Acuerdos [Vol1] [Trilogía Re...

By Steysi_98

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Trilogía Relaciones Tóxicas Primera Parte (VOL 1) En un universo de lujos y sombras, ella es una joven here... More

¡ATENCIÓN!
Sinopsis
Prólogo
Personajes
~Portadas~
~Portada~
Mockup
~Booktrailer~
Corte Informativo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Epílogo

Capítulo 24

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By Steysi_98

¿Es pecado matar al hombre que te dio la vida?

— ¿Ahora eres un maldito violador? Cerdo insignificante. — Le pregunté, aunque viendo la situación ya podía darme alguna idea que pasó, y que hizo con ella. —¿Qué le has hecho?

Una parte de mi quería matarlo, otra me reprimía a hacerlo, pero fue un acto involuntario cuando volví a golpearle para sacarle información, mi propio padre me subestima al pensar que no soy capaz de matarlo, ¿Qué ha hecho él por mí? Nada, no me dio el cariño o afecto que un padre regala a un hijo ni algún consejo que me beneficiara, todo, y absolutamente todo, se basaba en follar a las mujeres y desecharlas como basura, algo que, en mí, creció y se desarrolló como un cáncer en estado avanzado, la rabia está consumiendo cada pequeña neurona consciente y coherente que quedaba en mí, tanto así, que olvidé por completo quién era esa persona que sostenía y golpeaba, llegué a un punto que no sabía lo que hacía.

— Por Dios hijo, ¿así saludas a tu procreador? ¿Además, qué es una mujer para ti?

— ¡Ella es algo especial para mí, Samira es algo que tú ni nadie entenderá!

— Yo no te eduque de esa manera, eres un marica sentimental ahora, por cierto. —Secó la sangre que salía de su boca. —Tu chica pone mucha resistencia.

Él ríe, todo esto le parece gracioso.

Grité — ¿¡La has violado!?

Apreté los puños en señal de volver a golpearlo si no contestaba rápido, perdí totalmente la cordura. Todo esto pasó por mi culpa, nunca debí ir con Meroly.

— A ti que te importa lo que hice con ella, me la gocé si eso quieres saber.

Me acerqué y lo tomé del cuello, había un charco pequeño de sangre sobre la mesa, así que lo empotré contra dicho charco, este sólo reía con todo lo que estaba pasando, y era obvio, su orgullo era más grande que lo que podría sentir por alguna persona en su miserable vida, a raíz de eso, pienso que no tengo una familia, sino un maldito hipócrita llamado "Sandro Fantiny", quien se consideraba mi padre y que pueda ser que yo, sí yo, con mis propia manos lo mate sin ninguna culpa.

— Tengo para decirte que gozarme de la señorita Hale también fue fácil.

—Te follaste a Meroly ¿Qué esto una maldita competencia? ¿Te gustan mis sobras?

—Oh hijo, no sabes lo especial que es la chiquilla que tienes en manos ademas de hermosa es muy valiosa para la prensa.

—¡No puedes venir aquí pagar por ella y hacer lo que te dé la gana, son las putas reglas!

—¡Las reglas se hicieron para romperse!  —Gritó tratando se soltarse. —Yo no me conformo con nada y lo sabes, quería verla, ver su rostro, sus labios.

—¡Ya vasta! —Lo volví a golpear. —Ella es mía, me pertenece.

—Cuando gritaba tu nombre mientras lloraba fue la mejor escena del mundo, gritaba desesperado por ti y tu tirándote a Meroly Hale, puso su confianza en un hombre que apenas si confía en si mismo.

—¡Tu no sabes nada de mí, no soy como tu!

—¿A no? Solo cambiaste por ella. Entonces ¿te enamoraste y dime hijo que se siente amar alguien que no te ama?

—Tu no sabes lo que es amor, y no te importan mis problemas de relación mejor preocúpate por que te pudriras en la cárcel, sabía que algún día encontraría la manera de verte tras las rejas por maltratar a mi madre y justo ahora te tengo donde te quiero.

—¿Eso crees?

—Así es y no hay nada que puedas hacer, ¿no te conformas con tus mujeres, tienes que venir aquí y coger la mía, la que he elegido para mi?

— Hijo, aún no conoces a tu viejo, me las follo a todas, me follé a tu madre, a su hermana, a la prima de su hermana, a la vecina .

— Maldito viejo enfermo. — le interrumpí, el simple hecho de escuchar sus relatos me enfermaba.

— Tu eres igual que yo, no niegues tu sangre, además ¿Crees que ella no se enterara de lo que realmente estabas haciendo en el cuarto de reuniones?

—Ella no tiene que enterrarse. 

—Pero lo hará y te abandonara y ya veras como se siente ver algo que amas huir de ti.

—Tu no sabes nada padre y ahora solo respóndeme antes de que la policía te obligue a decirlo.

—No tengo por que decirte nada.

— ¡Respóndeme antes de que te mate, me olvidaré que eres mi padre y lo haré, por ella haría cualquier locura!

— Vez lo que hace el amor, te vuelve loco, te asfixia, tú y el idiota de Fausto me dan lastima igual que la puta de tu madre.

Respiré profundo y sin dudarlo un segundo golpeé su nariz fracturando su tabique, haciéndolo gritar bastante fuerte, comencé a ahorcarlo con todas mis putas fuerzas, me sentía tan liberado en ese momento que sentía que estaba liberando toda la ira que tenía hacia mi familia, pero solo a mi padre, no creí que él llegara hasta éste punto y menos con mi chica, y sí, ella es mía, y no me voy a seguir engañando y sobrevalorando las cosas siendo más claras de lo normal y saliendo así a la luz, lo que en realidad siento por ella...

¡Joder esto del amor duele!

Damián entró e hice señas para que se largaran inmediatamente, estos obedecieron sin queja alguna, esto era un problema entre mi padre y yo, y justo hoy se resolvería o lo mataría sin ninguna piedad.

— ¿Quieres morir papá? ¿Solo dime que pasó?

—De todas formas no te gustara lo que vas a escuchar.

—¡Solo dime!

Empecé a sollozar y una lágrima intencionalmente salió.

— Eres una mierda de hombre ¿Dónde quedó mi hijo?, todo por el buen culo de esa perra.

Volví a maldecir en todos los idiomas que me sabía, maldije tan alto que volví a golpearlo en el rostro, seguía y seguía desenfrenadamente, la sangre que salía de su nariz y boca se unía con el charco de sangre de la mesa, haciéndolo cada vez de un rojo más vivo, el dolor y la ira iban de la mano, uno alimentaba al otro, sentirse de la manera que jamás creíste que podrías sentir es un sentimiento único y hace ver las infinitas posibilidades que se crean en solo un segundo de aceptar lo que alguna vez te negaste a sentir, seguí golpeándolo contra la mesa y no pude evitar enfurecerme al pensar lo que le hizo a Samira, al pensar en que tendré que hacer todo lo posible para que no se aparte de mi lado, golpeé su cara contra el pavimento, su espalda y su nuca, intentaba forcejear para soltarte de mí, era inútil, yo mismo, a decir verdad, no estaba en mis cabales, solo sentía que este era el límite.

— ¿Acaso... — escupió sangre —...me piensas matar hijo?

Sí — Decía mi subcontinente, y No — decía otra parte de mí. Pero ¿Debería? ¿Acaso tiene el derecho de siquiera llamarme hijo?

Negué, no se merece llamarme de ninguna forma, y menos ahora.

— No te atrevas a llamarme hijo, —Golpee su espalda y este grito de dolor. —hijo es aquel a quien tú cuidas y educas, algo que tú nunca hiciste, me enseñaste a follar, eso es todo, solo quiero matarte y quitarme el horrible sabor de boca que dejaste al tratar de tomar del cuerpo de Samira, te permití que llamaras ramera a mi madre, que la insultaras y la forzaras a estar contigo, te permití que la humillaras en público con todas las estúpidas que caían ante ti, pero, no te permitiré que dañes a una pobre chica que ha pasado por situaciones traumatizantes y justo esta situación es mi culpa y ahora tengo que resolverlo.

— Te preguntaras. —Escupió Sangre. — ¿cómo di con ella Hijo?

— Ya me lo imagino padre, Meroly es una cualquiera, y la consideré como una mujer valiosa, lo que en sí, fue un completo error, la mandaste a ella a buscar su expediente.

Negó.

— Recuerdas — Comenzó a hablar con las pocas fuerzas que le quedaban — Recuerda que cada prostituta que entra al club, tu supervisor la tiene que registrar en el sistema con su nuevo nombre falso, revisando como de costumbre vi un extraño nombre uno que jamás habías usado ya que dijiste que quien portara ese nombre sería tu adoración y la mejor de todas, lo que no sabía era que es la niña Rockefeller, descubrí — Volvió a escupir sangre —Que ella era tu nueva personal y que habías despedido a las demás y contratado nuevas, que por cierto, son de muy buena calidad, te felicito.

— ¡Felicítame en otro momento! —Continúe presionando su cara contra el pavimento — ¡Ahora ve al punto!

— El expediente de Samira estaba en la base de las empleadas como tu nuevo personal, quise saber cómo diste con tan valiosa chiquilla, y sabía que preguntándote no me dejarías conocerla como yo quería. Te llame incluso para hablar pero no quisiste responder.

— Así que te las ingeniaste para venir a verla personalmente y sin restricciones.

— SÍ, tengo dinero en cantidad, recuerda que el club en Canadá es mío, solo te pertenece el de Europa y Estados unidos, así que pagué lo que tenía que pagar que en sí, son unos pocos dólares sin valor, soborné a tu supervisor, algo fácil déjame decirte, y pague a la muy creía de Meroly Hale para conseguir el expediente de Samira y verlo en persona, me las arregle para darle su sorpresa de cumpleaños, pero por desgracia, tu inútil corazón ya se había enamorado de ella, algo estúpido de tu parte.

— Todo en esta vida es un error, tu ser mi padre y ahora un maldito degenerado, lo hace peor.

— Todo es un puto error, el amor es una mierda, algo que tú no deberías de sentir.

— Y ¿Quién ha dicho que lo que estoy sintiendo ahora es amor?

Samira Rockefeller

Corría con velocidad por las alumbradas calles de la ciudad, corría con las miradas de todos puestas en mi vestimenta, un sostén roto y unas bragas a medio romper, tenía la cara llena de sangre y el cuerpo me temblaba desde la punta de los pies hasta la cabeza.

Las lágrimas salían como mares, y el cabello ensangrentado me estorbaba en el rostro, respiraba con bastante dificultad, resbalé haciéndome caer y rasparme las rodillas, llegué al lugar que siempre frecuentaba cuando estaba en la calle.

"Mi única solución"

Era una casucha abandonada debajo de un puente, donde habitaban varias personas que vivían en la calle, por suerte no había nadie y solo estaba yo, entré al lugar y éste tenía una cobija maloliente acompañada de varias ratas que, en sí, hicieron que me espantara y gritara bien fuerte, con un pequeño paño que encontré comencé a limpiar la sangre que escurría de mi boca, la sangre que también escurría por mis piernas y la sangre que escurría de mi frente.

«Quisiera expresar tantas cosas que, a la vez, con simples palabras no puedo»

Sólo puedo decir que duele, me duele el hecho de que esto pasara, dicen que asumir traumas y enfrentarlos nos aporta el poder de despertar nuevas conciencias, pero volver a repetir exactamente lo mismo, de una manera más dolorosa y forzada posible, me cuesta mucho hablar y relatar los acontecimientos de Bob, aún tengo traumas físicos y psicológicos, vivía en estado de alerta en cuanto un hombre me miraba, mis mente solo se repetía a sí misma "ni lo pienses Samira, aléjate lo más que pueda".

Vivimos en un sistema en el que la violencia contra las mujeres es cotidiana, el abuso y el maltrato son cosas normales, esto se repite en todos los ámbitos y sin distinción de clase, no quiero entrar en muchos detalles porque me duele el hecho de repetir todo.

—¡Quiero morir!— Grité golpeando mi cabeza con algunas tablas.

Pero no fue una experiencia para nada agradable, fue muy difícil para mí y, en el momento en el que me encuentro debajo de este puente casi abandonado, no siento la necesidad de contarle a nadie lo que pasó por mi mente, pero tengo ese recuerdo, esos ojos color miel que miraban mi cuerpo con deseo, esas ásperas manos en mis caderas, las cuales lastimó cuando las golpeó, esos labios carnosos que rozaban mi cara con desesperación, deseando tocar mis labios, los cuales escupía sangre por el golpe que provocó, quién diría que sería el Padre de Sebástian el hombre que pagara por verme.

¿Quién diría que el intentara?

¡Dios!

No lo soporto, me duele el alma, el corazón, el cuerpo, la mente, todo, ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¿Por qué maldición? ¿Por qué?, yo no pedí vivir, no pedí tener la vida que llevaba, no pedí ser mujer y mucho menos pedí que pasara esto, el dolor me está consumiendo el cuerpo, me abracé a mí misma mientras lloraba como loca, los gritos hacían ecos en las paredes de aquel pequeño puente, el maquillaje escurrido y la sangre que aún continuaba saliendo de mi frente hacían que las lágrimas se desataran con más furia, buscaba una puta vida normal, y al revés me encuentro con todo lo contrario, maldije y maldije y nada, nada llenaba mi destrozado corazón y no encontraba la paz que buscaba, nada calmaba la ansiedad de acabar con mi vida y dejar que los demás fueran felices.

Todo se podría imaginar como si tuviera un acosador persiguiéndome diariamente, sólo que no sabía quién era, y no me lo esperaba, traté de borrar todo y absolutamente todo, una parte de mi vida la borré voluntariamente de mi memoria explícita, hasta que un día, y sí, fue hoy , todo lo que había reprimido para poder sobrevivir golpeó la puerta de mi conciencia nuevamente, haciéndome volver atrás muy rápidamente, luego, de pronto un pequeño ruido llamó mi atención, giré mi rostro para así buscar la procedencia de aquel ruido y me encuentro con un pequeño cachorro de pelaje gris y ojos claros, este comenzó a agitar su cola y a lamer mi rostro, mis ojos se cristalizaron aún más y rompí en llanto nuevamente, el cachorro al parecer se asustó en la forma en la que empecé a llorar de dolor y corrió lejos de mí.

«Todos siempre se alejan de mí en los momentos en los que más los necesito»

Suspiré y seguí llorando, muchas interrogantes con escasas respuestas pasaban por mi mente, la primera que ya estaba contestada era ¿Cómo supe que era el padre de Sebástian? Cuando giré y vi que era él, claro, lo identifiqué porque Sebástian me mostró una foto de toda su familia, pues bien, tenía las mismas facciones, sus gestos eran idénticos a los de Sebástian, su sonrisa y porte destacaba a un Sebástian un poco más viejo, solo lo diferenciaban dos cosas, una de ella era que este tenía los ojos azules y la segunda tenía más edad, claro está.

Pregunta dos de mil contestada, ahora la más importante de todas.

¿Me violó?

En ese momento seguí gritando como una loca desesperada por ayuda, me tiró al piso y se subió en mi rompiendo aún más mi vestimenta, mordí una de sus manos que tapaban mi boca y este me soltó, luego se puso de pie y pateó bien fuerte mi cara, lo hizo unas tres veces, fue un maldito dolor infernal, y no es que doliera en la forma que pasó, duele el hecho que llamé desesperadamente a Sebástian y no dio alguna señal, ¿Qué pasó después? La voz de Sebástian hizo que él levantara la mirada a la puerta y me dio oportunidad de patearle la entrepierna, y agradezco que fuese en su miembro que llegara la patada, golpeé su rostro con un tacón y, cuando vi la puerta caer en el suelo, salí corriendo sin importarme quien estuviera o no, no vi si fue Sebástian o quien fuera que abrió la puerta, solo sé que salí corriendo.

¿Qué cómo me siento? ¿Existe palabra que identifique esta clase de dolor?

Desde el principio de aceptar el acuerdo entre Sebástian y yo, supe de inmediato que mi vida se volvería una mierda al instante, solo no pensé y no paso por la mente mía que algo así se repitiera, es que...

¿Cómo se me ocurre aceptar ser una bailaría a millones de degenerados y ser tocada por un maníaco del sexo?

¿En qué mente cabe?

Bueno en la mía, eso veo, ¿como si estoy traumada acepte todo esto? quiero respuestas que yo misma no sé cómo demonios puedo obtener, y maldita sea la hora en que acepté esta puta vida de mierda al lado de Sebástian, maldito sea el día en que mi madre se casó nuevamente, y maldito sea el día en el que perdí a la persona más importante en mi vida, mi padre.

Sentía el corazón deshacerse en mil pedazos, algo que yo misma temía pasó, me enamoré, y sí, lo hice de la manera más jodidamente fuerte, me enamoré de él, sabiendo que su vida es como una ruleta la cual vive dando vuelta siempre y nunca se detiene en algo sólido, me enamoré de su lado encantador y ahora que conozco su lado peor aún sigo queriéndolo. Pero, lo acepto y entiendo que merezco morir en las calles y ser una cualquiera, merezco eso y mucho más por ser como soy, una estúpida chica ingenua que se deja seducir fácilmente cuando encuentra estabilidad en algo.

Nadie muere de amor así que intentar acabar con mi vida y de la forma menos dramática.

Me liberaría de cualquier cargo de conciencia que tenga, puesto que no sentiré nada luego de estar muerta y las personas que me rodean seguirán sus vidas normales y yo solo seré un recuerdo que quedó en el olvido y se esparce así como el polvo del Sahara, y pensar que las cosas cambiarían para bien, pensar que él, sí él, me cambiaría la vida, pero no fue así, sólo se enfocó en follarse a la muy puta de Meroly en ausencia de mí y quién sabe que otra mujer y me dejó con el engreído y abusivo de su padre.

La noche siguió cayendo y la luz de la luna brillaba con gran ímpetu, dejé de llorar por un momento y solo fue porque sentí que mis lagrimales se secaban, comencé a evaluarme el cuerpo y descubrí nuevas marcas, tenía una rasgadura en la parte del muslo derecho un poco abierta hecha con una navaja por el mal parido del padre de Sebástian, tenía moretones en los brazos, codos y cadera, las rodillas raspadas pero eso ocurrió en el trayecto, tenía el labio inferior hinchado por la gran bofetada que recibí y el golpe en mi frente latía bastante. Todo en mí dolía, mi cuerpo no tenía las fuerzas para moverme a otro sitio, comenzó a toser sangre y a debilitarme ya que estaba perdiendo sangre en cantidades exageradas de las heridas que tenía abiertas, mi vista se fue nublando y en un momento caí, caí en un sueño profundo.

(.............)

Una luz blanca estaba sobre mí.

¿Ya he muerto? — Pensaba.

El olor a hierbas relajadora hizo que mis sentidos se activaran, moví la mano derecha y me encontré con una suave y blanca sábana que cubría mi cuerpo.

¿Así se siente el cielo?

Pestañeé varias veces y abrí los ojos, estaba en una camilla, el olor a medicamento era notorio.

— Estoy en un puto hospital.

Había una tabla con varias hojas de papel sobre mí, la tomé y esta decía mi nombre completo, una dirección de casa que jamás había visto, describiendo cómo llegué y luego abajo la firma de Sebástian.

Esperen...

¿Cómo llegué aquí?

La jaqueca me va a matar y no recuerdo nada de lo que pasó después de que comencé a llorar, sé que había un perro o quizás era un gato ya ni recuerdo, sé que me dormí o desmayé sólo que no recuerdo con exactitud, trataba de recordar pero la cabeza me palpitaba de dolor, así que deje de intentar.

Tocaba mi cuerpo para examinarlo y tenía un suero conectado a mí, varias vendas que cubrían los moretones y raspaduras, del otro lado estaba una bandeja con el desayuno y unas cuantas pastillas.

El entorno del hospital hacía que me tensara más, no quería verlo, sí, me refiriera a Sebástian, no quiero verlo, no quiero saber nada de su historia o su maldita versión, no quiero seguir mintiéndome a mí misma con algo que no podrá ser ya que está escrito, por más que quiera sentirlo es así no puedo enamorarme de él, y justo con lo que pasó ayer, que quien sabe si se estaba follando a la muy puta de Meroly, con eso y más me queda claro que soy para él.

—Nada.

La puerta sonó y antes que se abriera por completo me hice la dormida, unos pasos se acercaba a la camilla, pasos que se escuchaban firmes, una mano se posó en mi pelo y lo acariciaba con ternura, me sentí nerviosa y ansiosa, solo con él me pongo de esta manera, la respiración se me acelera, las mejillas se tiñen de rojo pálido, y siento el corazón salirse de mi cuerpo y todo eso y más solo ocurre con su tacto en mí.

— No sabes cuánto lo siento —Susurró.

«Gran respuesta idiota»

—De verdad no se como hacer que me perdones, Samira.

No conteste.

—Yo... —Tomó mi mano y la besó. —Si hubieras muerto no sé qué hubiera hecho sin ti. Lo siento tanto mi amor.

Apreté mis labios y comencé a llorar en silencio.

—¿Lo siente? —Le dije mirándolo.

¿Siente llegar tarde y dejarme sola?, ¿siente como casi el miembro de su depravado padre entra en mí? ¿Siente el miedo que yo sentí en ese momento? ¿Sintió la impotencia y el dolor que ese maldito desgraciado me causaba? y justo ahora me dice "lo siento"

«Vaya hombre»

Tomé fuerzas y volteé a verlo, éste estaba con sus ojos cristalizados, pero no divisé ninguna lagrima salir de él creo que jamás ha llorado por alguien y esta no sería la exención, su rostro mostraba preocupación y tristeza, algo que hacía que me sintiera peor, suspiré y me levanté de la cama, retiré el suero de mí y pequeñas gotas de sangre salieron.

— ¿Qué haces, Samira?.

Me solté de su agarre.

—¿No puedes quitarte el suero está muy débil?

Acaso no podía quedarse callado por una vez, este asunto se le salió de las manos justo ahora lo que quiero y deseo es arrancarle los testículos de raíz, jamás había tenido tantas lecciones en mi cuerpo mientras estuve en la calle y ahora tengo tantas que lo único que pienso que el karma esta jugando conmigo, a él no le basta con llegar tarde al club, follarse a Meroly y en si solo limitarse a decir "lo siento" a la verga todo.

— ¿Acaso te pedí que hablaras? ¿No ves que estoy ocupada?

— Samira, déjame explicarte, si me permites puedo decirte que paso.

Explicarme de la mierda, a joder a otra loca mal parida porque me canse de las explicaciones y las teorías sin fin, me cansé de ser la estúpida que juegan con ella, de la chica débil y sin fuerza para hablar, ahora tengo que sacar el carácter de mi madre, el carácter fuerte y sin corazón.

—¿Qué pasó?... —Comenzó a reír. —¿Enserio me dirás que putamente paso?

—Quiero explicarte.

— ¿Qué no escuchaste lo que dije? —Lo detuve antes de que siguiera hablando — Cállate y déjame hacer las cosas a mi modo ya que por eso estoy aquí, tú y tu enfermedad de no poder estar con una sola mujer se pueden ir dejarme en paz.

— No paso así como tu crees Carlos te lo puede explicar, era una trampa, una distracción para que esto ocurriera.

— ¡Carlos, Tú, Fausto, el Diablo, el infierno, el cielo — Grité — Nadie maldición, todos se pueden ir a la mierda e igual ir al infierno!

— ¡Cálmate, no te exaltes de esa forma te dolerán más las herida!

—¡Que me calme, por favor Sebástian mírame! —Quité la sábana de mi cuerpo. — ¡Joder mírame! ¿Acaso cuando me encontraste en la calle estaba así?

Él negó.

—Estoy sufriendo, sufriendo de todas las maneras por ti.

—Te juro que no fue nada intencional, sabes que haría lo que fuera por ti.

— No me saltes con esa basura ahora, mira por favor, me duele todo el cuerpo, tu padre hizo esto, ¿Por qué no me contaste de él, por que nunca me cuentas de tu familia?

—Ya sabes por que, no quería que fuera tan íntima nuestra relación.

—Me tratabas diferente... —Agaché el rostro. —Me estabas haciendo sentir especial. Yo creí que tu...

—Y si es lo que crees, lo siento mucho de verdad. El tema de mi familia es un tema delicado y no quería que supieras nada de eso.

—¡Debiste decirme, y que paso con las cámaras de mi cuarto tampoco tu supervisor estaba viendo como casi me matan allí!

—Las quite, quite todas las cámaras de tu cuarto y tu cuarto de trabajo.

—¡Por qué no lo dijiste. —Me queje del dolor. — dijiste que era una medida de seguridad!

—Quería que confiaras en mí, que no te sintieras tan agobiada por mi culpa que de verdad esta relación funcionara.

—¿Relación, — reí. —acaso crees que esto es una relación? Es una maldita condena.

— No digas eso Samira, se que te he tratado de la mierda pero si me importas, demasiado, vi el infierno cuando te vi salir corriendo y llena de sangre.

El infierno dice él, no sabe siquiera qué es el infierno y habla como si fuera parte de el.

— Créeme, —Volví a mirar mi cuerpo lleno de vendajes. — vi el infierno y no te gustaría estar allí.

— Samira, por favor déjame decirte que pasó en realidad.

—¿Cambiará algo?

—Si me dejas explicarte quizás entiendas que paso.

—Te pregunto otra vez, ¿cambiará algo?

—¡Si, cambiará muchas cosas!

— Me queda más que claro lo que pasó, no eres hombre de una sola mujer y no lloro por eso, lloro porque me prometiste cuidarme y no lo hiciste, casi muero me faltaba poco aire antes de que llegaras he hicieras tu entrada de héroe.

— Samira sí siquiera me dejaras hablar, te explicaría que pasó con lujos de detalles. Luego si me quieres odiar para toda la vida te entenderé.

— ¡Ya callate, joder ! — Volví a Gritar — Acaso no te conformas con verme como estoy, — Señalé mi cuerpo — ves esto, esto y más me merezco así que no te encuentres raro si algún día me encuentras muerta porque eso es lo que más anhelo.

— Samira.— Advirtió.

— Sebástian, por favor solo déjame sola.

—No puedo aunque me lo pidas.

—Debiste cuidar lo único que no se compra con dinero, yo me sentía...

Quería decirle lo que estaba sintiendo por él, se notaba lo preocupado que estaba su manos no paraban de temblar y sus ojos querían llorar.

—Me hiciste sentir especial, Sebástian Fantiny.

—Lo eres, de verdad lo eres, Samira Rockefeller.

—¡Tu no entiendes. —Volví a llorar. — eres un maldito y me hiciste sentir cosas que jamás creí que sentiría por alguien!

—¡Tu igual, cuando estoy contigo siento que lo tengo todo que no me falta nada!

—¡Te mientes!

—Claro que no, —Secó mis lagrimas. — Lo admito, se que estoy enfermo y mi enfermedad son las mujeres pero estoy mejorando, no puedo cambiar en pocos meses.

—Si sintieras lo que yo siento desde el momento que me viste hubieras cambiado.

—Me siento extraño, no puedo controlar este sentimiento por eso soy así.

Aparte sus manos de mi rostro.

—No vales la pena, Sebástian Fantiny. Lárgate y déjame sola.

— No debo irme el doctor pidió que me quedara contigo.

— Si te soy una carga, déjame libre, rompe este acuerdo y déjame sola como me dejaste en el cuarto, liberame de esta prisión.

— No Samira, por favor no me pidas eso, no puedo dejarte ir.

— ¡Tu debiste estar cuidándome, me prometiste que estarías antes de que llegara, que estarías hay en el cuarto de cámaras viendo todo, cómo pudiste dejar que esto pasara!

—¡Te juro que no sabía nada de esto, Carlos fue sobornado por mi padre, Meroly era una de sus distracciones y yo solo fui un blanco!

—Claro, te soborno con lo que más querías, a ella.

—No la quiero, te quiero a ti.

No sabía si era el dolor constante de mis herida o sus palabras me hacían sentir peor, era como tener un puto cuchillo clavado en el pecho y que alguien le hiciera presión mientras el hablaba, me sentía triste y decepcionada de él.

—Sé que no soy lo que quieres en realidad y que no soy como todas esas siliconadas que te tiras en una noche, soy una chica sin experiencia y no soy acta para esto.

—Lo eres, eres todo por lo que alguna vez rece, eres mi mayor logro, Samira.

—Ahora me queda claro lo que dijiste y creí que solo fue un chiste y que se te pasaría pero no eres un hombre de fiar y yo la muy idiota que te creí, mejor déjame libre y así se te acabara la amarga tortura que pasas conmigo.

— ¡No! — Gritó — No puedo, yo te...

«Espero que no sea lo que pienso»

— ¡No lo digas por favor, — Levanté la mano — no digas algo de lo que te vas a arrepentir.

— ¿Crees que me arrepentiría de decir lo que tú también sientes? Se que lo sientes igual que yo, cada vez que salimos y hablamos, al mirarte y escuchar tu risa chillona, en mi cuarto cuando te toco y cuando te veo bailar, siento lo mismo que sientes.

— ¿Y tú cómo sabes que siento lo mismo que tú? ¿Te refieres al odio que nos tenemos mutuamente?

— Tu no me odias Samira y lo sabes.

— ¿O te refieres a la fascinación que tienes por tocar mi débil cuerpo? ¿Te estas refiriendo a sexo Sebástian?

— ¡Samira maldición no sabes que casi muero porque no te encontraba!

—¡No sabía dónde coños estabas, nadie sabía donde buscarte, creí que te había perdido!

— Me perdiste de todas formas, debiste morir porque yo dejé mi alma en ése cuarto junto con tu padre, yo y mi percepción de ti, murieron en el momento que grité tu nombre y no llegaste.

— Samira, yo no olvide llegar al club, si llegué pero fui...

— No hables, si no quieres que de verdad te odie con toda las ganas que existen en el mundo no sigas hablando y diciendo palabras que ahora mismo no tienen sentido ¿Acaso creíste que esto funcionaría? ¿Acaso creíste que por alguna razón las cosas saldrían a tú modo siempre? ¿Qué nadie pueda elegir o tener el derecho de enamorarse de ti?

— No siempre se gana en todo Samira, yo mismo pensé que solo eras una más en mi lista de deseos, no pensé que llegaría a quererte como te quiero ahora.

—¿Te acostaste con ella? — Le miré fijamente esperando su respuesta.

—¿Quieres escuchar cómo pasó o solo eso?

—¡Quiero... —Tragué en seco. — quiero saber eso!

Él asintió, mordió su labios y desvió la mirada de mi.

— Esto no va funcionar. —Cubrí mi rostro. — No puedo continuar así.

— ¡No, no por favor, solo si confías en mí esta ultima vez si te fallo te prometo que te dejare libre, yo solo quiero. — Lo interrumpí.

— Confié en ti y me defraudaste, algo que me enseñó mi padre, y es que nunca rompas una promesa y como tú no conoces lo que es tener un padre que te amé no entiendes lo que es una promesa.

— Samira, basta.

— No conoces tener a alguien que se preocupé por ti diariamente y sufra cualquier herida.

— Samira, alto ya no sigas. — Volvió a advertir.

— Solo conoces la palabra "follar" que el término adecuado sería coger o sexo ¿No es así?

La puerta volvió a sonar y Sebástian se levantó y la abrió, era Fausto con Siena y Mimase, me alegré de que Mimase estuviera aquí, es la única a la que puedo contarle las cosas con lujos de detalles y no te ofenderá ni se burlará de ti, en cambio ella ha pasado por cosas peores y aún sigue sonriendo como si nada hubiese pasado en su vida, Fausto me dedicó una sonrisa un tanto deprimente, aparté la mirada y rodé los ojos, Mimase corrió a mí me abrazó con fuerza.

— Hils — Habló Sebástian — Con cuidado, aún está débil.

—Lo se, —Ella le dijo. —Es que me alegra de que este bien. Que susto nos diste, Samira.

—Tu le dijiste.

Ella es mi confidente, la única que sabía dónde podría estar era ella.

—Tenía que hacerlo, no quería perder a una amiga como tu. Me sentiría sola aquí si ya no estas.

—Debemos irnos Samira necesita descansar a dicho el doctor en una hora podemos volver. —Dijo Sebástian.

— Tu cállate Sebástian, salgan todos de aquí y déjenme con Mimase.

— Pero, Samira...

— ¡Malparido de mierda!, he hablado claro Fantiny, si quieres volver a dirigirme la palabra pues lárgate del cuarto.

— ¿Me odias? — Preguntó con tristeza.

No, pero no estoy lo suficientemente con las fuerzas de aceptar que no lo odio, porque justo ahora su presencia me molesta y el ambiente se está llenando de tensión por parte de todos.

— ¿Crees que es el momento como para hacer esa clase de preguntas?

— Solo respóndeme y me iré con la conciencia tranquila.

— Pues tú y tu conciencia que se vayan a la mierda juntas. Ahora largo o sólo me veras pasarte por el lado sin siquiera verte la cara.

Asintió a regañadientes y salió, dejándome con Mimase, está me miraba y comenzó a llorar, yo la acompañé y nos ahogamos en llantos, nos abrazábamos mutuamente y continuamos llorando, no le había contado el por qué estoy en el hospital pero me imagino que Sebástian le hizo un pequeño resumen sin detalles de lo ocurrido, y pensar que algo así sucedería, una promesa que no se cumplió, un acuerdo vigente aún y una chica con el alma hecha pedazos, esa soy yo y estoy llorando como una niña de 5 años al lado de joven de 16 que llora entendiendo mi dolor.

—Lo siento mucho. Samira. —Ella lloraba llena de dolor. —Todo esto es mi culpa.

—¿Cómo puede ser tu culpa Mimase si ni siquiera estabas allí?

—Yo fui quien le dijo a Sebástian que quitara las cámaras de tu cuarto y así el se ganaría tu confianza, por eso el no pudo verte cuando su padre llegó.

—¡No Mimase, no fue tu culpa, es su culpa no cargues con eso solo por errores de él!

—¡Es que me siento mal, ahora él estará molesto conmigo!

—No lo estará, esta muy arrepentido como para encontrar un culpable.

—Lo siento, Sami. —Me abrazo. —Te juro que yo jamás pensé que algo así pasaría.

—Yo tampoco pensé que esto pasaría, pero nadie sabía que se hombre haría eso.

—¿Te irás del club?

—Quiero hacerlo, pero Sebástian no me lo permitirá jamás.

—No te vayas, no me dejes sola. Eres mi única amiga en todo esto y no podré seguir sola aquí.

—Por ahora estoy atada a todo esto y no me iré, te prometo que saldré de esta y sonreiré igual que tu.

—Eso espero. 

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