De Plebeya a Princesa

Autorstwa FabiolaGp

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~¡Karma... mátame!~ Y el karma me diría: No me culpes de lo que te pasa por imbécil. Mi madre siempre dice qu... Więcej

S I N O P S I S
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MEMORIAS DEL PRÍNCIPE PERFECTO
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Parte 97

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Autorstwa FabiolaGp

¡Se me ha hecho tardísimo florecillas, pero no quería dejaros sin capítulo, así que es más cortito (un pelín) de lo normal.

                  

—¿De verdad necesitas que te lo diga? —gimió con esa voz ronca que me hacía palpitar y perder la razón—. ¿Es que no es evidente? —añadió justo antes de apresar mis labios de forma que el poco sentido común que aún me quedaba se fue directamente a freír monas.

«Evidente» ¿Qué santos demonios era evidente? Me preguntaba una y otra vez mientras me cepillaba el pelo para desenredarlo después de haberme empapado completamente bajo la ducha con la ropa puesta. Ropa que desapareció a los tres segundos, todo hay que reconocerlo.

«Este hombre hará que no salga cuerda de aquí, al menos, peor de lo que entré» pensé mientras me dejaba caer en la encimera del baño mirándome al espejo.

Bohdan se había limitado a responderme con preguntas que me habían dejado aún más intrigada de lo que estaba, ¡Maldita sea! Mucho príncipe azul, mucha carita angelical, mucha tableta de chocolate, pero necesitaba saber a qué demonios se refería con esa respuesta.

¿Y si de verdad yo le importaba? Aparte del compromiso que pudiera tener respecto a mi o del hecho de que después de todo nos habíamos casado y se sentía responsable de alguna forma... Solo con el hecho de pensar que Bohdan pudiera sentir algo por mi más allá de una simple atracción física hacía que diera brincos de alegría, de ansiedad o yo que sé de qué, pero me faltaba el aire.

Me daba igual que fuera apropiado o no, o mejor dicho "posible o no". Yo me conformaría con saber que él me quería, aunque fuera un poquito, solo una décima parte de lo que yo le amaba a él... solo con eso podría ser feliz.

Los golpes en la puerta me sobresaltaron y di un pequeño grito porque aún no me había olvidado del susto que aún tenía demasiado presente de la pasada noche.

—¿Sí? —exclamé cogiendo el vestido que había sobre el sillón y colocándome la prenda antes de dirigirme hacia la puerta.

—Su transporte la está esperando señorita Abrantes —dijo una voz masculina al otro lado de la puerta.

En ese momento recordé que saldría en helicóptero desde palacio, sería emocionante porque montaría en uno por primera vez y esperaba no vomitar durante el viaje.

—En un minuto estaré lista —contesté calzándome los zapatos y supe que no me daría tiempo a desayunar nada.

«Genial, he cambiado un polvo mañanero por mis magnificas tostadas con nutella» suspiré consternada, aunque lo haría una y mil veces más, tenía que admitir.

En cuanto abrí la puerta me encontré con Jefrey que sonreía ofreciéndome una bandeja donde estaban mis magnificas tostadas de nutella e incluso un botecito de esos pequeñitos por si quería añadir más y un sobrecito con mi nombre apoyado en el café.

—¿Qué es esto? —exclamé sorprendida pero sonriente.

—Su excelencia lo ha pedido para usted —contestó ofreciéndome la bandeja para servirme.

Cogí la nota y la abrí mientras caminaba por el pasillo y él me seguía. La escena debía ser digna de ver, puesto que parecía que tenía un séquito persiguiéndome entre los guardias, el servicio y la persona que me indicaba el camino que debía seguir y que me iba recitando la agenda programada del día.

En cuanto abrí la nota me detuve tras leer las líneas que contenía.

«Mientras estés a mi lado, nunca faltará la nutella en nuestras vidas. Esta noche te demostraré cuánto me importas preciosa.

Tuyo, Bohdan»

Oxigeno, ¡Rápido necesito oxígeno! Quería gritar mientras me daba aire con una mano porque desde luego por sí solo no llegaba.

—¿Le ocurre algo señorita? —preguntó Jefrey observándome con preocupación.

—Yo... esto... —empecé a balbucear sin poder reaccionar—. ¿Podrías hacerme un favor? —pregunté y me di cuenta que todos se había parado esperando a que reaccionara así que cogí el café y me lo bebí de un solo trago para después coger una de las tostadas untadas en nutella y proseguir el paso.

—Por supuesto que sí, señorita —contestó amablemente.

—Quiero que encuentres el tarro más grande que puedas encontrar y que vendan de este producto en la ciudad y lleves al menos diez de ellos a la habitación del príncipe antes de que regrese —dije tratando de darle seriedad a pesar de que el sirviente me mirase con cara extrañada pese a intentar fingir que no era así.

—Está bien señorita, en cuanto usted se marche iré personalmente a la ciudad a por su encargo —afirmó muy servicial.

—Genial —dije contenta por poder darle rienda suelta a mi magnifico plan—. ¡Ah y algo más! —exclamé de pronto, pero me callé porque sentía vergüenza de decirlo en voz alta.

—Usted dirá señorita —contestó animándome.

Me acerqué hasta Jefrey lo suficiente para susurrarle al oído sin que nadie más pudiera escucharme.

—Quiero que consiga ropa interior comestible —lo dije en voz tan baja que esperaba que me hubiera escuchado bien.

—¿Ha dicho comestible? —recitó incrédulo.

—Si, así es —afirmé sonriente.

—Si existe lo conseguiré, no se preocupe —dijo con firmeza y me marché contenta.

Por primera vez en lo que venía siendo los últimos días, me olvidé de la conspiración de la muñeca endiablada para mandarme a donde pican los pollos, del supuesto asesinato del hermano de Bohdan y del individuo que intentó entrar en la habitación y me había citado en las mazmorras. Esa noche solo íbamos a ser dos; mi príncipe azul y yo.

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