Tal y como lo había predicho, al día siguiente de haberle dicho a mi madre sobre nuestro compromiso, lloró. Pero lloró demasiado por la felicidad. Me abrazó a mí y a Hoseok a la vez, mientras no dejaba de repetir una y otra vez entre llantos que estaba muy feliz, que nos deseaba lo mejor para ambos. Se puso como loca, ella misma se ofreció a organizarnos la boda, que los centros de mesa, que los trajes, que las invitaciones, que la comida y nos preguntó si haríamos una especie de fiesta a lo occidental donde bailaremos y comeremos como locos. Todo esto cuando apenas Hoseok me había pedido la mano y ni siquiera habíamos pensado una fecha exacta. Podría ser dentro de un año así como dentro de cinco, o más. Incluso mi madre nos había recomendado casarnos en la época donde las flores de cerezo crecen solamente porque era más bonito y más romántico.
A mi comprometido sin dudas le causó mucha gracia la reacción de mi madre, lo alterada que estuvo después de pasarse treinta minutos llorando porque su hijo al fin iba a casarse con el chico que tanto amaba.
Con Shin Hoseok habíamos pasado por varias cosas, tanto buenas como malas. El habernos conocido no sabría decirte si fue bueno o malo, teniendo en cuenta del por qué mi novio se adentró en mi casa. Luego, nuestro primer beso fue durante las fiestas, que estaba mucho más solo que un cactus en mitad del desierto pero él llegó a acompañarme durante la noche, por lo menos hasta que mis padres llegaran. Dato curioso, es que nos comprometimos exactamente en la misma fecha que nuestro primer beso juntos. Hoseok lo había venido simplemente porque en su casa la pasaba mal. Demasiado mal. Habíamos jugado durante mucho tiempo a escondidas, entre beso y beso que nos dábamos sin ser nada, más me lastimaba y me ilusionaba. Hasta que, finalmente, fuimos pareja. Pero no es que él entró a mi casa diciendo "Hyungwon, ¿quieres ser mi novio?" con rosas en las manos. No. En lugar de flores entre las manos eran lágrimas en los ojos. Y en lugar de preguntarlo, lo soltó como si estuviera forzado a eso, ya que yo era muy insistente con respecto a ése tema, de que él sea mío totalmente. Todo parecía perfecto desde mi punto de vista, pero pronto me di cuenta de que las cosas así no eran. Más que nada porque Hoseok estaba totalmente preocupado con que aquel hombre podía llegar a hacerme. Era el peor miedo de mi pareja. Nos mudamos juntos, etcétera, etcétera. Hasta ahí todo bien, pero los celos no tardaron en aparecer por Jisoo. No debía enojarme con ella, era realmente buena chica. A día de hoy me sigo arrepintiendo de eso. Hoseok comenzó a ausentarse en casa y luego se desmayó. Más tarde terminamos con nuestra relación por el miedo que sentía mi pareja. Meses después volvimos y las cosas comenzaron a salir un poquito mejor hasta que pasó lo de la noche en que nos comprometimos.
Pasamos por varios altos y bajos, y si no he llegado a contarlos es porque hay muchos que no recuerdo muy bien, o también porque no son para nada relevantes. Como aquella noche que se despertó llorando y gritando, lo abracé y no me despegué de él durante toda la noche. O la vez en la que estábamos a punto de discutir por primera vez, pero él sencillamente dejó la conversación a la mitad. O cuando llegó a casa tapado de maquillaje por los moretones que tenía en el rostro para no preocuparme. Hizo una sonrisa tan grande, tan hermosa, tan fingida. Era una sonrisa apagada, pero sin embargo no dejaba de perder su hermoso brillo.
En fin, un sin fin de cosas.
Hoseok me tenía con una venda cubriendo mi visión de todo lo malo que ocultaba, haciendo que yo tenga una visión de que todo era perfecto y hermoso, así era como él quería hacerme creer que eran las cosas. Tenía sus buenas intensiones, claro. Pero no podía hacerme creer aquellas cosas, más que nada porque nada en ésta vida luce perfecto. Y no hay nada más imperfecto que aquello que sí lo es.
Ahora que lo pienso, lo más importante de nuestra relación pasó en muy poco tiempo, pero en aquel entonces sentí que tardó una eternidad en que pasara lo que tuvo que pasar. Y me hace dar cuenta de que en esos casi seis años de habernos conocido fueron como si hubieran pasado en un parpadeo.
Como sea, ahora estamos hablando del día después del cumpleaños de Hoseok. Nuevamente estábamos viviendo juntos a pedido de mi madre:
— ¿Qué es eso de que no quieres ir porque no me quieres dejar sola?—me preguntó fingiendo estar enojada, pues la sonrisa que tenía en su rostro no parecía mostrar eso.— ¡Por dios, Hyungwon! Están comprometidos, cielo, deben estar juntos otra vez.
—Entonces que venga él a vivir aquí.
—No quiero que tengan a una mujer viuda en el medio, vivan sus vidas cariño. Vamos a preparar las cajas con tu ropa para la mudanza.—fue lo último que dijo.
