Steve Rogers

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"Siento que te conozco" parte 2

Los golpes en la puerta resonaban en toda la sala principal de la torre Avengers, aunque nadie sabía a qué provenían esos estruendos

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Los golpes en la puerta resonaban en toda la sala principal de la torre Avengers, aunque nadie sabía a qué provenían esos estruendos.

—¿Qué está pasando? —preguntó Tony sirviéndose un margarita, todos en la cocina se encogieron de hombros. Incluyendo a Steve, quien bebía su café muy tranquilamente mientras leía el periódico.

—¿No crees que es muy temprano para estar bebiendo? —preguntó Nat sirviéndose un bol de cereales con leche.

—Son las cinco de la tarde en alguna parte —dijo Tony encogiéndose de hombros, mientras tomaba asiento en uno de los pisos en frente de la barra.

—¿Alguien va a abrir la puerta? —preguntó Wanda entrando a la cocina en su pijama nuevo.

Nadie se inmutó. Y como Steve era caballero de nacimiento, se puso de pie, y sin siquiera bufar, se dirigió a la puerta, sin ningún rastro de molestia en su rostro. Y giró la perilla.

La abofeteada en la mejilla derecha le llegó antes de poder ver bien el rostro de quien se encontraba al otro lado de la puerta, aunque conocía ese pequeño chillido que se escapó de la garganta del extraño a la perfección. Lo había escuchado mil veces antes, por diversas razones, y aún continuaba apretándole el pecho.

—____ —dijo él bajo su respiración. Ella soltó un sollozo y Steve no fue capaz de levantar la mirada para verla.

—¿Cómo pudiste? —le preguntó ella en un hilo de voz, sus ojos incapaces de contener las lágrimas que se estaban acumulando en ellos—. ¿Cómo pudiste mentirme a la cara?

Steve apretó la mandíbula, al igual que sus dedos que seguían sujetando la manilla de la puerta.

—Entonces me recuerdas —dijo él bajando los ojos hasta encontrarse con sus zapatos. Una desgarbadas zapatillas azules que tenía desde que lo habían descongelado y que no planeaba cambiar en un largo tiempo—, sabes quien soy...

—Por supuesto que lo sé —respondió ella, su voz ahora con más potencia—. Todo volvió anoche, fue casi como un sueño.

Regularmente Steve soñaba con ella. Constantemente soñaba con sus gritos, sus llantos, a veces sus sueños eran buenos y soñaba con ella sonriéndole de manera tan cálida que su corazón parecía ensancharse. Aunque esos días eran los menos.

—¿Por qué no me dijiste la verdad? —la voz de la muchacha se rompió al pronunciar las últimas sílabas, pero eso no le evitó tomar el rostro de Steve entre sus manos y obligarlo a mirarla—. ¿Steve?

Él tenía los labios apretados en una fila línea, sus cristalinos ojos azules brillaban de un intenso color carmesí, y su barbilla temblaba. Se veía indefenso. Como un cachorrillo que había pasó horas bajo la lluvia.

—No podía decirte la verdad —respondió Steve con mucho esfuerzo—, no si podía darte la posibilidad de ser feliz. De tener una vida normal.

Ella cerró los ojos con fuerza y dejó caer sus manos. Al menos el pensamiento de que no le importaba y que lo había hecho para deshacerse de ella se estaba esfumando. Lentamente, pero lo hacía.

—Te amo, _____ —dijo Steve mirándola—. Te amo tanto, que a veces duele. Y sin ti, este último tiempo, fue el peor periodo de mi vida. Pero no por eso, iba a arruinar tu felicidad, te veías tan feliz...

—¡Estaba perdida, Steve! ¡Estaba viviendo una vida que yo sabía, no me pertenecía! Pero lo hacía de todas formas, porque parecía ser lo correcto. Pero dentro, muy dentro mío, estaba esperando a esa persona que me encontrara, necesitaba que me encontraran.

Steve se limpió una lágrima que se deslizaba silenciosamente por su mejilla. ____ soltó un suspiro y tomó aire para seguir hablando.

—Y cuando te vi, ese día, hace dos semanas, fue... Fue como si un rayo de luz inundara mi vida, como si por fin hubiera encontrado lo que estaba buscando —____ hizo una pausa, tragándose el nudo en su garganta—, pero tú no hiciste nada.

—No quería que sufrieras...

—¡Tú no querías seguir sufriendo! —le reprochó ____ hundiendo su dedo índice en el pecho de Steve—. ¡Tú no querías seguir luchando!

Steve tragó en seco y ella negó con la cabeza.

Habría sido tan fácil, pensaba ____, si tan solo me hubiera dicho la verdad.

—Recuerdo todo, ¿sabes? —_____ tenía las pupilas dilatadas y el labio inferior le temblaba—. Recuerdo como lo único que me hacía salir adelante, seguir con vida una hora más, era el incesante sonido de tu voz en mi cabeza, la imagen de tu rostro.

Steve no quería seguir escuchando. No quería saber más. No quería que le reprochara la decisión que había hecho, porque él sabía malditamente bien que quizás había estado equivocado.

—Pero ya no —aseguró ____, haciendo que los ojos de Steve volaran hasta encontrar los suyos—, me di cuenta que estoy mejor sin ti. Y planeo continuar así. Vine hoy porque consideré que lo más justo era que cargaras con la misma carga que yo, pero ya me cansé, lo siento....

Ella se dio la vuelta y bajó la cabeza. Tenía la pequeña esperanza de que Steve la detuviera antes de que llegara al elevador, apretara el botón para descender y se subiera.

Pero no.

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QUERÍAN SEGUNDA PARTE? AHÍ ESTÁ 🙃

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Marvel | One Shots | (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora