Samira Rockefeller
Y ahora esto.
¿Enserio no pudo esperar otro momento? ¿Otro día? ¿Otro maldito lugar que no fuera este? Todo esto está bellísimo, los adornos y las caras de todos lucían felices, las palabras para describir algo como lo que estoy viendo no existen. Todo parece estar hecho con mucha dedicación y empeño.
Fue tan rápido y en tan poco tiempo.
Pero, tenía algo más que solo lo bello de la decoración, tengo a Sebástian frente a mí, pidiéndome ser su "novia", algo que, dentro de mí, quería que sucediera, pero, como dije, su presencia cerca de mí me lastima, me lastima bastante y es porque cada vez que lo veo reflejo a su padre, y es un tanto doloroso volver a repetir lo mismo y tener la viva imagen de tu abusador frente a ti, me duele el corazón, y créanme que estoy llorando por dentro y es dolor más insoportable que he sentido en mi vida, nada se compara con este dolor que siento ahora.
Ya tomé mi decisión, cueste o no así será y no voy a cambiarla.
— Entonces, Samira ¿Quieres ser algo más que solo un acuerdo?
El silencio era inminente, todos me miraban y esperaban la respuesta, claro está que en esta situación yo tengo el poder pero ¿Qué dicta mi corazón?
—¿Qué crees tú que debería decirte? —Le dije alejándome un poco.
—Di lo que sientes, dijiste que sentías algo igual que yo, necesito que seas sincera.
—¡Por Dios, Sebástian. —Comencé a caminar en círculos desesperada. — Esto es bellísimo, todo esto es hermoso!, pero ves esto. —Señalé mis heridas. —Esto no es bello, es doloroso.
—Lo se y por eso quiero cuidarte y proteger de todo aquel que quiera hacerte daño.
—¿Crees que aceptando ser tu novia eso cambiaría? ¿Dejare de llorar? ¿Dejarán estas heridas de doler? ¿Dejarías todo por mi? ¿Tu amigas? ¿Tu club? ¿Esta vida?
Él no contestó.
—Eso pensaba, ya te sabes la respuesta.
Todos se quedaron atónitos con mi respuesta, pero específicamente él, dijo que respondiera con el corazón, y mi corazón ahora dicta odio y rencor latente, algo que no se borra tan fácilmente y sé que me estoy negando a algo que pueda ser que dé frutos, pero no quiero seguir sufriendo aún más y no creo que tampoco sea el momento de sacar mis sentimientos a la luz, cuando muy bien sé que estoy lastimada en todos los sentidos que se conocen.
Sebástian agachó el rostro y un silencio tétrico era evidente, la tensión crecía aún más.
Salí de allí, salí lo más rápido que pude, lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, nadie me siguió, puesto que ya sabían que mi respuesta fue sincera y un tanto doliente, dolía para ambos porque sentíamos lo mismo, pero si estábamos juntos nos lastimaremos de una forma aún más dolorosa. Mis maletas estaban dentro de su auto, entré y luego de 10 minutos de espera, Sebástian salió y se sentó en el asiento del conductor, yo me quedé atrás, ninguno dijo nada, el trayecto a su casa fue bastante callado, él tenía unos lentes oscuros, tal vez sería para que no vieran su dolor o no sé en realidad, del lado del copiloto había una bolsa de color crema con un moño de color azul claro, di miradas para ver lo que era sin que él se dieran cuenta.
— Es tuyo, lo tengo para dártelo luego.
«Me descubrió»
No dije nada y me mantuve callada hasta llegar a su casa, al llegar una señora muy amigable abrió la puerta y me ayudo a bajar, dos chicos más tomaron mis maletas y las entraban, Sebástian le entregaba la llave a un chico para que aparcara el auto, la señora me ayudó a subir los escalones hasta llegar a la entrada, Sebástian no dijo nada y se mantuvo callado, al entrar, una chica de cabello oscuro y ondulado, pero bastante largo, de piel morena y ojos café, me sonrió y luego a Sebástian, pero este se quedó con el gesto serio y sin emoción.
— Señorita Rockefeller, un gusto por fin conocerla, he oído bastante de ti. — Estrechó mi mano.
—¿Eres Mahia?
—No. —Miró a Sebástian confundida.
—¿Rossy, Nael, Angela, Cristina, Pamela, Kendal?
—Ella no es esa clase de amiga, Samira. —Dijo Sebástian.
—¡Wao, te sabes su lista de contactos completa! —Dijo la chica.
—Es por precaución, — Le dije mirándolos a ambos. — tengo que saber quien podría hacerme daño.
Ambos se miraron.
—Mi nombre es Carolayn, la encargada de los viajes y negocios del señor Fantiny, es un gran placer conocerte, Sebástian no paraba de hablar de ti.
—Eso si te lo creo, le gusta alardear sobre sus trofeos.
—Samira, por favor. —Dice él. —No alardeo de ti, solo le conte quien eras.
No hablé más y solo dibuje una sonrisa fingida que bastó para a aclarar que no estaba de mucho humor como para presentarme. Al parecer Sebástian tenía a todo su circo de marionetas enterado de mí y sin yo darme cuenta, a decir verdad, el que todos estén enterados de mí me aburre un poco.
— Señor. — Habló un chico que sostenía mi maleta — ¿A su cuarto?
Sebástian me miró esperando respuesta de parte mía. O sea ¿Puedo elegir?
— ¿Hay otros cuartos aquí? — Pregunté tímidamente.
— Sí. — Contestó Sebástian — Hay ocho cuartos, elige el que gustes.
— Quiero el cuarto número dos entonces. — Ordené.
— El dos en mi habitación, Samira. —Contestó Sebástian con una sonrisa.
¡Oh vamos! ¿¡Enserio!?
— Pues pido el ocho.
El chico asintió y comenzó a subir mis maletas al cuarto número ocho, yo pues me quedé un momento en la entrada, quería sentir el aire fresco y despejar la mente. Con cada paso me sentía agotada, tengo mi cuerpo muy adolorido pero el doctor dijo que tenía que caminar un poco, dormir bien tomar mis pastillas.
El lugar desde la entrada de la casa era hermoso, se podía ver la ciudad y lo hermoso que es cuando casi cae la noche.
— Tu eres la chica de en sueños, la hija de la diseñadora, cuanto ansié conocerte desde que Sebástian me habló de ti.
La voz femenina detrás de mí me hizo girar, y ahí estaba Carolayn con un sonrisa un fingida, sus ojos estaban clavados en las vendas que traía puestas, sus gestos se podrían describir como la chica facilona que consiguió trabajo con el presumido millonario y que soñó con tirarselo y no se le ha dado el plan.
— Me encuentro extraño que estés en casa de Sebástian, tenía entendido que él no deja entrar mujeres.
— Es cierto. — Se recogió el pelo — Pero tenía un asunto muy importante que hablar con él acerca del viaje a Europa, luego supe que estabas aquí y pues quise conocerte.
— Si. — Bufé.
— ¿Entonces estas aquí por tu condición supongo? — Preguntó mirándome completa.
— No Carolayn, estoy muriendo lentamente de cáncer y mis últimos días los quise pasar al lado del hombre que amo. — Lo dije sarcásticamente.
— ¿Amas a Sebástian?
— ¿De todo lo que te dije eso fue lo único que pudiste escuchar?
— Perdona, pero, ¿es cierto lo que dices?
— ¿Acaso importa si lo amo o no?
—Si importa.
—¿Y eso por que?
—Es que eres como todas las chicas que tiene, se enamoran de su dinero y de lo que el les puede dar y jamás entienden que el esta solo y que no solo busca eso.
—¿Acaso crees que estoy aquí por su dinero?
—Es lo mas obvio.
—¡Por Dios, es lo mas estúpido que puede haber escuchado, no me interesa su dinero para nada, me vale muy poco su maldita fortuna, te pareces a Mahia crees que yo busco dinero y no es asi, el me gusta. —Me acerqué a ella bastante molesta. — me gusta de una manera que tu no entenderías.
—Explícame entonces. —Ella igual se acerco a mi.
—Tu no sabes lo que es amar a alguien a pesar de que todas están malditas vendas sean por su culpa, de que el hecho de no poder estar con él sea por un maldito acuerdo y de que lo quiera pero justo ahora lo deseo muerto.
— No te entiendo. ¿Lo amas pero lo deseas muerto? ¿No se merece tu amor por lo que pasó?
—No se merece mi amor ni el de nadie, es un hombre avaro manejado por el dinero, no tiene sentimientos ni cariño por nadie ¿Acaso crees tú que merecen que lo amen?
Carolayn se quedó pensativa, pero era de esperar, tenía razón en lo que dije, todo y absolutamente es cierto.
—No deberías ser tan duro con él, pasa por muchos problemas.
—¿A no? —Reí. —¿A caso todos están ciegos, por qué dicen que le dé la oportunidad cuando saben que él fue el causante de esto?
—Porque las personas pueden cambiar, me llamó desesperado porque estabas en el hospital y no sabía que haría contigo si no despertabas.
—No me importa lo que él diga o como se sienta, me siento peor que todos ustedes y solo piensan egoístamente.
—¿Egositas? —Ella ríe. —Claro que no, solo ponte en su lugar.
—¿Y quien coños se pone en el mio? Lo que quiero es que se joda realmente, que me dejen en paz y que el sufra igual que yo.
Las lágrimas salieron solas, no pude contenerlas ya que todos me estaban presionando a algo que yo no quería ahora, cuando quise él no quería y ahora que él quiere todos quieren que lo haga y solo por él, nadie piensa en lo que siento.
— Entiendo que me odies Samira, pero no sabía que era hasta el grado de despreciarme de esa manera.
No me di cuenta de su presencia detrás de Carolayn, es tan sutil. Su perfume me molestaba pero, era tan malditamente exquisito, borré todo los pensamientos positivos hacia él, recordando que no se merece compasión.
La muy creída de Carolayn sonrió.
¡Me lleva!
— No me di cuenta de tu presencia, Sebástian.
— ¿Acaso cambiarías tu respuesta estando yo aquí?
— Sabes que no.
Nos miramos sabiendo que nuestro dolor justo ahora era mutuo.
—Esta bien, Samira. —Dice Carolayn tomando la mano de Sebástian. —Si no lo quieres me lo quedo.
¿O sea y ahora esto?
— Carolayn, necesito que vayamos a mi estudio, —Le dice Sebástian a Carolayn sin soltar su mano. — tenemos que discutir el viaje y comprar el vuelo para Samira también.
— ¿Espera que?
¿Viajar, con él? ¿Lejos y con todas mis heridas?
— Ya hablaste suficiente Samira, es mejor que te ahorres unas cuantas palabras sino quieres que pierda la paciencia.
Su forma fría en la que sus palabras salieron, no me dio en el corazón, pero si me entristeció que, por mis palabras, su personalidad dulce de hace un rato cambiará por completo, ahora está la personalidad fría que ya había conocido.
Decidí quedarme en silencio y dirigirme a mi cuarto, mientras iba subiendo las escaleras, vi como Carolayn entrelazo sus manos y las de Sebástian, algo que hizo que, involuntariamente, una lágrima de pena hacia mí misma saliera.
"Y así crees que podrás cambiar"
Risas de parte de ambos se escuchaban desde el fondo del pasillo, suspiré y me deprimí nuevamente, las risas pararon cuando escuché el cerrar de la puerta del que se "supone" es el estudio de Sebástian o ¿Sería su cuarto? Ya estoy que me vale, aun no caigo en cuenta que Sebástian nunca cambiará y si esto es para cobrar venganza por negarme ser su novio. Pues si es así lo hace de la peor manera.
Me encerré en el cuarto, el cual estaba al fondo del pasillo donde se encontraban las habitaciones, tenía un aspecto muy varonil pero muy refinado, y es de esperar, la casa es de un hombre, dentro del cuarto estaban mis maletas y la bolsa de regalo que estaban en el auto y varias pijamas que se veían bastante cómodas.
Con un poco de timidez comencé a abrir el regalo, tenía curiosidad pero también sentía un odio en lo más profundo de mi que no me dejaba aceptar bien las cosas, en fin, destape el regalo, primero quitándole las mil capas de papel para decorar y luego sosteniendo una caja pequeña de color rosado pálido en mis manos, me senté en el borde de la cama y comencé a abrir la caja. Sentía miedo de ver algo que me emocionara tanto que rompiera en llanto, también sentía miedo de descubrir algo que me hiciera sentir pena por todo lo que le dije.
«"Respira mensa o te vas a desmayar antes de poder ver el regalo"»
Quisiera a veces no tener voz de la razón, porque siempre daña mis momentos de concentración en situaciones tensas, tragué en seco y retire la tapa, cerré los ojos y respiré profundo, cuando por fin abrí los ojos descubrí una foto en un marco de metal brillante y comencé a llorar con risas.
"Papá"
Éramos mi padre y yo, en ese entonces yo tenía ocho años, recuerdo muy bien esa foto, salíamos toda la familia a una pasarela que mi madre tenía para lanzar su nueva línea de ropa, al salir de casa, habían cientos y cientos de camarógrafos segándonos con sus cámaras, mi padre me abrazó y besó mi mejilla, algo que hizo que soltara una risa risueña típica de los niños, y justo ahí un fotógrafo capturó la imagen, dicha imagen se hizo viral en las redes, todo decían que se sorprendían de mi padre, decían que él jamás había sonreído para las cámaras y que ese día no se puso obstáculos y lo hizo.
Es difícil recordar como la persona la cual amabas tanto, se va para no volver, sientes un vacío tan grande y desesperante en el corazón, tomé la fotografía y la abracé como si estuviera viviendo el momento nuevamente, recordando esos cálidos abrazos y esos momentos en los que nos pasábamos horas y horas leyendo novelas de romance de los tiempos antiguos, los días de trabajo en los cuales yo compartía la mayoría de tiempo con él.
A su lado todo era mejor.
¿Y qué hay de mi madre?
Pues, fue en su momento lo que se puede llamar una madre que ama o se suponía amar a su hija, les digo que, persona con corazón tan frío y amargo que Samaira no hay mujer en la tierra, mi padre enfermó y el día de su muerte yo estaba con él, estaba en mal estado y no podía respirar, mi madre solo llamó al doctor y dejó dicho que volvería en la noche después de que pasara un fiesta que tenía programada, rogué para que no se fuera y se quedará con nosotros, algo que, por desgracia, no funcionó, se fue y dejó que yo me quedara en los últimos minutos de vida de mi padre.
Volví a ver la fotografía y pensé que, tal vez si, Sebástian es un idiota, un estúpido y un irresponsable, pero está haciendo todo lo posible por sacarme una sonrisa y hacerme olvidar todo, aunque es imposible, tengo marcas de cada acto que pasó y mi mente y nervios están destrozados, es algo difícil de sanar.
Continúe llorando a cantaron y cantaron, abrazando la fotografía y pensando en lo dura que fui con Sebástian. Luego miré la caja otra vez y me fijé que había un pequeño sobre de color blanco con sello rojo con las iniciales SF, que se supone sería el nombre de Sebástian. Tomé el sobre, lo abrí y dentro del sobre había una carta, la cual estaba elaborada a mano, y como no conocía la letra de Sebástian no sabía si habría sido escrita por él.
Comencé a leer.
De: Sebástian F. Malavé.
Samira...
Sé que hoy es tu día especial y que lo que más extrañas en tu vida es estar cerca de tu padre y tener a alguien que te proteja siempre.
Cuando me contaste que tu padre dijo que encontrarás un hombre que te cuidara, no lo negaré, al principio lo creí un chiste y algo estúpido, pero luego entendí que un padre solo quiere proteger lo que creó con amor y, aunque su presencia no esté, quiere que alguien tome su lugar y cuide de su delicada flor que, en este caso, eres tú.
Me disculpo si en algún momento te hice pensar negativamente de mí, y es que a veces no sé qué pasa conmigo y me confundo con facilidad, tuve una conversación con Fausto, en la cual él me preguntaba si estaba enamorado de ti.
¿Sabes que le dije?
Pues nada, porque no sabía con qué palabras en ese momento definir que sentía por ti, eres y serás una mujer fuerte y por más golpes que la vida te ponga, nunca te desanimas y siempre vives con la expectativa de que todo puede cambiar, así como decidiste cambiar tu vida, puedes cambiar tu destino.
No te puedo dar a tu padre nuevamente, y tampoco te puedo bajar la luna ni las estrellas, pero estoy dispuesto a darte lo único que, en mí, nunca nadie ha conocido, y es mi corazón, el cual, al igual que mis sentimientos, está guardado en lo más profundo de mi.
Pase la pagina al otro lado e iba a llorar si seguía leyendo esto, enserio que rompo en llanto si continúo, pero lo hice de todos modos.
No sabes lo difícil que es sentir esto, que las persona dicen que se le llama amor, porque te seré sincero, no sé si lo que siento es amor, por que duele y quema, me da fuerzas y me ilusiona, entonces ¿Cómo se le llama?
Pues no lo sé, solo te diré esto y es para que lo atesores y lo guardes en tu corazón por el resto de tu vida. "Nunca permitas que una caída te detenga a ponerte de pie" "No reprimas lo que sientes si sabes que sufrirás si no tienes esa persona a tu lado, recuerda que has hecho que este hombre de carácter fuerte caiga rendido a ti.
Y sí, estoy fascinado con tu cuerpo, me quema me hierve la sangre cuando tus hermosas curvas pasan y rozan mi entrepierna, no quiero sonar pervertido y mucho menos dañar una carta que me esmeré en hacerla para ti, pero, ¡Joder mujer! Tu cuerpo es una delicia, es de un néctar el cual me gustaría degustar siempre.
Perdón si te sentiste engañada cuando viste lo de Mahia en mi teléfono, no fue mi intención pero me rechazaste y nadie había hecho eso conmigo y me molesto, perdona todo lo que te hice sentir en esos momentos.
Hoy, el día más importante para ti, hice que Paolo y varios de los empleados me ayudaran con todo este acto, tengo una pregunta que espero que, cuando leas esto, sea innecesario que la contestes, porque lo haré antes de que la veas.
Quiero que hoy tengas otro regalo de mí "Hoy te regalo un lápiz, un borrador, una hoja de papel y muchos colores. Para que borres el pasado, colorées el presente y dibujes lo mejor para el futuro"
Aun tengo la pregunta pendiente para ti si decides cambiar de opinión.
Samira Rockefeller ¿Serias mi chica? ¿Seras la mujer que me ayude a cambiar?
Espero tu respuesta al igual que tu corazón.
Una cosa más, te quiero.
Tenlo presente.