Así que estábamos nuevamente en el departamento donde vivía antes. Ya hacía un mes que había vuelto a vivir con él. Hoseok se encontraba haciendo la cena mientras yo lavaba las cosas que usaba, todo demasiado tranquilo y silencioso. Los chicos vendrían a cenar, por lo tanto nosotros debíamos preparar la cena antes de que ellos llegue debido a que sino todo sería un total desastre. Entre Kihyun que nos da consejos de la cocina, Changkyun y Jooheon q crean una especie de alianza para comer lo que preparamos antes de que esté listo en silencio, Minhyuk que se da cuenta y los delata, y Hyunwoo que observa toda la escena desde lejos.
—Hoseok.—llamé haciendo que él volteara, mientras vertía con cuidado las verduras recién cortadas dentro de la sartén para saltearlas.— ¿Tú... te sientes cómodo haciendo esto?
Por alguna extraña razón, sentía que mi pareja tenía algo de inquietud. No sé por qué, pero cierto sentimiento junto con la preocupación estaban reflejadas por sus ojos. No quería que él haya hecho esto por mí, comprometiéndose sabiendo que él siente miedo por el matrimonio. Quizás no era eso lo que hacía que Hoseok se sintiera de aquella manera, a lo mejor era otra coa, pero quería asegurarme.
Sabía que aún tenía problemas con su padre. Por ejemplo, antes de ayer llegó llorando porque ése hombre lo amenazó conmigo, de matarme. Me costó mucho tranquilizarlo, pero pude hacerlo. Le dije que lo denunciara, hasta que él dijo que es por eso que tiene tantos líos con él: porque su padre quiere asegurarse de que no lo hiciera. ¿Y si lo hacía yo? No era mala idea. O tal vez sí, Hoseok dice que esto es asunto de él y prefiere encargarse solo, sin involucrarme a mí.
— ¿Haciendo qué?
—Ya sabes... todo lo que estás haciendo.—respondí. Mi novio dejó la tabla y el cuchillo de cocina a un lado, para tomar mis caderas y besarme.
—No debes preocuparte, cariño.—susurró entre mis labios.
Sí. Sí que debía hacerlo. Porque ahora no sé qué fue lo que pasó con él y estoy totalmente seguro que tiene mucho que ver con su padre. Y eso hace que me preocupe demasiado.
Los chicos habían llegado a cenar. No fue la gran cosa, más bien lo mismo de siempre. Discusiones absurdas por aquí, charlas serias o sin sentido por allá, parejas besuqueándose por todas partes mientras Hyunwoo mira su celular porque es el único que está solo, y peleas por las películas que podemos ver.
— ¡De terror ni hablar!—exclamó Jooheon quitándole el CD de la mano a Minhyuk.— ¡Todo menos de terror!
—Entonces para ti tendremos que poner una película para niños.—comentó su novio burlándose de él. Jooheon lo fulminó con sus pequeños ojos. Si las miradas mataran, Changkyun ya habría muerto incontables de veces.
—Sigues así y te quedas en abstinencia.
—El que está en abstinencia aquí eres tú, así que cierra el pico.—le replicó el menor. La única respuesta de Lee fue un gesto de burla, ganándose un golpe por parte de Changkyun.
Los chicos se habían ido a las tres y media de la mañana, por lo que cuando la puerta fue cerrada totalmente, Hoseok y yo fuimos corriendo a nuestra cama a dormir. Estábamos muertos, ansiábamos estar acostados juntos y dormir dos siglos. Estar con nuestros amigos totalmente ruidosos y atolondrados como niños pequeños era muy agotador.
Nos acostamos debajo de las mantas, como siempre. Cubriéndonos hasta el cuello debido al frío de la noche. Mi novio envolvió sus brazos en mi cintura, aferrándome a su cuerpo como si fuera un oso de peluche. Su oso de peluche.
—La próxima vez voy a sacarlos a patadas del departamento si se quedan a más de las doce de la noche.—dijo chocando su respiración contra mi cuello.
—Debiste habérmelo dicho antes.—respondí.
Cuando terminé de hablar, el ambiente se tornó totalmente silencioso y tranquilo, con solo el ruido de los autos de la calle que iban y venían oyéndose de fondo, y las luces de afuera que entraban por los pequeños huecos de las persianas. Sentía la tranquila respiración de Hoseok chocar contra mi piel, de forma lenta y calmada. Yo seguía despierto, pese a que mi cuerpo exigía que cerrara los ojos y dormir. Me di la vuelta como pude para quedar cara a cara con mi pareja, que dormía tan plácidamente. Junté nuestros labios en un tierno y corto beso, acurrucándome luego en contra su pecho.
—Te amo, bebé.—oí que susurró Hoseok.
—También te amo.—respondí cerrando los ojos para finalmente dormirme.
Cosas como estas, tan tranquilas y sencillas son las que más me gustan contar. Momentos tan poco importantes pero que son demasiado felices para mí. Repito cada uno de estos recuerdos como si fueran una especie de carta cuando solo estoy hablando con mi propia mente, haciéndome recordar a mí mismo lo feliz que era a su lado. Y quizás haciendo que me odie por haberlo dejado ir de tal forma.
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Mi amiga aún no sabe qué escribir en Shine Forever, por lo que esa es la razón por la que nos estamos tardando en actualizarla :v