Almas unidas

By Goddess-Artemiss

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Desde tiempos inmemoriales, las almas de la Princesa del Destino y del Héroe Elegido por las Diosas han estad... More

Notas de escritora
1. El designio de las Diosas
2. El encuentro
3. Amor sellado
4. Sentimientos estremecedores
5. Anuncio formal
6. Eterna unión
7. Buenos amigos
8. Más allá del deseo
9. El inicio de una agonía
10. Aceptando la derrota
11. El comienzo de lo inevitable
12. El regreso de antiguas hazañas
13. Marido y mujer
14. Íntimas confesiones
15. Malas intenciones
16. Misión encomendada
17. Heridas del alma
18. Descubrimientos misteriosos
19. Enfrentamiento mortal
20. Efímera tranquilidad
21. Almas unidas
22. Dudas angustiantes
23. Corazones destrozados
24. Nefasta revelación
25. Secretos al descubierto
26. Destino definido
27. El principio de una travesía
28. La llama sagrada de Farone y el regreso de un antiguo enemigo
29. Las puertas del Crepúsculo
30. Situaciones inesperadas
31. Reavivando emociones
33. Amor que sana
34. Cambios radicales
35. Nuevo comienzo
36. Tratos cumplidos
37. Sorpresivos encuentros
38. Firmes aclaraciones
39. Simples amantes
40. Juramento inquebrantable
41. Reanudando el camino
42. Misteriosas revelaciones
43. La llama sagrada de Lanayru y la otra cara de la moneda
44. Impredecible hallazgo
45. Grandes verdades
46. Impensable
47. Desgracias al acecho
48. Devastadores cambios
49. La invasión
50. La sagrada bestia de ojos azules
51. El Héroe del Crepúsculo
52. Abismo infernal
53. Lucha contra uno mismo
54. Indicias devastadoras
55. Todo tiene un comienzo...
56. ... Y también un final
57. El reencuentro de las almas
Epílogo

32. La llama sagrada de Eldin y la enfermedad del Héroe Elegido

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By Goddess-Artemiss

Luego de que Link dejó de lado sus pasionales pensamientos referentes a su esposa, se dirigió junto con sus compañeras a la aldea de los Gorons.

Los tres viajeros siguieron caminando sobre el mismo terreno rocoso por bastante tiempo, se sentían un poco impacientes por saber hasta dónde tendrían que llegar, pues lo único que veían en el camino eran puras piedras.

- ¡Este mundo es demasiado extraño, solo rocas hay en el camino! – se quejó Minda.

- Yo también me estoy cansando de todo esto, pero no hay otra alternativa que seguir nuestro camino, además no deberías quejarte tanto, pues el único que está caminando aquí soy yo, en cambio, tú vas flotando en el aire. – reclamó Link.

- ¡El hada también está volando y no te quejas de ella! – indicó molesta.

- ¡Oye, esto es parte de mi condición! Es normal que un hada vuele, o que crees que debería hacer, ¿arrastrarme? – refutó Navi.

- ¡Basta! Ya no peleen, por favor. Estoy seguro de que pronto llegaremos a la aldea Goron. – dijo Link, harto de las peleas.

Luego de varios minutos de camino recorrido, Link y compañía llegaron hacia un callejón sin salida, cosa que los decepcionó enormemente.

- ¿Esto es todo? ¿Aquí se acaba el camino? – preguntó Navi.

- ¡Tanto esfuerzo para nada! – se quejó Midna.

- Esperen, yo confío en las palabras de Sheik. Si él dijo que la aldea de los Gorons está cerca, es porque es así. – dijo serio.

- ¿Él? ¿El Sheikah?

- Sí, eso fue lo que dije. ¿Por qué? – preguntó Link a Midna.

- Por... por nada, olvídalo.

Mientras Midna seguía riéndose en sus adentros por la ingenuidad del joven, sobre la identidad de Sheik, este se puso a observar detenidamente el sitio donde se encontraban, pues estaba seguro de que podía haber algo más allá que simples rocas.

- No sé qué tanto buscas, Link, estamos en un callejón sin salida. – indicó Navi.

- Estoy seguro de que este lugar esconde más que eso. – respondió seguro.

Colocó las manos en las rocas para palparlas, pues tenía el presentimiento de que encontraría algo que le ayudaría a llegar hacia los Gorons. Estuvo así por un rato, hasta que sintió que una de las paredes tenía algo distinto a las demás.

- Esta pared rocosa es un poco más frágil que...

El príncipe se calló, pues a su mente vino una nueva, pero a la vez conocida imagen... se veía a sí mismo subiendo en un gran ascensor y encontrándose con unos grandes y extraños seres de estructura maciza, para luego adentrarse a un incandescente sitio... también un montón de viejos y oxidados vagones.

Fue en ese instante que se dio cuenta de que recordó uno de los hechos de sus vidas pasadas, el más reciente que había tenido, donde luchó bajo un cielo cubierto por el ocaso y en compañía de... observó a Midna con detenimiento, pues fue ella quien se le vino a la mente.

- No es la primera vez que veo a esta criatura... – pensó sorprendido.

La Twili tuvo la misma sensación del joven, pero ella no se sorprendió demasiado por aquello, pues era consciente que por ser la reencarnación de la primera Princesa de Crepúsculo era algo normal, además había leído algunas cosas en el diario de su antepasada.

- Veo que Link recién está aprendiendo a afrontar los hechos de sus vidas pasadas. – pensó en sus adentros.

El príncipe decidió restar importancia al asunto de sus recuerdos, pues más importante era cumplir con su misión presente.

- Creo que detrás de esto hay una especie de elevador. – dijo sonriendo con seguridad.

- ¿Elevador? ¿Cómo sabes eso? – preguntó Navi.

- No lo sé, simplemente lo intuyo. – respondió, sin dar muchos detalles.

- ¿En serio? Pues si es así, debe haber una forma de romper esa pared. – exclamó ansiosa.

- Claro que la hay, usaré las bombas que Vilan me regaló.

- ¡Qué gran idea, Link! – expresó Navi.

- ¿Y bien? ¿Qué esperas para usarlas? – preguntó Midna, ansiosa.

- Háganse a un lado...

Luego de que Midna y Navi se alejaron de la rocosa pared, Link colocó una bomba en el suelo, y en cuestión de segundos una gran explosión se escuchó en el sitio, provocando una gran nube de humo en el ambiente. Las sospechas del príncipe resultaron ser ciertas, pues detrás de las rocas había un viejo elevador.

- ¡Aquí está el elevador! ¡Lo sabía! – exclamó sonriente.

- ¡Bravo, Link! ¡Eres muy inteligente! – bramó el hada.

- Vaya, en serio estoy sorprendida por tu intuición, muchacho. – dijo Midna.

Una vez abierto el pasadizo, Link entró con su grupo. Vio que a su derecha había una palanca que empujó, para que luego el elevador ascienda a las alturas y los lleve a su siguiente destino.

...

Una vez que el elevador ascendió, Link se dio cuenta de que llegó hasta un peculiar lugar. Una especie de aldea cerrada formada por varias viviendas de piedra, donde en el centro de las mismas se encontraba una enorme lámpara de cuatro picos y vasijas en la punta de estos.

- ¡Esta es la aldea de los Gorons! – dijo Navi sorprendida.

- Al parecer sí, pero no veo a ninguna de esas criaturas. – dijo Link.

- Mejor me escondo en tu sombra, pues no deseo ser descubierta. Te sugiero, hada, que tú también te escondas. Cuidado y te encuentran para luego venderte. – dijo Midna, riéndose a carcajadas.

- ¡Cállate, princesita! ¡Los Gorons sin amigables y frente a ellos no corro peligro! – exclamó enojada.

- Bueno, lo que digas. Nos vemos luego...

Luego que la Twili se escondió en la sombra del héroe, Link se decidió a caminar a la parte central de la aldea, pues deseaba buscar si en alguna de las viviendas se encontraba el líder de los Gorons.

- Todo esto está muy silencioso, Link, me pregunto dónde estarán los Gorons.

- Tienes razón, se supone que en una aldea las cosas deben ser más activas, todo esto es muy... ¡Cuidado!

Una gran roca estuvo a punto de impactar al príncipe. Si no hubiera sido por la velocidad en que la esquivó, hubiera sido lastimado.

- ¡Link!

- ¡Diosas! ¿Qué fue lo que ocurrió? – preguntó espantado.

La pregunta del joven no tardó en ser respondida, pues pudo ver como de una de las partes más altas de la aldea aparecieron extraños seres con enormes rocas de las manos.

- ¡Esos son...!

- ¡Los Gorons, son ellos!

- ¿Por qué nos atacan? ¡Se supone que debieron reconocerme en seguida! – preguntó Link.

Los Gorons lanzaron otra roca en dirección a Link, haciendo que el joven la esquive una vez más.

- ¡Esperen! ¿Por qué me atacan? – preguntó el joven a los Gorons.

- ¡Intruso! ¡El sello ha sido roto sin explicación alguna! – gritó uno de los Gorons.

- ¡Nadie ha roto el sello antes! ¡Debe ser un brujo, atrápenlo! – gritó otra de las criaturas.

- ¡No, yo no soy un brujo! ¡Por favor, escúchenme! – suplicó el príncipe.

Link trató de conversar con los Gorons de la mejor manera, pero estos estaban reacios a escucharlo. Esa situación le obligó a buscar un lugar donde esconderse de las piedras, pero al darse la vuelta se encontró con más de ellos, quienes los atraparon y aprisionaron.

- ¿Qué hacen? ¡Suéltenme! – exigió Link, molesto.

- ¡Déjenlo ir! ¡Él no es una mala persona, solo ha venido a...! – rogó Navi, desesperada.

- Te llevaremos a nuestro jefe. Él sabrá qué castigo darte por tu insolencia al ultrajar nuestro lugar secreto.

A pesar de sus esfuerzos por zafarse, Link no pudo lograr que los Gorons lo suelten, pues el número, fuerza y tamaño de ellos impedían que se pueda mover.

Todo el grupo de seres, junto con su actual prisionero, fueron hacia la cámara central de la aldea, donde se encontraba su líder.

...

Observando a los rayos del sol iluminando el azulado firmamento aparecido de la mañana, se encontraba el jefe de los Gorons en la capilla de la aldea que habitaba. A diferencia de sus subordinados tenía un mayor tamaño y una que otra característica diferente, como cabello blanco en puntas o un semblante más serio y formal.

Desde hace varios días el jefe Goron tenía una sensación que no lo dejaba conciliar el sueño, un presentimiento que le indicaba que muy pronto llegaría un tan esperado día.

- ¿Será posible? ¿Será que las Diosas pronto nos traerán algún mensaje? Espero que así sea, pues este eterno encierro ha causado muchos pesares a mis antepasados y a nosotros mismo. Ya tiene que llegar el día en el que...

El jefe Goron no pudo completar sus preocupados pensamientos, pues escuchó que afuera se estaba armando un alboroto. Rápidamente, se dirigió a abrir los grandes portones y vio que muchos de sus subalternos casi cubrían la entrada.

- ¿Qué es lo que sucede aquí? – preguntó con firmeza.

- Jefe Darunia, hemos traído aquí a un intruso que ha roto el sagrado sello de nuestra tribu.

- ¿Qué cosa? ¡Eso es imposible! ¡Nadie puede romper ese sello! – exclamó impactado.

- Lo que decimos es verdad, no sé cómo lo habrá hecho. ¡Talvez, se valió de la brujería!

- ¡Déjenme verlo inmediatamente!

Los Gorons se separaron para permitirle a su jefe ver al intruso. Preocupado, Link se dirigió a Darunia.

- Yo no soy ningún intruso, yo he venido aquí a cumplir una importante misión.

Navi también salió para poder abogar por su amigo, pues estaba preocupada de que los Gorons tomen medidas drásticas para con él.

- Lo que dice Link es cierto, él no es ningún hechicero.

- ¡Esperen un momento! ¿Un joven de ropajes verdes... acompañado de un hada?

Impactado. Esa era la mejor palabra para describir al jefe de los Gorons al descubrir a al joven frente a sus ojos.

- ¡Pero si él es...!

- ¿Qué hacemos con este sujeto, jefe? ¿Desea que lo lancemos a la laguna de lava? Creo que eso sería un buen castigo para...

- Suéltenlo...

- Pero jefe...

- ¡Dije que lo suelten! ¡Es una orden! – ordenó enfurecido.

Los Gorons, asustados por la sonora voz de su jefe, soltaron a Link.

- Ven conmigo, muchacho.

Link decidió no hacer preguntas por el momento, simplemente siguió al líder de los Gorons y entró con él a la habitación en donde este antes se encontraba.

...

El príncipe notó que el cuarto era parecido a la capilla del templo de bosque, había una escultura de las tres Diosas con la Trifuerza en medio, pero a diferencia con la anterior, es que esta tenía una joya color roja con filos dorados en el medio.

- Disculpa el recibimiento que te dieron los chicos, pero ellos no tienen conocimiento de que el único que puede romper el sello es el Héroe Elegido por las Diosas, además nunca habían visto a una persona real, solo por medio de libros han sabido como son físicamente; yo también estoy sorprendido de tenerte frente a mí.

- No se preocupe, por suerte usted llegó a tiempo. Me alegro mucho que me haya reconocido. – dijo sonriendo cortés.

- Las Diosas anunciaron tu venida, así que otra persona jamás podría pisar este lugar.

- Qué bueno que lo tiene muy presente.

- Veo que has puesto gran atención la escultura que se encuentra aquí, sobre todo por el rubí que está en medio.

- Me llama la atención.

- Me imagino que ya viste la Esmeralda Kokiri, la que está situada en el Templo del Bosque.

- Así es, ¿cómo lo sabe? – preguntó el joven sorprendido.

- Porque esta es una de las tres piedras espirituales que utilizó el Héroe del Tiempo para poder acceder a la Espada Maestra. Estas reliquias han pasado de generación en generación a tres sabios, entre esos yo, pero lamentablemente, la que velaba por el Templo del Bosque, falleció en una terrible pelea contra el Rey del Mal.

- Si conozco esta historia, fue por defender la espada que en estos momentos estoy portando.

- Saria fue muy valiente...

El escuchar ese nombre provocó que la memoria de Link, una vez más, empiece a trabajar. Recordó la misma escena en la que se vio a sí mismo viviendo en un pueblo rodeado de niños, y como entre ellos vivía una que siempre lo acompañaba y cuidaba. Una niña de cabello verde y ojos azules, a la que consideró una de sus mejores amigas.

- ¿Saria? Creo que he escuchado ese nombre antes... – dijo entristecido.

- ¡Yo si lo he escuchado! Ella era una linda niña que vivía en el Bosque Kokiri junto con el Árbol Deku. No puedo creer que ella esté muerta. – dijo Navi, sumamente apenada.

- Navi, creo que la chica a la que el Jefe Goron se refiere no es la misma que tú conoces, pues mi papá me dijo que ella era una joven, no una niña. – contestó Link.

- Así es, pero por lo que veo frente a mis ojos, su acción de defender la espada resultó exitosa, por esa razón estás aquí. Permíteme presentarme, mi nombre es Darunia, soy el sabio de este templo y el jefe de la tribu de los Gorons.

- Mi nombre es Link, mucho gusto.

- Yo soy Navi, el gusto también es mío.

- ¡Ja! Eres la viva reencarnación del Héroe del Tiempo. Mi antepasado tuvo el gusto de conocerlo. Ahora entiendo por qué tengo la sensación de conocerte; al igual que él, iba acompañado de un hada.

- Inexplicablemente, yo tengo la misma sensación, hay cosas que trascienden con el paso del tiempo. – mencionó el príncipe con una sonrisa.

- Así es, y espero poder ayudarte en tu importante misión, una vez más. ¿Qué puedo hacer por ti, Link?

- Necesito llegar al Gran Santuario Antiguo, pues ahí se encuentra la llama sagrada que me permitirá fortalecer mi espada.

- ¿La llama sagrada? Eso ya no existe.

- Sí existe, puedo despertarla. Eso déjemelo a mí.

- El Gran Santuario Antiguo se encuentra en el cráter de esta montaña, está un poco viejo, pero aún sigue con sus pilares firmes.

- Eso es lo que me preocupa, el cráter del volcán es incandescente, no sé cómo podré soportar esas temperaturas.

- Ese no es ningún problema, pues tengo exactamente lo que necesitas.

Darunia se dirigió a una de las cortinas de la capilla, las separó de par en par y le mostró al príncipe algo que nunca en su vida había visto antes. Una majestuosa armadura conformada por un gorro puntiagudo color rojo oscuro y una túnica del mismo tono; un peto, cinturón y botas doradas, que se encargaban de cubrir la mencionada prenda; y finalmente, para complementar la elegancia del traje, este tenía una especie de corona con una gema color verde en el centro.

- Esta armadura te ayudará a protegerte del insoportable calor del cráter, no creas que porque es metálica será todo lo contrario.

- Está increíble esa armadura, muchas gracias. Cuando la termine de usar se la traeré de vuelta. – dijo animado.

- No, muchacho, esto te pertenece, desde tiempos inmemoriales está esperando por ti.

- Vaya... en serio se lo agradezco, prometo cuidarla siempre.

- Póntela de una vez, estoy seguro de que está hecha a tu medida...

Link se quitó el gorro, la túnica y las botas, se quedó con la cota de malla y enseguida se puso la armadura que Darunia le había entregado; le sorprendió enormemente que a pesar de lo pesada que se veía, fuera liviana y se sintiera cómoda con ella.

- Como me imaginé, te queda a la perfección. ¡Hasta pareces un príncipe!

Link solo sonrió ante ese comentario, pues las palabras del Goron no eran tan desatinadas. Era un príncipe en todo el sentido de la palabra.

Darunia dirigió a Link a una habitación adyacente de la capilla, caminó junto a él por un largo pasadizo, hasta que llegaron a una estatua con la forma de un Goron.

- Tras esta estatua se encuentra el cráter de la Montaña de la Muerte, camina unos cuantos pasos y llegarás a una laguna de lava, crúzala por sus plataformas flotantes y llegarás al Gran Santuario Antiguo.

- Gracias por su ayuda, espero encontrar pronto la llama sagrada.

- Hay algunos monstruos sin importancia por los alrededores, pero no creo que te sea difícil vencerlos. En sí, el templo no tiene ninguna amenaza de peso.

- Menos mal. – dijo el joven, aliviado.

- Link, si tú llegas a cumplir con tu cometido, lograrás también uno de nuestros más grandes sueños, poder salir de este lugar libremente, pues hemos estado esperando tu llegada en el encierro, y ahora que eso ha ocurrido, somos libres.

- Entonces, con más razón, me esforzaré por salir triunfante, por su libertad.

- Gracias, Héroe Elegido. Qué las Diosas te acompañen en tu travesía.

Luego de la despedida, Darunia empujó la gran estatua, permitiendo que Link pase y llegue rápidamente a donde se encontraba dormida la llama sagrada de Eldin.

...

En el verde y suave pasto del Templo de las Sombras, Zelda se encontraba rodeada de un numeroso grupo de gatos, de todos los tamaños y edades. Desde que llegó al escondido pueblo pudo notar que la especie felina era muy común en esa zona, algunos eran mascotas de los Sheikahs habitantes y otros paseaban como almas libres por todos los rincones.

A la princesa nunca le desagradaron los animales, al contrario, desde niña le gustaba jugar con ellos u observarlos desde la lejanía, pero tenía que admitir, que desde que se casó con su príncipe, aprendió a amarlos de una manera más profunda, pues la conexión que este tenía con la fauna era maravillosa.

Uno de los suaves y peludos felinos rozaron su cuerpo cariñosamente con su falda, mientras que ella se tomó unos minutos para darle pequeños mimos devolviéndole el gesto. Poco después desvió su atención a un peculiar objeto que tenía en sus manos, uno muy especial que estaba haciendo desde hace tiempo.

- Ya que aún no logro conmemorar los hechos que mi corazón anhela, al menos mis manos han recordado como hacer esto. Cómo desearía poder dárselo en este...

- ¡Princesa!

Zelda escuchó la voz de Azael aproximarse hacia ella, así que rápidamente escondió lo que estaba haciendo con ayuda de su magia. Se dio la vuelta sin parecer nerviosa.

- Hola, Azael...

- Hola, princesa, ¿cómo está?

- Estoy bien, gracias por preguntar.

- Me alegro, ¿desayunó bien? Porque hoy le toca entrenar conmigo y necesito que tenga muchas energías. – indicó animado

- Ya lo hice junto con Impa, no te preocupes. – respondió cordial.

- Me alegro, hoy voy a enseñarle nuevos hechizos característicos de nuestra raza; la espero en el campo de entrenamiento.

- Está bien, iré en un momento.

Antes de que Azael se retire, Zelda lo detuvo con una pregunta.

- Azael, hay algo que desde hace tiempo he querido preguntarte...

- Claro, ¿qué necesita saber?

- ¿Desde cuándo estás enamorado de Impa? – preguntó curiosa.

El joven se quedó en silencio unos segundos, luego respondió con una sonrisa.

- ¿Tanto se me nota, princesa? – preguntó sonrojado.

- Demasiado, diría yo. ¿Por qué no se lo confiesas? – preguntó sonriente.

- Bueno, ella sí lo sabe, pero... Es una larga historia. – dijo apenado.

- ¿Y si me la cuentas? Me gustaría saberla para ver si se relaciona a algo que tengo en mente.

- Bueno, se la contaré, pero le pido de favor que no le diga a Impa lo que saldrá de mi boca, porque si se entera de que hablé de más, es capaz de matarme.

- No te preocupes, no diré absolutamente nada. – respondió sonriente.

Los jóvenes se quedaron conversando, y a medida que la princesa escuchaba al Sheikah se acordaba de su esposo, pues al igual que él, tenía muchas penas perturbando su corazón, ya sea por la distancia con su amado o por la última horrible pelea que tuvieron antes de separarse.

...

Siguiendo las indicaciones de Darunia, Link atravesó el cráter de la montaña de la muerte; gracias a la nueva armadura adquirida, pudo soportar las fervientes temperaturas.

El joven cruzó las plataformas que iban y venían del lago de lava, para luego llegar a un sitio menos caluroso, donde pudo visualizar el cielo azul encima de su cabeza y varias entradas abiertas con unas estatuas en forma de sapo.

- Vaya, no puedo creer que esto siga siendo parte del cráter de la montaña. – dijo Midna, saliendo de la sombra de Link.

- Hasta que te decides a salir. – dijo Link, desganado.

- ¿Qué querías que haga? ¿Qué esos Gorons se espanten al verme? ¡Recuerda que yo no soy parte de este mundo!

- ¿Cuándo piensas revelar más cosas sobre ti, o sea, pienso que Link tiene derecho a saber con quién se encuentra? No vayas a ser una enviada de Ganondorf y quieras asesinarnos. – refutó el hada.

- ¡Tonta, yo no soy enviada de ese mal nacido! Primero debo ver cómo este chico consigue la llama sagrada, es una especie de prueba para verificar si es digno de salvar mi mundo.

- ¿Perdón? Entonces si no me crees "digno" no deberías pedirme ayuda. – dijo Link, molesto.

- Por ahora no hablemos de ese tema, es importante seguir nuestro camino.

Link ya estaba empezando a hartarse de la actitud de Midna, pero debido a su gran sentido del honor, no podía romper su promesa, además le preocupó lo que le había dicho hace unos momentos, que la seguridad de su mundo también dependía del de ella.

Los tres siguieron su camino, hasta que llegaron a una gran y vieja edificación, Link no tuvo ninguna duda, que se trataba del Gran Santuario Antiguo.

- Hemos llegado.

- ¡Hey, Link! ¡Ni siquiera hemos entrado y ya se percibe un calor insoportable desde aquí! – se quejó Navi.

- Creo que es mejor que te escondas en mi ropa para que te protejas. – sugirió el joven al hada.

- ¡Muy bien, yo me protegeré con tu sombra! – indicó la Twili, riéndose

- Lo que digas, Midna.

Las acompañantes de Link se escondieron en sus respectivos sitios, luego el joven bajó las escaleras del templo y se adentró lentamente al interior del mismo.

...

El Gran Santuario Antiguo, según una antigua leyenda, fue construido por un rey que resguardaba un gran y desconocido tesoro; incluso unas extintas especies, llamados Mogumas, siempre trataron de localizar dicha reliquia, pero jamás pudieron hallarla, pues al final otro se les había adelantado.

Link se dio cuenta de que había llegado a una habitación un poco deteriorada por el paso del tiempo, pero con un gran río de lava que seguía en actividad; frente a este estaba ubicada una puerta.

- ¡Perfecto! Frente a mí hay una puerta y no hay manera de cruzar este río. – se quejó el joven con ironía.

- ¡Debe haber una forma, Link! Un puente o algo parecido. – dijo Navi, desde su escondite.

El príncipe se puso a observar a sus alrededores para ver si encontraba algo que le pudiera ayudar cruzar el río de lava, hasta que sus ojos se posaron en una extraña planta que goteaba pequeñas gotas de agua.

- Esta planta es especial. Al parecer el agua que contiene tiene la propiedad de convertirse en roca... ¿Y si lanzo la planta completa a la lava? ¿Qué sucederá? – se preguntó a sí mismo.

Link sacó de su alforja mágica el látigo que consiguió en la búsqueda de la llama sagrada de Farone, se posicionó frente a la planta acuosa y la golpeó, lo que provocó que esta caiga en la lava y se forme una gran estructura rocosa, lo suficientemente firme para ayudarlo a pasar al otro lado.

El joven saltó sobre la roca, y antes de que esta se desintegre se trasladó hacia el otro lado, llegando exitosamente a su cometido.

- ¡Bravo, Link! ¡Lo conseguiste! – bramó el hada.

- Una vez más me has sorprendido, su respetable alteza. – dijo Midna.

- No es nada del otro mundo, eso lo descubrí al ver esa planta gotear en la lava.

- ¡Bueno, ya basta de charla! Continúa a la otra habitación, veremos qué se encuentra escondido ahí. – ordenó la Twili.

- Midna, ¿quieres dejar de ordenarme de esa manera? No creas que porque eres princesa tienes derecho a eso. No es que yo tenga delirios de grandeza, pero yo también soy un príncipe, prácticamente somos iguales. – reclamó enojado.

- Deja el drama...

...

Sentado en su majestuoso y oscuro trono, bebiendo una copa de vino, se encontraba Ganondorf perdido en sus pensamientos.

Según su oráculo, sabía que el Héroe Elegido estaba en búsqueda de la siguiente llama sagrada; eso no lo preocupaba en lo absoluto, pues con el fragmento del poder en sus manos se sentía sumamente poderoso, incluso mucho más que en sus pasadas vidas; sin embargo, había un importante detalle que lo preocupaba, pues por ningún lado lograba encontrar o percibir la presencia de la princesa Zelda.

- ¡Ferrus, ven aquí inmediatamente! – ordenó irascible.

Con suma rapidez, Ferrus entró a la sala de trono, se arrodilló frente a su amo y se puso a las órdenes.

- ¿Llamó usted, mi señor?

- ¿Cómo va la búsqueda de la princesa? Desde que llegaron esos malditos Sheikahs a llevárselo te he ordenado que la encuentres.

- Amo, la hemos buscado por todas partes y no la hemos hallado, parece como si se la hubiera tragado la tierra.

- ¿Es eso problema mío? ¡Debes encontrarla a como dé lugar, imbécil! El mocoso del héroe ya va en búsqueda de la segunda llama sagrada y aún no hayamos a la princesa. Debemos encontrarla antes de que él fortalezca la espada por completo. – reclamó enfurecido.

- Lo sé, mi señor, duplicaré mis esfuerzos por encontrarla. – indicó intimidado por los gritos.

- ¡No quiero errores, Ferrus! ¡Lárgate de una vez!

Luego de que Ferrus se retiró, Grahim apareció ante su amo, pues a escondidas, escuchó toda la conversación.

- Mi señor, no encargue al inútil de Ferrus una búsqueda tan importante, permítame a mí hacerla personalmente. Le aseguro que le traeré a la princesa viva o muerta, como usted lo prefiera.

- ¡La quiero viva, Grahim! Tengo que darme el gusto de matarla con mis propias manos, al igual que al imbécil de su marido.

- ¿Dónde la tendrán esos infelices de los Sheikahs? Parece que en todas las eras esos fieles perros de la Diosa fastidian la existencia. Tengo tantas ganas de...

Grahim no pudo terminar su frase, pues ante la presencia del Rey del Mal se presentó el tirano de las sombras, Zant.

- Saludos a mi venerable dios. Vengo a anunciarle que ha llegado el día de partir a mi mundo a tomar mi preciado trono.

- Espera, antes de que te vayas quisiera pedirte un favor.

- ¿Qué favor, mi señor?

- El indeseable héroe está próximo a encontrar la siguiente llama sagrada. No es que me preocupe que la consiga, pero ponerle una traba no sería mala idea. – comentó con una macabra sonrisa.

Grahim se sobresaltó al escuchar las palabras de su amo, pues no le gustaba para nada que le pida favores a Zant.

- Amo, yo con mucho gusto puedo encargarme de ese mocoso, al igual que la vez pasada, yo...

- La vez pasada fallaste en tu plan, reviviste a Koloktus y terminó peor que la primera vez. Esta vez tú no te encargarás de eso.

- Pero amo...

- Esta vez será Zant el que se ocupe...

El villano se sintió encolerizado al ver que Zant se iba a encargar de Link. Le desagradaba en sobremanera las consideraciones que Ganondorf tenía para con él.

- No se preocupe, mi dios, usted ni se imagina lo que tengo planeado para ese bastardo. – dijo riéndose frenéticamente.

Zant creó una enorme y oscura esfera de energía en sus manos, y complacido la observaba...

...

Link llegó a otra zona exterior del templo. Pudo visualizar que varias partes de la edificación estaban inaccesibles y destruidas; definitivamente al igual que la Gran Caverna Ancestral, el sitio donde se encontraba también había sido víctima del paso del tiempo.

- Desde afuera se ve en mejor estado, aquí está casi todo destruido. – comentó Navi.

- No todo está inaccesible. El gran portón del fondo es el único que no está en ruinas. Pienso que ahí se encuentra la llama sagrada, pues está cerrada con un candado y también distinta a las demás entradas. Debemos tomar el camino de nuestra derecha para ver si ahí hay alguna manera de llegar hasta ese sitio.

- ¡Bien, andando! – dijo la Twili.

Link tomó el corredor de su derecha, y al final del mismo encontró una puerta cerrada; con fuerza la levantó y se adentró a otra calurosa e interior habitación.

La habitación a la que llegaron tenía forma cilíndrica. Había varios niveles ubicados de abajo hacia arriba, pero lo peculiar de este sitio era que había otro lago de lava en el centro, pero cubierto con un piso de redes metálicas.

- Al menos este lago de lava tiene piso. – dijo el hada, aliviada.

- Sí, pero este silencio no me da confianza, siento que nos están observando. – comentó el príncipe.

- Han de ser ideas tuyas, Link.

- Espera, hada, el príncipe tiene razón; nos están observando.

Cuando Midna terminó su frase, un montón de flechas empezaron a caer en el sitio. Link las esquivó con facilidad y se cubrió con uno de los pilares que estaban por ahí.

- ¡Mira, Link! ¡Nos atacan!

- ¡Son bokoblins de fuego! – dijo el joven, sorprendido.

- ¡Tenemos que derrotarlos, sino sus flechas terminarán matándonos! – exclamó Navi.

- Tengo una idea. – dijo Midna saliendo de su escondite.

- ¿Cuál es la idea?

- Yo me trasladaré hasta arriba y los iré empujando para que caigan al suelo, en ese momento, aprovecharás la oportunidad para acabarlos.

- Eso haré.

De repente apareció otro bokoblin, pero a diferencia de los otros, este tenía mayor tamaño y no estaba rodeado por fuego; en sus manos tenía un gran arco con flechas, muy diferente al que usaban sus súbditos.

- ¡Ese debe ser el líder! – gritó Navi.

- ¡Empújalo a él primero, Midna! – pidió el joven.

- ¡Tú, hada, distrae a los demás para que no ataquen a Link!

- ¡Bien, eso haré! ¡Y me llamo Navi, ¿entiendes? Navi!

Navi y Midna ascendieron hacia donde se encontraban los monstruos; la Twili emergió con velocidad hacia donde estaba el líder y con su cabello en forma de mano gigante, lo empujó. Con gran rapidez, el bokoblin cayó al suelo, oportunidad que el príncipe aprovechó para aniquilarlo con su espada.

El monstruo le lanzó un flechazo a Link con la intención de lastimarlo, pero este con gran velocidad se cubrió con el escudo. A medida que el joven se aproximó al villano, con su misma arma de protección, lo noqueó, y en ese momento aprovechó su confusión para acabarlo por medio de varios tajos.

Link se sintió satisfecho de haber podido acabar con el bokoblin, pero hubo dos cosas que lo extrañaron. La primera era que este tenía una gran llave parecida a la que encontró en la Gran Caverna Ancestral, en ese momento, dedujo que se trataba de la misma que abriría la puerta donde se encontraba la llama sagrada; sin embargo, hubo otro objeto que le llamó la atención, pues el monstruo, en sus manos, tenía un majestuoso arco; inmediatamente lo tomó, se maravilló con la firmeza de su cuerpo y los detalles grabados que poseía.

- ¡Link!, ¿y si nos ayudas? – gritó Navi, desesperada.

- ¡Cierto, estás distrayendo a los monstruos!

Link tomó el carcaj de flechas, colocó una en el arco y apuntó a uno de los monstruos, para finalmente dispararle.

- ¡Bien hecho, Link! ¡Ahora ataca a los demás!

El príncipe, haciendo uso de su excelente puntería, hizo caer a los monstruos con gran rapidez. Podía escuchar los gritos de blasfemia de cada uno de ellos al ser heridos de tal forma, pero estos sin poder hacer nada, tuvieron que resignarse a su triste y merecido final.

- ¡Vaya, qué puntería! – exclamó Midna.

- ¡Eres increíble, Link! ¡Acabaste con todos ellos de inmediato y no tienes ningún rasguño! – lo halagó Navi.

- No es para tanto, desde niño sé manejar el arco y la flecha... pero hay otra persona que me supera. – recordó, sumamente sonrojado.

- Tu hermosa esposa, ¿cierto? – preguntó Midna, con voz pícara

- ¿Cómo lo sabes, Midna? – preguntó sorprendido.

- Eso es un secreto, después te enterarás. Por cierto, también debo reconocer que eres buen espadachín, aunque te informo que mi esposo no se queda atrás, él también es muy bueno. – informó con arrogancia.

- ¿Eres casada? – preguntó impactado.

- ¡Claro que soy casada! ¿Por qué lo dudas?

- Bueno, no creí que alguien como tú...

- ¿Alguien como yo? ¿Crees que porque estoy dentro de este horrendo cuerpo, no tengo derecho a amar y tener alguien que me ame? ¡Este físico no es mi forma real! – reclamó indignada.

- Yo no quise decir eso...

- ¡No tienes por qué ofenderme de esa manera, idiota!

- Midna, espera...

La Twili, ofendida, se escondió en la sombra del héroe; Link no entendía su inestable actitud.

- ¿Qué le pasa? ¿Por qué se puso así? – preguntó confundido.

- Porque creyó que le dijiste fea, Link. Tu comentario fue como que... ella no podía tener esposo por ser como es.

- ¡Yo no le dije nada ofensivo! ¿Por qué las mujeres son así de complicadas?

- Deberías disculparte...

- Pero...

- ¡Hazlo, Link!

- ¡Ay, Diosas! Está bien... Midna, no tuve intención de ofenderte. Lo siento.

La Twili salió de la sombra, para dedicarle una mirada de enojo al héroe.

- Está bien, solo lo haré porque, si vamos a convivir en este tiempo, debemos llevarnos bien, pero que no se repita.

- No se repetirá, lo prometo.

- Bueno, es mejor que conti...

De repente el piso comenzó a descender de manera inexplicable, causando gran sorpresa en el príncipe y su compañía.

Una vez que el suelo detuvo su movimiento, Link vio que frente a él apareció un espacio donde estaba un gran y elegante cofre color carmín con bordes dorados.

- ¡Un cofre, Link! ¡Ábrelo para ver qué contiene! – pidió el hada.

Link se acercó al cofre para abrirlo, y sus ojos se maravillaron al ver lo que tenía dentro; una majestuosa joya blanca con tonos tornasoles. Tenía forma de varias plumas unidas entre sí, que al cambiarla de posición se podía visualizarla de diferentes colores.

- ¡Woow, Link! ¡Esa piedra es hermosa! ¿Es un diamante? – preguntó el hada.

- No es un diamante. Conozco todas las piedras preciosas y sus características, pero esto es algo que nunca había visto. – expresó ensimismado, observando la maravillosa joya.

- Bueno, quédatela, ahora es tuya. Es mejor que sigamos con nuestro camino, ya tenemos la llave para abrir la habitación donde se encuentra dormida la llama sagrada. – dijo el hada.

- Vi una puerta en la cima de todo esto, los teletransportaré hacia allá para llegar más rápido. – dijo la Twili.

Midna provocó que Link y Navi se desfragmenten en varias partículas oscuras, para luego teletransportarlos hacia el último piso de la habitación.

...

Ganondorf se encontraba en la sala del trono junto con Zant. Reían a carcajadas debido a una acción recién cumplida.

- ¡Quisiera ver la cara de ese idiota con la sorpresa que se encontrará! – dijo Zant enardecido por la gracia.

Ambos villanos se reían sin parar debido a conversación, mientras que Grahim, observando a lo lejos, no estaba nada contento con dicha situación.

...

Después de un largo camino recorrido, Link llegó a la gran puerta del santuario. Se sentía contento de saber que estaba a un paso de conseguir la siguiente llama sagrada.

- Por fin hemos llegado, la segunda llama sagrada se encuentra aquí dentro. – dijo el joven.

- Por suerte, como dijo Darunia, no hay ningún monstruo que nos impida el paso, así que podemos entrar tranquilamente. – dijo Navi.

Link encajó la llave en la cerradura de la puerta, abriéndola de par en par.

El joven entró a la habitación, sin imaginarse que dentro lo aguardaba un gran y misterioso peligro...

...

La habitación a la que entró Link tenía forma circular y algunos pilares decorándolo. Se puso a buscar con la mirada la puerta que lo llevaría hasta la llama sagrada.

- Detrás de esa puerta se encuentra la llama sagrada, vamos para allá.

El joven aceleró el paso hacia la puerta dorada, pero inesperadamente el suelo comenzó a temblar.

- ¿Qué sucede, Link? – preguntó Navi.

- ¡No sé, parece que es un temblor! – respondió alarmado.

El suelo empezó a descender, hasta que se colocó encima de una plataforma rodeada por un gran río de lava. Las paredes rocosas bordeando lanzaban pequeñas gotas de la peligrosa sustancia, que paulatinamente cambió su tonalidad rojiza por una oscura y azulada.

- ¿Qué es lo que está pasando? – preguntó Link, espantado, observando el cambio que sufría la lava.

Midna apareció alarmada debido a la horrorosa situación que se estaba presenciando... al ver el color de las llamas se impactó en sobremanera.

- ¡Este no es fuego común, es...!

El terreno volvió a sacudirse con un fuerte temblor, y de la peligrosa lava azulada emergió un dragón alargado color negro con líneas luminosas abarcando su escamoso cuerpo; no poseía extremidades y se asemejaba mucho a una serpiente; tenía un cabello blanquecino que se agitaba con el brusco movimiento de sí mismo; y sus ojos poseían una tétrica y rojiza coloración, que se complementaban con la brillante piedra azulada que se encontraba en el centro de su frente.

- ¡Un dragón crepuscular! – gritó Midna, espantada.

- ¿Un dragón? – preguntó Link, impactado.

El enorme dragón soltó un sonoro y terrorífico rugido de sus fauces, de donde salió una llama azul que iba en dirección al príncipe.

- ¡Cuidado, Link! – gritó Navi.

El héroe pudo esquivar a tiempo el ataque, pero no pudo evitar estremecerse al saber que estuvo a punto de ser incinerado.

- ¡Navi, no salgas de mi ropa! ¡Este calor te va a hacer daño! – ordenó el príncipe.

- ¡No importa, no puedo dejarte solo! ¡Debes buscar el punto débil de este monstruo!

Link seguía esquivando los ataques del dragón, pero debido a que este flotaba le era imposible golpearlo con su espada.

Midna veía la escena aterrorizada, tenía que buscar la manera de ayudar al príncipe, hasta que a su mente llegó una brillante idea que esta estaba relacionada con lo que había leído referente a los legendarios dragones de su mundo.

- ¡Link, la piedra de su frente, debes rompérsela!

Inmediatamente, Link visualizó la piedra de la frente del monstruo, así que para destruirla tomó su arco y flechas.

- ¡Dispárale! ¡Link, acaba con él de una vez! – bramó el hada.

El joven colocó la flecha en el arco, y apuntando lo mejor posible, la lanzó a la piedra del monstruo. Un rugido de dolor se escuchó en el ambiente, pues el dragón del ocaso había caído al suelo, oportunidad que aprovechó Link para acercarse.

Dando uso de sus grandes habilidades, Link con su espada golpeó la piedra del dragón; poco a poco la gema empezó a fisurarse.

Cuando faltaba poco para que la piedra se haga trizas, el monstruo observó que una parte del brazo derecho del joven no estaba protegida por la armadura, así que sin dudarlo le dio una gran y poderosa mordida.

- ¡Aghh! – gritó el joven, terriblemente adolorido.

- ¡No, Link! – gritó Navi, espantada.

- ¡No puede ser, ese maldito lo mordió!

Una vez más el enorme dragón se elevó a las alturas, y Link, con el brazo herido y ensangrentado, decidido atacarlo una vez más, así que volvió a apuntarle una flecha a la frente.

- ¡Esta vez sí acabaré contigo! – exclamó enfurecido.

Una flecha volvió a impactar al dragón crepuscular, y como la vez anterior volvió a caer al suelo, dándole la oportunidad a Link de acercarse para golpearlo.

El príncipe no iba a titubear esta vez en impactar al monstruo, así que aplicó una de las técnicas enseñadas por su maestro para pulverizar a la piedra, el golpe de gracia.

Link posicionó su espada en dirección a la piedra, y de un gran salto la clavó en el centro, provocando que esta se rompa en mil pedazos y el monstruo ruja más fuerte que antes.

El gran dragón comenzó a volar por todos lados sin saber a dónde ir, hasta que se chocó con una de las incandescentes paredes del sitio; esto provocó que comience a desintegrarse y lentamente desaparezca del lugar.

El río de lava azulada empezó a regresar a su tonalidad rojiza original, luego el piso ascendió hasta que se posicionó a donde se encontraba antes, frente a la puerta dorada donde dormía la llama sagrada.

- ¡Lo hiciste, Link! ¡Venciste a esa abominable bestia! – bramó el hada.

- Felicidades, alteza, con eso me has probado que puedo confiar en ti para salvar mi mundo.

- Solo... hice lo que tenía que hacer. – contestó, respirando con agitación.

Link caminó en dirección a la puerta dorada, pero de repente se quejó del dolor de su brazo.

- ¡Link! ¿Estás bien?

- Estoy bien, Navi, solo me dolió un poco la mordida de ese dragón.

- Estás muy pálido y ojeroso, me preocupas. – continuó Midna.

- No importa, debemos ir a donde se encuentra la llama. – insistió Link.

Con dificultad, el príncipe caminó hasta la puerta dorada, mientras que Midna, siguiéndolo, lo observaba con extrema preocupación.

- Qué no le pase nada...

...

Una vez que el joven vio el símbolo de la región de Eldin, pudo ver que debajo se encontraba el gran y oxidado contenedor que poseía a la dormida llama.

Sacó su ocarina y se puso a entonar el cántico capaz de despertar la sagrada energía, el Poder de Din.

Una vez que la canción finalizó, el contenedor comenzó a brillar de manera cegadora; del mismo brotó con gran fuerza una llama de coloración roja intensa.

- ¿Esa es la llama? ¡Fortalece tu espada, de prisa! – exigió la Twili.

Link, con la mano totalmente temblorosa, posicionó su espada frente a la calurosa llama, y esta con gran velocidad se internó, hasta que el último retazo de energía abandonó el contenedor.

Una vez que la espada absorbió la llama en su totalidad, esta brilló intensamente, incluso mucho más que la primera vez que se fortaleció.

Link sintió una enorme energía recorrerlo entero por varios minutos, pero a diferencia de la vez pasada, sentía que no la estaba recibiendo de la misma manera. Algo extraño estaba pasando con su cuerpo y no lo comprendía.

Cuando la espada estuvo lista, Link quiso probarla haciendo algunos movimientos, pero no se sentía con fuerzas para aquello; decidió guardar el arma en su funda, y cuando eso ocurrió, vio como el fragmento de su mano derecha brillaba con mayor intensidad.

El joven observó con una sonrisa la marca de su mano brillando, sin embargo, ese gesto fue remplazo por una mueca de desagrado; se agarró el pecho con fuerza y empezó a quejarse de dolor.

- ¡Link! ¿Qué te ocurre?

Link no respondió al llamado del hada, simplemente dio fuerte quejido de dolor y cayó desplomado al suelo, mientras que la sangre de su brazo salía sin límites de la herida.

- ¡No, Link! ¡Despierta! – suplicó Navi, desesperada.

- ¡Lo que me temía!

- ¡Debemos ayudarlo, no podemos dejar que se muera!

- Por lo pronto llevémoslo donde el jefe Goron. Esperemos que él pueda hacer algo para auxiliarlo.

Midna teletransportó a Link y a Navi fuera del Gran Santuario Antiguo.

...

Mientras el ocaso se bañaba los terrenos del pueblo de las sombras, la princesa Zelda estaba encerrada en su habitación, exhausta luego de su entrenamiento, pero en vez de tomar ese tiempo para descansar, decidió usarlo en terminar su pendiente.

- Por fin lo he terminado, pero... cómo me gustaría poder dárselo, sobre todo hoy que es su...

Un intenso dolor se apoderó del pecho de la princesa. Esta dolencia no se asemejaba a un impacto físico, más bien tenía que ver con su alma y espíritu... como si algo terrible estuviera a punto de ocurrir.

...

Link se encontraba acostado en una cama, ardiendo en fiebre. Darunia lo había despojado de su armadura y solo lo dejó vestido con la ropa que llevaba debajo de su túnica.

El jefe de los Gorons y Navi observaban al joven muy consternados, mientras que Midna, escondida en las sombras, estaba de igual manera.

- ¡Diosas, no creí que un monstruo lo atacaría! ¡Se supone que ese lugar estaba despejado de ellos! – exclamó el Goron, preocupado.

- ¡Por favor, Darunia, haga algo! – rogó Navi.

- No sé qué podemos hacer, aquí solo hay médicos para los Gorons, no para humanos o hylians. Voy a revisar algunos libros medicinales, espero encontrar algo que lo ayude.

Una vez que Darunia se retiró, la Twili salió de su escondite. Estaba preocupada por el estado del príncipe.

- No quiero sonar pesimista, hada, pero el muchacho no se salvará. – indicó apenada.

- ¿Qué has dicho? ¡Te prohíbo que menciones eso! – reclamó enojada.

- Ese dragón era portador de un veneno oscuro y letal. Link es un ser del mundo de la luz y la sustancia que corre por sus venas es parte de las penumbras, no la va a resistir. Te juro que me preocupa lo que le pase, pues no es justo que muera de esta manera tan espantosa.

- ¡Link no se va a morir! – afirmó Navi, llorando desconsolada.

- Sé que esto es difícil para ti, para mí también lo es, pues... aunque no lo parezca en este corto tiempo el príncipe me ha caído bien. – expresó apenada.

- ¡Mentirosa! Lo único que te interesa es que salve tu mundo.

- ¡Cállate, eso no es cierto! Y en vez de discutir, busquemos una solución para ayudarlo.

- Link tiene una poción de curación en su alforja, hay que dársela de beber para ver si le ayuda.

Navi se adentró a la alforja mágica del héroe, pero grande fue su decepción al ver que la poción no se encontraba ahí.

- ¡No está! Debe haberla dejaba guardada en la carga de Epona.

- ¡Este chico! ¿Cómo se le ocurre hacer eso? ¡Vamos a buscar esa cosa!

Midna teletransportó a Navi con ella hacia donde se encontraba Epona, mientras que Link se quedó solo en la habitación... o al menos eso era lo que parecía.

Una luminosa energía se formó en la alcoba donde se encontraba el agonizante joven, y cuando esta se despejó mostró a un conocido personaje, Sheik.

El Sheikah se fue acercando poco a poco hasta donde se encontraba el príncipe. Se bajó el pañuelo que cubría su rostro y dirigió a unas palabras al mismo, pero con una voz diferente.

- Link... ¿qué te ha pasado? – preguntó con voz ahogada.

La voz de la princesa se reveló ante los oídos del dormido joven, quien en el momento que la escuchó, reaccionó, sin abrir sus ojos.

- Zelda...

...

Comentarios finales:

Quise darle otro uso a la armadura mágica del juego de TP, pues a mi parecer el hecho que funcione con rupias fue algo completamente inútil. En el juego hizo falta un traje para entrar a las Minas de los Gorons.

Espero les haya gustado esta parte de la historia, donde después de mucho tiempo se da un momento romántico y real entre nuestra pareja favorita. El hecho de que esta historia se encuentre en la etapa de la aventura, no quiere decir que el romance haya terminado o se haya pospuesto para después, este se seguirá dando de diversas y especiales maneras que las irán descubriendo en cada capítulo.

Saluditos ^^

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