Almas unidas

Goddess-Artemiss tarafından

65K 4K 2.8K

Desde tiempos inmemoriales, las almas de la Princesa del Destino y del Héroe Elegido por las Diosas han estad... Daha Fazla

Notas de escritora
1. El designio de las Diosas
2. El encuentro
3. Amor sellado
4. Sentimientos estremecedores
5. Anuncio formal
6. Eterna unión
7. Buenos amigos
8. Más allá del deseo
9. El inicio de una agonía
10. Aceptando la derrota
11. El comienzo de lo inevitable
12. El regreso de antiguas hazañas
13. Marido y mujer
15. Malas intenciones
16. Misión encomendada
17. Heridas del alma
18. Descubrimientos misteriosos
19. Enfrentamiento mortal
20. Efímera tranquilidad
21. Almas unidas
22. Dudas angustiantes
23. Corazones destrozados
24. Nefasta revelación
25. Secretos al descubierto
26. Destino definido
27. El principio de una travesía
28. La llama sagrada de Farone y el regreso de un antiguo enemigo
29. Las puertas del Crepúsculo
30. Situaciones inesperadas
31. Reavivando emociones
32. La llama sagrada de Eldin y la enfermedad del Héroe Elegido
33. Amor que sana
34. Cambios radicales
35. Nuevo comienzo
36. Tratos cumplidos
37. Sorpresivos encuentros
38. Firmes aclaraciones
39. Simples amantes
40. Juramento inquebrantable
41. Reanudando el camino
42. Misteriosas revelaciones
43. La llama sagrada de Lanayru y la otra cara de la moneda
44. Impredecible hallazgo
45. Grandes verdades
46. Impensable
47. Desgracias al acecho
48. Devastadores cambios
49. La invasión
50. La sagrada bestia de ojos azules
51. El Héroe del Crepúsculo
52. Abismo infernal
53. Lucha contra uno mismo
54. Indicias devastadoras
55. Todo tiene un comienzo...
56. ... Y también un final
57. El reencuentro de las almas
Epílogo

14. Íntimas confesiones

2.7K 117 90
Goddess-Artemiss tarafından

Comentarios iniciales:

Antes de iniciar este capítulo, tener en cuenta lo siguiente:

- Se van a relatar dos flashbacks, y dentro de los mismos habrá un sueño. Como sabrán, me gusta relatar los sueños de los personajes en primera persona, para que de esa forma se pueda transmitir de mejor manera los sentimientos de los mismos.

- Para que no se confundan, los flashbacks estarán narrados en tercera persona, pero en el momento que dentro del mismo se relate un sueño, se separará con (***), de esa manera sabrán qué parte es sueño y cuál es relato.

Espero haber sido clara con la explicación.

...

No recuerdo haber llegado a los pasillos de mi palacio. Las paredes están pintadas de otro color distinto al que yo recuerdo y uno que otro cuadro diferente a los que decoran el lugar. Pero en sí, este es mi hogar, donde yo nací.

¿Por qué hay tanto silencio? Parece como si todos se hubieran esfumado, pero puedo escuchar ciertos murmullos detrás de aquellas puertas.

Me acerco a abrir unos grandes portones y me encuentro en una gran sala; hay muchísimas personas observándome, entre ellos un peculiar grupo conformado por dos mujeres y tres hombres, el mayor de ellos se parece a un antiguo maestro que tuve en mi niñez y adolescencia; incluso están presentes unas extintas razas de las que estudié llamados Zoras y Gorons. Todos me hacen una reverencia y yo les respondo de la misma forma.

Veo que todo está decorado de una forma muy elegante, como si se fuera a celebrar un evento especial. Al fondo de la sala hay un majestuoso trono parecido a los que utilizan mis padres, y a la derecha del mismo una maravillosa corona.

¿Qué significa esto?

Al sentarme en mi trono puedo ver que a mi izquierda están ubicados un numeroso grupo de soldados, y entre ellos hay un joven que llama mi atención. Está vestido de manera diferente, utiliza una túnica verde junto con una capa azul y unas hombreras de plata. ¿Es él? ¿Será acaso el chico con el que estoy relacionada? Su mirada refleja la misma pureza y su físico es igual de fascinante. Indudablemente, es él, me es agradable verlo.

Escucho que unas trompetas empiezan a sonar, y con esto se anuncia el inicio de este evento. Luego veo que se levanta un hombre, cuyo asiento está ubicado en el lugar que ocupan los ministros. Parece que desea tomar la palabra. Por fin mi curiosidad será calmada.

- ¡Honorable reino de Hyrule! Estamos aquí reunidos para celebrar que después de un año de aquella fatal invasión, bajo el dominio del Rey del Mal, nuestro majestuoso palacio se encuentra reconstruido. Ha sido una ardua tarea donde todos hemos estado involucrados y finalmente vemos reflejados los frutos de nuestro esfuerzo. En nombre de nuestra soberana y todos nosotros, estamos muy agradecidos con ustedes por toda su ayuda. ¡Que las Diosas derramen en ustedes todas las bendiciones!

Escucho como todo el pueblo grita eufórico. La verdad no entiendo lo que ha pasado en este palacio. ¿Acaso estuvo destruido? ¿Quién fue el responsable de eso?

Puedo observar que después del bullicio del público presente, el ministro vuelve a hablar.

- También se los ha reunido para realizar un solemne acto que fue pospuesto por la invasión del Tirano de las Sombras. La coronación de nuestra apreciada princesa como reina de esta nación.

De nuevo el público empieza a aplaudir ante tal noticia. No entiendo qué está pasando, sin embargo, no es algo que me parezca del todo nuevo.

Puedo notar que un sabio se acerca a la corona a mi derecha, la toma con sus manos y me hace una señal para que me ubique frente a él, y extrañamente me hinco a sus pies, como si mi mente me indicara que eso es lo que debo hacer.

- ¿Jura solemnemente llevar esta corona con honor y, por lo tanto, serle fiel a las leyes de Hyrule, velando por su pueblo, incluso por sobre su propia vida?

- Sí, lo juro. – Respondo tajante.

- En ese caso, que la nación os premie, caso contrario, os demande.

Me puse de pie con la corona en mi cabeza y observo a todo el pueblo observándome con extrema curiosidad, hasta que el sabio decide romper con el silencio.

- ¡Larga vida a la reina! – dijo enérgico.

Todo el pueblo grita con felicidad infinita por mi reciente nombramiento, no puedo negar que yo también me siento emocionada por aquello, a pesar de que un reinado está lleno de múltiples responsabilidades por sobre las de una princesa. Siento que me he quitado un enorme peso de encima con este solemne cargo. ¿A qué se deberá tanta seguridad en mí?

Otro de los ministros pide la palabra una vez que el público guarda silencio. ¿Me preguntó qué querrá informar?

- ¡Felicidades a nuestra nueva reina! Desde la muerte los anteriores reyes no hemos tenido otro reinado desde entonces. ¡Qué orgullo! Pero los motivos de celebración no terminan aquí. Tomé la palabra para indicarles que ahora que la reina ha tomado posición de su mandato, hemos decidido aprovechar esta oportunidad para comunicarles que ella muy pronto contraerá matrimonio como mandan las leyes. Así que en este momento anunciaremos formalmente su compromiso con el distinguido Conde del reino vecino del Oeste.

Ni siquiera puedo responder... siento que mi alma y corazón se han roto en mil pedazos con esas palabras, pero como siempre, permanecí al margen de mis emociones. Inmediatamente, me doy la vuelta a observar a aquel joven vestido de verde, cuya mirada refleja un enorme dolor, en él puedo ver los desgarradores sentimientos que yo por mi posición no puedo demostrar. Me siento vacía, indignada, horrorizada al saber que tengo que casarme obligada.

En seguida entra a la sala un hombre alto de cabello negro, cogido por una cola. Se me hace conocido a un indeseable personaje. ¡Me molesta su sola presencia!

El ministro se acerca junto con él hacia mi trono a dirigirme unas palabras.

- El Conde ha sido su prometido desde la adolescencia. Hemos aprovechado su coronación para anunciar su compromiso, pues es una buena manera de...

- ¡De ninguna manera! – exclamé enojada.

Todos se quedaron en silencio ante mi enojo, sorprendidos de que una persona tan reservada como yo haya exteriorizado furia con la mayor libertad.

- ¡Su majestad! ¿Qué es lo que sucede? – preguntó el ministro, extrañado.

- ¿Qué te ocurre, Zelda? ¿Te sientes bien, querida? – preguntó el Conde.

El Conde se acerca a acariciarme el rostro, pero yo enseguida lo aparto bruscamente. ¡Me fastidia que me toque!

- ¿Cómo se atreven a imponerme a alguien en matrimonio? ¿A elegir por mí? ¡Es una falta de respeto hacia mi persona! – respondí indignada.

No sé en qué momento salieron estas palabras de mis labios, es como si supiera qué responder ante tal situación. Esto por lo que estoy pasando no es nuevo... todo es muy familiar

- Mi reina, usted sabía muy bien que una vez que el castillo finalizara su reconstrucción y obtuviera su nombramiento real, inmediatamente se anunciaría su compromiso con el Conde.

- ¡Pero ahora las cosas han cambiado! Luego de la muerte de mis padres, dominaron mi vida desde mi más tierna niñez, hicieron de mí una muñeca sin alma hecha para complacer cada una de sus exigencias... y eso se acabó. Ahora que soy dueña de un cargo de alto rango, no pienso casarme con una persona a la que no amo; en primer lugar, porque no lo deseo, y en segundo porque... yo ya elegí a mi futuro esposo.

Todos los presentes pusieron una mirada de sorpresa ante mis palabras, sin embargo, no dejé que eso me doblegue.

- ¿Quién es ese hombre? Me imagino que es un noble. – preguntó el ministro.

- Si es un noble, pero no por ser dueño de grandes riquezas o poder político. Es un noble por la pureza de su corazón y sobre todo... por ser el Héroe Elegido por las Diosas.

Todos esto que estoy respondiendo simplemente son palabras grabadas en mi mente, un diálogo que al parecer desde siempre estuvo presente en mí.

Todos seguían enmudecidos ante mis palabras, en ese momento me doy la vuelta y veo la mirada sorprendida del joven tan apuesto a la izquierda de mi trono. ¡Él es la razón de mi reciente valentía!

- ¿Qué es lo que ha dicho? ¿Acaso pretende contraer matrimonio con el Caballero de la Corona? ¿En qué momento decidió semejante desfachatez? – interrogó el ministro, exasperado.

- Desde el momento en que él me empezó a tratar como una persona, en vez de la princesa de este reino. Cuando empezamos la reconstrucción del castillo, él fue el único que estuvo apoyándome, el único que estuvo a mi lado en los momentos de desesperación... incluso fue el único que no me juzgó con dureza al saber que me había rendido ante el Tirano de las Sombras para evitar la muerte de personas inocentes... fue el único, después de mis padres, que secó las lágrimas de mi rostro. A diferencia de ustedes, él me trató como un ser viviente. A pesar de que le ofrecí todo el oro y las riquezas del mundo por su heroica hazaña, no aceptó ni una sola rupia, lo único que me pidió es que le permita ayudarme a levantar a mi pueblo y convertirse en el protector del mismo, cuyo amor por él era notorio, pues descubrió que este siempre fue su hogar. Por eso lo nombré Caballero de la Corona, y ahora lo nombro como mi futuro esposo.

Sin saber por qué, me quito el guante izquierdo de mi mano y puedo notar que en ella hay un hermoso anillo solitario, me lo sacó y puedo ver que en el mismo está grabado un mensaje, "por siempre tuyo". No puedo evitar derramar algunas lágrimas al verlo, me siento inmensamente feliz, como nunca antes me había sentido.

- ¡Ya estamos comprometidos desde antes, así que esta reunión ha resultado muy oportuna para anunciarlo! – dije, mientras señalaba mi anillo con total seguridad.

- ¡Ha perdido la razón! Él no posee ningún título nobiliario ni la preparación para ser un máximo gobernante. Por más héroe de Hyrule que sea, no es más que un campesino venido de aquel apartado pueblo.

- ¡Es el héroe elegido por las Diosas, la persona que nos salvó a todos en este reino, incluido a usted! ¡Fue el único capaz de acabar con la maldad de aquel villano y su marioneta, el Tirano de las Sombras! ¡Es el héroe no de uno, sino de dos reinos! ¿Acaso eso no le parece suficiente motivo para ser digno de mí?

- Pero Reina...

- Además, ambos poseemos una parte del poder divino de las Diosas, eso quiere decir que nuestras almas han estado enlazadas desde el inicio de los tiempos; y referente a que no está preparado para gobernar, es lo que menos debe preocuparle. Conoce el reino como la palma de su mano, es amado y respetado por todo el pueblo presente, y aparte de eso, el día que me pidió matrimonio, lo hizo como todo un caballero, con varios títulos honoríficos en la mano, indicándome que se dedicó de lleno a prepararse académicamente para estar a mi nivel. Él no se preparó por obtener la corona, como el conde aquí presente, lo hizo para obtener mi corazón. Su amor por mí es tan grande que está dispuesto a sacrificar su libertad y llevar la enorme carga de un pueblo entero sobre sus hombros con tal de estar a mi lado, apoyándome. Por eso decidí no separarme de él bajo ninguna circunstancia.

- ¡Estás loca, Zelda! ¡Yo soy el que más te conviene, conmigo estarás protegida! ¡Ese miserable pueblerino es muy poca cosa para ti! ¡Yo te amo! – dijo el Conde, indignado.

- ¡No te permito que te refieras así de él! ¿Así qué me amas? Desde jóvenes has sido un pedante conmigo, creyéndote mi dueño. El día que fuimos invadidos por el Tirano de las Sombras, saliste corriendo como un cobarde del palacio, dejándonos a todos a la deriva. No me visitaste ni una sola vez mientras reconstruíamos el castillo. ¿Qué manera de amar es esa? – pregunté irónica.

- Pero querida...

- ¡El sí es un verdadero hombre! ¡No como tú, que fuiste elegido como mi prometido por simple formalismo! ¡Jamás llegué a sentir nada por ti!

- ¡No podemos permitirlo! Veo que usted planificó todo esto desde el principio. ¡Esperó ser coronada para cometer semejante acto de rebeldía! – reclamó el sabio que me coronó.

- No pienso negarlo, la verdad sí. Mantuvimos nuestro romance en secreto esperando este anhelado día, donde por fin me libré del yugo de sus exigencias y soy libre de decidir por mi vida... por primera vez.

Me doy la vuelta y le sonrió al responsable de mi valerosa acción y puedo notar que él me sonríe de igual forma, con lágrimas en sus ojos.

- Ven aquí. – le pido con dulzura.

Viene enseguida a tomarme de la mano, luego dirijo unas palabras al pueblo.

- ¡El poder del pueblo es el que manda! Todos ustedes han escuchado mi relato y por muchos años les di una imagen de mí misma equivocada, pensando que de esa forma sería una mejor soberana para ustedes. Pero gracias al joven a mi lado fui capaz de derribar esa barrera de hielo que congelaba mi alma día tras día. Tanto a él como a mí nos importa su opinión, por esa razón, si ustedes no están de acuerdo con nuestra unión... la separación será algo definitivo entre nosotros.

Mi corazón late rápidamente, esperando la respuesta de todos los presentes enmudecidos, y al mismo tiempo, siento como él aprieta mi mano muy fuerte, haciéndome saber que él está tan nervioso como yo...

...Y para nuestra sorpresa, todo el pueblo gritó de la felicidad, repetían nuestros nombres con verdadera vehemencia hasta el punto de casi de perder la voz. Esa fue la respuesta que esperaba, que anhelábamos los dos.

Veo los rostros de los ministros y del indeseable Conde consumidos en furia, pero no me interesa lo que piensen. Por primera vez me siento feliz de "abusar" de mi nuevo gran puesto.

...

Una vez que todo terminó, nos dirigimos sigilosamente a mis aposentos con la gran necesidad de deleitarnos el uno con el otro.

Fue una noche ardiente y apasionada, donde las caricias provocaron que mi cuerpo tiemble en sus brazos y nuestras mezcladas respiraciones jadeantes se escucharan sonoramente en la alcoba. Era la primera vez que estábamos de esta forma, pues el miedo a ser descubiertos nos bloqueaba y no permitía nuestra anhelada unión, pero ahora todo es diferente, ya nada ni nadie podrá separarnos.

Me moví intensamente encima de él por última vez, extasiada por el inmenso placer que me recorrió entera en un instante, provocando que juntos soltemos un desesperado gemido y tomemos nuestras manos con fuerza; luego de aquello caí agotada en su pecho, mientras él recorría mi espalda con sus dedos, haciéndome estremecer una vez más.

- Te amo. – me dijo respirando sonoramente.

- Y yo a ti. – le respondí de la misma forma.

Esas fueron las únicas palabras que intercambiamos. Solo nos dedicamos a besarnos, rozando nuestros labios y acariciando nuestras lenguas; después de unos minutos le hice una pregunta que invadía mi cabeza desde hace un tiempo.

- ¿Por qué te pusiste triste cuando anunciaron mi compromiso con ese sujeto?

- Porque tenía miedo que te dejaras convencer por los ministros y terminaras aceptando sus condiciones. – respondió apenado.

Me elevé un poco a mirarlo a los ojos y acaricié su rostro con cariño.

- No debiste pensar eso. Sabes perfectamente que este era nuestro plan secreto. – le contesté sonriendo.

- Lo sé, pero tuve miedo. Ellos no me quieren a tu lado.

- ¡Pues que se vayan acostumbrando! Yo te amo, el pueblo entero te adora, las Diosas te eligieron para mí. Eso es lo único que importa. – le indiqué cálidamente.

La única respuesta que recibí de él fue una sonrisa más tranquila, y así vi que mis palabras hicieron efecto en él.

- Serás un magnífico rey, además sabes muy bien que así no nos hayamos conocido, yo no iba a casarme con ese Conde. En toda nuestra relación ni siquiera nos tomamos de la mano. Tú has sido el primer hombre de mi vida en todos los sentidos, y prueba de ello lo demostré esta noche con mi total entrega a ti.

Vi que sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad. Inmediatamente, se abrazó a mí, y yo lo recibí gustosa.

- Prometo que haré mi mejor esfuerzo para que te sientas orgullosa de mí.

- Ya estoy orgullosa de ti, mi amor. Así ha sido, es y será para toda la eternidad.

***

Zelda no pudo evitar sonreír, aun dormida, ante tan hermoso sueño, y mientras eso pasaba se abrazaba profundamente al cuerpo de su esposo.

Lentamente, abrió los ojos, y una vez que su visión se clarificó, se sorprendió en sobremanera al notar que se encontraba en una habitación diferente a la que utilizaba para dormir, pero sobre todo se impactó al ver que estaba desnuda y su esposo en iguales condiciones, dormido sobre ella.

En ese momento recordó todo lo que pasó en aquella apasionada noche, donde perdió el control de sí misma y se entregó a los placeres que su ahora marido le otorgó con vehemencia. No pudo evitar sentirse feliz por aquello, pero también estaba asustada, pues inconscientemente el miedo a ser lastimada aún seguía en ella, y ahora que había dado un paso tan importante sabía que su alma y corazón se aferrarían a él. Ese apego la preocupaba.

A los pocos minutos se despertó Link con una enorme sonrisa en los labios; lo primero que hizo fue besar los pechos de su esposa y poco a poco subir hasta su boca para besarla apasionadamente, cosa que ella no pudo resistir.

- Buenos días, preciosa, ayer fue la noche más increíble de mi vida. – le dijo dulcemente.

- Buenos días... para mí también fue una noche maravillosa.

El joven pudo notar que a pesar de que su princesa estaba feliz, sus ojos reflejaban un poco de pena. Eso lo preocupó.

- ¿Qué sucede, mi amor? ¿Acaso no te gustó lo que hicimos anoche? ¿Te hice doler mucho? – preguntó entristecido.

- No es eso... Aunque para ser honesta, si sentí mucho dolor al principio, pero no se compara a las placenteras sensaciones que me hiciste sentir en todo el acto... es solo que...

El príncipe comprendió lo que estaba sucediendo. En ese momento se sentó en la cama y la miró a los ojos cálidamente para calmarla.

- Zelda, sé que tienes miedo de que yo te pueda lastimar, pero te juro por mi propia vida que eso no pasará. Seré honesto contigo, no te voy a negar que disfruté de tu cuerpo y de cada caricia que nos dábamos de forma intensa, soy hombre y es normal sentirme atraído hacia ti de una manera tan excitante, pero también es cierto que más allá de todo lo físico, te amo. Mi único objetivo es ser un buen esposo para ti y hacerte inmensamente feliz; deseo protegerte de cualquier cosa que te quiera dañar. No soy alguien perfecto, pero sí lucharé para ser una persona digna de ti cada día.

- Link... – dijo esquivando su mirada.

El joven le tomó el rostro delicadamente y la obligó a mirarlo de nuevo a los ojos.

- Mírame a los ojos y dime si en ellos ves algo de mentira o malicia...

Zelda no pudo evitar sonreír entre lágrimas, mientras veía los ojos de su esposo. Definitivamente, él no mentía, el amor que sentía por ella iba mucho más allá de lo que ella se imaginaba. Ahora, se sentía segura.

- Tienes razón, ya no voy a sentirme insegura nunca más. Ahora solo me dedicaré a hacerte feliz y a cuidarte con todo mi corazón.

El joven inmediatamente besó los labios de su amada, de esa forma le agradeció las hermosas palabras que le había dedicado.

- Aprovechando que hoy no vienen las sirvientas, prepararé algo delicioso para que desayunes. Pienso consentirte en todo lo que pueda. – le dijo emocionado.

- Gracias, pero mejor sería que los dos cocinemos, recuerda que prometiste enseñarme a hacerlo.

- Es cierto, entonces vamos de una vez.

- Espera, antes quiero bañarme.

La princesa se levantó de la cama cubierta por una de las sabanas, pues aún sentía un poco de vergüenza que su esposo la vea desnuda. Esa imagen causó que Link la mire enternecido.

- No deberías sentir vergüenza ante mí, soy tu esposo, además... no es la primera vez que te veo desnuda. – confesó sonrojado.

- ¿Qué has dicho? – preguntó sorprendida.

- Fue en la cascada de Farone... – dijo esquivando su mirada.

La princesa se sintió avergonzada ante tal acto por parte del príncipe, pero a esas alturas no le molestaba en lo absoluto.

- Eres un atrevido... – susurró, fingiendo sentirse molesta.

- Lo sé, pero no pude evitar observarte. Eres una mujer fascinante en todo sentido.

- Ahora entiendo por qué evitabas que salga sola a dar paseos. – dijo ruborizada.

- No quería que vuelvas a hacerlo, temía que otro hombre te descubra e intente lastimarte. – respondió serio.

- Gracias por preocuparte, pero pienso que también lo hiciste por celoso.

- La verdad esa era otra razón, no me culpes por eso. Como te dije eres una mujer increíble.

- Gracias. – respondió sonriendo.

En ese momento, Link se levantó de la cama y la abrazó por la espalda, mientras que con su boca comenzó a jugar con su oreja.

- ¿Qué haces? – preguntó sonrojada.

- Yo también quiero bañarme. – dijo de forma seductora.

- Entonces... entra tu primero. – respondió entre gemidos.

- No... quiero que nos bañemos juntos.

La princesa no tuvo tiempo siquiera de responder, pues su esposo la tomó en brazos y se encerró con ella en la bañera... lo único que se escuchó tiempo después fueron unos fuertes gemidos y palabras excitantes por parte de ambos.

...

Después de pasar mucho tiempo encerrados en tan placentera actividad, se vistieron con una ropa ligera y se dirigieron a hacer el desayuno. Link se sentía dichoso de poder compartir con su esposa momentos que siempre soñó; como un par de chiquillos se hicieron bromas en todo momento y degustaban entre ellos las cosas que cocinaban. Definitivamente, era un buen comienzo de día para la pareja.

Una vez que tuvieron listos sus alimentos, se sentaron juntos a comerlos. La princesa estaba nerviosa, pues temía que lo que había preparado no fuera agradable para su esposo.

- ¿Sabe mal? – preguntó ansiosa.

Link puso una cara desagradable apenas probó lo que la dama había preparado, haciendo que ella se entristezca ante la situación.

- Es una broma, está delicioso. – dijo con una sonrisa pícara.

- ¡Qué malo eres! – reclamó resentida.

Luego de aquello se rieron animadamente, mientras se miraban a los ojos.

- Me alegro de que te haya gustado. Y por cierto, este queso está delicioso. ¿Dónde lo habrá comprado Elvira?

- Ella no lo compró, lo encargué hace unos días de Ordon por medio de un comerciante. Hace tiempo que extrañaba comer la comida de allá.

- ¿En serio? Espero que algún día me lleves a Ordon, me gustaría conocer tu reino.

- Por supuesto que iremos, son unas tierras muy hermosas y ricas en vegetación. Sus extensiones son inmensas, no tanto como las de Hyrule, pero eso no quita que sea un reino grande. Desde que era un pequeño pueblo siempre ha sido famoso por el comercio de calabazas, leche de cabra y queso, sin quitar los beneficios políticos que han permitido el desarrollo de la nación. No es porque sean mis padres, pero la verdad ellos han hecho un excelente trabajo como gobernantes. Espero algún día ser como ellos.

- Pues aquí has hecho cosas increíbles, tanto con el comercio exterior como con la seguridad del pueblo, sin olvidar que personalmente te dedicas a ser un héroe clandestino. – dijo en tono risueño.

- Solo he hecho lo mejor que he podido. Quiero ser un buen gobernante para todos... y referente a mi alter ego, sabes que es nuestro pequeño secreto. – dijo en voz baja.

Link tomó la mano de su esposa y se la besó, luego se dedicó a seguir comiendo. Sin embargo, Zelda tenía una enorme curiosidad que le vagaba por la cabeza desde hace tiempo.

- Mi amor, ¿de dónde nació esa idea tuya del "héroe enmascarado"? ¿Quién te enseñó a usar la espada de manera tan impresionante?

El joven bajó cuidadosamente el tenedor que estaba usando y cambió su tranquilo semblante por uno serio.

- ¿Qué sucede? ¿Pregunté algo indebido? – interrogó preocupada.

- No... solo que... vas a pensar que estoy loco. – respondió avergonzado.

- ¿Por qué? – preguntó extrañada.

- Es que... bueno, te contaré la verdad. Aprendí a usar la espada por medio de sueños.

- ¿Sueños? No entiendo.

- Espero que me creas. Nadie lo hizo en su momento y mis padres solo evadían el tema... pero te lo contaré de todas formas.

*.*.*.*.*

En ese entonces, Link era un niño de diez años. El pequeño príncipe desde temprana edad mostró un enorme interés por aprender a manejar la espada, por esa razón el Duque Demetrio le asignó un maestro llamado Moy. El hombre era un espadachín experimentado, y aparte de ser su buen amigo, era el General de la Guardia Real de Ordon.

Todos los días el hombre practicaba con Link arduamente y le enseñaba cada una de las técnicas que utilizaba en el momento de empuñar el arma. Sin embargo, ese aprendizaje no era suficiente para el pequeño.

- No quiero sonar pedante, Moy... pero esto es muy aburrido. –dijo desganado.

- Estamos aprendiendo lo básico, su majestad, a medida que crezca le enseñaré más cosas.

- ¡Ya te he dicho que no me digas su majestad! Llámame por mi nombre, eres como un segundo padre para mí.

- Disculpa, es solo la costumbre. No te desesperes, Link, las técnicas que te estoy enseñando son las más aptas para ti... por ahora.

Esas palabras no fueron tranquilizadoras para el príncipe, sentía que él era capaz de aprender cosas mucho más complejas, pero prefirió no contradecir y obedecer.

...

Al llegar la noche, el pequeño tomó un baño y se acostó en su cama. Extrañamente, a pesar de que el entrenamiento no estuvo tan complicado, sentía un cansancio enorme, así que poco a poco se fue entregando al sueño...

(***)

Qué raro. ¿En qué momento llegué a las afueras de Ordon? Aunque me siento a gusto al estar aquí, sobre todo a esta hora, donde el ocaso cubre el cielo. Definitivamente, esta es mi etapa del día favorita.

¿Y ese ruido? ¿De dónde salió? Me doy la vuelta y puedo ver a un enorme lobo pardo de ojos azules observándome. La verdad es un animal temible, pero extrañamente no le tengo miedo.

De repente, observo que se va corriendo del lugar y automáticamente lo persigo. No sé por qué lo estoy correteando sin tenerle el mínimo temor.

Una vez logro alcanzarlo, veo que se encuentra de espaldas a mí, observando la fuente de Latoan, pero cuando siente mi presencia, se voltea a verme con una mirada fiera y me gruñe ferozmente. Desenvaino mi espada de entrenamiento y me listo para defenderme.

Veo que el lobo, sin asustarse lo más mínimo ante el arma, salta sobre mí sin darme la oportunidad de nada. En ese momento pierdo el conocimiento pensando que la bestia acabó conmigo.

...

Cuando despierto descubro que me encuentro en un lugar rodeado por un enorme cielo. A lo lejos puedo ver un castillo, una gran montaña, que más parece un volcán, un frondoso bosque y una extraña construcción con toques ancestrales; pero lo que más me sobresalta, es ver a la bestia de ojos azules frente a mí, y cuando esta nota mi presencia, lanza un enorme aullido y una cegadora luz lo rodea.

Cierro mis ojos rápidamente para que la luz no me haga daño, y cuando los abro me impacto en sobremanera por lo que veo frente a mí.

Veo a un joven cuyo cabello es del mismo color del mío, usando ropas sumamente elegantes, una chaqueta larga color verde oscuro con botones de oro y unas hombreas del mismo material cubriendo la parte superior de sus brazos, utiliza un pantalón color marrón claro con unas botas de una tonalidad más oscuras, pero lo más curioso, es que sus azules ojos están cubiertos por un antifaz.

Otro extraño detalle es que porta una gran espada y un escudo con unos peculiares símbolos, entre ellos, uno parecido a la marca de mi mano.

- ¡Veo que por fin despertaste, dormilón! Me recuerdas a mí cuando tenía tu edad. – dijo en tono burlesco.

Me siento sumamente sorprendido ante aquel hombre, parecía que era un ser fuera de este mundo.

- ¿Quién eres tú? – pregunté asustado.

Él solo ríe a carcajadas ante mi pregunta, se agacha frente a mí para llegar a mi altura y me observa detenidamente.

- ¿Cómo pudiste convertirte en persona? ¿Exactamente qué eres? ¿Un hombre lobo?

- Soy una persona, pero que posee la habilidad de convertirse en lobo. Eso es debido a ciertos poderes que adquirí gracias a una extravagante y sarcástica amiga que tuve en mi pasado. – dijo nostálgico.

- Ya veo, ¿cómo te llamas?

- Mi nombre es lo de menos, pero digamos que tú y yo somos uno mismo. – me dijo con una sonrisa.

- ¿Uno mismo? ¡Eso es imposible! Dos personas no pueden ser uno solo. – le dije molesto, sintiéndome burlado.

- En físico, pero espiritualmente sí. Tu espíritu y el mío son el mismo.

- Sigo sin entender, aunque observándote bien, te pareces un poco a mi padre. Él es rubio como tú.

- La razón es porque físicamente soy un antepasado tuyo... muy lejano.

- ¿Antepasado?

- Así es, yo viví hace miles de años en Ordon.

- ¿Miles de años? ¿¡Entonces estás muerto!? – pregunté horrorizado.

Mi comentario provoca que el extraño hombre vuelva a reírse sonoramente. Ya no sé cómo sentirme.

- Mi cuerpo físico sí lo está, mas mi espíritu seguirá vivo por siempre.

- ¿Por qué razón estás muerto? Físicamente, claro está...

- Cumplí el ciclo de la vida de cualquier ser vivo normal. En otras palabras, fue una muerte natural.

- En serio me confundes, pero... ¡Espera un momento! Según mis maestros, Ordon fue hace miles de años un pueblo muy humilde. ¿Cómo es posible que un hombre tan elegante como tú haya vivido en un lugar como ese? Tú pareces ser de la realeza.

- Eso es porque... me casé con una reina de una nación lejana y me convertí en su rey.

En el momento que menciona que fue casado, puedo notar que en su dedo anular izquierdo porta una alianza de oro.

- Vaya, ahora entiendo por qué usas ese anillo. La reina se debe haber enamorado mucho de ti para aceptar casarse contigo, siendo un muchacho de campo. ¿Qué hiciste para que te aceptara? – pregunté curioso

- Muchas cosas, pero entre ellas y la más valiosa, amarla con todo mi ser. – respondió sonrojado.

- Se ve que la extrañas mucho. ¿Acaso desde que vives como espíritu, no la has visto más?

- Lamentablemente no, pero muy pronto la volveré a ver y estaremos juntos. – me respondió sonriente y seguro.

- ¿Por qué usas antifaz?

- ¡Veo que eres muy curioso! Eso es porque uno debe saber cubrir las apariencias... más adelante lo entenderás.

Nos quedamos en silencio varios minutos, hasta que él decide hablarme otra vez.

- Puedo ver que portas una espada y también sé que eres muy bueno usándola, pero lamentablemente tu mentor no puede sacar tu verdadero potencial. No lo culpo, él es muy buen espadachín, pero le falta conocer muchas más técnicas, pues las que él utiliza son muy comunes.

- ¿Cómo sabes tú todo eso? – pregunté sorprendido.

- Ya te lo dije, porque tú y yo somos uno solo, pero es mejor que dejemos de hablar de eso. Quiero que sepas que la razón por la que me he presentado ante ti es para enseñarte las verdaderas técnicas de un espadachín.

Mis ojos se iluminaron al escuchar su ofrecimiento, de igual manera que cuando mi mamá me regalaba mis dulces favoritos.

- ¿En serio? ¿Acaso tú aprendiste a practicar dichas técnicas?

- Así es, pero no las aprendí solo, me las enseñó el espíritu de un antiguo héroe. Gracias a sus enseñanzas pude salir triunfante en muchas etapas de mi vida, por esa razón ahora deseo heredarte mi aprendizaje.

- ¡En serio te lo agradezco! Oh, lo siento, Majestad, pero no me he dado cuenta de que me he estado dirigiendo a usted de manera muy poco apropiada. Le pido que me...

- No te disculpes, al igual que tú no me gusta que me digan "Majestad". Aunque en mi vida de rey tuve que aguantar que muchos se dirijan hacia mí de esa manera, hubo personas a las que prácticamente les supliqué que me traten de forma más familiar.

- Entonces, ¿cómo me dirijo a ti? Debe haber una forma de llamarte.

- Llámame con el mismo nombre con el que llamé a mi mentor, maestro.

- Está bien, maestro.

- Bueno, pequeño, es tiempo de marcharme.

- ¿Ya te vas? ¿Acaso no vamos a entrenar ahora? – pregunté apenado.

- La próxima vez que me aparezca en tus sueños, te aseguro que entrenaremos.

- Está bien, entonces nos vemos pronto. – me despedí sonriendo.

Me doy la vuelta para alejarme de mi maestro, pero él me detiene antes que ocurra aquello.

- ¡Espera, Link! Antes de que te vayas, necesito que escuches algo muy importante para poder entrenar con la espada.

- ¿Qué cosa?

- "Sin valor, la espada no tiene ningún poder. No olvides estas palabras."

Definitivamente, sus palabras me impactan y siento que jamás podré sacarlas de mi memoria.

(***)

El pequeño príncipe se despertó sobresaltado. El sueño que había tenido había sido demasiado real, incluso al día siguiente, corrió hacia la zona de la fuente de Latoan para verificar si el lobo pardo estaba ahí, pero triste fue darse cuenta de que no había rastro de él.

...

Después de una semana de lo ocurrido, el príncipe se entregó al sueño y de inmediato se vio transportado en el mismo lugar donde conoció a su maestro.

(***)

- Nos volvemos a ver, pequeño Link.

- ¡Maestro! – saludé con una reverencia.

- Veo que te encuentras listo para entrenar.

- Claro que sí, pensé que todo había sido un sueño.

- Todo esto es un sueño, pero los aprendizajes que recibirás aquí son totalmente reales. Es mejor que empecemos de una vez...

(***)

El maestro se dedicó a enseñarle cada una de las técnicas aprendidas por su antiguo mentor al pequeño príncipe. No pareció sorprenderse por la manera tan dedicada con la que Link entrenaba, pues en el fondo sabía que saldría triunfante de cada entrenamiento, y a pesar de que había momentos en los que tenía que ser muy estricto con él, se sentía orgulloso que estaba formando a un excelente espadachín.

Pasaron siete años para que Link aprenda de forma óptima cada una de las técnicas, logrando convertirse en el mejor espadachín de su reino, incluso, había superado en sobremanera a su maestro Moy, dejando al mismo y al duque completamente anonadados.

...

El joven príncipe, se encontraba una tarde entrenando con los soldados, estaba enseñándoles cada una de las técnicas aprendidas, sin saber que a lo lejos era observado por su padre y maestro.

- ¿De verdad jamás le enseñaste ninguna de esas técnicas, Moy?

- Así es, amigo, yo no le enseñé nada de eso a tu hijo. Estos años hemos practicado lo normal y esmerado en el ejercicio físico, pero técnicas de esa categoría, no había visto jamás.

- Entonces, ¿quién se las enseñó? – preguntó preocupado.

- Link dice que las aprendió en un sueño, que siempre ha sido así desde los diez años, y ahora que ya tiene diecisiete sigue diciendo lo mismo. Parece que no ha superado esa etapa de su niñez. – respondió en tono burlón

El duque se puso pálido ante aquel comentario de su amigo, pues él sabía perfectamente que el aprendizaje de su hijo provenía de nada más y nada menos que su propia inconsciencia.

...

Al llegar la noche, el duque tuvo una seria conversación con el príncipe sobre su magistral manejo de la espada.

- Te he dicho hasta el cansancio que todo ha sido por medio de un sueño, un maestro se ha dedicado a enseñarme todo lo relacionado a...

- Mira, si no quieres decírmelo está bien, pero no por eso me vas a mentir con lo de siempre. Esa etapa infantil ya debió ser superada hace mucho.

- Ni tú, ni mamá, ni Moy me creen. No entiendo por qué actúan así.

- Precisamente, Moy y yo te observamos esta tarde entrenando con los soldados y hablamos de ese tema. Tanto él como yo queremos que nos indiques como aprendiste tanto.

- Ya les dije la verdad, es todo lo que les puedo decir. – respondió hostigado.

- Bueno, si deseas seguirlo negando respeto tu discreción.

El duque se retiró dejando a su hijo frustrado porque no creían en sus palabras, pero lo que el joven no sabía, es que su padre simplemente tenía la necesidad de evadir el asunto.

El príncipe se retiró a su cuarto y se dispuso a dormir, sin saber que esa noche volvería a encontrarse con su enmascarado maestro.

(***)

- Veo que tu padre no te cree acerca de tu aprendizaje.

- No... no me cree en lo absoluto. – dijo apenado.

- No te preocupes por eso, al parecer nuestro destino es no ser entendidos en muchas cosas.

- ¿A qué te refieres? – pregunté extrañado.

- Yo me entiendo... por cierto, veo que sigues saliendo a defender a tu pueblo cubierto por dicha capucha como te lo sugerí.

- Sabes que desde hace dos años hago lo mismo. No puedo dormir tranquilo sabiendo que mi reino puede estar sufriendo algún percance.

- Haces muy bien, y lo mejor de todo es que las técnicas que te he enseñado te han servido mucho.

- Así es, gracias a ti he aprendido demasiado en estos años. Te lo agradezco enormemente.

- No agradezcas nada, solo quise hacer por ti lo que alguna vez mi mentor hizo por mí... más adelante todo eso te servirá para lo que se avecina.

- ¿En serio? ¿Qué se avecina?

- Ya te enterarás con el tiempo... Y lamento decirte que hoy será nuestro último encuentro. Debo irme definitivamente.

- ¿Qué? ¿Pero por qué? – pregunté entristecido.

- Porque ya cumplí mi misión contigo, pero no por eso me alejaré de ti, pues recuerda que tú y yo somos una sola alma.

- Entiendo... una vez más agradezco todo lo valioso que me enseñaste. Jamás lo olvidaré. – dije sonriendo.

Le doy un caluroso abrazo por la despedida, cosa que él correspondió de la misma forma, luego me dispuse a retirarme, viendo como poco a poco, mi apreciado maestro se desvanece ante mis ojos con una cálida sonrisa... y una vez que desapareció por completo, escucho un fuerte aullido de lobo a la distancia...

(***)

Una vez que el príncipe despertó, lo hizo con un semblante entristecido al saber que el aprendizaje junto a su maestro había llegado a su fin... sin embargo, sintió algo extraño en una de sus manos.

Al poner la vista en su mano derecha, pudo ver que en ella estaba el antifaz que portaba su maestro. En ese momento se dio cuenta de que lo que vivió fue algo más que un simple sueño, algo muy real que lo marcaría por el resto de su vida...

*.*.*.*.*

La princesa estaba sorprendida al escuchar la extensa historia de su esposo y al mismo tiempo, maravillada al haber descubierto el origen de su peculiar alter ego.

- ¿Así que todas las técnicas que aprendiste lo hiciste por medio de un sueño real? Y aparte de eso, el origen de ese antifaz viene del mismo.

- Así es, cuando vi el antifaz en mis manos, me di cuenta de que todo eso lo había vivido realmente, a pesar de que ni Moy ni mis padres me creyeron. Espero que tú tampoco pienses que estoy loco. – dijo avergonzado.

- Claro que no, creo firmemente en lo que me has relatado, recuerda que soy una hechicera y puedo ver y creer más allá de lo visible. – lo animó de forma tierna.

- Gracias.

El príncipe se acercó a su esposa para darle un tierno beso, se sentía feliz de saber que su amada era la única persona que creía en su historia.

- Por lo que me contaste, veo que tu maestro era muy estricto contigo.

- ¡Sí que lo era, incluso era más firme que Moy! Había veces que me levantaba con insoportables dolores de cuerpo por tantas horas de ejercicio, y eso sin olvidar los gritos desaforados que me lanzaba cuando me cansaba o me olvidaba lo que me había enseñado la clase anterior. – recordó con cierto humor.

- Qué interesante, pero al menos esa estrictez solo la reservaba para los entrenamientos, pues por lo que me has contado era muy cálido contigo.

- Bueno, sí, aunque...

- ¿Aunque? – preguntó curiosa.

- Pasó algo realmente extraño cuando tenía quince años, un comentario que dije que lo puso verdaderamente histérico.

*.*.*.*.*

(***)

Me encuentro finalizando uno de mis entrenamientos habituales. Ha pasado poco tiempo desde que cumplí quince años.

Luego de haber terminado nuestra tarea, nos disponemos a charlar un poco sobre cosas que creí que eran "triviales".

- Veo que tu padre te arma escándalos por lo que te escapas en las noches a defender la ciudadela. – dijo en tono burlón.

- Sí, no hay día que no me reproche lo mismo, por más que le digo que con esta capucha nadie me ve, sigue diciendo que no debería salir.

- Es normal, solo quiere protegerte.

- Lo sé, pero siempre actúa extraño conmigo. O sea, es muy buen padre y siempre me apoya, pero al parecer no me tiene mucha confianza, pues siento que me guarda muchos secretos.

- Sus razones tendrá, es mejor que le restes importancia a eso.

- Veo que muchas veces has defendido y justificado algunas cosas sobre mi padre. ¿Tuviste hijos en tu vida pasada?

- Es posible... – respondió muy sonriente y ensimismado.

- ¿Y por qué no me lo has contado antes? – pregunté sorprendido.

- Porque no lo creí necesario. – me dijo en tono calmado, parecía no querer entrar en detalles, así que mejor no insistí. Guarda demasiados misterios.

