Fausto Fantiny
Siena se despojó de sus bragas, se sentó en mi regazo y comenzó a mover sus caderas de una forma salvaje y excitante, por mi parte, no dejaba de ver su hermosa silueta y el exagerado tatuaje de varias mariposas de diferentes tamaños que tenía, este daba desde el muslo hasta la cadera. Tenía a la mujer más delicada del mundo montada en mí, mis jadeos y sus gemidos eran algo que, en el cuarto, chocaban, sus labios palidecieron y emitían sonidos que apenas se escuchaban, era como ver el paraíso en un solo momento.
— Vamos nena, pídemelo. — Susurré en su oído.
Di unas nalgas y está chilló, mi manos sostenían su cintura y la ayudaba a moverse con más velocidad, de su rostro se dibujó una ligera sonrisa, esa tierna y delicada sonrisa que me enamoró de una forma extraña pero encantadora, ella comenzó a besar mi cuello y toda la atmósfera se tornó más excitante a cada embestida que le daba, nuestras respiración se hacía cada vez más pesadas, sus gemidos eran el motor de mi cuerpo, el motor que me hacía desearla con todas mis fuerzas. Sus exquisitos y deseables senos, perfectos para mí ya que yo tenía la posibilidad y el control total de tocarlos, sus mejillas se coloraron y su respiración se agitó bastante, su cuerpo me pedía más y jamás me negaría darle lo que me pide.
Me desesperé de ver sus pechos y me los lleve a la boca, comencé a chupar como si fuera un niño sin control, Siena gemía y gemía y no paraba de hacerlo.
«Cuanto te deseo mujer»
Su figura, sus pechos, sus nalgas, su pelo, todo... todo era una delicia.
— Fausto, amor. — Habló en voz baja.
— Nena mía, — Mordí sus labios — sigue gritando mi nombre.
Mordí sus pezones y está volvió a grita, soy un tanto torturador, me gusta provocar dolor y saber que con ese dolor disfrutan el momento. Retome mis movimientos de cadera, sus pies se enredaron en mi cintura y con fuerza mordió mis labios haciendo que se me escapara un fuerte jadeo, nuestras lenguas empezaron a juguetear mientras la presión que sentía de entre sus piernas me emocionaba aún más, volvió a besarme y sentí como el orgasmo se apoderó de su cuerpo, está gritaba mi nombre sin control, y justo ahí sentí un líquido caliente escurrir por mis piernas, algo pegajoso pero caliente.
— Siena, amor — Le susurré. — ¿Tan rápido has acabado?
Me miró y sonrió.
— ¿Quieres que juegue con ella? —mordisqueó su labio.
— No sé para qué preguntas y no lo haces.
Tomó mi miembro entre sus manos y comenzó a masajear, agarré su pelo y lo enredé en mis manos, haciéndolo como si fuera una tira, la tomé fuerte y presioné su boca hasta el fondo.
«Joder, mujer con garganta profunda»
Estaba fallándole la boca a mi chica, sí, a mi mujer, lo hacía de un forma brusca y bastante violenta, continué haciéndolo hasta que, después de varios minutos, estalle dentro de su boca, con la punta de su lengua relamió sus labios, como si fuera un gran néctar el que estuviera bebiendo.
— Trágatela. — Ordené.
Asintió he hizo lo que le pedí, sus hermosos ojos azules me miraban con el mismo deseo que mi cuerpo poseía cuando la veo, los dos desnudos y, en la posición que estamos, completaba el ambiente perfecto para la siguiente ronda.
— Eres una gatita mala, Siena.
— Y tu un felino sin control, Fausto.
Me puse de pie y la cargué hasta el baño, con cuidado la dejé en la tina y luego de buscar el champú entré con ella.
— ¿Qué crees que tu hermano esté haciendo ahora?
— ¿Por qué te importa tanto, Sebástian? — Le pregunté.
Y es que me enoja que pregunten por él, es mi hermano, y sí, tiene todo el encanto por así decirlo, pero me molesta que todo en esta vida gire entorno de Sebástian, muy rara vez me pasan cosas a mí, pero agradezco no haberme enamorado de Samira, ¡Dios! Es una mujer desesperante, tiene su encanto y a veces suele ser graciosa pero, aún no sé cómo Sebástian la tolera, es muy buena y no negaré que es linda, pero para la personalidad de Fantiny es muy extraña hace sufrir lo que ama, apenas y sí mostraba tristeza, y era con nuestra madre y muy pocas veces sucedió eso, tenía el corazón tan frío que su personalidad asustaba, jamás tuvo una novia en toda su adolescencia, solo tenía ligues casuales, los cuales eran chicas frustradas que dejaban regalos diariamente y más los días de San Valentín.
En cambio Fantiny nunca mostró interés en ninguna de ellas, ya que todas eran unas desesperadas que solo lo querían por el dinero y las folladas que les daba, y no lo culpo, Sebástian es un hombre con bastante problemas, no sabe cómo expresarse al declararle amor a un mujer, tampoco sabe cómo manejarse mentalmente, y es un grandísimo imbécil a la hora de demostrar amor.
«Perdóname Fantiny, eres mi hermano pero puedo decir que te he ganado en algo»
Siena bufó, y comenzó a jugar con el agua de la tina, y después de unos minutos habló en un tono un poco enojado.
— Te pregunto porque está con Samira y si recuerdas la última vez que estaban los dos juntos aquí ella se negó a ser su novia.
— ¿Y? Se lo merece por imbécil. ¿Qué hombre deja a la persona que supuestamente ama desprotegida?
— Sabes muy bien que todo fue una trampa de Sandro, el mismo Sebástian te lo dijo, él no tuvo la culpa.
— Amor, y que se follara a Meroly ¿Tampoco tuvo culpa en eso?
— ¡Es un hombre maldición! A veces las mujeres hacemos que caigan en el pecado.
— Pongamos un ejemplo Siena, si yo— Me señalé — Por alguna causalidad de la vida decido ir y ligarme a Fermiet, tú estando en peligro ¿Me lo perdonarías?
— ¡Pinche animal, no, tu polla es mía y si alguien la toca pues se muere, ahora tendré a la putita de Fermiet más vigilada!
«¡Exacto mujer, tengo razón, no vale de nada!»
— Sebástian, por estar igual que papá se merece eso y más, lo siento amor, pero es así.
— Vamos Fausto, no seas tan malo con tu hermano, solo está enamorado.
— ¿Qué esté enamorado lo hace menos estúpido?
— No, al contrario, lo hace más estúpido. — Nos soltamos riendo. —Pobre de Samira. — Suspiró.
Por una parte sí le tengo lastima a Samira, es tan débil, siempre llora por todo y su pasado es muy triste, pero todas aquí tienen un pasado. Uno de los pasados más terribles que pude ver en un expediente fue el de Mimase, a la pobre niña la violaban desde muy pequeña, sus padres eran drogadictos y traficantes, toda su familia la despreciaba por tener una mentalidad distinta a la de los demás, pedía en las calles, muchos intentaron abusar de ella, tiene marcas en algunas partes de su cuerpo causadas por ella misma, ¿cómo lo sé? Pues, Benito es un gran investigador, intentó ahorcarse varias veces y siempre la encontraban y la ayudaban, trató de conseguir trabajo y se lo negaban por ser menor de edad, hasta el día en que Sebástian la encontró.
Ese día, no sé, pero Sebástian se mostró vulnerable y le dio empleo, le vio algo que en sus ojos anhelaba y era tener a alguien que se preocupara por ella. Y Samira, pues, ella es una chica que, en su tiempo, lo tenía todo y dejó de tenerlo, pasó por muchos problemas y ahora vino a caer en este mundo que para nadie es color de rosa si lo ves desde el punto de vista de una prostituta.
— Sí, lástima que la pobre chica tuviera que pasar por todo. — Suspiré.
— Si amor, ella es una chica muy fuerte, yo misma me hubiese ido de mi casa hace mucho.
— Siena por favor, déjate de eso, — le tiré un poco de agua — te fuiste de tu casa a los veinte y fue por problemas económicos.
— Sé que tienes toda mi información, así que cállate Malavé.
— Me amas y lo sabes preciosa.
— Te amo con locura.
(.......)
Ya llevábamos casi dos semanas sin la presencia de Sebástian, y para serle sincero este lugar se sentía diferente, y era diferente en el buen sentido, Fantiny no es de un carácter dulce y muy amigable así que todos siempre están tensados, en cambio yo, soy más relajado y me tomo las cosas a mi modo, no siempre hay que ser un egocéntrico y malhumorado jefe.
Hice la inspección como de costumbre a todas la empleadas y me detuve en el cuarto de Mimase, esta tenía varios días actuando de una manera extraña, hablaba bastante por su teléfono y siempre paraba riéndose de todo.
¿Algún enamorado?
Y si era eso que lástima, porque bien claro Sebástian le advirtió de enamorarse, ya que no habría lugar donde ella pudiera conocerlo y él quería que ella se recuperara de todas sus heridas.
Aún hay más de su historia que es un poco perturbadora, y que sé que esa parte ella se la reserva.
Toqué la puerta de su cuarto y esta abrió, traía una pijama de conejo y el pelo enmarañado, pestañeo varias veces y cuando logro enfocarme bufó.
— ¿Ahora qué Fausto? Llevas tres días haciendo lo mismo, mi hora de limpiar comienza las diez de la mañana.
— Quería hablar contigo, Mimase. ¿Puedo?
Asintió y entré a su cuarto.
— Que sea rápido, no quiero tener otro altercado con Siena.
Olvidé mencionar, el día en que Samira y Sebástian se fueron, Mimase comenzó a actuar extraño, al principio deduje que sería porque ella extrañaba a Samira, pero luego no fue así, escuchaba que hablaba bastante fuerte por su móvil y me acerqué a la puerta de su cuarto para tratar de oír lo que decía, por desgracia Siena creyó que la estaba acosando y que quería tirármela, pero todos saben que sí estoy enfermo, pero ¿Menores? ¿Mimase? ¿Yo? Nada de eso, lo que pasó después es que recibí una fuerte cachetada de Siena, luego se marchó a su cuarto y no me quiso dirigir la palabra en todo el día.
— Seré breve.
— ¿Qué quieres, Fausto? Me queda claro que has estado espiándome ¿No me digas que ahora te llamo la atención?
«Ni te creas chiquilla, tienes cuerpo de niña en desarrollo y apenas se te ven los pechos, estas mas flaca que un espagueti y tu gusto en moda es totalmente fatal»
— Ya quisieras que yo me fije en ti.
— En algún tiempo sí, pero ahora me gusta más Fantiny.
— Ya quieres que Samira te quite las extensiones que tienes.
— Son reales estúpido. — Jalé su pelo.
— Lo sé, es que quería decirlo.
Bufó y se sentó en la cama.
—Digo que lo quiero como familia a ti te quiero pero de lejos.
—Que aburrida eres niña.
— ¿El punto de tu inesperada visita?
— ¿Con quién hablas todo el día? ¿Por qué te ríes tanto?
Mimase comenzó a reír a carcajadas, no se aguantó mucho y cayó al suelo por la risa.
— Hils.— La miré. — No es un chiste.
Aún continuaba con su ataque de risa insoportable, y no es que sea hombre de poca paciencia, pero me fastidia que, cuando hablo, se tomen mis palabras como chistes, es un acto que yo considero un poco desagradable y de mala educación.
— ¿Estas celoso? — Comenzó a burlarse.
— Niña con cuerpo de lechuga injertada, te noto extraña, solo dime ¿Tienes algún pretendiente?
Se sonrojó.
— ¿O sea que lo tienes, Mimase?
— ¿Y si lo tengo qué? — Preguntó.
— Sabes que no puedes tenerlo.
— ¿Por qué no? — Se entristeció.
— Está más que obvio Mimase, ¿Dónde lo traerías para verte? ¿Con quién lo presentaras? ¿Cuándo podrán salir?
— Eso no es asunto tuyo. — Frunció el ceño.
— Fantiny no está, así que sí es asunto mío, solo te recuerdo que no puedes hacerlo.
Tapó su cara con sus manos y un gran suspiro salió de ella.
— No sabes lo sola y abandonada que me siento y crees porque alguien se interese en mi es malo.
Me entristecí, y es que su cara mostraba dolor, sé el historial de Mimase con lujos de detalles, en un resumen pequeño es de esta manera, una niña con padres traficantes, los mataron y ella quedó en las calles, su tío la violó de pequeña y su familia nunca la quiso.
— No digo que sea malo, sino que no es debido.
