La envidiaba...
Pero no era una envidia mala, si así se puede llamar...
Tal vez ni si quiera era envidia sino admiración...
Era una mujer grandiosa, bueno ahora que la veo luego de seis años, lo sigue siendo...
El amuerzo continuaba y Elizabeth no paraba de hablar de su estadía en ese país extranjero durante seis años y de sus estudios.
-Si, es un país grandioso, tanto su cultura, su geografía, su arquitectura, y obviamente su educación -expresó entusiasmada.
-Fántastico hija, por lo que cuentas es un gran país, y claro a nivel de educación es uno de los mejores.
-Qué afortunados somos de tener dos hijas tan inteligentes, no te parece cariño -dijo muy contenta.
-Así es mi amor, pero dime Eli, ya que has regresado, será lo mejor que busques un buen trabajo lo más rápido posible.
-Si, tranquilo papá, aunque ya tengo algunas ofertas muy buenas, había pensado en solicitar trabajo en la Universidad de Regy, -me regresó a ver- que te parece hermanita -me miró feliz.
-Espera Elizabeth -apresuré- es un poco difícil obtener una plaza de trabajo en la Universidad.
-Yo lo sé, pero no creo que con mis estudios me lo nieguen -era seguro que la contratarían, pues tiene buenos estudios, tiene su título de tercer nivel y uno de cuarto nivel, de hecho acabó los dos en seis años, además es un caso muy similar al de la profesora Coet, ella también la escogieron por sus estudios en el extranjero.
-¿Estás segura Eli? -cuestionó mi padre- digo, después de estudiar tanto en otro país, no creo que quieras quedarte de profesora.
-¿Y si así lo quiero? ¿Tienes algún problema con ello?
-Sí -alzó la voz un poco- como pueder ser posible que con tu capacidad quieras ser una simple maestra de Universidad.
-¿Ah?... Acaso estás haciendo de menos a los maestros...
-No empiecen una pelea se los pido a los dos -mi madre entercedía- estamos en un buen momento y no dejemos que se acabe, por favor.
-¡Pero no escuchas lo que dice mi papá! -estaba un poco exaltada- saben qué, mejor me voy a dar una vuelta que ya me empiezo a sofocar -se levantó con su almuerzo a medio comer- y para tu información padre, los mejores científicos del mundo han sido maestros.
-Espera Elizabeth es una falta de respeto lo que estás haciendo, acaba al menos de almorzar para que te levantes.
-Tch, tú empezaste. ¿Regy vienes conmigo? -me dijo.
-Pero aun no acabo de almorzar Elizabeth, no puedo levantarme de la mesa -al ver mi expresión y mi firmeza, se calmó un poco.
-Entonces te espero fuera, hasta mientras voy a fumar un cigarro.
-No me digas que fumas mi amor -dijo mi madre preocupada.
-Hay mamá, tranquila que solo lo hago de vez en cuando, además ya estoy lo suficientemente grande como para que me digas qué hacer, nos vemos más tarde -salió de la habitación.
-Esa chica sigue igual, no ha cambiado.
-Bueno pero es nuestra hija, así ha sido desde pequeña.
-Contrasta mucho con el comportamiento de Regina.
-Si, pero tranquilo cariño, ya se le pasará el enojo y después podremos hablar tranquilamente -intercedía mi madre.
Acabé de inmediato mi almuerzo, agradecí y fui a fuera con mi hermana, que no era lo que yo quería, pero dada su petición.
-Al fin sales Regy... -apagó su cigarrillo.
-¿Y entonces a dónde quieres ir?
-No se, solo no quiero estar allí adentro.
-Ya no eres una niña para que te comportes así -expresé molesta.
-Tal vez tengas razón -empezamos a caminar por la calle- pero no quiero que me digan lo que tengo que hacer, es mi vida y yo sabré lo que es mejor para mi -dejó de hablar por un momento- ...Pero si te tengo que pedir disculpas porque gracias a que yo he sido así de "rebelde" -hizo comillas con sus dedos- a ti te criaron de una manera más estricta y eso ha hecho que te vuelvas tan fría, seria y calculadora... Así que discúlpame hermanita -se veía sinceridad en su rostro.
-"Fría, seria y calculadora"... ¿Tú también piensas que soy así?
-No pienso Regy, lo eres... Y la verdad quisiera ayudarte a que cambies al menos un poco... Esa es una de las razones por las cuales regresé, ayudar a mi pequeña hermanita -con sus manos me tomó de los cachetes.
-Elizabeth ¡No hagas eso!, ya estamos muy grandes para ese tipo de cosas, ¿no te lo había dicho ya?
-Nunca estaremos los suficientemente grandes, eres mi hermana y nuestro lazo es muy fuerte, ¿no te lo había dicho ya? -retomamos camino- además no se te permitío tener una buena infancia, siempre estuviste ocupado con extracurriculares ¿no es cierto?
-Sí, tienes razón, pero no ha sido tiempo desperdiciado.
--Incluso en este punto aún debes hacer actividades fuera de la Universidad...
-Sí, de hecho a las dos de la tarde tenía clase, pero no fui porque me sentía mal.
-¿Y mamá no te dijo nada?
-No, se portó muy comprensiva... Tal vez por tu llegada... Igual no he faltado nunca, así que no hay problema.
-Como digas Regy -empezaba a recordar porqué la amaba tanto, era así conmigo, tan dulce, tan tierna, me sentía protegida con ella, me sentía feliz... Me siento feliz de que haya regresado.
-Me siento feliz de que hayas vuelto -lo dije sin pensar.
-¿Qué dices Regy?, estás feliz de verme... -se dibujó una sonrisa en su boca- Eso es muy extraño en tí... Pero qué bueno -me sonrojé de nuevo- ven dame un fuerte abrazo -se abalazó para abrazarme y no lo pude evitar.
-¡Elizabeth!
...
-Qué buen ejercicio es caminar... Es tan relajante y desestresante -hizo ejercicios de estiramiento- bueno ahora si volvamos.
-Está bien...
Retornamos, ya con los ánimos más calmados, al entrar a casa ya no estaban nuestro padres en el comedor, así que Elizabeth subió a su habitación a dejar sus cosas y a descansar por el viaje.
Yo seguía pensando en muchas cosas, y mi hermana aseveraba que mi comportamiento no era el mejor, aún tenía mucho qué pensar, tenía que descubrir qué sentía por John, y qué era lo que quería de mi vida, me lo tenía que replantear todo.
(Continúa en el siguiente capítulo)
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