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Skyler

De vez en cuando dejaba de mirar las casas que íbamos dejando atrás para observarlo a él. Chase tenía la mirada perdida en el camino, parecía estar pensativo y me pregunté qué divagues pasaban por su mente. Permití que una sonrisa apareciera en mi rostro; Chase se veía bien estando concentrado en otra cosa. Me gustaba ver el costado derecho de su cara, la forma en la que sus cejas se fruncían y la manera que tenía de sostener el volante del auto con precisión.

—¿Se puede saber por qué me miras? —me preguntó, aún con la mirada en el camino.

Me encogí de hombros y subí las piernas al asiento.

—Solo te miro.

—Pero, ¿por qué? —me miró un segundo—. Pareces acosadora.

—No tiene por qué existir una razón.

—La mayoría de las cosas tienen una razón.

—Esta no. Me gusta mirarte, nada más.

Sonrió de costado y desvió los ojos de la calle para verme.

—Esa es una razón, Skyler.

Bueno. Entonces sí existía una.

—¿Qué significa tu nombre? —preguntó.

Fruncí las cejas y lo miré con curiosidad.

—¿Qué?

—Estaba pensando en los significados de los nombres. ¿Qué significa el tuyo?

—Significa fugitivo. De hecho, investigué sobre ello hace poco para una tarea de literatura.

Chase hizo una mueca.

—¿Haces la tarea? —rodó los ojos.

—A veces. ¿Tú no?

—No. Le pido a Nate que la haga por mí. Es bueno en todas las materias. Para los exámenes sí estudio, pero a la tarea nunca la hago. Me aburre. Tengo cosas más importantes que hacer. Como beber sangre, por ejemplo.

—Tengo un novio muy irresponsable —comenté con una sonrisa.

Por momentos se me hacía difícil de creer que las cosas que estuvieron pasando en los últimos dos días fueron reales. Tuve mi primera vez y ahora, ese chico al que le entregué algo muy íntimo y especial para mí, se convirtió en mi novio. Sabía que a Chase se le hacía un poco estúpido esto del romanticismo, eran muchas cursilerías para él, ya con la personalidad que veías a kilómetros te dabas cuenta, pero aun así, él pensó en mí, en que estas cosas eran bonitas para mí. Lo valoré demasiado. Era la primera propuesta que tenía de alguien que me importaba más de lo que quería admitir. Y encima me dijo que me quería. ¿Podía ser esto más perfecto? Me sentía feliz, a pesar de saber que cuando llegara tendría un golpe de realidad. El día de ayer se me pasó tan rápido... No quería llegar a mi casa porque sabía que eso significaría dejar de verlo. No quería despedirme de él hasta el lunes.

—Y, ¿el tuyo qué significado tiene? ¿Has investigado?

—Chase, en inglés, significa persecución. Mi nombre es un francés antiguo. Significa cazador. Es curioso, ¿sabes? Tú eres una fugitiva, yo soy un cazador, te persigo.

—Creo que nuestros nombres van con lo que somos —asentí, permitiendo sin querer que los malos sentimientos me invadieran—. Digo, tú persigues a una abominación. Yo soy esa porquería, yo soy quien huyo. O, bueno, eso seguramente tendré que hacer pronto.

—No digas eso, Skyler. No permitas que las malas vibras entren en ti.

—Lo dice el chico que sufre de depresión —le contesté, y me arrepentí de inmediato. No lo dije de mala manera, incluso mi tono no fue malo, pero fue un comentario que estuvo de más sabiendo las cosas que Chase estaba pasando últimamente. Vivía constantemente en una pesadilla.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora