-¿Por qué crees que existe el odio, Sonny? -Le pregunté mientras veía aquel campo de fútbol vació, como era costumbre en un día lluvioso como lo es hoy, aunque sentada a su lado no se sentía el frió, mas bien un agradable sentimiento que te hacia sentir como si estuvieras en pleno verano, debajo del árbol que da más sombra, con una agradable brisa que pasea de aquí a allá haciendo mover el césped y flores de una pradera.
-El odio no existe. -Dijo con algo de sabiduría en su voz, lo que me hace reír levemente igual que él -Es simplemente la ausencia del amor, pequeña -Volteó a mirarme con una media sonrisa y yo hice lo mismo.
-¿Qué sucedería si yo llego a irme sin decírtelo? ¿Sentirías ausencia de amor hacia mi? -Volví la mirada hacia algún punto perdido en las gradas de aquel campo.
Sabía que muy pronto me tendría que ir, pero no sería capaz de decírselo todavía, es mejor... Por ahora. Me tomó de la barbilla con dos dedos haciendo que lo mirara, esa mirada tan profunda era indescriptible, siempre me dejaba sin aliento, con muchas preguntas sin sentido y sin respuesta, me ponía nerviosa, me ponía alegre, me ponía melancólica, con tan solo mirar sus ojos sentía todo eso y mucho más.
-No lo haría. -Dijo sujetándome aun. -Al contrario... Te amaría mas.-
¿por qué..? sonrió un poco, le devolví la sonrisa tratando de que las lágrimas no se escaparan de mis ojos y comenzarán a correr frenéticas por mis mejillas, no estaba lista aun...
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El incesante aroma de una fragancia inundaba mi respiración obligándome a levantar para averiguar de dónde provenía tan dulce olor, sin abrir los ojos aún, me di vuelta quedando boca abajo con la cara en la almohada de algodón, de seguro era Lory quien está probando una nueva fragancia y el olor se esparció hasta mi habitación que queda muy cerca de la suya, pero no era así, el dulce aroma se sentía más fuerte en la almohada como si la hubieran bañado de aquella colonia, era tan fuerte que me hacía picar un poco la nariz, pero era tan hipnotizante como para quedar dormida al instante de haberla olido.
Estiré mi mano un poco hacia un lado para buscar mi teléfono en la mesa de noche, pero lo que toque era muy diferente a una mesa ¿Otra almohada? Es imposible en una cama donde solo quepo yo. Volví mi mano hacia mi, me di vuelta quedando de nuevo boca arriba y abrí con pereza los ojos, dándole paso a un techo tan blanco como la nieve.
Mire lentamente a mi lado izquierdo, observando no más que un ordenador y tres cámaras puestas en orden sobre una mesa y una en un tripie, desvié la mirada hacia mi lado derecho esta vez observando una puerta que parecía ser el baño, un espejo, un armario que tenía la puerta entreabierta, una especie de tocador -nada femenino- en donde había fragancias de todo tipo y una silla al frente de este que tenia ropa.
Me removí en mi lugar notando que aun traía el pantalón puesto, abrí un poco mas los ojos para notar con mejor claridad aquella habitación desconocida de paredes blancas y cuadros que llenaban los espacios vacíos, me levante lentamente quedando sentada y mirando para al frente dándole paso a una gran cortina de color beige que cubría todo lo que se suponía debía ser la pared.
Ladee un poco las piernas para quedar con ellas en el borde de aquella cama de sábanas también blancas. Cuando mis pies desnudos hicieron contacto con el frío suelo de madera laminada sentí un frió recorrerme de pies a cabeza.
Mire a un lado buscando mis zapatillas y mis calcetines sin éxito, baje de la cama y me agaché para buscarlos debajo de esta, ahí estaban, en la esquina superior, los tome y me los coloque. Me dirigí sigilosamente hacia la gigantesca cortina que pude ver con más detalle, dándome cuenta que al final la cubría un encaje del mismo color que está. La tomé de un extremo para poder ver lo que había detrás, y claro, ¿a quién no le daría curiosidad saber que hay detrás de una cortina que cubre toda la pared? Seguí abriendo la cortina esta vez con más impaciencia y al dejar suficiente espacio como para poder ver, me encuentro con toda la ciudad de Los Angeles detrás de una imponente ventana gigante que hacía el papel de una pared transparente. Mis ojos se abrieron como platos por tan fascinante vista de un cielo manchado de dorado y rosa y tomé otra vez la cortina esta vez abriéndose toda de ambos lados e iluminando todo el cuarto. Podías ver toda la ciudad o al menos gran parte de ella, era hermoso.
La fragancia, que por cierto emanaba de todas partes, le daba un toque de libertad a la escena, se vería más hermoso de noche cuando las luces de los anuncios, autos y edificios cercanos estén brillando. Estupefacta por aquella vista decidí ir a investigar más allá de esa habitación desconocida. ¿en donde estaba? Se ve demasiado limpio para ser un secuestro.
