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Sam

Quisiera decir que no me afectaba escuchar decir a Skyler que amaba a mi hermano, pero mi entrecejo fruncido y mis actitudes me delataban. Me gustaba saber que, después de todas las mierdas de Chase, alguien lo aceptase tal y como era, mi hermano merecía amor, pero con Skyler las cosas eran más complicadas de lo que me gustaría admitir, pues ese sentimiento dentro de mi pecho creía conforme pasaban los días, y no importaba si yo no le respondía sus mensajes ni si dejaba de verla, no paraba de pensar en ella y eso simplemente me estaba volviendo loco.

Nate daba vueltas por la sala, acomodando cosas que no necesitaban ser acomodadas, pero le entendía por el hecho de que tener que estar tantos días en la cabaña ya comenzaba a exasperarnos por el aburrimiento. Zach, por otro lado, jugaba Plants Vs Zombies en su teléfono. Andrew y Sara salieron a caminar por el bosque, y yo, como todo un tóxico celoso, me dediqué a escuchar la conversación de Skyler y Chase, aunque poco podía entender gracias al ruido que Nate hacía y las quejas que Zach soltaba por ese estúpido videojuego. Pero el ruido se detuvo un momento, como si el universo quisiera que escuchara y se me rompiera más el corazón por el recordatorio de amor de Skyler hacia Chase.

—Come. Sé que tú quieres la mía, pero supongo estarás menos débil si bebes algo. Y vine porque, a pesar de todo, extrañaba verte. Te amo, a pesar del desastre que eres, yo te amo, Chase. Y aunque tú odies todo, quiero que sepas eso, y quiero que sepas que lo lamento muchísimo, y que, si pudiera volver el tiempo atrás y hubiese sabido tus intenciones de sacrificarte, me habría entregado yo misma.

No oí una respuesta por parte de Chase, aparentemente se había quedado callado, muy probablemente porque a su parte oscura no le importara.

—Sam, ¿no piensas ayudarme? —Nate interrumpió mi concentración.

Lo miré.

—¿Qué es lo que quieres que haga? —elevé las cejas.

—Que me ayudes a limpiar.

—No —me negué, levantándome del sofá.

Oí pasos en las escaleras y supe que ella venía de subida. Me topé con Skyler, quien me observó, sin una lágrima en su rostro. Pensé que al verlo o después, ella lloraría, pero su mirada era firme y decidida. Levantó la vista para encontrarse con mis ojos.

—Acaba de decir que me ama, pero no te preocupes, no caeré otra vez en su juego... —aclaró.

¿Chase acababa de decirle que la amaba? Bien, había mucho que analizar en esas palabras, pero con las cosas que él hizo, con todo lo que fingió ser al regresar del infierno, las veces que engañó a Skyler y se la llevó a la cama fingiendo que todo estaba bien, me decían que esto era otro de sus juegos manipuladores para que Skyler cayera rendida a sus pies, para que lo perdonara y para que lo liberara.

Me fui al cuarto, sin responderle a Skyler. Cerré la puerta, dejando a aquella chica algo confundida, en el pasillo de la casa. No estaba enojado con ella ni mucho menos molesto, porque Skyler no tenía la culpa de que me doliera que ella amara a otro, esto solo dependía de mí mismo, de mi falta de capacidad para olvidar los sentimientos, de mi falta de capacidad para dejar de pensar en ella de la forma en la que lo hacía. Pero sí estaba enojado, furioso, conmigo mismo. Es decir, ¿por qué seguir dañándome a mí mismo? Siempre que estaba con ella, una parte de mí tenía esa ilusión de que pasara algo entre ambos, de que rozara mi mano o de algo tan simple como una sonrisa. Tener esa ilusión de traspasar la amistad con la chica con la que tu hermano ha salido, no está nada bien y mi cabeza pesaba por ello. Mis deseos eran de lo más impuros.

Mi mente viajó al embarazo de Skyler, y como hice toda la noche anterior, me puse a analizar lo que estaba pasando. Era demasiado. Pero no me servía seguir dándole y dándole vueltas, no cuando no había mucho que hacer y la decisión era de Skyler. Y, cabe a aclarar, que no hacía de esta situación algo mío, no lamentaba su embarazo solo porque ella tuviera el hijo del otro, sino porque no era algo apropiado, ya bastante malas experiencias tuvimos por una abominación.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora