Viktor no podía negar lo cómodo y práctico que le resultaba contar con un avión privado que siempre estuviera a su disposición. Al haber sido adquirido para emergencias médicas y para el transporte del equipamiento necesario para atenderlas, siempre había un piloto disponible. Sin importar la hora o el día que fuera solicitado, incluso si estos eran días festivos o feriados irrenunciables, al ser trabajadores del área médica, siempre había un funcionario listo para las emergencias o las peticiones de los jefes de la empresa.
La vigilancia que Yakov tenía sobre sus hombres era extremadamente alta. En cualquier lugar donde usaran su nombre real, alguna tarjeta e incluso un cheque, serían fácilmente encontrados por el jefe ruso. Por lo tanto, estaban obligados a buscar diferentes métodos o formas alternativas para poder actuar o moverse para no ser detectados por el ojo vigilante de Yakov. Para Viktor, ese avión privado llegó como caído del cielo. Metafóricamente hablando.
A decir verdad, al ruso no le molestaba tener que pedir la autorización de Yuuri para disponer de uno de los aviones de la compañía, sin embargo, el japonés le había dado total libertad y autoridad para hacer uso de todos los insumos, propiedades y activos de la empresa.
En el último tiempo, Yuuri y Viktor habían estado cotizando todos los artículos que deseaban comprar para el hospital, que ya estaba con su estructura completa casi al cien por ciento. El pelinegro no estaba dispuesto a escatimar en gastos cuando era la vida de los pacientes la que estaba en juego. Las ambulancias ya habían sido compradas y equipadas por completo gracias al generoso donativo que Viktor había realizado en aquella fiesta donde se conocieron.
El japonés quería comprar, al menos, cuatro helicópteros que estuvieran disponibles para emergencias en un horario continuado de veinticuatro horas y siete días a la semana. Junto a los helicópteros, Yuuri compraría dos aviones privados para la misma finalidad.
Lo mismo ocurría con el tema de las camas hospitalarias. Yuuri estaba al tanto de la pobre cantidad de camas que poseían la mayoría de las instituciones médicas. Y justamente por eso, el japonés quería que su hospital destacara por lo opuesto. Si bien un hospital que fuera considerado extra grande poseía un promedio de cuatrocientas camas, o el equivalente aproximado a una cama por mil personas, el japonés no estaba dispuesto a que su institución fuera otra más de aquellas que no eran capaces de dar abasto ante una emergencia, catástrofe o epidemia. Yuuri quería ser el responsable de dar a la gente un buen lugar dónde podrían atenderse con seguridad, con tranquilidad y con la confianza que producía el saber que estaban dejando sus vidas en las mejores manos. Por lo tanto, el pelinegro había decidido que su hospital contaría con, al menos, mil quinientas camas y quinientas camillas para el área de urgencias.
Otro tema importante para Yuuri era el de los profesionales y funcionarios que trabajarían en el recinto. Los doctores, los especialistas, los paramédicos, las enfermeras, los forenses, y todo el personal requerido sería seleccionado tras pasar por varias pruebas donde tendrían que demostrar sus habilidades, condiciones, compromiso hacia los pacientes y su integridad. A decir verdad, Yuuri odiaba tener que seleccionar gente, ya que eso significaría que muchos postulantes serían rechazados. Pero, por mucho que lo odiara, no había otra opción. Aquel hospital debía contar solamente con los mejores profesionales de cada área. Después de todo, era la vida de los pacientes lo que estaría en juego día tras día.
Cada vez que hablaban del momento en el que el hospital fuera inaugurado y la gente, al fin, tuviera un lugar al que acudir, sabiendo que recibirían la mejor atención para su salud a un precio moderado y bastante accesible, los ojitos del pelinegro se iluminaban. Viktor jamás se cansaría de la preciosa esperanza que iluminaba las pupilas miel rojizas de su amado novio. Aún así, y si todo lo que había planeado resultaba cómo él esperaba, los más probable era que Yuuri no podría, ni siquiera, estar en la inauguración de su querido hospital. Mucho menos sería capaz de administrarlo. Posiblemente tendrían que poner a un "dueño" o encargado como pantalla mientras que ellos dirigían el hospital desde las sombras. Es más, no sólo el hospital tendría que funcionar así, la empresa de Yuuri tendría que funcionar bajo este mismo método. Viktor contaba con que podría convencer al japonés de irse fuera del país, por lo que, al no estar en Japón, sería imposible para Yuuri ser el responsable visible de ambas instituciones. Sin importar cómo, el ruso iba a lograr que su amado y sus hijos se fueran lejos de los países de origen de ambos.
Viktor tenía en mente sólo una cosa y eso era que, aunque tuviera que buscar bajo las piedras, encontraría un lugar dónde vivir en paz con su familia y así poder proteger a esas personas que había aprendido a amar más que a cualquier cosa en este mundo. Por esa misma razón, el ruso sabía que no podía cometer un solo error en la cena que tenía planeada. Los yakuzas que habitaban y regían la prefectura de saga, en la isla de Kyūshū, debían morir.
Solo dos llamados bastaron para que el avión que solicitó y el piloto que lo volaría estuvieran listos y dispuestos para la madrugada del día siguiente. Chris ya estaba al tanto del lugar y la hora en la que dicho avión estaría esperando por él. Otro de los puntos a considerar era la cantidad de cómplices requeridos para que la cena, y su plan en dicho evento, terminaran tal y como él lo deseaba.
Viktor tenía muy claro que llevar a cabo todo lo que había tramado no sería una tarea fácil. Ni siquiera había decidido el lugar dónde todo ocurriría. Tampoco sabía muy bien cómo invitar a la mafia japonesa de aquella prefectura sin que sospecharan sobre las verdaderas intenciones de su anfitrión. La única manera de pescar a un pez realmente valioso era con una carnada atractiva, irresistible, y digna del ejemplar que el pescador quería conseguir. Solo ese tipo de carnada haría que hasta el pez más esquivo picara el anzuelo.
Honestamente, Viktor odiaba tener que usar a Yuuri en esto, pero su japonés era esa carnada perfecta que haría que los yakuzas cayeran en su trampa mortal. Sin embargo, el ruso solo utilizaría el nombre de Yuuri. Jamás pondría en riesgo la vida del pelinegro llevándolo allá, mucho menos ahora que aquel hombre era su mundo entero.
Al igual que la vez anterior, Viktor fue a recoger a Chris cuando el avión que lo traía arribó. Esta vez el suizo se quedaría cinco días en Japón, ya que, al ser un avión privado que se usaba en emergencias médicas y vuelos rápidos, usualmente se saltaba algunos protocolos de registro. Eso era más que útil y perfecto para que Chris pudiera viajar en él sin que Yakov supiera o que este pudiera rastrearlo.
Cuando Viktor le contó a Yuuri sobre la visita de cinco días de Chris, el japonés no ocultó su emoción. Incluso le dijo que no se preocupara por ir a la empresa, en lugar de eso, que ayudara al suizo a instalarse en la mansión y acompañara a su amigo. A decir verdad, a Yuuri realmente le hacía muy feliz conocer a los amigos de Vitya y que su amado ruso conociera a sus amigos. Era una forma de estar mucho más unidos como pareja, según la percepción del pelinegro.
El recorrido que el ruso y el suizo hicieron fue el mismo de la vez anterior. Tras el aterrizaje, Viktor y Chris pasaron a la misma cafetería que visitaron antes. Incluso hicieron la misma elección en el menú.
—De acuerdo, Viktor. Nuevamente te las arreglaste para hacerme venir a Japón a arriesgar el culo por ti y tu novio. Al menos date la molestia de decirme el plan para que yo termine de armarlo. Ya que, por si no lo has notado, tienes una maldita mala costumbre de solo armar la estructura de un plan y dejarnos los detalles a los demás.
Viktor se encogió de hombros desinteresadamente.
—Sin una buena estructura todo se viene abajo. Además, si yo pudiera hacerlo todo por mí mismo y sin ayuda no tendría necesidad de relacionarme con nadie.
—Touché. Entonces, ¿serías tan amable de decirme el plan, pero con un poco más de detalles aparte de lo de la dichosa cena? Me perdonarás, pero no entendí un carajo de tu idea. Y, según lo que recuerdo, la última vez que comí algo que tú cocinaste casi me muero. Bastará con que tú seas el chef y te juro por cualquier deidad que elijas que todos caerán muertos. —Tras decir eso, Chris se afirmó la barbilla en pose pensativa―. ¿Sabes? Deberías inscribirte en masterchef, eso haría mucho más interesante y divertido aquel programa.
El suizo recibió una gélida mirada de parte del ruso.
—Para que lo sepas, ahora soy mucho mejor cocinando que antes. Mis hijos comen lo que preparo y les gusta, así que haré que te tragues tus palabras cuando pruebes uno de mis platos.
Por mucho que a Christophe le gustara molestar a su amigo, el escucharlo hablar de la forma en la que lo hacía ahora no dejaba de impresionarlo.
—Es raro escucharte hablar de "tus hijos". A decir verdad, la primera vez que se me cruzó la idea de que te estuvieras enamorando de tu víctima no quería creerlo, principalmente, por el miedo a que algo pudiera pasarte. Pero basta con ver tus ojos llenos de vida y ver lo mucho que has cambiado para entender que esa era la decisión correcta y que vale la pena los riesgos que estás dispuesto a tomar por querer conseguir esa felicidad que promete tu nueva familia. Estoy muy feliz por ti, amigo.
No era muy común ver ese lado tan comprensivo del suizo, al punto que Viktor no tenía ni idea como responder.
—Yo, eh... Gracias.
Chris sonrió al ver la vergüenza del ruso y decidió no torturarlo más.
—Bueno, con lo poco que me dijiste por teléfono, llegué a la conclusión que tu idea es matar a todos los yakuzas de esta prefectura en una cena.
—En efecto. El problema es que no se me ocurre cómo invitarlos, no tengo un lugar que me facilite el deshacerme de los cuerpos tras la cena, y no tengo suficientes cómplices para llevar esto a cabo. Necesito cocineros, garzones y guardaespaldas. Lo ideal es que todos ellos sepan lo que ocurrirá y estén de mi lado. Solo así podemos estar seguros de que serán ellos quienes reciban la comida que los matará y no nosotros.
Sin poder evitarlo, Chris silbó al escuchar todo lo que su amigo tenía en mente. Cuando Viktor tramaba algo lo hacía a lo grande. Aunque no tuviera con qué sustentar sus planes.
—No pides nada, ¿eh? Solo tú puedes idear mierdas tan complicadas.
—No tengo opción. Necesito que sea una muerte de la cual pueda lavarme las manos después.
—Escúchame bien, Viktor Nikiforov. Más te vale que, si adoptas a otro niño junto a tu pareja, le pongas mi nombre o me nombres su padrino. Y te exijo esto porque tengo un contacto que puede facilitarte todos los cómplices que le pida y que requieres.
Viktor casi deja caer la taza de café al escuchar eso. ¿Podría ser verdad? ¿Podría su amigo tener la solución a su problema?
—¿Quién es?
—Hace unos años tuve una misión en China. Aunque lo dudes, la mafia China es bastante peligrosa, tanto como la rusa y la japonesa. Verás, el hijo de mi víctima no quería seguir el "negocio" familiar. Su padre no estaba feliz con eso y lo forzaba a adentrarse a este mundo. La cosa es que, el día que planeaba dar muerte a mi objetivo, el chico me descubrió. Iba a matarlo antes de que hablara, pero en lugar de eso, se ofreció a ayudarme. Siendo sincero, era muy difícil acercarme a mi víctima, ya que siempre andaba protegido. La ayuda del muchacho me sirvió más de lo que imaginaba. Esa noche, él creó una distracción y así yo pude acabar con la vida del tipo. El muchacho soñaba con ser actor, así que le dije que, desde ese día, tendría que actuar como líder de los mafiosos de esa región. Aunque estaba receloso sobre el asunto y no tenía muchas ganas, terminó aceptando. Para agradecerme por haberlo librado del infierno de vida que su padre le daba, me ofreció su ayuda para lo que necesitara. —No sabía si Viktor había entendido bien la situación del chico, por lo que recurrió al único ejemplo similar que llegó a su mente―. Es algo así como Michael, el hijo de Tony el gordo de los Simpsons. En el capítulo donde el chico quería ser cocinero y termina quedando a cargo del negocio de todas formas. Más te vale haber visto los Simpsons.
—Sí, entendí la historia sin necesidad de aquella referencia. Y también vi ese capítulo. —Sin contar el inútil ejemplo del suizo, Viktor estaba realmente aliviado al saber que había alguien con los recursos que él necesitaba―. ¿Cómo se llama el chico? ¿Puede venir a Japón?
—Su nombre es Guang Hong Ji. A pesar de su apariencia infantil, tiene veintidós años. En ese sentido se parece a tu japonés, luce mucho más joven de lo que es. Malditos asiáticos y su bendecida genética.
—¿Puedes contactarlo?
—Por supuesto. Es más, si no me equivoco, tiene una residencia a las afueras de esta prefectura. En una de esas nos facilita ese lugar.
—Perfecto.
Chris llamó al número del chino, quien respondió al segundo tono.
—Hola, ¿Chris?
—¡Guang Hong! Tanto tiempo sin saber de ti, ¿cómo estás?
—Muy bien, gracias por preguntar. Me alegra muchísimo poder hablar contigo.
El suizo no podía evitar sonreír al escuchar al chico. Tenía una vocecilla tan alegre que contagiaba a todos con su entusiasmo. Nadie creería que era un líder mafioso.
—Ahora estoy en un problema bastante complicado con mi amigo. Por eso te llamaba. ¿Podrías ayudarnos?
—Por supuesto, amigo. ¿Qué necesitas?
—Cómplices. Necesito quienes finjan ser cocineros o que sepan cocinar, garzones y guardaespaldas. Es para una cena en la que todos los invitados terminarán muertos. Obviamente todos los que participen deben estar al tanto de esto.
—Wow, realmente necesitarías a mucha gente para eso. ¿Quiénes son las víctimas?
—Los yakuzas de la prefectura Saga. La idea es que todos ellos mueran.
—Si es así cuenta conmigo. Tendrás a toda la gente que necesites. Si quieres puedes usar mi residencia allá para la cena. Mi gente te ayudará a "limpiar" cuando terminen.
—Perfecto. ¿Cuándo estarían listos?
—Hoy mismo si quieres. Yo mismo iré a ver como esos malditos caen.
—Eso es lo que necesitamos. Lo ideal es hacerlo lo antes posible. No preguntaré tus motivos para el odio que expresas, pero sí agradezco tu ayuda.
—Agradezco que no preguntes porque no respondería de todas formas. Hoy mismo partiremos.
—Mañana te llamo en la mañana para que coordinemos y nos podamos reunir.
—Hecho. Nos vemos.
Chris cortó y miró a Viktor con una sonrisa en su rostro.
—Todo listo. Lo único que falta es contactar a los yakuzas. Ahí no puedo ayudar porque no sé cómo.
—Eso lo puedo hacer yo. Yakov siempre me da los números de contacto de los clientes. En caso de que necesite comunicarme con ellos por cualquier situación.
El suizo no ocultó su asombro mientras Viktor marcaba al número del líder Yakuza.
—もしもし (Hola)
—Buenos días, soy Viktor Nikiforov, la persona encargada de su pedido en la organización rusa. ¿Podríamos hablar en inglés?
—Por supuesto. Me alegra hablar con usted, joven. Espero que me tenga buenas noticias.
—En efecto. Me complace informarles que realizaré el trabajo pasado mañana y me encantaría invitarlos a una cena para que luego puedan presenciar en primera fila la muerte del joven Katsuki. Ya que me ha sido informado que su idea es que el señor Katsuki sufra, se me ocurrió que nada lo dañaría más que ver en vivo y en directo la muerte de su hijo sin que pueda evitarlo.
Viktor sentía nauseas al hablar de la muerte de Yuuri de esa forma, pero no tenía opción. Debía sonar convincente.
—Maravillosa idea. ¿La invitación es solo para mí o es para todos mis hombres también?
—Será un honor recibirlos a todos, incluyendo al Señor Katsuki. La velada no estaría completa sin él sufriendo cómo nunca, ¿verdad?
—Tiene toda la razón. Cuente con nuestra presencia y espero un espectáculo digno de la reputación de la mafia rusa.
—No se preocupe, le prometo que será algo jamás antes visto.
—¿Usted me enviará la información?
—Ofrecería el ir a buscarlos, pero sé que no confían lo suficiente en mí como para darme su dirección. Así que no se preocupe. Mañana le envío toda la información del lugar y la hora.
—Perfecto. Nos vemos.
Sin responder, Viktor colgó el teléfono y miró a Chris con seriedad.
—Listo. Ahora necesitamos ir a comprar las cosas para la cena.
—¿Qué hay que comprar?
—Naranjas, guayabas, chile picante, pimiento rojo y muchos camarones.
—Suenan cómo ingredientes comunes y corrientes.
—Lo son. Por suerte, el ingrediente final ya lo tengo.
—¿Cuál es el ingrediente final?
—Es algo que el camarón trae, pero, al ser orgánico, el cuerpo humano está preparado para deshacerse de él. Simplemente le añadiré ese mismo compuesto, pero inorgánico.
Chris abrió los ojos como platos al entender la idea de su amigo.
—No me digas que...
—En efecto, nada mejor que el arsénico para sazonar una última cena.
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¡ALELUYA! ¡ALELUYA!
VAYAN JUNTANDO AGUA Y VELAS PORQUE VA A TEMBLAR. PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA DE ESTE FIC QUE PUBLICO TEMPRANO!!!!!
Jaajajaajajaja No puedo creerlo, es un milagro!!!!
Primero que todo, disculpen por no haber publicado capítulo el Sábado, pero un familiar tuvo un accidente y bueno, eso ocupó toda mi atención. Lamento mucho no haber avisado antes.
Estoy muy agradecida de mis betas hermosas! Grace, Vania y Sofía, quienes me han ayudado con estos últimos capítulos. Mis princesas, les agradezco de todo corazón, ya no sobrevivo sin ustedes!!!!. E imposible dejar de agradecer a mi niña hermosa y beta principal, Nikki! Mujer, eres un pilar para mí en este fic! Por cierto! Lean el fic de Nikki que está maravilloso!!!! Dejo el link aquí
https://www.wattpad.com/story/101387320-san-petersburgo-noches-de-invierno
Kat, angelita mía, gracias por administrar las listas de reproducción del fic!!!! Eres un sol n.n Aquí dejo los links.
SPOTIFY: https://play.spotify.com/user/22telub2lsynpwe44lswmtgaa/playlist/52bRAr89PW8cjVKezMkled
YOUTUBE: https://www.youtube.com/playlist?list=PLU73CD6sHnRmD8JFVfyTrSqoRL2nkMSOr
Las amooooooooooo, el próximo capítulo trae la acción!!!
Canción de hoy: Cut the Cord de Shinedown.
PD: AMO EL NUEVO OPENING DE SHINGEKI NO KYOJIN!!!! MIS SÁBADOS SERÁN MÁS QUE EMOCIONANTES DESDE AHORA!!!!! I <3 SnK
Soundtrack
1.- Prólogo (De niño a asesino): My songs know what you did in the dark - Fall out boy
2.- Una nueva misión: Monster - Imagine Dragons
3.- Yuuri: Lullaby - Nickelback
4.- Llegando a Hasetsu: Painkiller - Three days Grace
5.- El primer encuentro: Sway - Michael Buble
6.- Lobo con piel de oveja: Wolf in sheep's clothing - Set it off
7.- Padre e hijo: You are my hero - Teresa James
8.- Soledad: Top of the world - Greek fire
9.- Bienvenido: Bad reputation - Joan Jett
10.- Felicidad: Happy - Pharrell Williams
11.- Lugar donde pertenecer: Somewhere I belong - Linkin park
12.- Monstruo: Monster - Skillet
13.- Infierno: Mama - My chemical romance
14.- En casa: Unwell - Matchbox 20
15.- Propuesta: Mirrors - Justin Timberlake
16.- Nuevos recuerdos: Hold my hand - Michael Jackson feat. Akon
17.- Un hermoso mundo: Somewhere over the rainbow - Israel Kamakawiwo'ole
18.- Pelear o morir: My demons - Starset
19.- Mi salvador: Savin me - Nickelback
20.- Guerrero: Same old war - Our last night
21.- Enamorado: Love always comes as a sorprise - Peter Asher
22.- También te amo: Can't help falling in love - Elvis Presley
23.- Te sostendré: Read all about it - Emelie Sandé
24.- Cambios y retrocesos: Animal I have become - Three days Grace
25.- Una última vez: Demons - Imagine Dragons
26.- Aliados: Cut the cord - Shinedown
<3