44 | AD2 | Parte 1

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Skyler

Pensaba que la asociación de brujas ya no tenía qué ver en mi vida. También sabía, que al yo ser bruja, algo me vinculaba con esa asociación, pero no le daba importancia necesaria, porque ellos no eran algo que yo considerase como importante, al menos no después de que dejé de ser bruja y vampiro a la misma vez. Pero hoy, ellos volvían a ser una espina en el trasero, volvían a ser una de mis preocupaciones, pero tenía fe y confianza de que los enfrentaría y sacaría a Chase de ese lugar.

Jason estacionó el auto frente a la casa de los White. Me bajé junto a mi amigo y nos dirigimos a la entrada. Cualquier persona en mi lugar, diría que no ha podido lograr conciliar el sueño durante la noche, pero la verdad es que yo dormí casi como un bebé. Pero, ¿cómo dormir con tanta paz cuando la asociación se llevó a Chase y vaya a saber qué querían hacerle? Algo en mí me decía que no me invadiese el temor, que todo saldría bien. Era una especie de energía que me lo repetía una y otra vez. Lo más común en mí ante situaciones estresantes era frustrarme, analizar de más y llorar, pero esta vez las cosas eran distintas. Quise preguntarle a Jason si entendía el sentimiento, pero claro, él estaba lo suficientemente borracho para poder pronunciar o recordar su nombre.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Andrew, mirándome de arriba abajo—. ¿Por qué la trajiste, Jason?

—Porque es Skyler, siempre se sale con la suya. Y si no la traía, iba a venir sola.

—Y porque Skyler puede decidir por sí misma y no sigue órdenes —respondí, mirando a Andrew y abriéndome espacio entre él y el marco de la puerta para poder meterme a la casa.

—¿Qué haces, Skyler? —preguntó Sam, bajando las escaleras.

Rodé los ojos.

—Vengo a ayudar a rescatar a Chase. Y no te gastes en decirme que no —lo detuve, pues sabía con qué iba a salir él.

Por supuesto que era algo raro verlo después de habernos besado apasionadamente en la noche, pero ahora no era momento de centrarnos en eso, Sam y yo teníamos mucho tiempo para hablar sobre el tema. Ahora mi prioridad era buscar a Chase. En la mañana desperté con una actitud muy segura y determinada, mi objetivo era claro y quería seguirlo sin que nadie viniese a decirme que no podía o no debía ir con ellos a buscar a Chase.

—Es un poco peligroso, ¿no te parece?

—Me cansa que todos ustedes siempre me traten como débil. Soy bruja, tengo poderes y se supone que serlo me hace fuerte. Es hora de que comience a utilizar mi magia para cosas necesarias. He estado practicando mucho este último tiempo.

—Pero eso no significa que estés lista para enfrentar a una asociación de brujas —me contradijo Sam.

—Tú no puedes decirme qué hacer. Agradezco que quieras cuidarme, pero hoy prefiero tomar mis propias decisiones. Gracias —sonreí. A Sam no le gustó nada mi actitud, pero era momento de que él lo aceptara.

Miré el sofá y vi a Nate, quien estaba recostado sobre este, con los ojos cerrados y un brazo bajo la cabeza. Me acerqué.

—¿Cómo estás, Nate? ¿Te sientes mejor? —Cuando le dispararon anoche, Andrew y Zach tardaron mucho tiempo en quitarle la bala a Nate, lo que casi le provoca la muerte. La sangre de hombre lobo en su cuerpo le creó una infección grande, así que cuando al fin lograron retirarle la bala, Nate siguió inconsciente por unas largas horas. Ahora que ya había despertado, se lo notaba agotado.

—Me siento muerto. Estoy muy cansado —se quejó.

—¿Te duele algo?

—Eso no.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora