Escocia siempre me pareció un lugar hermoso, con sus paisajes de verde infinito y cielos grises.
En lo del clima no era muy diferente a Londres.
Venir había sido una buena decisión. El lugar se sentía como el escape perfecto de todo lo que había pasado y luchaba por olvidar. Era una pena que no pudiera. No podía olvidar la sensación de los labios de James sobre los míos o la forma en que sus fuertes brazos me elevaron y sostuvieron; o la forma en que su cuerpo y el mío se habían presionado uno contra el otro. Aquella sensación me atormentaba dormida y despierta, aquella ausencia de calor que era un permanente recordatorio de lo que había sido estar cerca del sol.
Estaba siendo ridícula.
Llevaba días repitiendo lo y tampoco dejaba de hacerlo.
-se lo importante que es la pintura para la nueva colección barroca que el museo pretende abrir- dijo el simpático hombre de unos 35 que era el dueño del castillo al norte de Escocia y que tenía en su poder la pintura del paisaje escosés y ese mismo castillo plasmada en colores pasteles y luminosos azules.
Le sonreí -por supuesto que lo sabe. No me hubieran mandado hasta aquí si fuera solo otra pi tira bonita-
El río, su cabello rojo como el fuego de una fogata, vivo y ardiente, destello con la luz coloreada por los vitrales sobre nosotros.
-hace unos minutos hablé con Gerard-
Lo mire con las cejas levantadas, sorprendida
-la pintura es suya. Una donación- se acercó, a mi lado, y contempló el cuadro -Aqui nadie la admirara y solo... Bueno, dirá que recoge polvo pero pago muy bien al mantenimiento y a las amas de llave para que no sea así - me sonrió -pero creo que entiende a lo que me refiero-
-lo entiendo-
-solo tenía una condición-
Eso no me gustó tanto
-tendremos una cena con varias personas relevantes en el área. Muchos de ellos envidiarán este cuadro por mucho tiempo, así que mi madre planeo toda la cosa-
-como... Una cena de despedida?- pregunte, desconcertada -para un cuadro-
-las personas como mi madre solo quieren una excusa para una cena y presumir cosas nuevas- yo solo dije que si-
Asentí
-me gustaría que vinieras. Gerard dijo que serías la encargada de restaurarlo-
Asentí de nuevo, porque honestamente, no sabía que más hacer
-seria bueno que compartieras un poco de la historia que conoscas del pintura o de la pintura en si misma- el sacudió la cabeza -no sabemos nada más que era parte de esta cosa cuando la compramos.
Cuando explicó sus motivos por fin pude respirar con tranquilidad y entonces entendí que tenía miedo de que esto fuera una treta para invitarme a salir o algo. Me sentí estúpida y un poco egocéntrica cuando note que no.
-me encantaria- le dije -aunque me temo que yo tampoco se mucho de la pintura aun-
-lo que sepas será suficiente- asintió -hay un auto esperando afuera para llevarla al hotel y la recogerá para la cena- tomo mi mano y beso el dorso -a los 8, Emma-
-Gracias, Aaron-
No James.
Había estado 5 días libre de James y su encanto. Necesitaba maquinar un plan para que los días invicta durarán más.
Mi madre estaba en Francia y había reportes de un tipo más joven pretendiendo a la más letal de los Bärh.
Eso había escuchado una vez...
Ella no es como tú, ella mata lento. Ella es veneno. Puede sonreír miéntras te ve morir lentamente.
Si tú eras un hombre de luchar en batalla, al frente del pelotón. Tu esposa es la que máquina y asesina en silencio. A traición.
Me dejó mareada el repentino flashback, no recordaba quien lo había dicho pero si recordaba la expresión plana de mi padre. Él no había defendido a mamá y creo que supe porque, porque yo tampoco lo hice. Mis pensamientos se quedaron en silencio con esas palabras así que no pude culpar a papá por solo guardar silencio.
Ahora sabía que era una metáfora a la forma en la que mamá mantenía la compañía como la mejor. Aplastando la competencia, una a una, en silencio, sin avisos.
Me puse las perlas que mi padre me había dado, o mandado, una vez para mi cumpleaños y tome mi cartera.
No pensaría en esas cosas, ese no era mi mundo. Ya no más, ahora para lo único que me codeaba con gente rica y desalmada era recatar un cuadro de una galería personal.
El viaje fue tranquilo, con una lluvia torrencial que no me dejaba escuchar mis propios pensamientos mié tras las gotas chocaban contra el techo del auto.
Anderson estaba justo detrás, era la primera vez que lo podía detectar y creo que solo era por la densidad de la cortina de agua que caía entre su auto y este. Apenas si veíamos un par de metros más allá del capo del auto.
Pero por primera vez en los últimos 5 días me sentía bien, en paz.
Así que llegar, a pesar de que nos tomo casi dos horas, fue un abrupto fin para mi estado de serenidad
-me alegra que pudieras llegar, Emma- Aarón sonrió radiante mientras me guiaba entre las enormes puestas a un salía con un enorme candelabro de cristal en el centro y pisos de mármol brillantes.
No respondí, extasiada con el arte de aquella obra arquitectónica de ventanales altos y techos altos.
En este salón podrían caber al menos más de 500 personas pero no éramos más de 100 en ese momento.
-me alegro que te guste- Aarón me ofreció su brazo y acepte -fue por esto que lo compre- lo mire, dudosa -bueno, me atrapaste. Fue por la tierra pero este fue un enorme bonus-
Seguí mirando alrededor, encantada con todo el aire a cuento de hadas, sintiéndome como dentro de uno con mi estúpido vestido largo color Borgoña de cuello alto y espalda descubierta. Me sentí casi, casi, como una princesa.
Si, infantil. Lo sé, pero no podía evitarlo.
Todo en este lugar hablaba de arte, de la magnificencia de otros tiempo, de la galantería y extravagancia de otra época.
Así que, si. Me sentía como una maldita princesa.
No sabían mucho de la historia del lugar su familia había comprado el castillo, o él en realidad, como un forma de inversión.
La propiedad se había vendido barata ya que el dueño original la había descuidado.
Lo que Aarón había pagado por ella, si decidiera vender, sería solo la guinda del pastel.
Perteneció a una familia aristocrática, un duque, con más exactitud, cuyo descendiente actual había despilfarrado la fortuna amasada a través de generaciones solo en un par de años.
Eso era todo.
Aarón me presento con varias familias que residían en Escocia, influyentes en el reino unido, como la familia que un conservaba el título de nobleza y tenía una destilería de whisky. Uno de los mejores.
-Disculpa la acomodación- Aarón se disculpó cuando me dejó en la mesa. Una central rodeada de otras más pequeñas con diversos invitados. Había una pequeña tarima casi en el centro con una banda tocando música que supuse era autóctona del lugar, porque no me era familiar.
Al principio no entendí hasta que lo ví.
No era un secreto para nadie que mi madre y yo teníamos una relación tensa.
Así que cuando llegó, entrando con el Garbo de una reina con un vestido asesino, con una abertura en el muslo...no me sorprendió. Lo que si lo hizo fue verla del brazo de James.
Eso sí me dejó sin habla, aún peor. Sintiéndome enferma.
No recuerdo la conversación, no recuerdo mucho de nada después de verlos juntos, después de verlos como los demás lo hacían. Cómo marido y mujer.
Mi madre andaba orgullosa exhibiendo su trofeo.
James había sido uno de los solteros más codiciados. Tenerlo atado y de su brazo era mejor que una medalla a la mujer del año.
-Emma-
-si?- mantuve la postura. Era lo que debía hacer.
-la historia, de la pintura- Aarón me miró con entendimiento -que sabes hasta ahora?- me concentre en él, su madre y los demás, mirando, sin mirar a mi madre y a... Él.
-no sabemos mucho aun- dije después de mi bocado -es antigua. Data de al menos hace más de 100 años- explique -él artista aún es un misterio pero tenemos un par de ideas. Lo más probable es que fuera un encargo para los señores de este castillo- continue -muy común en la época-
Aarón asintió complacido, al igual que su madre. Hubieron otras preguntas que también respondí, solo que no fui consciente de ello.
Podía sentir a James mirandome, pero lo ignore y me concentre en mantener mi rostro impasible
-si, bueno. Al menos triunfa en lo que decidió hacer- la voz ácida de mi madre casi me hace flaquear
-pues es muy buena en eso concuerdo- Aarón no pareció agusto con su comentario -yo compre uno de sus cuadros. Es una obra exquisita que todo visitante me envidia-
Mi madre sonrió con suavidad y solo la cantidad suficiente de desdén.
-concuerdo- la voz de James, esa voz que lograba aplicar mis hormonas ahora solo me daban ganas de correr -poseo el resto. Me ganaste ese, pero no ocurrirá de nuevo- su risa fue relajada y casual, contando con el apoyo de los demás. Qué habían admirado una de las pinturas en lobby del hotel de lujo en Londres
No sentí sorpresa
Bueno, si. Pero no me moleste mucho en eso.
Verlos juntos, eso era lo único que veía cuando lo veía.
A él y a ella.
A mi madre.
En cuanto pude. Hui
-gracias- Aaron, por la pintura y por una encantadora cena-
-lo de la pintura, te creo. No lo de la cena- él se rió -ten un buen viaje de regreso-
Sonreí, con lo último que me quedaba y me marché
-esta bien, señorita?- Anderson se veía seriamente enojado y preocupado -Debido saberlo, pero... Su madres es... Impredecible.
-no es tu culpa- le dije -solo quiero irme-
-tengo el auto esperando-
Me guío hasta el, la lluvia había menguado y los caminos estaban lodozos pero despejados.
-Emma-
Cerré los ojos
-vuelve, James- no me gire para mirarlo -tu lugar es allá-
No dijo nada y seguí caminando, cuando do estaba apunto de entrar al auto lo escuché
-lo siento-
Era un lamento desesperado
-yo tambien- fue mi susurro.