Alissa ✔️

By Deborah_Coria

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Alissa
DEDICATORIA
♠ Prólogo ♠
♠ Ocultos por la luna ♠
♠ Noticia inesperada ♠
♠ Pequeños secretos ♠
♠ Nostalgia ♠
♠ Secretos oscuros ♠
♠ Camino a la perdición ♠
♠ Último recurso ♠
♠ La boda ♠
♠ La historia de Narisa ♠
♠ Sin perdón ♠
♠ Sombras en la oscuridad ♠
♠ Revelaciones ♠
♠ Pérdida de la Inocencia ♠
♠ Bienvenida a la Oscuridad ♠
♠ Condenada por Amor ♠
SEGUNDA PARTE ♠ Bienvenida al nuevo mundo ♠
♠ De regreso al pasado del nuevo presente ♠
♠ El Primer amor de Narisa ♠
♠ De Regreso a la Oscuridad ♠
♠ En busca del amor♠
♠ Prisionero del Deseo ♠
♠ Rosas Negras ♠
♠ La Piedra de Luz ♠
♠ Sedienta de Maldad ♠
♠ La Profecía ♠
♠ La Semilla del Mal ♠
♠ La era Oscura ♠
♠ La Rebelión ♠
♠ Lealtades y Traiciones ♠
♠ Preludio en tinieblas ♠
♠ El infierno se desata ♠
♠ Ensueño ♠
♠ Epílogo ♠

♠ Victoria ♠

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By Deborah_Coria

Transcurría el otoño en Inglaterra. Las hojas secas adornaban las calles dándoles un toque melancólico a aquellos días grises. Pese a ello, Victoria se sentía muy a gusto con días así, era como un rasgo importante de su personalidad bohemia. Amaba aquella estación del año, adoraba ver las hojas caer para formar un alfombrado de tonalidades amarillas y marrones.

La joven caminaba por la plaza yendo por unos recados de su madre, también por algún vestido nuevo y novedoso para sumar a su lista. Iba ensimismada, perdida en sus propios pensamientos, por lo que no se percató que ojos tan profundos como el cielo observaban el delicado vaivén de sus caderas.

La noche comenzaba a abrazar las calles y las luces de las farolas trataban de atenuar aquella oscuridad. Victoria aceleraba el paso para que la tormenta que se aproximaba no la atrapara fuera de casa. Pero su intento fue en vano, un fuerte viento la envolvió, obligándola a detener su marcha para buscar refugio.

Un caballero pasó a su lado y se detuvo a un par de pasos de distancia, volteó a mirarla y le sonrió. Ella odió esa expresión en primera instancia —no le parecía que era causa de burla—, pero cuando el joven se acercó extendiendo su mano para ayudarla, cambió de opinión.

—¿Puedo ayudarla? —dijo con amabilidad, sonriendo ante la desconfianza de Victoria—. Sir Tadeus Virtanen —y depositó un suave beso en su mano.

—Victoria —respondió distante, retirando con delicadeza la mano y llevándola a sostener su alborotado cabello que se enredaba con el viento.

Se sentía incómoda ante la presencia de Tadeus. Sus mejillas tomaron un color rojizo ante la mirada penetrante de él. Debía admitir que contaba con una belleza singular: su rostro perfecto y bien pronunciado, sus labios dibujaban una sonrisa encantadora y sus ojos claros la invitaban a perderse por completo. Era el hombre de sus sueños, pero no dejaba de ser un completo desconocido que trataba de tomar ventaja de aquella situación.

—Tranquila, no voy a hacerte daño. Pero con este clima no creo que llegue muy lejos. Déjeme acompañarla hasta el final de la plaza y si se siente segura a mi lado, permítame llevarla hasta su casa en mi carruaje.

La joven estaba dubitativa ante la propuesta del joven. Le habían enseñado a rechazar con educación a los extraños que la cortejaban o que la atemorizaban. Pero no pudo explicarse por qué se sintió atrapada por aquel atractivo caballero que acababa de conocer. Sentía miles de mariposas revoloteando dentro de ella. La vergüenza la ruborizaba cada vez más y no era capaz de emitir ni una palabra. Se limitó a mirarlo y sonreírle con ternura y aprobación, después de todo, el joven esperaba una respuesta de parte de ella.

Tomó el brazo de Tadeus, buscando algún tipo de protección como consecuencia del viento, y emprendieron el camino hacia la tienda. En el trayecto él le contó que se encontraba en Inglaterra para su doctorado en medicina, lo cual le resultó interesante. Ella le reveló que se especializaba en canto lírico a escondidas de su padre, quien no aceptaba que trabajara de ello a causa de su elevada posición económica.

—Debes seguir a tu corazón —le aconsejó Tadeus.

Ella sonrió ante su consejo, pues no se veía respondiéndole así a su padre, él era un hombre muy conservado y estricto.

—Espero escucharla cantar alguna vez.

—Puede venir este viernes a la ópera —sugirió la joven—. Tengo el papel principal.

—Muero de ganas de escuchar su voz, ha de ser melodiosa y angelical.

—No conoce aún mis atributos líricos. Cuando lo haga, espero que opine del mismo modo y me lo haga saber en persona.

Una vez que salieron de la tienda con el nuevo vestido de Victoria, él insistió en llevarla hasta su casa, haciéndole nota que el viento era cada vez más violento y que de seguro la tormenta la alcanzaría en el camino. Ella accedió, no deseaba que su vestido se arruinara.

Cuando llegaron a la lujosa mansión, Victoria lo invitó a tomar té a modo de agradecimiento. Tadeus aceptó gustoso, estaba decidido a cortejar a la joven y hacerlo de público conocimiento. En cuanto descendieron del carruaje, una fuerte lluvia los atrapó, obligando a ambos jóvenes a correr hasta el interior de la casa. Rieron al verse empapados y desaliñados como consecuencia de la tempestad que se había desatado.

Al escuchar las risas, el padre de Victoria no tardó en hacerse presente en la entrada. Cuando llegó, el joven estaba colgando su tapado para que se secara. Victoria le sonreía con un brillo especial en sus ojos.

—Oswald Jansen —se presentó el padre de Victoria.

—Sir Tadeus Virtanen —le correspondió el joven.

Ambos caballeros se retiraron a la sala, mientras Victoria fue a cambiarse el vestido empapado. Su madre no tardó en alcanzarla en la habitación para indagar acerca del caballero que acababa de conocer.

—¡Es guapo! —exclamaba Anne Jansen.

—¿Lo es? —simulaba no haber notado los atributos masculinos de Tadeus.

—¡Claro que sí! —su madre mostraba un gran entusiasmo.

—Sí, lo es. ¿Crees que mi padre notó mi interés? —preguntó con angustia y cierto temor.

—No debes temerle, hija. Él no es el enemigo —contestó entre risas, acercándose a su hija.

Victoria se arregló, colocándose su nuevo vestido para impresionar a Tadeus, él había demostrado interés y la había cortejado, inclusive. Una vez que estuvo lista, se reunió a beber un té bien caliente, como el clima ameritaba. Tadeus no tardó en sentirse cómodo junto a la familia Jansen. Victoria y él eran la combinación perfecta.

Cada tanto, los jóvenes intercambiaban miradas cómplices y sonreían al hacerlo. Luego de aquel hermoso encuentro familiar, y de la aprobación por parte del señor Oswald Jansen, el joven se retiró a la posada donde se alojaba.

—Me parece un excelente caballero —refirió Oswald Jansen—. Tiene mi aprobación.

—Pero debes esperar un tiempo para contarle lo que somos en realidad —se adelantó a decir Anne Jansen.

—De acuerdo —Victoria sonreía, estaba feliz por la aprobación de sus padres.

Y así, los días fríos terminaron dando paso al canto de los pájaros y las flores con fulgurosos colores que adornaban la ciudad. Los jóvenes estaban cada vez más enamorados, el romance florecía con cada día y los envolvía mágicamente en un bello halo de pasión.

Pese a que Tadeus sabía que no podía hacer oficial aquel compromiso con su padre, estaba dispuesto a desposar a la joven que amaba con locura.

Llegó el día en que Tadeus le ofrecería matrimonio a la joven. Ensayó por semanas, restándole importancia a su doctorado y a las obligaciones que tenía con su padre. En cuanto Victoria entró a la habitación donde él se hospedaba, los nervios se apoderaron de él. Trató de evadir el momento por el cual había estado esperando hasta que llegó a la conclusión de que no podía postergarlo más, no iba a permitir que la ocasión se le escapara de las manos.

Se arrodilló ignorando el nerviosismo inicial y tomó la mano de Victoria, sonriendo al encontrarse con sus ojos. Ella le correspondió del mismo modo, imaginando lo que vendría a continuación.

—Imaginar una vida sin ti es imaginar un cielo sin estrellas, un océano sin sus aguas, un sol sin su luna. Pues, simplemente no existirían y le quitarían lo bello a la vida —suspiró—. Victoria, ¿quieres casarte conmigo?

Los ojos de la joven brillaron con mayor intensidad, rodeó a Tadeus con sus brazos, gritando con júbilo que aceptaba ser su esposa. Victoria sentía cómo su corazón se agitaba cada vez más deseoso por escapar de su pecho. Un apasionado beso nació de los dos y el amor se entrelazó con fuertes lazos invisibles.

Acordaron que esa noche Tadeus pediría la aceptación de Oswald Jansen, algo a lo cual no temía, ya que el joven caía bien en gracias. Victoria se retiró llena de felicidad, ansiosa porque llegara la noche para anunciar su compromiso.

La puerta de la habitación volvió a sonar con fuertes golpes a los pocos segundos de la partida de la joven. Pensó que sería su amada regresando porque no deseaba irse, al igual que él, disfrutaba mucho de su compañía.

—¿Quién era la joven? —intervino sir Thoumas con cierta seriedad.

Tadeus se puso un tanto nerviosos ante la presencia inesperada de su padre, sabía que él no aceptaría su relación.

—Ella es una amiga, Victoria.

—Una amiga, ¿eh? —respondió incrédulo—. Bien, he venido a recordarte tus obligaciones —depositó un pasaje de barco sobre la mesa redonda que se encontraba a un costado de la habitación—. Solo para mantener las apariencias. Mañana a la noche zarpamos. Regresaremos a Holanda para llevar a cabo tu boda.

¿Ya se había aproximado tal acontecimiento no deseado? ¿Justo cuando veía que su deseo se cumplía? No podía creer que sus planes con Victoria se rompieran en mil pedazos. ¿Qué haría ahora? Sabía que no escaparía de aquella situación.

Sin más palabras, sir Thoumas se retiró azotando con violencia la puerta. Sabía que su hijo estaba enamorado de una "humana".

—Debo transformarla —murmuró, observando su anillo hechizado para que pudiera vivir bajo los rayos del sol. Todo lo había hecho por amor. Estaba decidido a llevar a cabo sus planes, después de todo, Alissa jamás le había resultado bella y hacía bastante tiempo que no la veía.

Esa noche se reunió con la familia Jansen conforme lo planeado. Por el tiempo que duró la velada, olvidó los compromisos sellados un siglo atrás entre su padre y Narisa. No le fue difícil simular que estaba todo bien, porque cuando estaba en compañía de la joven, todos los males desaparecían por arte de magia. Por más que él quisiese escapar con ella y llevar una vida normal, sabía que tarde o temprano su padre lo encontraría y su error podía traer devastadores consecuencias, esas en las que ni siquiera podía pensar.

Cuando la cena llegó a su fin, Tadeus "abandonó" la mansión. Continuó deambulando por los jardines, esperando que Victoria escapara por la ventana de su alcoba, tal cual lo habían planeado minutos antes de su partida. Así escaparon hacia la posada. Entre sábanas y caricias se entregaron a la pasión. Sus cuerpos enredados danzaban bajo la luz de la luna. Y como era la costumbre en los vampiros, Tadeus convirtió a la joven, hincando sus colmillos en su delicado cuello para beber su delicioso néctar de la vida.

Una vez que Victoria despertó confundida por lo sucedido, Tadeus le reveló que era cierto todo lo que había vivenciado en su camino hacia la oscuridad. También le contó de su repentino viaje a Holanda y de los compromisos pactados hacía tantos años atrás. Victoria se mostró comprensiva y le prometió que lo iba a esperar. A pesar de que la angustia la embargó por completo, no se opuso a las obligaciones que tenía Tadeus desde antes de nacer.

—Quédate tranquila, tú serás mi reina. Volveré por ti —decía una y otra vez para calmarla de su silencioso llanto.

—Debo revelarte algo —musitó cabizbaja y con una sombra de tristeza.

—¿Qué cosa? —estaba perplejo, al parecer no era el único que guardaba secretos.

—Me has dado mayores poderes de los que poseo. Ahora seré tu fiel seguidora además de tu reina.

—¿De qué hablas?

Le reveló que ella provenía de un linaje de brujos. Ya no haría falta que él buscara apoyo en otras hechiceras. Ambos imaginaron un mundo al cual podían conquistar con los dones que poseían. Sí, eran la pareja perfecta. Alissa jamás la igualaría.

A la noche siguiente, Tadeus marchó junto a su padre como correspondía. Lo que no esperaba el joven, era que Alissa se había convertido en una mujer muy bella y que pronto caería en la ambición de quererla solo para él y querer convertirla en su esposa sin importar nada. Mucho menos imaginó que se "enamoraría" de ella, faltando a su palabra de amor con Victoria, dejando profundas heridas en su corazón. 

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