Epílogo

3.5K 171 55
                                    

— Tienes diez minutos.  — Recalcó.

Pensé... ¿diez minutos? No podría llegar en tan solo diez  minutos, calculando entre la distancia que estábamos y las horas que tomaríamos para llegar, no serían diez minutos, sino una hora con treinta minutos o más.

— ¡Es imposible llegar en diez minutos a Chicago! — Grité un tanto desesperado.

— ¿No te he enseñado que nada en esta vida es imposible? Se te agota el tiempo.

— Si la dañas o intentas cualquier estupidez con ella, te juro que seré yo quien te mate.

— ¿Y pasar el resto de tu vida en prisión por matar a alguien inocente hijo?

— ¿Qué es lo que quieres?

— Quiero tantas cosas, pero lo primordial solo es una cosa. Y ustedes no me lo van a dar, son mis hijos y los amo pero se han vuelto unos inútiles y si me estorban no me queda más que actuar contra ustedes. 

— ¿Nos harías daño por nada? 

—Yo sería incapaz pero las personas que contrato quizás si, tienes diez minutos tic tac hijo, tu tiempo termina. 

(..........) 

Mimase Hils 

Y era como ver el infierno, esas llamas que consumen tu alma, vivirlo y sentirlo diariamente, son cosas que trauman a una persona y más si no tienes esa estabilidad mental que todos quieren que tengas, el color de mi pelo desapareció, se tornó más opaco de lo normal, tenía múltiples cicatrices en todo mi cuerpo, algunas hechas por mí, otras por las innumerables peleas que sostenía diariamente.

Me he preguntado muchas veces lo mismo: ¿Qué hago aquí todavía? ¿Valgo la pena? Y es que no, estoy ocupando un espacio más en esta sociedad, un espacio que otro debería ocupar, respirando un aire que otro debería respirar, siendo la carga de personas que no merecen sufrir por mí, y todavía me pregunto... ¿Enserio valgo la pena? ¿Debería seguir viviendo?

Lamentablemente en este sitio solo te ponen dos opciones y tienes que elegir una de esas dos: Aguantas o te suicidas, muchas veces ese motorcito que está en nuestra mente, sí, ese pequeño motor que enciende cuando crees ver la solución, siempre me hace optar por la opción número dos. Y antes de siquiera hacerlo me detengo a pensar que, aunque muera, las cosas no cambiarán, el mundo seguirá girando, las personas envejecerán, los niños crecerán, muchos morirán, y yo, pues yo estaré aquí encerrada en estas cuatro paredes que me aprisionan, cumpliendo esa condena que yo misma me puse.

Este lugar no es como todos piensas, no es fácil, algunos creen que, después de salir de aquí, las cosas cambiarán para bien, no es así, te traumas de una manera que no puedes controlarte. Y sigo aquí encerrada tras estas putas cuatro paredes que me atormentan, que a veces quiero gritar y no puedo porque las putas reglas me lo prohíben, que a veces quiero escapar y no puedo, porque si lo hago... Muero.

Y sí, lo admito, soy una jodida traidora, una de las peores.

¿Qué si lo merezco?

Sí, nunca pensé que mi vida tomara otro ritmo, al contrario, siempre supe que, aunque fuera en busca de la felicidad, siempre tendría un final similar a este, y es fácil deducirlo por la vida que tuve.

— Prisionera 237, levántate, hoy te toca chequeo.

La voz de la oficial Johanna era lo único que me hacía levantar el rostro cada día, me levanté del suelo en el que estaba, ya que me apartaron del grupo por ser peligrosa, todos saben que maté a alguien y, en mi testificación, dije que había sido por rabia y por querer verlo muerto, y no me arrepiento, sé que ahora mismo ella debe de estar odiándome, pero nadie me odia más que yo misma.

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Where stories live. Discover now