Capítulo 6

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Entré al cuarto, caminé con timidez.

Mi primer cliente era un señor mayor de unos sesenta años, o eso se podría calcular, sonreía desde el cristal.

Me miraba con deseo y mordía su arrugado y asqueroso labio, en ese momento escenas traumantes venían a mí, respiré profundo y traté de olvidar, sabía que estaba aquí para cumplir un propósito, necesito ayuda y él es el único que me puede proporcionar dicha ayuda.

—Es la puta hora Samira.—Me dije.

El señor hizo señas para que me acercara al cristal, tenía que hacerlo o Sebástian se enojaría bastante conmigo, no es que este empleo me guste, no, pero es el único que tengo y por lo que vi en la pantalla donde estaba mi nombre han pagado bastante dinero por mí y eso que solo tengo que bailar.

Me acerqué al cristal con la mirada coqueta, le daba vuelta a mi cabello y me lamía el labio de forma sexy, vi como del pantalón del señor sobresaltaba su erección, me sorprendí que con su edad aun él tuviera la fuerza para levantarlo, por un momento me espanté, pero luego agradecí mil veces que hubiera un cristal que nos dividía.

El señor se acercó al cristal y comenzó a desabrochar su pantalón, tuve que volver a respirar, porque pensé que vomitaría, sacó su miembro todo flácido y arrugado, se le levantaba apenas, bueno, continué con lo que estaba haciendo, me senté en la silla de espalda a él, comencé a moverme según yo creo "sexy", digo "sexy" porque sólo hacía lo que vi en un vídeo de baile. Volteé a ver al señor y se estaba masturbando, me parecía sumamente asqueroso, desagradable, seguí moviéndome.

Me levanté de la silla y me acerqué a un tubo de metal que estaba en el cuarto, entrelacé mis piernas, subía y bajaba lentamente "Ojo", que solo hacía lo que vi en un vídeo, si fuera por mí, no sabría qué hacer. Si conocía algunos movimientos pero no los había practicado del todo.

"Gracias a Dios que existe YouTube"

Tenía experiencia en moverme con facilidad, cuando tenía ocho años era gimnasta, una de las mejores, nos enseñaban a hacer todo tipo de baile, mi preferido era el pole dance, en buen peruano "el baile del tubo", todo lo que fuera con mover el cuerpo me gustaba, mi cuerpo siempre ha sido flexible y tenía la ventaja de eso. Pero luego lo dejé y comencé a crear diseño de ropa igual que mi madre, esa es mi arte lo tengo en las venas.

Los minutos seguían pasando, el señor por fin se corrió, sentía un alivio que por fin terminara, luego recordé que faltaban nueve más, una chica entró y me pasó una botella de agua la bebí deprisa y cuando volteé vi otro hombre, este era más joven, aparentaba de unos treinta años por así decirlo, tenía el pelo largo y rubio y unos ojos color miel bastante bonitos. No creí que jóvenes como el pagaban por sexo o por un baile.

Comencé a bailar, el chico sonreía, se pegó al cristal y me llamaba haciendo gestos con sus manos, me acerqué al cristal, él trataba de decir algo pero era difícil de escuchar ya que el cuarto no pasaba sonido alguno.

Le hice señas de que no podía escucharlo, se sentó en la silla y con su mano me dijo que prosiguiera, eso hice, comencé a bailar en el tubo nuevamente, le eché un ojo al chico y ya tenía su miembro fuera, tuve que mirar otra vez ya que tenía una enorme polla, no como el del viejo anterior, este, al contrario, era más grande, erecto y venoso, me guiñó un ojo y continuó masturbándose, hizo señas para que tomara un juguete sexual, tomé algo que parecía una pelotita pequeña, no sabía lo que hacía, solo tenía un botón, lo apreté y este comenzó a vibrar.

"Un jodido vibrador"...  ¿No podía ser otra cosa?

El chico me hizo señas para que usara el vibrador y eso hice, al principio tenía miedo de poner este aparato en mí, pero lentamente lo hice, me espanté cuando sentí que la pequeña bolita tocaba mis paredes haciendo que las vibraciones descontrolaran mi cuerpo, la rozaba por los lados y podía sentir un placer intenso, algo que nunca había sentido, seguía y seguía y mientras más la rozaba más me gustaba era delicioso, involuntariamente dejé escapar un gemido, él chico no los podía escuchar por suerte, él continuaba viendo sonriendo y masturbándose yo disfrutaba de lo que estaba haciendo y él igual, luego, una voz en el cuarto se escuchó, me espanté y deje caer el vibrador.

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora