Día 5.
Hoy todo llegaría a su fin, o tal vez al nuestro. No lo sé. No he pegado ojo en toda la noche por varios motivos: uno, porque estuve hablando con toda la manada sobre que los chicos estarían en esa fábrica planeando un ataque contra nosotros, cosa que se habían creído. Dos, por la tarde que tuve con Liam. Tres, porque siguen sin haber noticias buenas sobre Malia, solo sabemos que sigue en coma. Cuatro, porque tengo miedo de que Diel se quede aquí y sin poderes, o que le dañen a él o a Allison. Cinco, porque no quiero que le pase nada a nadie.
Cinco cosas que me han estado torturando toda la noche.
Son las seis de la mañana, así que como veo que no voy a poder seguir durmiendo, me levanto y voy hacía el baño para ducharme con el agua más caliente que pueda y, con suerte, después poder seguir durmiendo un poco.
Me desvisto y entro, y cuando el agua ya está a punto de estar ardiendo, dejo el mango quieto para que se conserve esa temperatura.
— ¿Qué haces despierta? —me sorprende la voz de Rahul, a quien solo le veo la cabeza ya que la ducha tiene una mampara opaca de cuello para abajo.
— ¿Y tú que haces en mi cuarto de baño?
— He escuchado como se encendía el grifo y he venido a preguntarte que por qué te despiertas tan pronto.
— Solo estoy nerviosa —confesé— No sé como saldrá todo esto.
Rahul suspiró.
— ¿Sabes? Yo tengo ganas de atacar al Cielo, sin embargo, no quiero matar a nadie de allí, lo veo... innecesario —dice— A mi me desterrarón con razón, ¡y claro que quiero volver! Pero no así.
Me sorprendí ante las palabras de Rahul, quien, aunque por un momento pude odiarle por pensar que realmente era malo, acababa de cambiarme todos los esquemas.
— ¿Y por qué, simplemente, no lo haces?
— Porque un sesenta por cien de mí, quiere hacerlo.
Bueno, me había cambiado los esquemas un cuarenta por cien.
— No estés nerviosa, seguro que sale bien.
Después de eso y una sonrisa, salió de mi cuarto de baño, dejándome por fin sola y con mis pensamientos más ardientes que nunca. Apoyé mi cabeza en la fría pared mientras recapacitaba de todo y dejaba que el agua borrara todo rastro de champoo en mi pelo.
Salí del baño pasado unos minutos, ya vestida con unos leggins negros y un sueter gris básico. No podía dormir, ya no más. Esto estaba torturándome.
— Leyla, ¿puedo pasar? —dijo la voz de mi tío detrás de la puerta.
Me tumbé boca arriba en la cama: — ¡Sí!
La puerta se abrió y se cerró rápidamente, luego sentí como el otro lado de mi cama se hundía, y como mi tío se tumbaba a mi lado.
— Rahul me ha dicho que estás un poco nerviosa.
Mierda.
— Solo un poco.
— ¿Sabes? —dijo— Yo también estoy nervioso. Leyla, no hemos tenido la mejor vida en el Cielo, eso es obvio, pero no podemos huir del demonio que tenemos dentro.
— ¿Por qué lo tenemos? —suspiré, quería rasgar cada parte de su corazón, quería que se sincerara conmigo.
— No lo sé, yo a veces no quiero tenerlos. Pero ahí están, y me piden que haga esto.
Nos quedamos en silencio, y pese que era con la última persona con la que quería estar ahora mismo, no era un silencio incómodo. Era más un silencio para pensar.
— Todo va a salir bien —dijo— Voy a protegerte.
Un golpe seco pareció dar en mi corazón, y otro más fuerte dió cuando dio un beso en mi cabeza.
— Tengo que decirte algo —dijo— ¿Te acuerdas que maté a tu padre?
Giré la cabeza. Ni si quiera me acordaba de él.
— Eso me dijiste hace unos días mientras comíamos.
— Tu madre... era especial —río— Siempre fue una mujer muy alegre, ¿sabes? Ella no estaba cómoda con su novio... que era mi hermano. Por favor, mi hermano era un cabrón. Ella se sentía sola y acudió a mí en busca de consuelo. Estábamos muy unidos —explicaba, y yo ya sabía dónde iba a acabar esto.
— Y pasó.
— Nueve meses después nació una criatura preciosa, y el estúpido de mi hermano pensando que era suya. Sangre de su sangre... y eso era en cierto modo.
Me senté en la cama, y él hizo lo mismo.
— Esto es raro —reconocí, ahora ya no íbamos a atacar a mi tío, sino a mi padre.
— Quería decirtelo ahora, creía que era el momento apropiado —dijo— Mi hermano se enteró al desterrarle de que yo era realmente tu padre y peleamos mucho. Y como ya te he dicho, son mis demonios los que actuan por mí.
— Y lo mataste.
— Sí, y lo siento —dijo, aunque en el fondo sabía que no lo sentía.
— No pasa nada.
Hubo unos segundos de silencio, en los que simplemente me evadí de pensar en algo.
— Voy a prepararme, a las siete tenemos que estar en la fábrica esa que nos has dicho. Van a desear no haberse metido con nosotros.
Respiré hondo. Más valía que todo saliese bien.
🐺
Llegué a casa de Scott, donde haríamos el ritual para que Diel y Allison pudieran ser de carne y hueso durante unas horas, cosa que realmente me asustaba.
— Hueles a nervios —dijo Scott cuando atravesé su puerta.
— Hoy soy un matojo de nervios, le he dicho a Dasio que iba a espiaros —suspiré— ¿Dónde ponemos las hierbas?
Scott me hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera, llegando a su habitación y encontrándome con Stiles y unos cuantos arcos, ballestas y flechas.
— Voy a coger agua y a llamar a Liam para ver como van —dijo Scott, yéndose de la habitación y dejándome junto a Stiles.
Algo que necesitaba.
— ¿Algo va mal? —me preguntó el chico, palmeándo a su lado en la cama para que me sentara, cosa que hice.
— No, en realidad no —suspiré— Dasio me ha dicho que es mi padre.
— Vaya, pues menuda mala suerte.
— Ya, gracias.
— Quiero decir, es como Peter dos, es un grano en el culo —dijo Stiles— Un padre demonio asesino.
— Lo sé.
— Esto parece una telenovela —río, pero al ver mi cara dejo de reir— No tiene gracia.
— No, la verdad es que no.
— Leyla, aunque yo quiera matar a tu padre, no vamos a hacerlo —dijo— Vamos a salvaro, llevándole de vuelta de donde vino.
— ¿Crees que irá bien? —suspiré, agachando la cabeza un poco.
Stiles pasó su brazo por encima de mis hombros e hizo que apoyara mi cabeza en su hombro.
— Leyla, eres mi mejor amiga, confío plenamente en ti —susurró— Todo va a ir bien.
Sonreí y le abracé.
— Necesitaba esto —murmuré.
— Ya, no te vayas a enamorar de mi —dijo como si fuera una diva.
Me separé de él y le di un golpe en el hombro, y como si de la casualidad tratase, Scott entró por la puerta.
— Liam dice que ya tienen la espada, están en la fábrica, analizándola para saber dónde y cómo esconderse y mejores lugares para atacar.
Dejó el agua encima de su escritorio y yo dejé el frasco con las hierbas.
— ¿Diel?
— No estés nerviosa, yo te voy a guiar para que lo hagas bien, ¿sí? —dijo él— Comencemos.
Suspiré y asentí, y como si Scott y Stiles me hubiesen leído la mente, cogieron el agua y el frasco.
— Scott tiene que mojarse el dedo e ir haciendo un círculo en el suelo —explicó, y me di cuenta de que Allison estaba aquí.
— Scott, mojate el dedo con el agua y ves haciendo un círculo en el suelo.
El chico asintió y empezó a hacerlo. En el suelo quedaban gotas de agua y se veía la mancha de la zona mojada.
— Ahora, Stiles tiene que poner las hierbas por encima de esa marca —dijo— Luego me meteré dentro con Allison, y todo empezará a pasar.
Tragué gordo.
— No quiero que os pase nada —dije con la voz entrecortada.
— No nos pasará nada —dijo Allison— Vamos a ayudaros.
Suspiré y asentí, dándole las instrucciones a Stiles para que las siguiera. Cuando las hierbas ya estaban encima de la zona mojada, vi como Diel se acercaba al círculo, mirándolo desde fuera.
Me miró, y sonrío.
— Todo va a salir bien.
Y confié en sus palabras.
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Quiero decir que el próximo capítulo es el final. Me ha encantado vivir esta historia con vosotras 🙁❤️ Gracias por los 18k, soy realmente increíbles.