Marvel | One Shots | (EN EDICIÓN)

Peter Parker

"Operación salvar a Bucky"

[EDITADO]

—Atacaremos de noche —explicó Steve sacándole la tapa al marcador de pizarra que tenía en la mano, y dándose la vuelta para escribir en esta. 

—Sam tu revisas el perímetro hacia el norte, Parker vas al sur, Scott —dijo Rogers, sin despegar la punta del marcador de la pizarra, haciendo que Scott se atragantara y soltara un chillido—. Al este y yo al oeste. ¿Entendido?

Steve había dibujado un cuadrado en la pizarra, y en el centro de este había una araña, un pájaro, una estrella y una hormiga (la cual parecía más un punto con patas) cada uno apuntando hacia el lugar donde deberían dirigirse. 

Scott había hecho los dibujos antes de que Steve se apoderara del pizarrón, y el soldado no tuvo el corazón de borrarlos a pesar de que parecían dibujados por un niño de primaria. 

Los cuatro asintieron en dirección a Steve, el cual sonrió satisfecho y se dio la vuelta para, ver detrás de sus camaradas a Bucky dentro del refrigerador para humanos. 

Tenían que encontrarla, era la única forma de tener alguna posibilidad de salvar a Buck.

Sam, Scott se fueron a la sala de armas a buscar el resto de las cosas que necesitaban para la misión, dejando a Peter y Steve a solas.

Steve levantó el escudo del suelo y se lo colgó en la espalda.

—Gracias por ayudarnos —dijo Rogers mirando a Peter directamente a los ojos. 

—Si hubiera sabido que era esto por lo que peleaban, no hubiera sido tan rudo con tu amigo —se excusó el muchacho encogiéndose de hombros. 

—No fue tu culpa chico —Steve puso una mano sobre el hombro del muchacho y trató de sonreí—. No tenías como saberlo. Lo importante es que estás aquí ahora. 

Peter se puso su máscara, y a penas Sam Y Scott volvieron al cuarto, subieron a la azotea y se subieron al avión que les tenían preparado.

{...}

Peter corría por el bosque en dirección hacia el sur, buscando debajo de cada piedra, la niña de la que Steve le había hablado. 

Según el capitán, ella no podía ser mayor de 7 años, y debería estar andrajosa y asustada. 

Días atrás les había llegado un reporte Maria Hill, dándoles a conocer sobre la existencia de un hospital psiquiátrico en Alaska que hacía experimentos con niños. Y la niña que estaban buscando en esos momentos, era uno de sus mayores logros. 

Se desconocía la forma en la que había logrado escapar de esa clínica de alta seguridad. Pero lo importante ahora era encontrarla antes de que sucumbiera por el frío. 

Las acciones de ese lugar eran tan secretas, que ni siquiera los Vengadores sabían de qué era capaz exactamente la muchacha que estaban buscando. 

Pero habían rumores, y eran bastantes, sobre las habilidades telequinéticas que la chica poseía. Según las malas lenguas, tenía un control excepcional, y una habilidad muy poco vista. Steve pensaba que si Wanda no había podido restaurar la mente de su mejor amigo, entonces ella si tendría que ser capaz de hacerlo.

Y aunque todo sonara demasiado fantástico para Peter, tenía que admitir que se sentía cool corriendo por el bosque buscando a una niña con poderes mágicos. 

Quince minutos más tarde, debajo de un árbol que, por la forma de sus ramas debería de ser un sauce, estaba la muchacha, encogida y tiritando, abrazándose a si misma, tratando de proporcionarse el calor que su precario camisón no le daba, pero a diferencia de lo que había dicho Steve, ella definitivamente tenía más de siete años. 

Si sus ojos no lo estaban engañando, seguramente la edad de la chica era cercana a la edad de Peter. 

—¡No te acerques! O no responderé por mis actos —le advirtió ella, poniéndose de rodillas y estirando la mano derecha hacia adelante. 

—Tranquila —dijo Peter sacándose la máscara—. No voy a hacerte nada... estoy aquí para ayudarte. 

—No necesito tu ayuda. 

—Pues no se nota. 

Peter se maldijo en voz baja por un segundo, cerrando los ojos con fuerza. Ella estiró la otra mano hacia él, apuntándolo directamente.  

—Hey, hey, hey, tranquila... te prometo que no te voy a hacer nada. De hecho, lo que quiero es sacarte de aquí. 

—¿Con qué propósito? 

Algo le dio la impresión a Peter, que si le contaba la verdad, la muchacha no lo dudaría ni un momento en atacarlo con sus poderes, y aunque sintiera bastante curiosidad sobre los poderes que ella poseía, Parker prefería que los probara en alguien más. 

Solo para estar seguro. 

—¿Ayudarte? —preguntó él aprovechando de dar un corto paso hacia adelante—. No puedes decirme que mueres por quedarte aquí en medio de la nieve, muerta de frío. 

—No tengo frío. 

—Ah claro, por eso es que tiritas con tanta fuerza que pareces un chihuahua. 

Ella no rió. 

—Solo... déjame sacarte de aquí, ¿si? —preguntó Parker tratando de dar otro paso hacia adelante. Quizás de esa forma terminaría por cerrar el espacio sin que ella se diera cuenta—. Si no te gusta el lugar donde vamos, puedes... golpearme o lo que quieras. Pero no es seguro quedarse aquí. 

La muchacha frunció el ceño y bajó, despacio y con cuidado las manos hasta que estas quedaron mirando hacia el suelo.

—Que conste que te voy a golpear con fuerza —dijo ella poniéndose lentamente de pie. 

—Cuento con ello —Peter respondió esbozando una corta sonrisa. 

Con suavidad y lentamente, él dio los siete pasos que lo separaban de ella, y se acuclilló en frente.

El ruido de alguien caminando en dirección opuesta a la que ellos se encontraban hizo que la chica diera in pequeño saltito y se acurrucara aún más cerca del tronco del árbol.

Peter extendió sus brazo, pasó uno por detrás del cuello de ella atrayéndola directamente hacia su pecho, mientras con el otro le tapaba el rostro para que no pudiera ver más allá de las ramas caídas del árbol, dejándose caer de trasero en el musgo, sin importarle ensuciar su traje.

—Vas a estar bien, son amigos. Prometo llevarte a un lugar seguro donde te van a tratar bien.