Capítulo 29

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Samira Rockefeller 

Sentí su proximidad, sus labios detuvieron  mis palabras y no negaré quería sentirlo y estar cerca de él de todas las formas existente en este mundo, pero ahora me siento de la peor manera y estos dolores constantes de mi heridas y sus malditos besos me desgarran el alma porque puedo sentir que todo lo que ha dicho es sincero y que le cuesta bastante aceptarlo ya que jamás se ha enamorado, pero yo no tengo la culpa de ser la ladrona que robó su corazón, es tanto lo que siento que quiero que el beso no acabe y que siga hasta más no poder, sus húmedos pero tibios labios sobre los míos hacen que mis mejillas se tiñan de ese rojizo pálido que siempre tengo cuando me avergüenzo, pero estoy aquí, con el alma hecha pedazos y quiero disfrutar de todo, pero me duele que todos crean que con una simple actuación de bien me compran, me lastimo más saber que ya con este simple beso caí de nuevo.

¡Por qué tú!

En este momento me sentí mal, quería hablar pero no podía porque cuando trataba de apartarlo de mí volvía y me besaba a la fuerza, y la madre tierra, esto es un puto castigo, me duele el cuerpo y aun ansío que me siga tocando. 

Dejé la calentura por un lado y lo aparté con brusquedad, tenía sangre en su cara y era por culpa de mi estúpida nariz, la cual no dejaba de gotear, este me miró con rabia y volvió a acercarse a mí sin importarle mi expresión.

— ¡Detente Sebástian! — Lo detuve porque mi nariz no paraba de gotear sangre y dolía bastante.

— ¡Por Dios mujer, déjame tocarte, aunque sea por un momento!

— ¡No! — Grité. —Estas siego, no vez que me duele, tienes sangre en tu cara y eso no te vasta.

—Perdón es que yo...

—Tú nada, en momentos así ya sabes lo que tienes que hacer si no puedes controlarte, llama a una de tus putas y quítate la calentura.

—Samira tu no lo entiendes, he dejado mis amigas por ti, corte con todas y tu me pones estas ideas en estos momento.

—Solo te digo lo mejor para ti, ambos sabemos que esto no funcionara y no podemos forzar la relación cuando no será lo que esperas que sea.

—No es así, tú lo deseas al igual que yo.

— ¿Lo deseo? —Reí. — Si fuera en otras circunstancias te hubiera dicho no una vez que si, mil veces si.

—¿No me quieres entonces, no sientes ni la más mínima atracción asía mi?

Claro que lo quería, quería estar con el, pero no puedo ahora, necesito estar sola un momento, quizás un tiempo.

—Si te lo digo me dejaras ir a mi cuarto.

—Solo dímelo y estaré tranquilo.

— ¡Te quiero, joder, te quiero tanto que me duele quererte de la manera que te quiero Sebástian!

Comencé a llorar nuevamente, no tenía un control en lo que sentía, lo quiero, en fin, lo quiero mucho, pero, mi mente se niega a tenerlo cerca, mi cuerpo le teme y sus caricias las deseo pero igual temo.

— No me hagas esto Samira, si sabes que me quieres por favor no me hagas esto, sabes que jamás me he enamorado y justo ahora estoy sintiendo cosas que nunca había sentido. Yo no tuve toda la culpa en esto, yo solo quiero cuidarte. No se que estoy sintiendo. 

—Se le llama amor, y tu amor es toxico.

—Pero aun así te necesito, de verdad.

— ¿Enserio me necesitas? ¿Acaso por mi respiras? ¿Vives? ¿Caminas? Si tus respuestas serian "no" pues entonces no me necesitas Sebástian.

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Where stories live. Discover now