Thor Odinson

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"Tienes lindos pectorales"

[EDITADO]

Steve se había encargado de darle una de las mejores habitaciones que quedaban a Thor, parecía cansado y un poco mal humorado, y no quería tener que enfrentarse al Dios del trueno en medio de una rabieta

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Steve se había encargado de darle una de las mejores habitaciones que quedaban a Thor, parecía cansado y un poco mal humorado, y no quería tener que enfrentarse al Dios del trueno en medio de una rabieta.

—Este es Harold, el médico nuevo —dijo Steve dejando entrar a un ancianito de casi 70 años a la habitación de Thor—. Tony espantó al anterior con una de sus bromas...

El médico se acomodó las gafas y extendió la mano hacia Thor para saludarlo, Thor le aceptó el saludo y sonrió.

El hombre no le llegaba más allá del hombro a Thor, y su delantal blanco le quedaba incluso abajo de las rodillas. Un fonendoscopio colgando de su cuello. 

—Necesito que se quité la camiseta, por favor —dijo Harold dejando su maletín sobre la cama.

Thor frunció el ceño, se quitó el parche que cubría su ojo, y lo apuntó con su dedo índice.

—Pero ese no es el problema, necesito que...

—La camiseta, por favor —insistió Harold descolgándose el fonendoscopio del cuello—. Quiero asegurarme de que no tenga heridas de las que no se haya dado cuenta, una hemorragia interna, por ejemplo. 

Steve tomó asiento en el sofá a un lado de la puerta y cruzó los brazos bajo su pecho. No tenía ni idea de donde Tony había sacado a ese anciano ni como lo había traído hasta donde estaban tan rápido, por esa razón había decidido quedarse en la habitación, para que el viejito no pudiera hacer nada extraño.

Con obediencia, Thor se quitó la camiseta, tirándola desde la parte trasera del cuello de esta, hasta pasarla por sobre su cabeza. Steve vio la corta y pequeña sonrisa que se dibujo en el arrugado rostro del médico y que desapareció tan pronto como Thor se volteó hasta quedar en frente de él. 

Steve frunció el ceño y se puso de pie.

—Acércate jovencito, quiero escuchar tu corazón —dijo el anciano acomodándose el fonendoscopio en los oídos—. Tienes lindos pectorales —murmuró antes de acercar la parte circular al pectoral izquierdo de Thor—. Cuidado que está helado —dijo el anciano riendo antes de que el metal tocara su piel, Thor dio un respingo y el médico volvió a reír.

Steve dio un paso hacia adelante para acortar la distancia entre él y el médico. ¿Quién era ese hombre y qué estaba haciendo?

—Mmmhhh... se escucha bien. Estás un poco taquicardico, pero la verdad es que no sé cual es el ritmo cardiaco normal de un Dios así que vamos a tener que asumir que estás bien -rió Harold quitándose el fonendoscopio de los oídos—. Pero con respecto a tu ojo... -murmuró tomando la cara de Thor entre sus arrugadas manos y acercándola a su rostro—. No hay mucho que pueda hacer, si quieres te puedo ayudar a escoger un parche que te quedé mejor que ese...

Steve tomó al anciano del cuello de su delantal y lo sostuvo a su lado, con los pies de él a penas tocando el suelo, el anciano debía de ser al menos veinte centímetros más bajo que Steve. 

—Suficiente. ¿Quién eres?

El anciano rió y el pequeño cuerpo de una muchacha reemplazo el de él dentro del largo delantal. 

—¡Me atrapaste! —chilló ella moviendo las piernas para que Steve la soltara—. ¡Estaba a punto de hacer que se quitara los pantalones!

—____, sabes que no puedes jugar con los invitados —la regañó Steve soltándola. Con el rostro rojo como un tomate, Thor se puso la camiseta y el parche sobre su ojo.

—¡Stark me dejó! —dijo ella quitándose el fonendoscopio para guardarlo en el maletín—. Aparte sabes que hice un curso de primeros auxilios cuando tenía catorce. ¿Les gustaron todos lo términos medicos que usé? Los aprendí viendo Grey's Anatomy. 

—No tienes caso —dijo Steve negando con la cabeza mientras daba vueltas en la habitación como un perro enjaulado—. No puedes jugarle bromas de ese estilo cada vez que tenemos un invitado en la torre. No es de buena educación. 

Ella suspiró y se guardó las manos en los bolsillos, consciente de la manera en la que Thor evitaba mirarla.

—Quizás tienes razón.

—¿Quizás?

—¡Está bien! —dijo ____ rodando los ojos—. Tienes razón.

____ avanzó hasta quedar en frente de Thor, obligándolo a mirarla, sus mejillas y orejas estaban rojas y ____ tuvo que tragarse la carcajada para no meter más la pata. 

—Ahora si me presento. ____, más conocida como la bomba sexy de los vengadores, llegué aquí hace seis meses, puedo cambiar de forma y hago las mejores galletas del universo.

—Thor.

Ella extendió su mano en frente de él y este la recibió con un suave apretón.

—Bueno supongo que ya causé muchos problemas... —rió ella incapaz de soltar la mano del bombón que tenía en frente—. Le diré al verdadero Harold que ya puede entrar, supongo que Tony ya lo debe tener aburrido con toda su cháchara.

Steve asintió y le abrió la puerta.

—Si soltaras mi mano sería más fácil irme... —le dijo a Thor riendo, él titubeó antes de soltarla y se metió la mano al bolsillo del pantalón, avergonzado desde las puntas de los dedos de los pies hasta el último cabello en su cabeza. 

¿Desde cuándo se avergonzaba en la presencia de una chica?

—Bueno guapetón... —concluyó ella estando a centímetros de la puerta—. Cuando quieras terminar lo que dejamos pendiente, mi habitación está a seis puertas a la derecha.

—Ya vete... —masculló Steve tomándola del brazo para luego cerrar la puerta, mientras ella gritaba: ¡Fue solo una broma, Steve!

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Marvel | One Shots | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora