NOVA

Da lnavello

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En un futuro cercano, la superpoblación amenaza con arruinar la economía mundial. En respuesta, los gobiernos... Altro

Parte 1 - TIERRA
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Parte 2 - NOVA: Día
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Parte 3 - NOVA: Noche
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56

Capítulo 47

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Da lnavello

Nadine nunca había cambiado de opinión tantas veces como lo hizo de camino a dónde Brian y varias personas armaban una enorme estructura hecha de cañas. No se había preocupado en ningún momento de descubrir para qué serviría la construcción, y tampoco se lo preguntaba ahora mientras nuevamente la invadía una sensación de extrema cobardía que la hacía retroceder en sus pasos.

Estaba siendo irracional y lo sabía. Nadine no era una persona que vacilaba seguido, excepto al parecer, cuando se trataba de enfrentar a sus propias emociones. No tenía sentido que una persona que había salido ya varias veces en forma pública con diferentes personalidades de la farándula, se sintiera intimidada por Brian, menos aún cuando tantos problemas e incógnitas pululaban a su alrededor. Así como la valentía flaqueaba, a los pocos segundos volvía al pensar en el espectáculo que debía estar dando a los que la rodeaban. Quizás pensaran que había perdido la cordura luego de su enfrentamiento con Signe y Frederick; eso sería mucho más fácil de explicar que la verdad: la ídola Nadine Ruetter flaqueaba ante un chico. Entre su repentina timidez y la frustración de encontrarse en esta situación cuando tenían cosas más importantes de qué preocuparse, Nadine era un remolino de sentimientos.

Por enésima vez, volvió a corregir su dirección y comenzó a caminar con los puños cerrados y zancadas fuertes hacia Brian. No vacilaría otra vez. A su derecha, una voz la distrajo de su marcha decidida.

—¡Ve, Nadine! ¡Ve! ¡Esa es mi chica preferida! Después de ti, por supuesto, cariño –alentó Simon como si de un partido de fútbol se tratara.

¿Acaso todos sabían? A la derecha de Simon, Donatella lo miraba intentando llamar su atención y mordiendo su labio inferior de forma preocupada. El hombre, completamente enfrascado en burlarse de Nadine, no parecía darse cuenta.

—Que orgullo ver cómo mis polluelos crecen. ¿Necesitas que eche a todo el mundo para tener privacidad? ¡Sé delicada con él! Aunque, ahora que pienso, si no le gusta que lo toquen no me imagino cómo se las apañarán para... ¡Auch! ¿Cariño, por qué has hecho eso?

Donnatella simplemente lo miró, cruzada de brazos, como si fuese obvio, algo que para Simon claramente no lo era. Nadine los dejó así: a él refregándose el brazo donde el puño de Donatella había atacado y a ella visiblemente enojada que el hombre no estuviese dándose cuenta de lo que intentaba transmitirle sin palabras. El breve intercambió le sugirió a Nadine que el malestar de Donatella nada tenía que ver con ella y Brian, sino sobre algo privado, algo que claramente escapaba a Simon.

Nadine continuó su camino, tenía sus propios problemas que resolver. Cuando alcanzó a Brian hubiera podido a jurar que su corazón se detuvo por los nervios. Más que mariposas en el estómago, Nadine sentía dragones que escupían fuego.

Cualquiera habría pensado que el chico ignoraba la presencia de Nadine a su espalda, pero ella ya conocía los disimulados manierismos de Brian y una leve tensión de sus hombros le indicó lo contrario. Sin embargo, bien podría haber sido un elemento más del paisaje.

—Nunca te pregunté. ¿Qué es lo que están construyendo? —preguntó para romper el hielo intentando que no le flaqueara la voz.

—U-u-un s-s-sistema de r-r-riego —respondió el luego de unos segundos. Su tartamudeo el único indicio de disconformidad.

¿Cuándo había sido la última vez que Brian había tartamudeado al hablar con ella? El chico apretó los labios formando una tensa línea, haciendo evidente su frustración por no poder controlarlo. Nadine, por su parte, sintió una pequeña punzada de decepción. Era como si hubieran retrocedido a los primeros días, con Brian un paso más allá de la usual distancia entre dos personas al hablar enfrentados, con sus ojos completamente desviados.

Un silencio incómodo continuó.

Sintiéndose tonta, Nadine sacudió su cabeza olvidándose que ya no tenía una larga y reluciente cabellera con la cual despampanar a una audiencia. Inhalando fuertemente, se dispuso a poner todo sobre la mesa.

—E-e-e-eres la p-p-primera persona fuera de mi familia con la que h-h-he podido i-interactuar d-d-de forma tranquila —comenzó a decir Brian adelantándose a ella.

El chico hizo una mueca y volvió a presionar nuevamente sus labios. Nadine notó sus movimientos bruscos y el rubor de sus mejillas y cuello. Pero Brian no estaba avergonzado, estaba furioso. Por primera vez Nadine enmudeció de la sorpresa al ver una reacción tan poco usual en él. Prácticamente podía sentir la ira emanando en olas.

—F-f-fue gracias a t-ti que he logrado entender un poco más al resto. H-h-h-as hecho que las cosas parecieran m-m-más fáciles —continuó él todavía trabajando enfocado en las cañas, ganando confianza entre su enojo—. O al menos así se sentía... ¡Estoy cansado de no entender!

Con un manotazo repentino, Brian desmoronó parte de la estructura de cañas frente a él, para luego darle la espalda a Nadine.

—¿Recuerdas los meses que no nos hablamos luego del intento de escape? Prometimos nunca más asumir lo que el otro pensara. Siempre ser honestos, siempre ser directos. Es la única forma que podemos entendernos —respondió Nadine cuando logró encontrar tanto el coraje como el aliento.

Brian no volteó hacia ella.

—De la misma forma que a ti te frustra no entender, a mí me cuesta mucho poner en palabras algo que usualmente uno no necesita decir. ¿Confías en que todo lo que te digo es verdad?

El chico asintió y giró el cuerpo un poco hacia ella, su respiración un poco más controlada. Nadine por su parte sintió que ahora los dragones en su estómago aparte de escupir fuego la arañaban con sus garras.

—MegustasBrianymucho —logró admitir finalmente casi en un susurro, todo de corrido y sin respirar.

El chico desvió su mirada hacia dónde Nadine se había enfrentado con Signe.

—Frederick solo quería aprovecharse de la situación. No quiero saber nada sobre él —continuó ella intuyendo a Brian.

—Puede que para ti no sea nada, pero para mí tomar a alguien de la mano ya es algo muy íntimo...

—Lo sé.

Armándose de coraje Nadine dio un paso adelante y extendió su mano hacia Brian, rezando para que no temblara. El chico la miró un poco desconcertado y tentativamente la tomó entre las suyas. Cuando Nadine no la retiró, la aferró más fuerte, como temiendo que saliera corriendo en cualquier momento.

—No puedo prometerte que no le daré la mano a alguien más, pero... —continuó Nadine antes de verse interrumpida.

Sin previo aviso, Brian se acercó y en menos de lo que dura un segundo posó sus tímidos labios en los de ella antes de retirarlos tan rápido como llegaron. Nadine parpadeó un par de veces para asegurarse que no estaba soñando despierta, un poco abrumada por la sorpresa. Todavía tenía su mano entrelazada con la de Brian, pero el chico miraba en la dirección opuesta lo más que le permitía su cuello. El único indicio de su acción era el carmesí de su piel, desde la nuca a las orejas, que seguramente hiciera juego con las mejillas de ella. Sintiendo que sus labios formaban una sonrisa tonta, Nadine tiró juguetonamente del brazo para llamar la atención de Brian.

—Eso sí puedo prometer que no haré con nadie más —anunció.

Apenas Brian se dio vuelta, Nadine devolvió su beso con cariño y sin tanto apuro. Sintió como el chico se tensaba bajo ante la intimidad, poco acostumbrado al contacto físico como siempre, para finalmente relajarse y posar su otra mano en la cintura de Nadine con delicadeza.

Los dragones en el estómago de la chica se calmaron, dando paso a una gran placidez. Bien podrían estar recostados en una nube de tan cómoda que se sentía entre los brazos de Brian, por más cursi que sonara la comparación dentro de su mente. Por una vez, no le importó y se dejó llevar por la tranquilidad que le daba este momento robado a las complicadas circunstancias que los rodeaban. Lejos quedaron las visiones en el bosque, los caminos que empezaban y terminaban en las cavernas, las oscuras entradas, la discusión con Signe, la toxina de los peces, y el peligro desconocido que llegaría con la noche... Al menos por unos instantes.

—¿Te sientes bien así? —preguntó acercándose un milímetro más hacia él, haciendo referencia al acercamiento físico del que tanto Brian había rehusado cuando se conocieron por primera vez.

—Sí, si eres tú —respondió él, aferrando de forma más firme la cintura de Nadine para recalcar sus palabras.

Nadine se fundió en el abrazo para disfrutar hasta la última gota, sabiendo que en unos minutos la realidad de NOVA los despertaría de su preciado momento de felicidad.

Sabiendo que en pocas semanas los alcanzaría la noche.

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