Caminé hasta la puerta que se suponía era la salida de este pequeño mundo, esta vez dándole paso a un gran salón de paredes amarillo pastel, igualmente decorado con arte colgando de ellas, una chimenea a un lado de un ventanal, y un gran sofá, con una mesa de centro en frente, también habían dos sillones a cada lado y unas pequeñas mesas con algunas fotografías encima junto a estos. Me acerqué con curiosidad a aquellas fotografías dándome cuenta de inmediato del lugar en donde me encontraba. Fugazmente los recuerdos del día anterior me golpearon y una sensación de nervios se hizo sentir. Dejé aquella foto de vuelta en la mesa con las manos temblorosas y examiné todo el lugar en busca de ese alguien. ¿Y la "pelea" de ayer? ¿Se habrá olvidado? Ahora me sentía perdida, sin saber a dónde ir
-¿Y mi móvil? -Susurre para mi misma, no me podía ir sin mi querido aparato. -¡Sonny! -Grité su nombre intentando averiguar si seguía en lo que, ahora sabía, era su departamento, pero no escuché más que el sonido de un reloj, que no tenía idea de donde se podía encontrar - ¡SONNY! -Insistí en un grito, esta vez obteniendo como respuesta, su voz diciéndome una simple palabra "arriba". ¿Arriba? ¿acaso hay más arriba? ¿Puede haber más?
Caminé con impaciencia por todo el salón buscando lo que se suponía fueran unas escaleras, sin éxito salí del lugar esta vez entrando a la cocina de paredes grises y mesón de mármol en el centro, con algunas de esas sillas altas. Seguido entré a un pasillo que tenía no más de tres puertas, por lo tanto no era muy largo, abrí con sigilo la primera, encontrando un baño con una gran tina. Seguí por el pasillo hasta la segunda puerta y la abrí, esta vez con más impaciencia, encontrándome otra habitación un poco más pequeña que la anterior, con una cama de sábanas revueltas. Seguí hasta la última puerta que estaba al fondo, por fin encontré las escaleras que irradiaban una luz cegadora, parecía la entrada al cielo, subí rápidamente y con sigilo.
A medida que ascendía la luz se hacía más fuerte, igual que el latir de mi corazón, una ligera brisa se dejaba sentir moviendo mi cabello suavemente y lo acomodé un poco al sentirlo desordenado. Llegué al final del trayecto topándome con una terraza con una piscina no muy grande pero tampoco tan pequeña. Recorrí el lugar con la mirada buscando a Sonny, hasta que logre encontrarlo recostado en una de esas sillas para broncearse, mirando al cielo, con unas gafas de sol, como si la vida no le importara nada. Me acerqué a él, quedando a su lado y luego dándole una palmadita en el abdomen para llamar su atención.
-Ya te hacía falta broncearte, Sonny. -Dije con una sonrisa algo nerviosa y vacilante me senté al borde de aquella silla
-Te digo lo mismo, ______. -Se levantó hasta quedar sentado.
-No estoy tan pálida ¿o sí? -Pasé los dedos por mis mejillas delicadamente aunque fingiendo preocupación. ¿Que si estaba pálida? Por Dios, llevo diez años en Canadá, debo ser la hermana de "Frosty el hombre de nieve"
-Ñee... No me quejo. -Soltó una risilla.
-¡Oh por Dios soy un vampiro! -Solté una risilla
-Espero que no seas de los que brillan -Dijo con una media sonrisa burlona, no pude evitar carcajearme, pero me detuve al notar que Sonny se había quedado viéndome fijamente. Me apresuré a carraspear la garganta para guardar la compostura.
-¿Es tuya...? -Pregunté en un hilo de voz desviando el tema.
-¿El qué? -Levantó una ceja.
-La piscina... -Afirmé.
-Eso y lo que has visto. -Dijo con una sonrisa. Demonios, Moore ¿en qué trabajas?
-¿Por qué estoy aquí? -Levante levemente la vista, lo suficiente como para ver la luz del sol chocando contra su rostro y hacer notar su cabello de un suave color castaño.
-Ayer en mi auto te dormiste y como no me habías dicho en donde vivías, te traje aquí. -Tomó aire y continuó. -Te cargué y te puse en mi cama, pensé en despertarte varias veces, y lo intenté, pero parecía que hubieras caído en coma o qué sé yo. -Echó una risita.
¡¿En su cama?! ¿Así que el estúpido y delicioso aroma siempre fue el suyo? Es como si hubiera dormido con él de una manera indirecta. Mi rubor aumentó al pensar en eso ¡Qué vergüenza!
-Disculpa las molestias, Sonny. -Dije bajito.
-No tienes de qué disculparte, no es molestia para mi. -Habló modesto con una sonrisa pintada en sus labios. ¿Tiene que ser así siempre? Si Lory me viera ahora de seguro ya se hubiera burlado o hecho algo raro.
-¡Es cierto, Lory! Lo siento Sonny, me tengo que ir. -Me levanté sobresaltada y corrí hasta las escaleras.
