Almas unidas

By Goddess-Artemiss

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Desde tiempos inmemoriales, las almas de la Princesa del Destino y del Héroe Elegido por las Diosas han estad... More

Notas de autor
1. El designio de las Diosas
2. El encuentro
3. Amor sellado
4. Sentimientos estremecedores
5. Anuncio formal
6. Eterna unión
7. Buenos amigos
8. Más allá del deseo
9. El inicio de una agonía
10. Aceptando la derrota
11. El comienzo de lo inevitable
12. El regreso de antiguas hazañas
13. Marido y mujer
14. Íntimas confesiones
15. Malas intenciones
16. Misión encomendada
17. Heridas del alma
18. Descubrimientos misteriosos
19. Enfrentamiento mortal
20. Efímera tranquilidad
21. Almas unidas
22. Dudas angustiantes
23. Corazones destrozados
24. Nefasta revelación
25. Secretos al descubierto
26. Destino definido
27. El principio de una travesía
28. La llama sagrada de Farone y el regreso de un antiguo enemigo
29. Las puertas del Crepúsculo
30. Situaciones inesperadas
32. La llama sagrada de Eldin y la enfermedad del Héroe Elegido
33. Amor que sana
34. Cambios radicales
35. Nuevo comienzo
36. Tratos cumplidos
37. Sorpresivos encuentros
38. Firmes aclaraciones
39. Simples amantes
40. Juramento inquebrantable
41. Reanudando el camino
42. Misteriosas revelaciones
43. La llama sagrada de Lanayru y la otra cara de la moneda
44. Impredecible hallazgo
45. Grandes verdades
46. Impensable
47. Desgracias al acecho
48. Devastadores cambios
49. La invasión
50. La sagrada bestia de ojos azules
51. El Héroe del Crepúsculo
52. Abismo infernal
53. Lucha contra uno mismo
54. Indicias devastadoras
55. Todo tiene un comienzo...
56. ... Y también un final
57. El reencuentro de las almas
Epílogo

31. Reavivando emociones

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By Goddess-Artemiss

Link se sorprendió al descubrir el chico al que Telma se refería. Ni en lo más escondido de su mente se hubiera imaginado que se trababa de la misma persona.

- Él es...

- Shad, y desde que regresó al pueblo se ha convertido en mi "mejor cliente". Reconozco que me beneficia al negocio, pero al mismo tiempo me apena ver cómo siendo tan joven esté acabando con su vida bebiendo como lo hace. – contestó preocupada mientras limpiaba un vaso.

El príncipe observó como uno de los meseros se acercó a la mesa del muchacho a llevarle una botella de licor, y como este de manera desmedida se la terminaba de un solo trago, para luego pedir otra.

- ¿Si ves? Ya pidió otra botella, y así será hasta que tengamos que cerrar.

Las palabras de Telma resultaron ser ciertas, pues con el pasar del tiempo Shad bebió sin control alguno.

- Voy a ir a hablar con él. – dijo decidido.

- Te deseo suerte, ojalá no se porte grosero contigo.

Link se levantó de la barra para acercarse hasta donde se encontraba Shad. Estaba sorprendido de verlo descontrolado con el alcohol, ni siquiera él, en la época en la que se dedicó a beber por la separación con su esposa, lo había hecho de esa manera. Sin duda el pobre chico estaba cayendo en el más terrible de los vicios.

Una vez que llegó a la mesa, Link lo saludó lo más cordial que pudo.

- Hola... ¿podemos hablar?

El joven observó al príncipe con poco interés. Fue ahí que Link se dio cuenta de que este no tenía ninguna intención de conversar.

- En serio, necesito...

- ¿Disculpa? No sé quién seas o de dónde vengas, pero no tengo ánimos de escucharte y menos si eres un desconocido, lo siento. – respondió seco, mientras bebía.

El príncipe no se iba a dar por vencido, sea como sea, tenía que hacer que el joven lo ayude con la información que necesitaba, así que pensó que lo más sensato para ello era sincerarse.

- Bueno... no somos del todo desconocidos. – dijo Link.

- ¿Estás loco? Yo jamás te he...

Shad se quedó petrificado al notar como Link se quitaba el gorro de la cabeza. Fue ahí que descubrió de quién se trataba.

- ¡Pero si eres el prin...! – exclamó impactado.

- ¡Cállate, nadie debe saber quién soy yo! – exigió Link, mientras le tapaba la boca al borracho.

- ¿Qué haces aquí? Digo... ¿Qué hace usted aquí? – preguntó, luego que Link lo dejó hablar.

- Ahórrate las formalidades, en este momento sobran. Necesito hablar contigo de algo importante.

- ¿Hablar? – preguntó Shad.

- ¿Podemos ir a otro lado? La verdad este lugar no me parece prudente, lo que tengo que decirte es sumamente importante y nadie debe escucharlo. – dijo preocupado.

Por un momento Shad dudó en hacer lo que el joven le pedía, pero al mismo tiempo, ¿quién era él para negarle un favor al príncipe de Ordon y esposo de la que fue una de sus más grandes amigas? No podía hacerlo.

- Está bien, vamos a mi casa. – dijo, mientras bebía.

- Me parece bien, gracias. – manifestó aliviado.

Shad se levantó de la mesa llevándose consigo la botella que estaba bebiendo. Aquella acción preocupó a Link, pero prefirió no decirle nada, y más bien ayudarlo a caminar hasta su casa, pues el pobre muchacho a duras penas podía mantenerse en pie.

...

Al príncipe le costó un poco llegar al hogar de Shad, pero finalmente, dejándose guiar por las confusas palabras del joven, pudo encontrarla.

Link se dio cuenta de que la casa en la que vivía era grande y acogedora, sin embargo, todo estaba desordenado y había varias botellas de licor desparramadas por el suelo. Shad estaba peor de lo que imaginaba.

Link ayudó al joven a sentarse en uno de los muebles de la sala. Luego de eso, empezaron a conversar.

- ¿No deseas beber algo? De esa forma me acompañas. – sugirió Shad.

- No, gracias. Y disculpa si me estoy metiendo en tu vida, pero no entiendo por qué estás bebiendo tanto. Sino es en la tasca, es aquí. Ya deja de hacer eso, vas a terminar por perder el juicio. – le dijo preocupado.

- ¿Juicio? Eso lo perdí desde el momento en el que dejé a mi novia por meterme con Ilia... Imagino conoces esa historia. – dijo con sarcasmo.

- Algo he escuchado... – dijo el príncipe.

Link notó que el alcohol estaba provocando que Shad se desinhiba, y por eso se dio cuenta de que pedirle ayuda de entrada no era una buena idea, pues el hombre estaba tan mal que no podía analizar nada. Decidió que lo mejor sería escucharlo.

- Mira, yo no soy quién para juzgarte, pero esas son solo las consecuencias de tus actos. Si en serio no amabas a la amiga de Zelda, no debiste haberla enamorado ni comprometido con ella, para al final abandonarla. La infidelidad es la más vil y sucia de las traiciones. – dijo serio.

- ¿Perdón? ¿Acaso conoces las circunstancias de mi infidelidad para que me digas todo esto? ¡Yo amaba a Ashei! Además, ¿quién eres tú para hablarme de amor? Según escuché los rumores en la ciudadela, te casaste con Zelda por pura obligación. Un matrimonio arreglado. – bramó enfurecido.

- Así fue al inicio... pero con el trato diario nos enamoramos. – afirmó Link con seguridad.

- ¿Ah sí? Ya veo... pues bien por ti, qué bueno que llia no logró separarlos, porque esa loca estaba detrás de ti.

Link se sintió incómodo al escuchar el mencionado nombre, pues este significaba el inicio de la infelicidad con su esposa.

- La verdad... sí logró hacerlo. – dijo, conteniendo la rabia.

Shad se alarmó en sobremanera al escuchar al príncipe, pues a pesar de que ya no tenía trato con Zelda, no deseaba que esté sufriendo.

- ¿Abandonaste a Zelda por irte con Ilia? – preguntó alarmado.

- ¡Claro que no! La verdad lo que ocurrió es una larga y complicada historia, pero Ilia provocó que Zelda crea que la había engañado con ella.

- Vaya... creí que te había embrujado como lo hizo conmigo.

- ¿Embrujado? – preguntó sorprendido.

Shad, sin dejar de beber, comenzó a reírse a carcajadas, recordando todas las que Ilia le hizo pasar.

- Sí, como lo oyes, ella buscó a una hechicera para hacer esos artilugios de amarre, y fue así que me obligó a dejar a mi novia.

- A ver, espera un momento. ¿Estás insinuando que ella te manipuló por medio de la magia?

- ¡Sí, eso es lo que quiero decir! Yo no quería dejar a Ashei, no lo deseaba por nada del mundo. Sé que mi historia es difícil de entender, pues muchos no creen en la magia, pero lo que te digo es cierto. – dijo a gritos.

- Yo... sí creo en la magia, conozco a una persona que sabe manejarla, así que lo que hablas no se me hace extraño, pero... ¿Cómo puedes estar tan seguro que Ilia te embrujó?

- Porque ella me lo confesó...

*.*.*.*.*

Una mañana, Shad se encontraba dormido en su cama con un intenso dolor de cabeza debido a la borrachera de la noche anterior. Poco después su sueño fue interrumpido por la puerta de su casa sonando constantemente.

Muy a su pesar, el joven se levantó de la cama para abrir la puerta, y se sorprendió enormemente al encontrarse con una de las causantes de sus pesares.

- ¿Ilia?

- Shad, yo...

- ¿Qué haces aquí? Me imagino que las cosas con el príncipe no te resultaron y ahora vienes a buscarme. ¡Vete, no deseo...!

- Shad... perdóname.

- ¿Qué cosa? – preguntó extrañado.

- Quiero pedirte perdón por todo lo que te hice.

- ¿No crees que es un poco tarde para eso? – preguntó irónico.

- Sé que es tarde, sobre todo porque nada podrá regresarle la vida a tu novia, solo que necesito saber si...

- ¡Espera un momento! ¿Qué tiene que ver Ashei con todo esto? El único culpable de su muerte fui yo, pues la abandoné de la manera más cobarde. – dijo consternado.

- Shad... eso no fue tu culpa, la verdad tú no tienes nada que ver en lo que pasó.

- ¿Qué dices? No te entiendo...

- Si tú te sentiste atraído hacia mí... fue porque... estabas embrujado...

- ¿Ah? – expresó confuso.

- Cuando te conocí, el día que entré a ver tus negocios por casualidad, me di cuenta de que eras un joven de buena familia y que tenías mucho dinero, eso me llamó la atención y desee estar contigo como sea. Me fingí tu amiga y luego empecé a acercarme a ti de otra manera, pero tú no te dabas por aludido de mis coqueteos, pues eras muy fiel a tu novia... por esa razón fui donde una bruja para que hiciera un conjuro y te enamores de mí.

Shad se quedó impactado con las palabras de Ilia, creyó que sus oídos le estaban haciendo la más embustera de las jugadas, pero lamentablemente las cosas no eran así.

- ¿Qué tú...?

- Tú no eras nada consciente de lo que hacías, simplemente quedaste hechizado por mí, olvidándote de Ashei y de tu compromiso... en serio perdóname... Yo sé que...

- Es decir que... ¿me manipulaste?

Shad sintió que su alma se partía en mil pedazos, no podía creer que todo lo que tenía lo había perdido por culpa de una brujería mal intencionada, nunca se hubiera imaginado que él sería víctima de eso.

- ¿¡Cómo pudiste hacerme eso!? – preguntó exaltado, agarrándola de los hombros.

- Por favor, perdóname. Yo la verdad estaba totalmente cegada por la ambición.

- ¿Acaso no entiendes? Tu estupidez provocó la muerte de una persona... ¡Del gran amor de mi vida! ¿Qué te hice yo para que me desgracies la vida de esta manera?

- Nada, no hiciste nada.

- No puedo creer que caí en tu juego, en tu maldito sortilegio de amor... no, de amor no, de ambición, de codicia.

- Sé que no tengo perdón, te juro que yo no quería que tu novia se muera, eso te lo aseguro, podré ser cualquier cosa, pero ser una asesina, eso nunca. – dijo entre lágrimas.

- Tus palabras no le devolverán la vida a Ashei...

- Shad, yo...

- Quiero que te vayas.

- Pero...

- ¡Lárgate! ¡Vete o sino cometeré una locura contigo! ¡No quiero verte, fuera! – ordenó descontrolado.

El joven le cerró la puerta en la cara a Ilia, estaba tan consternado que no se le ocurrieron más cosas por decirle, quería que se vaya de su vista y no volverá a ver nunca más. No podía perdonarla, ni pasar por alto el pecado que cometió, pues por culpa de sus equivocadas acciones perdió completamente su vida.

*.*.*.*.*

El príncipe quedó petrificado con la confesión del joven frente a él, jamás se imaginó que la ambición de Ilia podía haber llegado tan lejos, de haberlo manipulado hasta el punto de abandonar su matrimonio y provocar la muerte de su prometida.

- Si caí en la brujería de esa mujer es porque soy un completo débil, si hubiera sido fuerte espiritualmente no me hubiera dejado manipular. – afirmó llorando desconsoladamente.

- Por favor, no te atormentes, la culpa no es tuya. No sé mucho de brujería, pero sé que las personas que son manipuladas por ella pierden totalmente el juicio, no es algo que hayas podido controlar.

- ¿Entonces por qué a ti no te pudo atrapar? – preguntó Shad.

- No lo sé... – respondió Link, confundido.

- ¿Si ves? Talvez a ti no te afectó porque eres fuerte espiritualmente, eso se ve a simple vista. Ahora entiendo esas sensaciones raras que tenía, por un lado, quería estar con Ilia, pero por otro me sentía incómodo, pensaba en Ashei y en lo que le hice, estaba totalmente confundido. – dijo, mientras seguía bebiendo con lágrimas.

- En serio, lamento tanto que una persona como ella haya sido tu mujer.

Un silencio se interpuso entre la conversación, luego Shad empezó a reírse a carcajadas, cosa que extrañó enormemente a Link.

- ¿Mi mujer? ¡Ja! Ella jamás llegó a ser eso.

- ¿Cómo es eso? Se supone que vivían juntos.

- Nunca hubo contacto íntimo entre nosotros, a lo mucho que llegamos fue a un beso apasionado y al mismo tiempo corto, porque ella siempre los detenía, algunas veces intenté estar con ella de otra manera, pero siempre se negaba, fue en esa etapa que empecé a darme cuenta de que algo extraño me estaba ocurriendo. ¿Cómo podía ser posible que yo siga atrás de ella si no quería estar conmigo? Ahora me doy cuenta de que ese embrujo me estupidizó hasta perder mi propia dignidad. Yo solo me he entregado y pertenecido a una sola mujer, y lamentablemente ella ya no está conmigo.

- ¡Ella no murió por tu culpa, fueron lamentables circunstancias! Tú no le fuiste infiel a ella de manera consciente, deja de pensar eso. – pidió Link.

- Pensaré eso hasta el día en que me muera. Si no hubiera sido tan imbécil, ese embrujo no me hubiera causado efecto. Siempre he sido una persona frágil. No entiendo cómo Ashei pudo haberse enamorado de mí, ella era una dama, pero al mismo tiempo tenía carácter y personalidad.

- Shad...

- En serio, no sé en qué deseas que un tipo como yo te ayude, no puedo hacer nada por ti.

- Escucha, sé que estás apenado por todo esto, pero es de vida o muerte que tú me des una información. Necesito encontrar el conjuro para abrir la puerta sellada de la montaña de la muerte, pues debo encontrar a los Gorons.

Shad se sorprendió en sobremanera al escuchar la petición de Link, pues nunca se imaginó que él le pediría algo como eso, y peor aún, que creyera en los mitológicos Gorons.

- No puedo hacer eso, no tengo la motivación para seguir con mis estudios, a pesar de que me gradué, he perdido la práctica en un montón de cosas. Esos textos están en un hyliano muy antiguo. Además, ¿de qué te serviría?, el único que puede recitar ese conjuro y romper el sello, es ese legendario Héroe Elegido por las Diosas, y tú no...

El joven enmudeció en el momento en que empezó a observar a Link, estaba tan tomado, que no se había dado cuenta de la vestimenta que el joven estaba llevando.

- Link, tú...

- Sé lo que estás pensando...

Link se sacó el guante y le mostró a Shad la marca de la Trifuerza, acción que provocó que el joven ahogue un grito debido a la impresión.

- ¡La Trifuerza... eres el héroe!

- Me sorprende que conozcas esa historia, se supone que prohibieron hablar de ella en todos lados.

- Es cierto, en la universidad jamás la aprendí, pero mi padre me la contó y me dijo que era un tema tabú en el reino, pues el padre de Zelda nunca quiso mencionarlo.

- La razón es porque Zelda... es la reencarnación de la Princesa del Destino, ella tiene la misma marca que yo.

- ¡Qué! – exclamó alarmado.

- Sí, esa es la verdad...

- Vaya, en serio es una sorpresa, ahora entiendo la obsesión de los reyes por protegerla y que siempre use guantes. De pequeño siempre me pregunté eso.

- Entonces, ahora que sabes eso... ¿Me vas a ayudar?

- En serio no creo que pueda, no sé cómo puede serte útil alguien como yo. – dijo bajoneado.

- Pero Shad...

- ¡No insistas, en serio no puedo hacerlo! – dijo mientras seguía emborrachándose.

Harto de la negativa de Shad, Link enfurecido, le arrebató la botella de las manos y la lanzó a una de las paredes de la sala, provocando que esta se haga trizas debido al golpe. Tomó al joven por los hombros y le habló con extrema firmeza.

- ¡No puedo creer que desperdicies tu talento en una botella de alcohol! – reclamó Link, enfurecido.

- ¿Qué más me queda? Me he quedado sin nada, perdí a la mujer de mi vida, mis padres están de viaje y no tienen ni idea de que envié los negocios a la ruina. ¿Con qué cara les diré lo que ha ocurrido? Ellos confiaron en mí y les fallé... y referente a mis investigaciones, nada me interesa, todo lo que he hecho por mi vida es basura.

- ¡Eres tan patético lamentándote! ¿Sabes qué resuelves con esa actitud? ¡Nada, absolutamente nada! ¿Crees que tu novia estaría feliz viéndote así? Yo no sé mucho sobre ella, pues viendo que Zelda se ponía triste recordándola, nunca le pregunté nada al respecto, pero de lo que sí estoy seguro, es que ahora que ella no está en este mundo, sabe que tú no la engañaste a propósito y que nunca la dejaste de amar.

- ¿De qué me sirve? ¡Nada de lo que haga la traerá a la vida! – dijo entristecido.

- ¡Es cierto, nada la regresará a la vida, pero me ayudarás a salvar a la que fue su mejor amiga! Estoy desesperado, no solo tengo que ayudar a muchas personas en esta misión, sino que también debo salvar a mi esposa. Tú sabes lo que es perder a un ser amado, si no me ayudas, talvez no vuelva a ver a Zelda nunca más, solo piensa que Ashei no quisiera verte en ese estado, desperdiciando tu vida y dejando de lado tus sueños. – expresó perturbado.

Shad se quedó en silencio, las palabras del príncipe lo dejaron completamente anonadado. Desde hace mucho tiempo nadie se preocupaba por él ni lanzaba sus verdades en la cara.

- Voy a hospedarme en uno de los hoteles de este pueblo y vendré en unos días a solicitar tu ayuda una vez más... pero quiero que sepas que con o sin ella, conseguiré entrar a la Montaña de la Muerte. ¿Entendiste?

Link se retiró de la casa totalmente impotente de no haber podido obtener la información que requería, y también preocupado de ver el estado en el que había llegado el deprimido joven. Por otra parte, Shad se quedó pensando en las profundas palabras que el príncipe le había dicho.

...

Luego del pasar de varios días, Link volvió a ir a la casa de Shad a ver si él estaba dispuesto a cooperar, le pedía a las Diosas con toda su alma que haya entrado en razón, pues si él no lo ayudaba no sabría qué hacer.

- No sé por qué regresas a donde ese chico, ya te dijo claramente que no puede ayudarte. – dijo Navi.

- Si esta vez no quiere ayudarme, buscaré la forma, pero no puedo quedarme con los brazos cruzados. – dijo decidido.

Una vez que llegaron a la casa, Link se disponía a tocar la puerta, pero para su sorpresa, esta se abrió lentamente, dejando ver a Shad tras ella.

- Buenos días...

- Buenos días, Link... – saludó Shad.

- Vengo por una respuesta... así que, si no estás dispuesto a ayudarme, es mejor que...

Las palabras del príncipe fueron silenciadas al ver que Shad le enseñaba un libro.

- Este es el libro de "La llave de los secretos del fuego". Vamos en este momento a la montaña de la muerte para que rompas el sello. – dijo con una sonrisa débil.

- Es decir que... – preguntó sorprendido.

- Desde que conversamos la última vez, he pensado muchas cosas, y me he dedicado a retomar mis estudios sobre los Gorons. Pude traducirte el conjuro que necesitas.

- ¿De verdad vas a ayudarme?

- Parece mentira cómo unas simples y significativas palabras pueden cambiar la vida de una persona. Te agradezco tanto que me hayas hecho reflexionar.

Link se sorprendió en sobremanera al escuchar las palabras del joven, su semblante aún se veía triste y perturbado, pero al mismo tiempo podía ver reflejado en él fortaleza.

- Sé que nada me devolverá a mi novia, pero puedo hacer algo por ella al ayudarte, pues quiero mucho a Zelda, y a pesar de que nos distanciamos por lo que ocurrió, no quiero que nada malo le pase. Ni a ella, ni a nadie.

- Gracias, en serio, no sabes lo significativo que es esto para mí. – dijo Link.

- Vamos a la Montaña de la Muerte de una vez, es hora de que entres a buscar a los Gorons, que a pesar de que nadie cree en ellos, estoy seguro de que existen.

...

Cuando los jóvenes llegaron a la parte baja de la Montaña de la Muerte, Link pudo notar la puerta sellada que mencionó el Espíritu. Esta estaba formada por una enorme roca lisa, con el signo de la región de Eldin plasmado de manera poco notoria.

- Hemos llegado. Si logras abrir esa puerta, juro que la motivación de regresar a mis estudios volverá. – dijo Shad.

- Me sorprende cómo has cambiado tu estado de ánimo en tan pocos días. – dijo Link, sonriente.

- No creas que mi tristeza se ha desvanecido, pero he decidido ser fuerte como tú, solo que a mi manera.

- Espero que así sea.

Shad le colocó a Link un papel en las manos, este tenía el conjuro.

- Recita este conjuro y el sello se romperá.

Link se posicionó frente a la puerta, leyó el conjuro algunas veces para memorizarlo. Luego lo recitó.

- Yo soy el Héroe Elegido por las Diosas, el bendecido por Farone para erradicar el mal de este mundo. Pido en el nombre de mi legendario legado, se abra la puerta que esconde los secretos del fuego, para así cumplir con la misión encomendada.

El signo de Eldin empezó a brillar con una coloración roja intensa, mientras que la puerta empezó a transparentarse lentamente. Link estaba sorprendido por el efecto causado por el conjuro, mientras que Shad estaba con la boca abierta.

- ¡No puedo creerlo! ¡La leyenda es real!

- Muchas gracias por tu ayuda, Shad, creo que ha llegado el momento de entrar y buscar a los Gorons.

- Link, ¿podría pedirte un favor? Si encuentras algo interesante que me pueda ayudar a mi investigación, te agradecería mucho que me lo traigas.

- Claro que sí.

Los jóvenes se dieron un apretón de manos para despedirse. Link entró por la entrada secreta, mientras que Shad veía como este se desvanecía entre la oscuridad.

...

En una de las habitaciones del Templo de las Sombras, se encontraba una hermosa y entristecida mujer sentada en el borde de su cama, la desaparecida princesa Zelda.

Hace menos de unos minutos la joven había regresado de la capilla, donde todos los días le oraba a las Diosas para poder recuperar sus recuerdos; gran parte de ellos los tenía presentes, pero aún había unos que, aunque sabía que estuvieron en sus vidas anteriores, anhelaba verlos con claridad como los demás, y el no poder hacerlo la mortificaba.

- ¿Por qué no puedo recordar esos eventos? ¿Por qué? – se preguntó a sí misma, apenada.

La princesa estaba consternada de ver que no podía recordar esos anhelados eventos. Luego a su mente vino otro pensamiento, un evento importante en el que ella no podría estar presente. Ese sentimiento de vacío y tristeza causó que empiece a llorar en el silencio.

- Veintiséis... cumplirás un año más y no podré estar a tu lado para besarte, abrazarte y darte lo que...

La joven detuvo sus pensamientos al tener una extraña sensación en el pecho, era como un presentimiento, de que un momento o situación esperada estaba a punto de darse.

- Ha llegado el momento de volver a aparecerme ante ti, pero muy a mi pesar, cubierta con el traje de la oscuridad. – dijo entristecida.

...

El príncipe estaba caminando en un largo pasillo rocoso con tonos rojizos. Se imaginó que detrás de los mismos se encontraba la lava y el fuego que contenía la montaña.

Como ya no había riesgo que nadie la vea, Navi salió de su escondite, pero se sentía un poco nerviosa debido al oscuro lugar en el que estaban caminando.

- Me da miedo este lugar, parece que la lava se fuera a salir de estas piedras. ¿Te imaginas que eso ocurra? ¿¡Qué sería de nosotros!?

- No va a pasar nada, Navi, deja de pensar en eso porque a mí también me estás poniendo nervioso. – pidió angustiado.

- Tengo demasiadas razones para estar nerviosa, aún siento que alguien nos está siguiendo.

- Para serte sincero... desde hace un rato me siento extraño, no sé qué es lo que...

Link no pudo completar su frase, pues de la nada un enorme agujero se abrió en el suelo, haciendo que el joven héroe caiga dentro de él.

- ¡Link!

- ¡Diosas! ¿Qué fue lo que sucedió? – preguntó el joven alarmado.

- ¿Te lastimaste? ¡Dime que no se te rompió algún hueso!

- Me duele todo el cuerpo, pero sí puedo moverme. Al parecer no me rompí nada.

- Tienes que salir de aquí rápido, tenemos que llegar donde los Gorons.

Link se levantó lentamente debido al dolor del cuerpo, pero con todo su esfuerzo trató de escalar el gran agujero. No tuvo éxito en su acción, a pesar de que la repitió un sin número de veces.

- No puedo subir ni un poco, esta roca es demasiado lisa. – dijo exasperado.

- No puedes quedarte aquí para siempre, me gustaría ser más grande y poder cargarte. – dijo el hada entristecida.

- No veo la manera de salir de aquí, Navi, estoy empezando a desesperarme.

- ¡No, tiene que haber una manera, no quiero que mueras en este lugar tan caluroso, no lo resistirás, no puedes...!

- ¡Guarda silencio, hada, tus gritos me están desesperando!

Navi y Link, se impactaron en sobremanera al escuchar una desconocida voz dirigiéndose a ellos.

- ¿Qué fue eso? ¡Deja de hacerme bromas con voces extrañas! – reclamó Navi nerviosa.

- ¿Ah? ¡Yo no fui! – aclaró Link.

- ¿Entonces qui...? ¡ahhh!

- ¿Qué sucede? – preguntó asustado.

El hada vio espantada como la sombra de Link tomaba una forma extraña y como esta, poco a poco, se iba materializando a un extraño ser flotante color blanco con negro.

- Vaya, al parecer ha llegado el momento de hacer mi magistral aparición. – anunció con arrogancia.

Link y su acompañante se quedaron enmudecidos con la criatura que apareció frente a ellos, pero el príncipe rápidamente recuperó la compostura y sacó su espada para apuntársela al recién llegado, sin ningún temor.

- ¿Quién eres tú? – preguntó enojado.

- Tranquilo, solo he venido a ayudarte a salir de este pozo, deberías ser más agradecido. – indicó con voz relajada.

- ¡Responde a mi pregunta! ¿Quién eres tú? – volvió a preguntar más enojado.

- Vaya, veo que de príncipe no tienes nada, has perdido todos los modales en tu viaje, el contacto con el vulgo te ha perjudicado. – dijo en tono burlón.

- ¡Un momento! ¿Cómo sabes que Link es un príncipe? Además, tu presencia se me hace familiar, estoy segura de que tú eres quien nos ha seguido todo este tiempo. – dijo Navi alarmada.

- Sí los he seguido, ¿y? ¿Deseas más detalles? Esos lo diré después, en primer lugar, quiero saber si su "alteza" desea que lo saque de aquí.

- No creo que con tu tamaño puedas de sacarlo de aquí. – afirmó el hada.

- ¿Lo dudas? Pues observa...

Link se conmocionó de ver como el ser frente a él se desfragmentó en varias partículas y como sorpresivamente aparecía arriba del agujero.

- ¿Si ves? Si tú lo deseas, puedo sacarte.

- Está bien, ya me di cuenta. ¡Por favor, ayuda a mi amigo a salir! – rogó Navi.

- Espera, antes quiero saber que deseas a cambio de salvarme, pues pienso que hay algún interés de por medio para que nos hayas seguido. – preguntó Link, desconfiado.

- Veo que eres inteligente, pues la verdad sí necesito que hagas algunas cosas por mí; y si prometes ayudarme, te sacaré...

- ¿Pero qué cosas deseas que haga? – preguntó confuso.

- Son preguntas que no deben ser respondidas todavía... así que tú decides, o me ayudas, o te dejo aquí.

El príncipe se sintió encolerizado al ser chantajeado de esa manera, no quería aceptar el trato, pero al mismo tiempo estaba consciente de que el agujero en el que se encontraba era muy profundo y nunca lograría salir por sí mismo, así que muy a su pesar tuvo que aceptar dichas condiciones.

- Está bien, te ayudaré en lo que me pidas. ¡Ya sácame de aquí!

- Muy bien...

Link fue rodeado por varias partículas oscuras, y al igual que el misterioso ser, apareció arriba del pozo.

- Gracias por haberme salvado. – agradeció desconfiado.

- Permíteme presentarme. Mi nombre es Midna y soy la princesa del mundo del crepúsculo.

- ¿Crepúsculo? ¡Jamás lo había escuchado! – exclamó extrañado.

- No queda en esta tierra, pero por ahora no tengo tiempo de explicarte, solo necesito que cumplas con la promesa que me hiciste. Tu salvación a cambio de la de mi reino.

- No te preocupes, pienso cumplirla, pero no entiendo cómo puedo ayudarte si no conozco donde queda tu mundo.

- Eso ya lo verás con el tiempo, pues por lo pronto es importante que fortalezcas esa espada con esa dichosa llama.

- ¿Cómo sabes tú...?

- Sé mucho sobre ti, mis poderes me han permitido saber cosas de tu inconsciente, sé que eres el príncipe de un lugar llamado Ordon, que eres el Héroe Elegido por las Diosas y que estás casado con nada más y nada menos que la princesa Zelda. ¿Quién diría? Con quien estuve tan relacionada antes, es tu esposa. – dijo con una sonrisa sarcástica.

- ¿Relacionada con Zelda? No comprendo...

- Yo me entiendo y eso es lo que importa; pero bueno, menos preguntas y más acción, vamos a ver a esos tal Gorons de una vez...

...

Después de una hora de camino, Link logró salir del túnel en el que se encontraba, acompañado de Navi y Midna. Juntos habían llegado a una especie de camino rocoso, pero a diferencia del anterior, podía visualizarse el cielo y el clima estaba agradable. Sin embargo, había algo que inquietaba el ambiente.

El príncipe no se sentía cómodo con la presencia de Midna, pues a pesar de su insistencia, ella no quería darle más detalles de su interés en él para que salve su mundo, y aparte de eso le era un poco desagradable tener otra carga más sobre sus hombros, pues ya era suficiente tener que salvar a su propio mundo, pero como caballero que era, no iba a romper su promesa con ella después de haberlo salvado.

- Aunque no lo creas, salvando mi mundo beneficiarás al tuyo, así que deja de sentirte utilizado.

- ¿Qué has dicho? Yo... – dijo sorprendido.

- Puedo percibir una incomodidad de parte tuya hacia mi persona y sé que el hecho de ayudarme no te gusta nada, pero créeme, esto también será bueno para tu mundo.

- ¡La verdad no me gustan nada tanto secretismo, así que te exijo que me...!

El sonido de una canción detuvo la discusión entre Link y la princesa crepuscular, y esa melodía trajo a la mente del joven a una sola persona.

- Esa canción es de...

Frente a todos, apareció el misterioso Sheikah que le enseñó al príncipe la primera melodía para despertar a la llama sagrada de Farone, y esta vez se aparecía ante él con la misma intención.

- Volvemos a vernos, Héroe Elegido.

Navi se quedó en su sitio observando a Sheik detenidamente, mientras que Midna se escondió entre las sombras para poder visualizar mejor al recién llegado.

- ¡Mira Link! ¡El chico Sheikah ha regresado! – exclamó Navi.

- Volvemos a encontrarnos, Sheik. – dijo Link.

Midna observó a Sheik, había algo en él que no le convencía de su naturaleza como ser de las sombras, incluso descubrió dentro del mismo algo muy inusual y extrañamente familiar.

- ¿Qué les sucede a estos dos? ¿Chico? ¿Acaso no se dan que es una mujer? Siento que dentro de ella late una energía sumamente poderosa, familiar. ¿Será posible que sea...?

Midna siguió analizando al Sheikah, pero se sobresaltó en sobremanera al ver que este había fijado su mirada en ella de manera muy intensa.

- ¿Puede verme? – se preguntó sorprendida.

Sheik, por su parte, también se estaba haciendo demasiadas preguntas al observar a Midna.

- Sheik... ¿A qué has venido? – preguntó Link.

El sheikah trató de recuperar la compostura, pues era de suma importancia hablar con el príncipe de la siguiente etapa para encontrar la llama sagrada.

- Antes que nada, te felicito por haber imbuido la espada con la primera llama sagrada, con ese paso has demostrado una vez más ser el Héroe Elegido por las Diosas.

- Solo cumplí con mi deber y eso es lo que pienso seguir haciendo.

Midna tuvo una interesante percepción al ver al sheikah y al héroe juntos. Ese detalle le pareció algo muy curioso.

- Entre ellos existe una conexión muy fuerte y especial, de eso no hay duda, y a pesar de que este chico aún no se ha dado cuenta de aquello, la sheikah lo tiene muy presente.

Sheik y Link, ajenos a los pensamientos de la Twili, siguieron charlando.

- Para despertar a la llama sagrada de Eldin, necesitas hacer lo mismo que la vez anterior, entonar la canción que logrará devolverle la vida. He aquí, Héroe Elegido, el cántico sagrado... Poder de Din.

Link sacó su ocarina al igual que Sheik hizo lo mismo con su lira, y juntos se pusieron a entonar el armonioso cántico.

A medida que los sonidos de los dos instrumentos se entrelazaban, varios destellos rojos brillantes invadían el ambiente, y mientras se daba esa situación, Midna observó la reacción de cada uno de los jóvenes; por su parte, Link mantenía los ojos cerrados debido al ensimismamiento de la música, pero Sheik no estaba en las mismas condiciones, pues a medida que tocaba las cuerdas de la lira, observaba al príncipe con una mirada extraña, pues la frialdad de sus ojos había sido reemplazada por una expresión de ternura y tristeza. ¿Cómo era posible que un Sheikah pueda ver a una persona, que no tenía nada que ver con ella, de esa manera?

- Como lo mira... esa mirada no es de simple empatía o admiración... ¿Será esa una señal a lo que me imagino? Pues... solo hay una manera de comprobarlo... – pensó para sí misma, con una sonrisa.

Luego de que los jóvenes terminaron de tocar su canción, Sheik le dijo a Link unas últimas palabras.

- A unos pasos más adelante se encuentra el escondido pueblo de los Gorons, habla con ellos e indícales sobre la importante misión que debes cumplir.

- ¿Ellos sabrán que soy el Héroe Elegido? – preguntó preocupado.

- Su líder lo sabrá solo con verte, no te preocupes.

- Confió en tus palabras, ojalá puedan...

Link sintió que una extraña energía lo empujaba, pero no cayó al suelo debido a que algo lo detuvo; abrió los ojos y se dio cuenta de que se estaba abrazando a Sheik.

El príncipe se disponía inmediatamente a retirarse del agarre, pero hubo algo que lo detuvo por un instante. Tener el cabello y cuerpo del sheikah cerca de él, le hizo recordar una sensación muy agradable, un peculiar y único aroma.

- Este aroma... lo conozco... – pensó impactado.

Espantado, se separó bruscamente del Sheikah, quien a su vez estaba totalmente impactado debido a lo ocurrido, aunque se mostrara estoico.

Los jóvenes se quedaron mirando fijamente, Link no entendía lo que le sucedía. Lo que sentía no era algo causado por Sheik, eso lo tenía muy claro, sino que todo era provocado hacia su amada. ¿Por qué al tenerlo cerca al sheikah recordó a su esposa?

- Hasta pronto, Link...

Sheik se retiró de la misma manera que en el primer encuentro que tuvo con el héroe, lanzando una esfera de energía al suelo y desapareciendo.

Link quedó enmudecido. Fue tal la impresión que sintió invadirlo, que cayó al suelo de rodillas; cerró los ojos y recordó el hechizante aroma de su esposa. Fue en ese instante que a su mente vino un recuerdo relacionado con esa tan agradable característica, uno de esos alocados y ardientes encuentros en los que perdía el raciocinio junto a ella.

*.*.*.*.*

Unos fuertes brazos colocaron con cuidado a la princesa en uno de los muebles de la sala, mientras que su esposo, desesperado, se deshacía de la molestosa ropa que estaba usando. Zelda veía esa imagen complacida, pues aparte de sentir un enorme amor hacia su príncipe, su fuerte y definido físico le hacía perder la razón.

La joven estaba dispuesta a quitarse la ropa para igualarse a su marido, pero las manos de él la detuvieron.

- ¡No te quites nada, quiero hacerlo yo! – pidió con voz ahogada.

- ¿Ah sí? Pues yo no te quité nada, así que no sería justo que yo te deje hacerlo. – dijo la joven de manera seductora.

- Es cierto, pero estoy desesperado, no nos hemos visto en todo el día debido a tanto trabajo, déjame deleitarme contigo. – pidió mientras rozaba el cuerpo de su esposa con sus manos.

- ¿No crees que sería mejor subir al dormitorio? – preguntó entre jadeos debido a las caricias.

- ¡Quiero amarte aquí y ahora! No hay nadie que nos vea, ya todos se han ido. Solo somos tú, yo... y los maravillosos gemidos salidos de tus labios. – dijo rozándole la mencionada zona.

- ¡Link! – exclamó avergonzada.

- No hay nada de lo que tengas que avergonzarte, me encanta verte y escucharte de esa manera... me complaces.

Una vez que el joven estuvo completamente desnudo ante su amada, la tomó por la cintura y la sentó en sus piernas.

Lenta y desesperadamente, el príncipe retiró las hombreras de su esposa, empezó a bajarle los tirantes del vestido, mientras que con su boca, hizo un suave recorrido de su cuello y hombros, acariciando su cuerpo y alma. Zelda estaba extasiada recibiendo las muestras de afecto y pasión de su marido.

- Tu aroma... me enloquece, estoy seguro de que podría reconocerlo a millas de distancia. – dijo entre besos, deleitándose con su piel.

- Link... - susurró con voz ahogada.

Desesperado, enlazó su boca a los labios de su amada para besarla con frenesí mientras rápidamente le arrancaba la ropa, y cuando ella estuvo sin nada que la cubriera, la volvió a acostar en el mueble, para luego colocársele encima y unir su cuerpo con el de ella.

- Déjame embriagarme con el dulce aroma de tu cuerpo y hacerlo parte de mi alma. Te amo... - jadeó, mientras acariciaba las piernas de su amada.

- Te amo, Link...

La pareja se calló con un beso en sus desesperadas bocas, ansiadas por recorrerse mutuamente. Juntos se deleitaron con el cuerpo del otro, acariciándose y tocándose hasta perder los estribos, para luego unirse de la manera más placentera y poder perderse en el goce de las tan exquisitas sensaciones que los aguardaban.

El príncipe, con su esposa sentada sobre él, se deleitaba observándola cuando esta lo miraba a los ojos y movía su cadera de manera ansiosa contra la de él. El joven estaba completamente enardecido por el placer recorrerlo, mientras que con su boca y manos acariciaba y besaba el increíble cuerpo de su amada. No sabía que era lo que más lo impactaba y excitaba de ella, si sus maravillosas caderas uniéndose y separándose de él de la manera más violenta e impactante; sus encantadores y seductores pechos, invitándolo a besarlos y devorarlos de nuevo; el sonido de sus sórdidos gemidos suplicando por recibir más de él... o ese embriagante aroma que se percibía con mayor intensidad cuando se amaban el uno al otro; esa esencia que lo hacía sentirse en el paraíso, junto con la increíble finalización del acto que lo dejaba completamente complacido y satisfecho. Se abrazó con fervor al cuerpo de su mujer, quien jadeaba desesperaba debido al impacto de sensaciones, producto del ardiente y apasionado encuentro...

*.*.*.*.*

El aroma recién percibido trajo tan placenteros recuerdos a la cabeza del joven héroe. No entendía como una torpe acción pudo provocar que tan seductoras imágenes vengan a su mente como cascada.

- Link...

El joven siguió con los ojos cerrados, deleitándose con las apasionantes y excitantes situaciones, imaginándose y soñando que se encontraba con su amada en la intimidad de su hogar o cualquier lugar en el que pudieran estar solos y entregarse desenfrenadamente.

- ¡Link, reacciona!

- ¿Ah? ¿Me decías algo, Navi?

- ¡Esta es la milésima vez que te llamo! ¿Te encuentras bien? ¿Qué tanto estabas pensando? Tienes el rostro rojo. ¿Tienes fiebre?

- Yo... no pensaba en nada... no te preocupes. – mintió avergonzado.

Midna, riéndose en sus adentros, observaba el semblante del joven, pues fue por aquello que vio que su plan había resultado a la perfección.

- Creo que la reacción de este niño y la Sheikah respondió a mis dudas...

Luego de haber hecho su descubrimiento, se acercó hacia el príncipe con la intención de molestarlo.

- ¡Aleja tus pecadores pensamientos y vamos de una vez a ver a los Gorons! – ordenó riéndose.

- ¿Qué has dicho? ¡Yo... yo no he pensado nada de lo que dices! – reclamó enojado y sonrojado.

- Sí, claro, lo que digas.

- ¿Link, qué estabas pensando? ¿Por qué este duende te pregunta eso?

- ¿Duende? ¡Cuida tus palabras, insecto! – reclamó Midna.

- ¡Qué agresiva que eres! ¡No pareces nada una princesa! – dijo Navi.

- ¡Cállense! ¡Hagan silencio las dos y sigamos nuestro camino! – pidió Link, enfurecido.

Link y su compañía siguieron su camino por el sendero rocoso, sin embargo el joven aún estaba impactado al haber relacionado a Sheik con su esposa.

- Creo que todo este viaje me está afectando. ¿Cómo voy a relacionar a Zelda con Sheik? ¡Es una locura! Creo que la extraño tanto que empiezo a percibir cosas características de ella en todos lados... debo tranquilizarme. – pensó para sí mismo, consternado.

Link siguió caminando a paso rápido para dirigirse a la aldea de los Gorons, para que con ayuda de ellos pueda llegar al Gran Santuario Antiguo y despierte a la siguiente llama sagrada que fortalecería la Espada Maestra... pero lo que el joven no sabía, es que desde las sombras un ser lo estaba observando con verdadera devoción e interés.

- No sé hasta cuando podré soportar todo esto... mi amor.

...

Comentarios finales:

- Bueno, he vuelto a traer un poco de romance a la historia, a pesar de que este no se ha dado de manera directa, pero... ya verán más cosas más adelante.

- En el próximo capítulo, no solo se relatarán los hechos referentes a la llama sagrada de Eldin, sino que también otras cosas un poco más interesantes, relacionadas con nuestra pareja favorita, Link y Zelda.

- Quiero aclarar aquí que dentro Sheik no está la conciencia de Zelda encerrada (como se dijo en el manga de OOT). Sheik es la misma Zelda, es decir, una mujer, no ha perdido sus caracteres femeninos ni su memoria, ella es consciente de todo y por esa razón es que sufre la lejanía, y al mismo tiempo, cercanía con el príncipe; si ella ha podido camuflar partes de su cuerpo es debido al traje y otros detalles que los explicaré más adelante...

- Ya por el simple hecho de que Link haya percibido el aroma de Zelda en Sheik da indicios de que ella es una mujer, pues un hombre no podría oler de una manera tan delicada, al menos en mi historia la situación se ha dado así, Sheik es mujer y Link solo pensó en Zelda al estar cerca de él.

- Si se dan cuenta, el Sheik de HW (a mi parecer) tiene el cuerpo femenino, no es musculoso como el de OOT o SSB; y la voz incluso es un poco diferente a la de Link o la de otros hombres que salen en el juego, se inclina más a una voz de mujer que se fuerza por parecer de hombre.

Espero les haya gustado este capítulo, dejen sus reviews y esperen la pronta actualización. Saluditos n.n

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