Capítulo 20

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Sebástian Fantiny

Sus palabras salieron con gran pesar, cree que después de todo la sigo considerando una basura de mujer, al principio no dudaré que creí eso, pero, luego de conocerla todo cambió, su rostro un tanto doliente, me hace romperme por dentro y creerme lo que mayormente mi padre me decía y repetía a diario a mí y a Fausto.

"No sirves para amar y mucho menos para sentir lástima de una mujer"

Palabras que dolían a mi madre, mi padre se encargaba diariamente de demostrarle que así era, que ella solo era una mujer que trajo al mundo a dos hijos, tanto así, que cuando crecí me comporte como mi padre, me aparté de mi madre y olvidé por un momento que tenía familia, solo me concentré en que, si utilizara a una mujer solo sería placer, nada de amor, nada de compromisos o siquiera sentir pena.

Necesito un control en mi vida, jamás me había sentido tan bien como me sentí ayer.

Ella es diferente, y diferente en todo, su vida es una verdadera miseria, padre muerto, madre cegada por la fama, padrastro depravado. No es algo muy bueno viéndolo desde su punto de vista, a veces siento que me gustaría entender a las mujeres, que su dolor se convirtiera en mi dolor, en cambio tengo a Samira a mi lado, con sus ojos cristalizados, la tengo a mi lado y las ganas de tomarla y someterla nuevamente no me sobran.

¡Dios, de verdad estoy enfermo!

Justo en esta situación solo pienso en follarla, es que su rostro, sus labios y su inocente cara la hacen totalmente deseable, haré todo lo que esté a mi alcance por cuidar de ella.

— ¿Solo eso? — Pregunté.

— Ya te lo dije, mientras esté atada a ti, cuídame...

—No soy hombre de fiar Samira, y mucho menos de promesa, pero por ti lo haré. Nadie te lastimara y si es así, que Dios me perdone porque lo mataré, aunque pase años en la cárcel, lo haré.

— Gracias de verdad, por darme una vida, no la que me gustaría, pero es una vida.

— A ti te agradezco, no sabes lo feliz que estoy porque llegaste, sin ti este lugar no tendría todo el dinero que tiene, eres un mujer fuerte Samira, que te quede claro eso.

— Por fuera, soy como él Fénix, renazco de las cenizas, pero, por dentro soy como un cristal, me rompo con facilidad.

— Ten por seguro que mientras estés conmigo nada pasara, te convertirás en toda una guerrera por dentro. Eres fuerte solo tienes que sacar tus espinas igual que la rosa.

Me abrazó, conforme el conmovedor momento que pasábamos, más me sentía un desconocido, no acostumbro a dar tantas demostraciones de cariño, ya que no estoy acostumbrado a ello, pensé, quizás, romper los estándares y dejarme llevar por lo menos en mi vida y tratar de disfrutar el momento, mayormente ninguna chica entre tiempos me puede tocar así de esta manera, esto lo considero muy personal y algo más allá de del acuerdo, tampoco podían contradecirme, negarse, todo lo que giraba en torno a mí tenía que ser perfecto y acoplado a mis gustos un poco desenfrenados, nos obstante que con Samira las cosas son diferentes, y lo digo en el sentido de que todo cambia, es terca, muy respondona, astuta y a la vez ida, hermosa pero también presumida, tímida y muy pervertida, la perversión de ella es lo que más me enloquece y hace que la desee con todo mi puto cuerpo, ella me enloquece pero cuando me rechazó ese día me sentí mal y busque refugio donde se que siempre tendré las puertas abiertas.

Fue algo que no sucederá por que estoy dispuesto a cambiar.

Dejé que el abrazo siguiera fluyendo, ya que sé que las palabras que le había dicho anteriormente la habían molestado y la habían hecho llorar, espero que Dios que me perdone por lo que dije en ese momento, porque sé que mi castigo es rescindir en las infinitas llamas del infierno donde pagaré todos mis desgraciados pecados a causa de llevar la vida que tengo, por cegarme como lo ha dicho la misma Samira, por el dinero, pero; ¿Quién no quiere dinero? ¿Quién no quiere vivir bien? ¿Quién ama la pobreza?

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Where stories live. Discover now