Capítulo 8

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Sebástian Fantiny

Puta madre.

Puta vida.

Puto momento de mierda arruinado.

¿Virgen?

Se ve con experiencia, y más de la que pude imaginar, y ahora resulta que es virgen, al principio no quise creerle, pero luego vi sus mejillas de color rojizo y se podría decir que estaba a punto de morir de la vergüenza por lo que acabo de decir. 

Pero no debería.

Su cuerpo está casi completamente desnudo, preparado justo para mí, y me estoy resistiendo a ignorar su comentario de la virginidad y romper mis límites de excitación con ella, penetrarla hasta más no poder y disfrutar de una simple sección con Samira, pero; si, ahí viene el gran "Pero", ella aún es virgen.

No lo podía creer, es que ¿Cómo no lo vi?

Samira es virgen, una jodida y sexy virgen de diecinueve años con un cuerpo bellísimo, caderas totalmente definidas y unos exquisitos pechos que me están haciendo perder la cordura. Cuando está en el cuarto, dando sesiones de baile, no se ve como una simple virgen, sino como una chica con bastante experiencia en sexo en cambio; ahora la tengo casi desnuda y resulta que es virgen, y jamás he estado con una virgen, ni sé qué hacer cuando estas con una virgen, solo sé lo esencial, follar duro hasta que canse, así nada más.

Samira me mira y se sonroja, está tan avergonzada, pero no debería, su cuerpo es tan jodidamente hermoso y delicado, y aún más precioso si sé que nadie ha tocado eso de ella. Por una lado, me siento afortunado de ser yo quien le quite su virginidad pero, por otro lado, me siento triste por ella, seguro se hizo millones de ideas de cómo sería su primera vez y todas esas cosas que las mujeres piensa de ese "momento especial".

«Soy hombre, no pienso en "momentos especiales", solo veo cerraduras y sé que yo tengo la llave que cabe en todas»

Sentía unas ganas satánicas de quitarle toda la ropa, olvidar que es virgen y darle duro hasta saciarme completamente de ella, me puse de pie frente a ella y esta tomó una sábana y la enrollo en su cuerpo, la miré y de su rostro salió una lágrima.

Lo que menos me gusta es ver a una mujer llorar, veo a las prostitutas de mi club, pero solo lloran por dinero y eso no me conmueve en lo absoluto, pero ahora me siento mal al ver a Samira llorar por mi culpa, se me partía el corazón cuando escuchaba los llantos de mi madre al ver a mi padre llegar a casa con marcas de besos en su camisa, mi madre llegó al punto de desesperarse y separarse de mi padre, luego papá hizo este club y yo, como era el de más edad, lo heredé, Fausto solo está de repuesto, esperando que muera o que alguien me mate para tomar mi lugar.

Volviendo a Samira, tuve que salir del cuarto, si me quedaba ahí y excitado, pudiera darse el caso de que me convierta en un violador, pero, como no soy de esa clase y tampoco me gusta obligar a las mujeres a tener sexo mejor salí y dejé a Samira descansar, además, dijo que estaba muerta del cansancio ya que había bailado para quince clientes hoy.

Se merece descanso.

Salí y me fui a mi oficina, cerré la puerta y me senté en mi escritorio ya decepcionado, choqué varias veces mi cabeza contra el cristal de la mesa, me repetía en mente estas palabras: ¿Por qué eres tan idiota Fantiny?

Sí, justo esa pregunta ¿Por qué fui tan estúpido que no vi la inocencia de Samira? Bueno, es cierto que, para tener diecinueve años, tiene ese cuerpo bien formado y hermoso, está un poco flaca y es por la falta de alimentación, pero se arreglará en unos meses, en cuanto a sus bailes, me confunden y eso me hizo pensar en que ella ya tenía experiencia, verla en el cuarto con ese vibrador y las expresiones que ponía me confunden bastante, volví a golpear mi frente contra el cristal nuevamente.

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora