lo pensábamos bien, yo en este momento debería seguir muerto, no aquí, dolido por haberme enterado lo de Sam y Skyler.

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —la mirada de Nate fue seria y terminó clavada en el suelo.

Mi decisión les había tomado por sorpresa a todos. Ayer tenía planeado quedarme aquí con Skyler, y ahora, solo pensaba en largarme de una vez de Hasser.

—Creo que deberías pensarlo bien —opinó Andrew, a lo que los chicos asintieron con la cabeza.

—No, creo que ustedes son los que deben replantearse la idea de seguir en esta mierda de lugar. Somos vampiros, deberíamos estar moviéndonos de lugar en lugar, o por lo menos quedarnos en una ciudad, no en un lugar tan pequeño como este, que nos ha hecho mucho daño a todos. Vinimos aquí por Caleb, no porque queríamos hacerlo. ¿Para qué quedarnos?

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora