Alissa ✔️

By Deborah_Coria

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Alissa
DEDICATORIA
♠ Prólogo ♠
♠ Ocultos por la luna ♠
♠ Noticia inesperada ♠
♠ Pequeños secretos ♠
♠ Nostalgia ♠
♠ Secretos oscuros ♠
♠ Camino a la perdición ♠
♠ Último recurso ♠
♠ La boda ♠
♠ La historia de Narisa ♠
♠ Sin perdón ♠
♠ Sombras en la oscuridad ♠
♠ Revelaciones ♠
♠ Pérdida de la Inocencia ♠
♠ Bienvenida a la Oscuridad ♠
SEGUNDA PARTE ♠ Bienvenida al nuevo mundo ♠
♠ De regreso al pasado del nuevo presente ♠
♠ El Primer amor de Narisa ♠
♠ De Regreso a la Oscuridad ♠
♠ En busca del amor♠
♠ Prisionero del Deseo ♠
♠ Victoria ♠
♠ Rosas Negras ♠
♠ La Piedra de Luz ♠
♠ Sedienta de Maldad ♠
♠ La Profecía ♠
♠ La Semilla del Mal ♠
♠ La era Oscura ♠
♠ La Rebelión ♠
♠ Lealtades y Traiciones ♠
♠ Preludio en tinieblas ♠
♠ El infierno se desata ♠
♠ Ensueño ♠
♠ Epílogo ♠

♠ Condenada por Amor ♠

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By Deborah_Coria

Alissa despertó sobresaltada por el fuerte sonido de un trueno. Aturdida por su sueño, miró a su alrededor, encontró a Leonardo junto a ella y sintió alivio, como si todo hubiese sido parte de una espantosa pesadilla.

Permaneció en silencio observándolo. Dormía plácidamente con una perfecta sonrisa en su rostro. Parecía no haberse percatado de lo que había sucedido. Alissa suspiró convencida de que todo estaba tal cual lo recordaba. Se posó sobre el pecho de su amado y lo acarició con dulzura. Él despertó y le sonrió, depositando un beso en los labios de su amada.

—Tuve una pesadilla —murmuró Alissa, rompiendo el silencio.

—Tranquila, yo estoy a tu lado —susurró su compañero al oído.

—Prométeme que jamás me dejarás y que no vas a permitir que me lastimen —suplicó la joven presa de la angustia.

—Nunca nos vamos a separar. Yo te amo, Alissa, y defenderé tu vida con la mía de ser necesario —luego de eso, besó a la joven.

—Espero que la tormenta demore a Tadeus.

—Lo dudo mucho. Una persona por venganza hace lo que sea necesario.

—Entonces deberíamos imitarlo e irnos —aconsejó Alissa, a lo que Leonardo respondió con una sonrisa nerviosa.

—No hasta que hagas tu primera ingesta.

Alissa no le respondió. Frunció el ceño pensando en que se sentía bien, no tenía hambre. Y luego de unos segundos recordó su "pesadilla". Tal vez fue real. Pero no, no podía ser posible, Leonardo actuaba normal, como si nada de eso hubiese sucedido en realidad.

Ante la falta de palabras, Alissa se sentó cubriendo su desnudez y buscó algún indicio de mordida en su cuello. "¡Oh, demonios!", pensó desanimada, pues allí estaban los dos orificios de colmillos. Fue entonces que asimiló que no había estado atrapada en una alucinación. Lo miró desconcertada, con los ojos vidriosos a causa de las lágrimas que se agolpaban intentando escapar. Se sentía engañada, usada, manipulada y traicionada por aquel hombre que tanto amaba.

—¿Cómo pudiste? —reprochó con odio. Leonardo la observó atónito, sin moverse de su posición—. Confié en ti. ¡Debías protegerme! —vociferó.

—Pero... —el joven se sentó y tomó sus manos—. Tú me pediste que te convirtiera. ¿Lo recuerdas? Yo no quería.

Leonardo no entendía por qué ese repentino cambio de humor se apoderaba de Alissa. El jamás le haría daño... Pero la había convertido y no fue en contra de su voluntad.

—Me lo suplicaste —continuó diciendo con profunda tristeza.

—Mataste todo lo que quedaba de humana en mí y con ello enterraste cada sueño que tenía —reclamó colérica.

—¿A qué se debe tal arrepentimiento? —Leonardo estaba rompiendo su coraza fría y las lágrimas no tardaron en hacerse presente—. Dijiste que lo hacías por amor, para pasar la vida juntos y luchar unidos contra Tadeus.

Alissa permaneció en silencio. Era cierto lo que Leonardo le decía. Ahora ella se sentía como una tonta. Tenía que hacer algo urgente para remediar su comportamiento inmaduro y hacerle saber que todavía lo amaba, que en verdad no se arrepentía de lo que había sucedido entre ellos. Tomó el rostro de su amado con sus manos temblorosas y lo envolvió en un cálido beso.

—Lo siento —trató de disculparse—. Pasé por muchas cosas en las últimas horas y, si de algo estoy segura, es de que quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Leonardo y Alissa se fundieron en un beso apasionado. Justo cuando parecía que todo iría bien, irrumpió Tadeus con toda su furia junto a sus caballeros.

—Aquí están —los amantes se ponían de pie cubriendo sus cuerpos desprovistos de ropa. Alissa se escondió tras Leonardo para colocarse su vestido mientras él solo se calzaba su pantalón—. Han cometido una gran traición. Han quebrantado sus palabras. Ahora vengo a llevarme lo que es mío.

—Ella no te pertenece. Es mía, ya la convertí.

Ambos caballeros se miraron con recelo y se entrelazaron en una feroz lucha que los llevó fuera del establo, justo cuando la tormenta caía precipitadamente sobre sus cuerpos y el amanecer estaba cada vez más próximo.

Alissa era sostenida por los caballeros de sir Thoumas Virtanen. Intentaba zafarse inútilmente, ya que ellos poseían una gran fuerza. Pero ella no podía permitir que Tadeus lastimara a Leonardo.

Mientras se encarnaban en una lucha pareja, sus cuerpos golpeaban contra la tierra y se levantaban como si nada les doliera.

Alissa sabía que debía actuar rápido. Su instinto le indicaba que Tadeus era un ser mucho más oscuro que cualquier otro, mucho más oscuro que sir Thoumas inclusive. No supo cómo, pero en un fuerte rugir, Alissa derribó a los hombres que la sostenían, lanzándolos varios metros más allá de donde se encontraban. En ese momento se sentía dueña de una gran fuerza interior.

De inmediato, se abalanzó contra Tadeus, cayendo ambos al piso. Leonardo la jalaba hacia él, instándola a que escapara mientras él continuaba luchando. Pero ella no lo abandonaría, se quedó para luchar junto a su amado.

Cuando menos se lo esperaban, Tadeus se lanzó sobre ellos y ambos hombres comenzaron a jalar a Alissa. Leonardo no permitiría que Tadeus la tomara y éste haría lo posible para recuperarla. Como vio que era inútil, ya que la joven también ejercía fuerza en dirección contraria, Tadeus tomó una daga de su cinturón y se aproximó a gran velocidad hacia Leonardo, hiriéndolo. Intentó clavarle la daga en el corazón, pero solo consiguió lastimarlo cerca de las costillas.

Al ver que había fracasado, continuó hiriéndolo. Alissa gritaba y trataba de apartarlo inútilmente. Los tres forcejeaban sin rendirse. Tadeus notó que con Alissa encima de él no podía lograr matar a Leonardo, así que la golpeó con fuerza en el rostro y la dejó tumbada en el piso.

Alissa jamás había experimentado un dolor tan intenso. Un hilo de sangre nació en su nariz y desembocó en sus labios. "¿Sangre?", se preguntó Alissa. Se suponía que los vampiros no sangraban. Era tan roja y tan humana.

Tadeus quedó perplejo ante la sangre que fluía de la joven. Se dirigió a ella y con sus dedos tocó aquel dulce carmesí, aquel néctar de la vida humana.

—No quise lastimarte, mi dulce Alissa —susurró un Tadeus diferente al que había visto hasta ahora.

En ese momento de desconcierto para la joven, quien yacía aún tirada en el suelo, cuatro de los mejores hombres de Tadeus tomaron prisionero a Leonardo, atándolo con gruesas cadenas, prohibiéndole su libertad.

Alissa no entendía por qué permanecía quieta observando los ojos de Tadeus, era como si algo invisible la forzara a hacerlo. En ese momento, de entre la fuerte lluvia y la maleza, se abrió paso la bruja Anneke, quien había traicionado a Narisa al brindarle una dirección errónea.

—Tengo algo que le servirá, sir Tadeus Virtanen —rompió el silencio sepulcral de la noche—. Si quieres alejar a estos dos jóvenes, tengo una piedra mágica que situará a la persona que elijas en otra parte de la línea temporal. Puedes enviarlo al pasado o al futuro. Tú eliges.

Tadeus señaló hacia donde se encontraba Leonardo. La bruja caminó hacia él y soltó la piedra en el aire. Era un artefacto precioso, muchos símbolos se dibujaban en él, en especial el del doble infinito. Al tiempo que la piedra levitaba, emitió rayos de diferentes colores que se asemejaban a un arcoíris.

Los ojos de Alissa se iluminaron, dejando ver sus lágrimas al borde de sus ojos. Intentó moverse, pero no podía hacerlo. Notó que Tadeus tocaba su brazo, lo que parecía que ese pequeño acto la inmovilizaba.

Anneke pronunció unas palabras en latín que Alissa entendió a la perfección:

Tiempo infinito ven a mí.

Deja tu sabiduría aquí

Y llévate a aquel

Que ama lo que no le pertenece.

Anneke le señaló a Tadeus que indicara en qué espacio temporal quería situar a Leonardo.

—Futuro —dijo poniéndose de pie, dejando a Alissa libre de movimiento, a la vez que se acercaba a la bruja.

—Te haces llamar guardián de los humanos, pero eres un vampiro más. Te quisiste adueñar de algo que me pertenecía desde el día de su concepción. Ahora has condenado a ambos a estar separados para siempre a causa de la traición que me jugaron.

Un oscuro agujero se abrió tras Leonardo, provocando un remolino de viento. Leonardo ejercía una fuerza contraria al eje de succión, tratando de no ser devorado por el agujero temporal.

—No te lo llevarás —vociferó Alissa poniéndose de pie, feliz de sentirse libre de las garras de Tadeus, dispuesta a luchar hasta el último momento por su amor—. No te lo permitiré.

Avanzó rápido hasta el grupo que rodeaba el agujero temporal. Tadeus intentó detenerla, pero solo consiguió ser golpeado por la joven. Ordenó de inmediato a sus guardias que la detuvieran al notar como el odio emanaba de su cuerpo.

—Esto debe hacerse rápido. Despídete de Alissa —dijo con maldad Tadeus y sonrió victorioso a la vez que empujaba a Leonardo, quien fue succionado de inmediato por el agujero del tiempo que se cerraba lentamente.

Alissa se desesperó ante la posibilidad de perder a Leonardo para siempre. Avanzó con toda su furia, librándose de todos los guardias que trataban de sostenerla inútilmente.

—¡No! —gritó al mismo tiempo que se aproximaba decidida a saltar—. ¡Leonardo, Leonardo! —repetía sucesivamente.

Tadeus la jaló del brazo intentando detenerla. Comenzaron a forcejear y, en un error de los dos, en especial de Alissa que intentó apartarlo, lo empujó librándose de él. Tadeus fue succionado por el agujero temporal que se cerraba por completo.

—¡No! —gritó una vez más, al mismo tiempo que se acercaba al lugar donde había estado aquel agujero que la había separado de su amor.

Cayó rendida sobre sus rodillas, llorando sin consuelo alguno. Se sentía tan culpable. Había perdido todo lo que amaba en su vida por culpa de la inmortalidad. No sabía a dónde iría a parar su amor, ni sabía si algún día volvería a verlo. Pero había una persona que podía responderle.

—¡Anneke! —vociferó encolerizada— ¿A dónde han ido? —se puso de pie y avanzó hacia la bruja con pose intimidante—. ¿A dónde se llevó el agujero a Leonardo?

Alissa hacía un gran intento por no volver a llorar. Anneke no sentía el mínimo remordimiento por el daño que había ocasionado. Sonrió maliciosa ante la joven que trataba de contener su furia.

—No lo sé. Es algo que no puedo manejar. Tadeus hizo referencia de que quería el futuro y ahí es adonde los llevó el agujero temporal.

Alissa no se sentía conforme con la respuesta dada por la bruja Anneke. Tuvo un impulso fuerte de tomarla por el cuello y matarla, pero solo se limitó a rodear su cuello con su mano derecha a la vez que con una gran velocidad la llevó hacia una de las paredes del establo. Ejercía cada vez más fuerza y sus ojos irradiaban un odio que oscurecía los ojos de la joven, volviendo aquellas piedras azules en rocas negras.

Anneke nunca se había sentido intimidada. El miedo por perder su vida la hizo querer cooperar con la angustia de Alissa.

—Si me sueltas, te diré lo que pueda —suplicó la bruja.

Alissa la soltó lentamente, pero sin dejar de acorralarla. Esperaba encontrar todas las respuestas que necesitaba para recuperar a su amado.

—¿Podré volver a encontrarme con Leonardo?

—Sí, pero no aquí. Debes ser paciente y esperar el tiempo que sea necesario para volver a encontrarte con él.

—Tiempo es lo que tengo, paciencia es lo que me falta —el odio envolvía cada una de sus palabras—. ¿Hay algún modo de que aquella piedra me lleve junto a él?

—No —Anneke sabía que eso era muy difícil de lograr. Le explicó que por más que volviera a usar la piedra para llevarla al futuro, no le aseguraría que cayera justo en el mismo año donde había ido Leonardo. Y si iba a un futuro más lejano de donde él estaba, de seguro eso traería consecuencias mortales para su amado, porque sir Thoumas Virtanen se encargaría de dejar un mensaje en ese presente para que lo encontrara Tadeus y así recuperarla como fuera.

—La paciencia debe ser mi aliada —masculló entre dientes reflexionando, pero luego una nueva idea la atormentó— ¿En aquel futuro hay dos Leonardo y dos Tadeus?

—Eso alteraría la línea temporal. Lo que hace esta piedra del doble infinito es unir las paradojas y eliminar anomalías, generando que quienes viajen desde acá se unan en cuerpo y alma con su persona futura.

—Los vampiros no tenemos alma —la arrogancia en las palabras de Alissa comenzaba a hacerse un hábito en ella.

—Se aproxima el amanecer, debes refugiarte —sugirió Anneke.

En ese momento, Alissa recordó a los soldados de sir Virtanen y los buscó con la mirada, pero ya se habían retirado ante el amanecer que arremetía contra el horizonte.

—Tú vendrás conmigo. Serás mi esclava —ordenó la joven y comenzaron a caminar. Alissa recogió la piedra temporal y la guardó consigo—. Me aseguraré de que no vuelvas a usar esta cosa.

Continuaron caminando a pesar del amanecer que se aproximaba. Buscarían otro lugar donde refugiarse. Ahora tenía la habilidad de correr tan veloz que ningún ojo humano se percataría de ella.

—¡Alissa! —una voz femenina la llamaba. Narisa se unía a ella en un abrazo—. Tengo tanto que explicar.

—Tengo tanto por lo que acabar contigo, que voy a tratar de perdonarte, madre —masculló entre dientes.

—¡Y a ti te mataré, bruja! —vociferó con fastidio Narisa al notar la presencia de Anneke. Intentó acercarse para matarla, pero Alissa se interpuso.

—No le harás daño —ordenó la joven.

—Aquella bruja me engañó. Me dio otra dirección de donde te encontrabas. De lo contrario, hubiera llegado a tiempo para ayudarte.

—Eso no importa. Ahora es mi esclava, mi prisionera.

Desaparecieron tan pronto como pudieron, encontraron refugio en una pequeña cabaña en las afueras del reino. Una cabaña que intentaba simular ser la casa que una vez anidó la vida de Narisa. Ella siempre se refugiaba allí para escapar de sus propios tormentos. 

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