— Solo quiero que alguien me ame.
Y justo ahí una lágrima se deslizó por sus pequeñas mejillas, que ahora estaban de un blanco bastante pálido, y por alguna razón el estómago se me revolvió y un gran dolor en mi pecho golpeó contra mí.
— Aunque no lo creas, sé que ahora no tienes a nadie que te diga en las mañana "buenos día mi niña", o que te pregunte "¿llegaste bien de la escuela?" Pero te aseguro que, aunque el corazón de Sebástian sea una piedra, él te ama, aunque sus demostraciones de amor son raras, Samira igual te adora.
Sonrió.
— Lo sé, pero ahora él y Samira viven algo muy bello, algo que quiero tratar de vivir.
«¡Mierda, no soy padre para estas charlas!»
— Te dejaré que lo veas y será en mi casa, y sí, hablaré con Siena para que no nos cuelgue antes de la boda.
— ¿¡Harías eso por mí!? — Brincó a mis pies.
— Sí, lo haré, porque yo, aunque no lo creas, te quiero, y eres toda una luchadora como mujer, bueno, como niña. Nadie comprende el dolor de la manera en la que lo haces.
— Nadie comprende el dolor del otro hasta que lo siente en carne propia.
— Palabras muy ciertas Mimase, ahora enséñame el afortunado que se a estado robando tu corazón.
Buscó su móvil y con bastante vergüenza me mostró la fotografía, este en realidad creí que sería un puberto de estos con lentes y acné, pero al contrario, me encuentro con un joven de más de dieciséis años con poca barba.
— ¿Cuántos años tiene?
— "Houston, tenemos un problema"—me miró de reojo.
— ¿Cuántos? — Exigí respuesta.
— Tiene diecinueve, pero espera, e-e-el —comenzó a tartamudear — es muy lindo conmigo.
— ¿Y porque sea lindo tiene que ver? Es mayor que tú.
— Vamos Fausto, todos son mayores, además, los chicos de mi edad son unos estúpidos.
— Lo haremos fácil, dime como se llama, nombre y apellido y en dos horas tendré la información de él, si es de fiar lo puedes ver y si no, lo siento, quiero cuidarte pequeña.
— ¿Cómo un padre a su hija?
— Exacto.
— Está bien Fausto, puede ir ensayando conmigo como hija, luego que tengas al tuyo en brazos veremos cómo eres de padre.
— Falta tiempo para eso, primero las cosas a su paso.
Escuchaba los gritos de Siena del otro lado de la puerta.
— Bueno, esa es mi señal, ahora me voy, pero antes dame el nombre y apellido ahora.
— Julio Roían Satterlee.
Anoté el nombre y me levanté del asiento donde estaba.
— Si Siena pregunta, no me conoces y no estuve aquí ¿De acuerdo?
— ¿Quién eres y por qué estás en mi cuarto?
— Excelente actitud. — Chocamos los puños y salí de su cuarto.
Tengo el corazón más noble que Fantiny, mi padres decía que yo debí de ser mujer, ya que soy de vez en cuando, un tanto sentimental y me entristece ver a los demás sufrir, además de que me encariñe con Mimase, ya que ella es la única de entre todas las mujeres de aquí, claro, sacando a Siena, en la que se puede confiar.
Cuando Salí del cuarto de Mimase, me escurrí rápidamente a la oficina de Sebástian para evitar que Siena me viera, pasaron los minutos y entró a la oficina.
— ¿Conque aquí estabas? — Alzó una ceja — ¿Se te cree?
— Pues aquí he estado todo el rato mujer ¿Qué creías?
— Te conozco Fausto ¿No estabas espiando a Mimase o algo?
— ¡Dios Siena, no! ¿Cómo crees?
«Hombre, te conoce mejor que la palma de su mano»
— Olvida ese tema, te vengo con noticias picantes. — se sentó en mis piernas emocionada.
— ¿Qué pasa?
— No sé cómo decirlo. — Chilló emocionada — Una diseñadora famosa está aquí en el club justo ahora, y está hablando con Axel.
— ¿Diseñadora? ¿Quién?
— Creo que es la madre de Samira, amor, creo que es Samaira Rockefeller.
— ¿¡Que!? — Me sobresalte.
— ¿Qué pasa, Fausto?
— Sí, Samaira está aquí, ¿Qué quiere?
Y de repente la puerta suena, Siena abre y entran Axel, Samaira y quien creo que, se supone, es el padrastro de Samira.
— Señor,— Habló Axel — la señora Chamadier necesita hablar con usted, es muy urgente.
Les pedí que tomaran asiento e hice que Siena saliera, ahora el área se tornaba con bastante tensión por parte de todos, y es que no sabía el motivo de su visita y... ¿Cómo averiguo que Samira está aquí? Bueno, sacando que en los periódicos ya la han fichado dos veces pero... ¿Cómo dieron con el club? Solo los que han venido saben dónde queda, y los que tiene acceso a la página saben dónde queda, pero su ubicación en el GPS no aparece, así que... ¿Cómo?
— Sin rodeos niñ.o — Habló Samaira—Necesito saber dónde está mi hija.
Oh, ahora es su hija, no fue su hija cuando la dejó en la calle y casi dada por muerta, ahora resulta que es su hija, no entiendo qué clase de madre hace eso con sus hijos solo por la fama.
— Me temo que no sé esa información.
— De hombre a hombre, — Habló Bod — Estamos agotados de buscarla por todos lados, necesitamos con urgencia verla.
«De hombre a hombre, estoy considerando partirte la nariz por marica pedófilo»
— Ya les dije señores, no sé dónde está, seguro está muriéndose en algún lugar donde la dejaron por dos años.
— ¿Tú qué sabes que ocurrió? — Dijo Samaira.
— Oh señora, sé más de lo que usted cree, sé todo con lujos de detalles.
— ¿¡Dime dónde está mi hija!? — gritó ella.
— Solo le aseguro que está en mejores manos que con usted.
— Si no me dices donde está, te juro por lo que tú más quieras, que hablo a las autoridades y cierro este puto club de mierda sino me dices donde esta Samira ahora.
¡Mierda policías! No estoy fichado y menos Fantiny y problemas con la ley no nos favorecen a ninguno ¿Qué hago joder?
— Habla, sé que eres hermano del que seguro esta con ella, el dueño de todo esto. — Habló Bod.
— Se llama Sebástian y es el novio de Samira.
— ¿Novio de Samira? — Preguntó confundida Samaira.
— Señora, en la vida de su hija han pasado cosas que ni usted misma cree.
— Mi hija siempre va por el pez más gordo, por lo menos su dignidad no calló tan bajo.
«Y así considera decirse madre»
— ¿Dónde está? no tenemos mucho tiempo — Dijeron ambos.
— ¿Para que la buscan?
— Es mi hija, tengo que saber de ella, y el por qué la busco no es asunto tuyo. — Contestó Samaira.
— Habla chico, que tenemos nuestros asuntos. — Terminó de hablar Bod.
Fantiny perdóname, pero problemas con la ley jamás, espero que sepas lidiar con la visita de tus suegros.
— Ella está con él, no sé exactamente su dirección, salieron de viaje a esta dirección no se si ya han llegado.
—¿Italia? ¿Por qué iría ella a Italia?
—Es su hogar, nació en Italia.
—No tiene que ver, ¿Por qué se fue?
—Ocurrieron muchos problemas en su ausencia Samaira y ella se está recuperando lentamente.
—¡Dime qué ocurrió!
—Mi padre, el intento...
—¿Sandro? —Dijo ella asombrada.
—¡Ese gilipollas! —Grito su esposo. —¡Lo voy a matar!
—Calma Bob no sabes por qué hizo lo que hizo. —Le dice ella a el.
—¡Vamos Samira no te hagas la ciega sabes por que el lo hizo!
—No creo que sea por eso.
Estos dos saben más de lo que nosotros sabíamos.
—Me puedes decir la dirección exacta de donde pueden estar. Por favor necesito encontrarla.
—Ya les dije, puede que no estén en Italia ya, no se la fecha exacta en la que vendrían sera una perdida de tiempo decirles.
—Tenemos que hacer algo Samaira no podemos dejar esto a la ligera y quedarnos de brazos cruzados es tu hija. —Dice el.
—Crees que no lo se, estoy cansada de buscarla me ha metido en este embrollo y pueda que me joda la puta vida y ahora no aparece.
—Tenemos que hacer algo ya.