-¿Quieres que te lleve? -Se levantó de la silla y caminó hasta mí.
-No te preocupes, puedo caminar. -Solté una risita. -Mejor... ¿Me enseñas en donde está la puerta? -Sonreí
-Claro, sígueme... -Pasó por mi lado y bajó las escaleras, lo seguí por el pasillo apenas admirando sus esculturados brazos gracias a la camisa esqueleto de color negro que traía entonces.
¿Qué se siente tocarlos? Estiré un poco mi brazo lentamente hacia al frente quedando con la mano a centímetros de él. ¡¿qué mierda haces ______?! Bajé lentamente mi mano sintiendo como mis mejillas ardían y luego agaché la mirada al suelo. Joder, estuve a punto de parecer una pervertida, insinuadora, acosadora y todo lo malo.
Por fin habíamos llegado a la puerta que me sacaría del lugar con aroma a él. Sonny abrió la puerta dudoso y yo me adelante para poder salir, voltee para mirarlo y darle las gracias, nuevamente su mirada se cruzó con la mía, tan profunda como siempre lo había sido, sentí mi corazón latir tan rápido que me dolía el pecho y por su puesto los nervios no se hacían esperar. Mis manos se pusieron frías y sentí flaquear las piernas, le sonreí de lado, aunque creo que se vio más como una mueca.
-G-gracias Sonny. -aparté la mirada hasta mis manos que jugaban a entrelazarse.
-No hay de qué, pequeña, -Pequeña... se siente familiar, como si con esa simple palabra llenará todos los espacios que le hacen falta a mi corazón desde que nos separamos.
Se acercó a mí y sin previo aviso me abrazó... un abrazo lleno de tristezas, un abrazo como de despedida, de esos abrazos que sientes querer apretar a esa persona y jamás dejarla ir, algo lleno de sentimientos ocultos que no sabes si son reales o no, con preguntas sin responder, necesitando algo que arreglar. Subí mis manos hasta su espalda y me agarré fuerte de su camisa, como si por alguna razón yo tampoco lo quisiera dejar ir. Me incorporé en su pecho, sintiendo su aroma divagar por toda mi nariz, abriendo una puerta en mi memoria y atrayendo recuerdos perdidos, recuerdos que tal vez siempre quise evitar, pero no pude y me los guardé. Yo lo estrechaba y podía sentir como él también lo hacía, el tiempo corría despacio, no sucedía nada alrededor, o al menos eso sentía yo.
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-______.... ¿En dónde diablos estabas? -Pude sentir como Lory me tomaba de los hombros y me sacudía sacándome de un pequeño mundo donde no había nada, solo yo, me sentía perdida y vacía, no tenía ganas de responderle y darle explicaciones.
-Por ahí... -Dije con desgano.
-¿Por ahí? ¡¿Por ahí?! ¿¡Estuviste toda la noche fuera y me respondes con un "POR AHÍ"?! ¿Qué te hicieron? ¿Qué le pasa a Sonny? Me vale un pepino si lo amas, le voy a partir la cara. -Farfulla algo irritada.
-Hey hey, relájate un poco . -Reí tontamente y me abrí paso pasando por su lado y dirigiéndome a la cocina.
-_______ te marqué miles de veces y no me respondiste.... ¿Qué estabas haciendo con Sonny? ¡¿estabas con él por lo menos?! -Parece una madre histérica.
Sonny... Recién me lo saco de la cabeza y otra vez lo estoy pensando. En todo el camino no hice más que recordar el encuentro que tuvimos en su puerta, llevé la manga de mi suéter hasta mi nariz e inhalé el dulce aroma de su colonia que aún desprendía de mi ropa, una sonrisa bobalicona se escapó de entre mis labios y pequeñas cosquillas en el estómago se hicieron sentir.
-Sí, sí estaba con él... -Dije en un hilo de voz y tome del refrigerador una caja de leche. Ella relajó un poco su rostro y ese ceño fruncido pareció convertirse en una mirada de alegría.
-¿Por eso no contestaste? -Echó una risita. Toqué mi bolsillo para poder revisarlo, de seguro tenía las notis reventadas de llamadas perdidas ¿Mi teléfono?
-¡Mierda! Me lo he dejado. -
-¿En su casa? -Dió una carcajada.
-¡¿Donde más piensas que podría quedarme si estaba con él?! -
-En... ¿un motel? -Se carcajeó más fuerte
-¡¡Lory!! -
-Ok, perdona... ¿vas a ir ahora? -Soltó aguantandose la risa.
-Me da pereza salir otra vez.... Queda por el centro. -Suspiré con pereza.
-Esta bien, vamos más tarde.... Pero yo iré contigo. -Dijo con una sonrisa cínica y con demasiado entusiasmo.
QUIERO VERLE DE NUEVO...
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WIIIIII PERDON LA DEMORA UwU
Es que no tuve tiempo en la pc y blah blah un lio xD
GRACIAS POR LEER Y OJALA LES HAYA GUSTADO LAS HAMO :3 NOS LEEMOS CHAO CHAO!