"Día de los inocentes"
[EDITADO]
Aniversarios, cumpleaños, fechas especiales que deberían de quedarse en grabadas en su cerebro, eran las primeras que se le olvidaban a Thor, pero por sobre todo, las que más le costaba aprenderse, eran las fiestas inútiles que los humanos solían celebrar, como por ejemplo; el día de los inocentes.
Aquel día, Thor se levantó más temprano que de costumbre porque Steve había citado a una reunión a las 8.00 am, así que no le quedó otra opción que dejar a su hermosa doncella durmiendo en la desarmada cama e irse lo más rápido posible a la Torre donde lo esperaban el resto de los Vengadores.
—Pensamos que no vendrías —dijo Wanda sirviéndole café en una taza, él se la recibió con el ceño fruncido.
—¿Por qué? Nunca me pierdo ninguna reunión.
Steve rió y tomó una de las galletas en el plato situado en la mesa de centro.
—Pensamos que te quedarías con ______, que harían algo especial hoy.
El resto del equipo asintió, demostrando lo mucho que estaban de acuerdo con las palabras de Rogers.
El estómago de Thor se apretó.
¿Qué día es hoy? ¿Qué día es hoy? ¿Qué día es hoy?
—¿Por qué?
La sonrisa en el rostro de Steve se borró y Sam soltó una sonora carcajada.
—Hoy día es su aniversario, tonto. _____ lleva hablando de eso todo el mes —gritó Nat poniéndose de pie y caminando en círculos—. ¡Arréglalo! Vete a comprar unas flores o qué sé yo, y arréglalo.
—Ahora si que la jodiste Thor —rió Tony tomando asiento.
Él se puso de pie, se bebió el café de un sorbo y se puso la chaqueta lo las rápido que pudo.
—¿Qué le gusta a las mortales?
Steve rodó los ojos, mientras Nat corría hasta la cocina en busca de papel y lápiz.
—Cómprale cualquiera de estas cosas, si le compras todo, mejor todavía. Y apresúrate si no quieres que se enoje, ya sabes cómo se pone cuando se enoja —dijo garabateando un par de cosas en el papel, para luego entrégaselo al rubio el cual le agradeció con un apretado abrazo que la dejó sin respiración.
Thor salió por la puerta cerrándola de un manotazo detrás de él, y apenas su silueta desapareció, todos se largaron a reír.
—Feliz uno de abril, idiota —Le gritó Sam por el balcón, cruzando los dedos para que no pudiera escucharlo.