Nos quedamos en silencio varios minutos, hasta que me decido contarle sobre un acontecimiento personal.

- Lo que me tiene contento es que este fin de semana tendré una fiesta en la mansión del Ministro de Educación, su hijo es buen amigo mío, y lo mejor de todo eso es que él me prometió presentarme a unas cuantas chicas. Espero tener suerte y poder conocer a una que sea muy...

En ese momento, mi maestro me agarra de los hombros violentamente y empieza a zarandearme como si fuera un muñeco.

- ¡No te atrevas, ni se te ocurra tratar de galantear con alguna de ellas! – gritó furioso.

- ¡Tranquilízate! ¿Qué te ocurre? Soy joven y sé que muchas chicas gustan de mí. ¿Qué tiene de malo querer galantear con alguna?

- ¡Debes conservarte para la que será tu futura esposa!

- ¡Hablas igual que mis padres! ¡Me dicen exactamente lo mismo y por culpa de esas exigencias no he podido dar mi primer beso! ¡Todos mis amigos se me burlan por ser el único "niñito" que no ha besado! – contesté indignado.

- ¡Pues te aguantas! ¡Tú debes pertenecer a una sola mujer, a una muy especial! ¡No vas a hacerme quedar mal ante ella!

- ¿Qué dijiste? ¿Ante quién te voy a hacer quedar mal? ¡Respóndeme! – pregunté sorprendido ante lo que me dijo.

Mi maestro solo se queda callado, con la cara tan roja que ni su mismo antifaz pudo ocultar.

- No me hagas caso... – dijo en voz baja.

- Pero...

- ¡Haz lo que te digo! ¡No te acerques a ninguna mujer! ¡Si lo haces no volveré a entrenar contigo! ¿Entendiste? – dijo amenazante.

- ¡Ya, está bien! ¡No lo haré! – respondí frustrado.

- Así me gusta... y así debe ser siempre hasta que conozcas a tu futura esposa. Ahora si me retiro, hasta la próxima. – dijo arrogante.

(***)

*.*.*.*.*

Zelda rio a carcajadas ante la historia que le contó su avergonzado esposo.

- Sin duda tu maestro me cae muy bien. Me alegro de que haya impedido que te conviertas en un mujeriego. – respondió pícaramente.

- Fueron tonterías de chiquillos, era muy inmaduro, pero ahora le agradezco tanto que me haya impedido galantear con alguna otra mujer, porque gracias a eso he podido vivir por primera vez experiencias tan maravillosas a tu lado. – dijo ruborizado.

- Veo que inconscientemente nos esperamos el uno al otro desde siempre. – dijo sonrojada.

- Ahora me doy cuenta de que nuestros padres hicieron lo mejor al casarnos. Soy inmensamente feliz a tu lado, Zelda, además me alegro de que hayas derribado esa seriedad y distancia que tenías conmigo... aunque debo admitir que ese misterio que irradias es una de las cosas que más me atraen de ti.

- Siento haber sido fría en algunas situaciones. Yo también soy muy feliz contigo y agradezco tanto que hayas compartido conmigo cosas tan íntimas de tu vida.

- No agradezcas, deseo que sepas todo de mí y yo de ti...

El joven acarició delicadamente el rostro de su amada y acto seguido le dio un tierno beso en los labios. Ella correspondió gustosa ante aquel dulce gesto. Luego de eso se dedicaron a seguir desayunando mientras se lanzaban amorosas miradas el uno al otro.

...

Comentarios finales:

Empezaré dando algunas explicaciones sobre los sueños que la pareja ha tenido a lo largo de este relato:

- La primera vez que Zelda se soñó a sí misma volando encima de aquella ave, simbolizaba el inicio en su nueva etapa como esposa de Link. Como saben, el juego que tiene que ver con ese sueño, es el primero de la cronología, y por eso hice que la princesa tenga esa visión, y con mucha más razón, si al despertar lo primero que sintió fue los brazos de su esposo abrazándola de esa forma por primera vez.

- El segundo sueño que se relató aquí fue cuando Link escuchó aquella riña entre la princesa y su padre, para posteriormente terminar en tragedia. Relacioné ese sueño con la angustia que el príncipe sentía en ese momento, pues como recordarán, antes de que se durmiera, había tenido una fuerte discusión con su esposa, donde creía que la había perdido para siempre, de la misma manera en la que en su sueño perdió algo valioso.

- Y por último, el sueño de la princesa relatado en este capítulo. Ella se soñó a sí misma siendo coronada como reina. En ese momento las barreras que le impedían manejar su propia vida fueron desvanecidas, y por esa razón fue capaz de defender con vehemencia la unión con el amor de su vida. Así como en el sueño acabó con las cosas que la aquejaban, en su vida actual pasó exactamente lo mismo, pues derribó sus propias barreras y aceptó el amor que sentía hacia su esposo, impidiendo que el miedo la bloquee. Simboliza el inicio otra nueva etapa.

Espero haber sido clara con la explicación de estos sueños, cuyo objetivo mío ha sido enlazarlos a las vivencias diarias de los personajes, sabiendo ustedes y yo perfectamente que esas visiones son mucho más que simples alucinaciones.

Más adelante pienso poner más sueños de este tipo en la pareja, pero la diferencia es que estos van a estar muy relacionados con sus verdaderos destinos.

Una vez más agradezco a todas las personas que dejaron comentarios en el anterior capítulo. Me alegro de que la forma apasionada como relaté los hechos haya sido de su agrado. A partir de aquí pienso poner varias escenas románticas e intensas entre la pareja, espero eso también tenga buena acogida.

Nos vemos ^^

Okumaya devam et

Bunları da Beğeneceksin

7.6K 342 7
Sunset y Flash llevan casados 6 años,pero el tiempo pasa y las relaciones se van agotando,todo sucede a costa de discusiones y golpes,y los que más s...
25.4K 1.1K 16
La vida de Jeff, Jane, E. Jack, Nina, Ben, los proxies, Ann, Liu y Clock es normal, ellos son creepypastas o asesinos que en la noche salen a cazar...
193K 10.1K 77
En esta historia nos ubicamos al finalizar el torneo del poder, en donde el Universo 7 saldría victorioso, y como deseo se pediría la restauración de...
62.8K 5.2K 17
Armin cada dia visita a Annie por 2 años hasta que en una inesperada mañana se la encuentra en la legion pero un dia antes de ello se habia confesado...