De Plebeya a Princesa

By FabiolaGp

28M 2.5M 298K

~¡Karma... mátame!~ Y el karma me diría: No me culpes de lo que te pasa por imbécil. Mi madre siempre dice qu... More

S I N O P S I S
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
2018
Parte 10
Parte 11
Parte 12
AVISO
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
AVISO
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
CAP. PRIVADOS
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65
PARTE 66
PARTE 67
Parte 68
Parte 69
Parte 70
Parte 71
Parte 72
PARTE 73
Parte 74
Ellos... ¡LO SABEN!
PARTE 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
Parte 80 (1)
Parte 80 (2)
Parte 81
Parte 82
Parte 83
TENEMOS BOOKTRAILER
Parte 84
Parte 85
Parte 86
Parte 87
Parte 88
Parte 89
Parte 90
Parte 92
Parte 93
Parte 94
Parte 95
Parte 96
Parte 97
Parte 98 (1)
Parte 98 (2)
Parte 99
Parte 100
Parte 101
Parte 102
Parte 103
Parte 104
Parte 105
MEMORIAS DEL PRÍNCIPE PERFECTO
Disponible En Venta

Parte 91

175K 20.1K 2.3K
By FabiolaGp

La estancia de mis padres en Liechtenstein se me hizo tan breve que apenas fui consciente de ello, lo cierto es que no sabía cuánto iba a agradecer que vinieran para sentirme un poco más querida en aquel palacio, aunque saber que tanto el rey como la infanta Margarita me apreciaban dentro de aquella familia compensaba el hecho de que ahora volvía a quedarme sola y ser de nuevo la extranjera intrusa que había entrado en la vida del príncipe.

Aunque su marcha me produjera en cierta forma nostalgia, tenía muy presente que pronto regresaría a España, pronto todo aquello se acabaría y de hecho empezaba a asustarme realmente de como iba a afrontar cuando estuviera lejos de allí, que todo se habría acabado y que no volvería a ver más esos ojos azules al despertar.

No había vuelto a tocar el tema de Dietrich y la víbora muñeca hinchable con Bohdan, en parte podía entender que ellos eran sus primos, personas que llevaban años en su vida y era comprensible que no pensara mal de ellos, al menos no lo suficiente como para tramar una conspiración contra mi solo para perjudicarme.

«Ingenuo» pensé.

Pero no le culpaba, quizá si estuviera en la misma situación podría pensar de la misma manera, aunque vamos... me dicen algo así de la aceituna amargada de mi prima Olivia y me lo creo... ¡Dios!, ¿Cómo era posible que la muy condenada se atreviera a injuriar a Bohdan de aquel modo?

Uno no puede elegir a su familia por desgracia. Al parecer mi madre no sabía mucho más que mi hermana del tema y aquello era algo que había estado posponiendo hablar con Bohdan por simple y llana vergüenza ajena de que mi propia prima me hiciera aquello, o bueno... a él, pero me sentía igualmente culpable porque yo le llevé hasta allí.

Fui hasta la cocina porque tenía demasiada sed y necesitaba beber agua fresca, así que cuando abrí la nevera de aquella inmensa nevera y vi la limonada, pensé que no pasaría nada si me bebía un poquito... o unos cuantos litros ya que estaba.

—¿Te puedo acompañar? —escuché mientras sacaba la jarra pesada de la nevera a mis espaldas y del susto comenzó a escurrírseme entre los dedos pero por suerte, unas fuertes manos la agarraron antes de que se me cayera al suelo.

—Dietrich —gemí reconociéndole.

—No pretendía asustarte Celeste, solo vine a disculparme.

—¿Disculparte? —exclamé mirándole con el ceño fruncido.

«No me fio un pelo de ti, malnacido»

—Entendí a raíz del último encuentro que tuvimos que no tengo nada que hacer, así que asumí mi derrota y solo me queda esperar que me brindes tu amistad aunque no la merezca.

«Ya... y si fueras pinocho ahora mismo tu nariz sería un puente de ocho metros de largo»

—¿Ahora quieres ser mi amigo? —pregunté con ironía.

—Si vas a ser parte de la familia, deseo que nos llevemos bien por mi primo —alegó astutamente.

—¿Crees de verdad que a tu primo le gustaría que nos lleváramos bien después de que te hubiera encontrado con sus ex en circunstancias no tan agradables para él? —exclamé en el mismo tono de ironía.

—Tal vez solo pretenda redimirme de mis pecados y aceptar que en ésta ocasión, él ha ganado el mejor premio.

Algo dentro de mi me decía o más bien me gritaba que me largara de allí por patas, puesto que sabía que aquella confesión era más falsa que las tetas de la muñeca maldita, pero si quería pruebas, si quería demostrarle a Bohdan lo que esos dos ocultaban no podía hacerlo.

—Está bien —dije tratando de ser firme, porque de bien no había nada... no pensaba ser ni su amiga, ni su confidente, ni su nada.

—Entonces tomémonos esa limonada para celebrarlo —dijo sonriente y en esa sonrisa supe que estaba nervioso.

«Lárgate Celeste... ¡huye a la voz de ya!»

—Claro... —contesté fingiendo una sonrisa.

—Entonces siéntate y deja que te sirva —añadió señalándome el taburete y mis manos temblaban... aquello podía salir muy bien o muy mal, y por mi bien esperaba que saliera bien.

Observé como Dietrich buscaba un par de copas de cristal y sirvió la limonada a mi espalda.

—Y dime —dijo dejando una de las copas frente a mi y sentándose a mi lado con la otra—. ¿Le ha gustado a tu familia nuestro pequeño país? —preguntó como si intentara darme conversación.

—Si —afirmé—, de hecho les ha encantado y están deseando volver.

Vi como Dietrich se llevaba la copa a sus labios y la dejaba en la mesa.

—Que bien, espero entonces que vuelvan a visitarnos pront...

—¿Ese no es Bohdan? —exclamé estirándome del asiento hacia la puerta que había detrás y Dietrich miró en esa dirección, gesto que aproveché para coger su copa y acercar la mía hacia donde él estaba—. ¡Oh vaya! Deben ser las ganas que tengo de verle —dije sonriendo tontamente y llevándome la copa a los labios bajo su atenta mirada.

Observé que Dietrich cogió la que había sido para mi y bebía el contenido sin dejar de mirarme. No tenía ni idea de si había echado algo o no en la bebida, pero desde luego pronto lo sabría.

Siguió hablando de cosas banales, tales como que cuando era pequeño la familia organizaba grandes fiestas en palacio para festejar los cumpleaños de Adolph y Bohdan, o que recordaba las travesuras que solían hacer de pequeños en el bosque hasta que en un momento dado, noté que le pasaba algo.

—¿Estás bien? —pregunté viendo como se llevaba una mano a la frente.

—Si.. si... yo no... —comenzó a decir pero sin llegar a terminar la frase.

Se levantó del asiento y no era capaz de mantenerse en pié sin sujetarse, en aquel momento sentí una ira irracional que casi me daban ganas de coger un cuchillo de aquella cocina y degollarle por lo que pretendía hacerme, ¡Sí que había echado narcóticos en la limonada! , ¡Dios mío! Tenía el pulso acelerado, las manos me temblaban. No podía creerme que pretendiera hacer aquello conmigo y si no hubiera escuchado esa conversación, si no hubiera tenido la fortuita suerte de salir en ese momento por ese pasillo y escuchar aquellas voces ahora... ahora... ¡Mejor ni pensarlo!

—¿Qué has echado a la bebida? —exclamé.

—Yo... yo... —seguía balbuceando—. No lo sé —terminó por decir.

—Bien... pues lo vas a terminar confesando —dije autoritaria y le cogí de un brazo—. Vas a venir conmigo ahora mismo —tercié.

—Si —afirmó sin poner ninguna restricción al respecto.

¿Qué clase de droga habría echado en la bebida?, ¿Sería esa tan famosa en la que uno pierde el sentido de su voluntad y hacía todo lo que le pedían?

Llevé a Dietrich hasta la habitación de Bohdan y rezaba porque nadie se apareciera en el camino y porque esa noche mi príncipe llegara más pronto de lo habitual o me iba a dar un parraque ante semejante panorama.

—¿Por qué me has intentado drogar Dietrich? —pregunté en cuanto le solté sobre uno de los sillones que había en la habitación de Bohdan.

—Tenía que hacer que él te viera conmigo en la cama —dijo algo ido, como si estuviera medio adormilado.

—¿Por qué? —exigí—. ¿Qué es eso que Anabelle sabe y temes que se lo cuente a la reina? —pregunté adelantándome a lo que ya sabía.

—Yo hice que...

En ese momento la puerta se abrió y di un pequeño grito del susto.

«Esta noche me da un infarto... te lo digo yo»

—¿Qué está pasando aquí? —exclamó Bohdan atónito—. ¿Qué hace él aquí? —añadió autoritario.

—Pasa que tu primo ha intentado drogarme y que le ha salido el tiro por la culata —gemí cruzando los brazos y mirándole fijamente mientras veía como se le abría la boca ante lo que le acababa de decir.

«Y te lo dije» susurré en mi interior.

En el próximo capítulo sabremos cuál es el secreto de Dietrich y si es tan grave o no para hacer lo que ha hecho...

(me da que va a correr sangre hahahaha)

Continue Reading

You'll Also Like

11.9K 571 11
Después de arriesgar todo por ellos, después de ser el héroe dispuesto a salvar, me pagan con traición. Estuve allí en cada momento, pero, ¿y ahora...
92.3K 7.2K 41
Sarah Elizabeth Stark paso por varias cosas a lo largo de su vida. La muerte de su madre, ser secuestrada por Hydra, que experimentaran con ella por...
43.2K 2.2K 80
"Aun te sigo amando" Liam regresa a Nueva York, después de casi 2 años de vivir en Ohio, vuelve en busca del perdón de Hailey, pero ella no sabe si p...
1.3K 75 19
A Wallace Amery no le gustan ni un poco los cuentos para dormir. Prefiere dejárselos a los niños pequeños o a los adultos pretenciosos. Pero tendrá q...