¡Eres mio! Imbécil

By Javiwiwi

26.8M 1.2M 342K

-Imbécil. -Insoportable. -Idiota. -Consentida. -¡Dejame en paz! -Admite que te encanta discutir conmigo. ... More

Antes de leer
Prólogo
Capítulo 1: Campamento
Capítulo 2: Recuerdos
Capítulo 3: Primeros problemas
Capítulo 4: Desconciertos
Capítulo 5: El juego del año
Capítulo 6: Malditas actividades
Capítulo 7: Soportándonos
Capítulo 8: Colapso
Capítulo 9: El límite
Capítulo 10: Un simple juego
Capítulo 11: Carnaval veraniego
Capítulo 12: Su árbol
Capítulo 13: Dafne
Capítulo 14: Excursión
Capítulo 15: Tentación
Capítulo 16: Feliz navidad
Capítulo 17: Territorio prohibido
Capítulo 18: Detalles
Capítulo 19: Del odio a los celos
Capítulo 20: No, definitivamente no es un juego
Capítulo 21: El veneno de Dafne
Capítulo 22: Ganaste, Bruno
Capítulo 23: Empate
Capítulo 24: Destellos
Capítulo 25: Difuso
Capítulo 26: Rompe promesas
Capítulo 27: Árbol solitario
Capítulo 28: La última llamada
|01| Capítulo 29: El baile de fin de año
|02| Capítulo 30: Un chico nervioso
|03| Capítulo 31: Volver a verte
|05| Capítulo 33: Momentos incómodos
|06| Capítulo 34 - ¡Feliz cumpleaños!
|07| Capítulo 35: El lago
|08| Capítulo 36: Vistas al futuro

|04| Capítulo 32: Nuestro baile de fin de año

504K 28.5K 11K
By Javiwiwi

Me quedé helada, una vez más.

La única vez en que Bruno me había dicho eso fue a través del vidrio del autobús en el que abandonaba el campamento y ahora oírlo de manera tan cercana revolvió todo mi estómago. Tragué duro porque no supe que decir.

—Ahora puedes decidir.

—No creo... no creo que sea justo.

—¿Qué hacen hablando así? —oímos la voz de mi madre y ambos nos sobresaltamos. Observó a Bruno dándome la espalda y luego fijó sus ojos en los míos con desaprobación. —Mila...

—Necesitábamos hablar —dije rápidamente.

—¿Con Bruno dándote la espalda?

—Es más justo así —me defendí.

—¿Justo? ¿Justo para quién?

Oí la risa de Bruno y se giró levemente para mirar a mi madre que estaba con los brazos cruzados observándonos.

—Pedí algo para que almorcemos —nos informó. —¿Te quedas a dormir, Bruno?

Pestañeé confundida y Bruno me observó de reojo. Se aclaró la garganta y se giró completamente hacia mi madre.

—Todavía no llegábamos a esa parte de la conversación —me adelanté con el ceño fruncido.

—Pues dense prisa, por la noche saldré con Louis y quiero saber si estarán los dos aquí —comentó. Se quedó mirándome con los ojos entrecerrados y le sonrió a Bruno con amabilidad, luego giró sobre sus pies y nos dejó a solas.

Por algún motivo ahora me encontraba el doble de nerviosa, desvié mis ojos hasta la mesa de centro, pero aun así sentía los ojos grises de Bruno en mi mejilla.

—Debes decidir rápido —oí su voz.

—¿Qué se supone que debo decidir? —esta vez lo observé indignada.

—Lo que tu corazón diga.

—Mi corazón es un inútil —resoplé. Él se mantuvo en silencio observándome, respiré hondo y luego exhalé todo el aire de mis pulmones. —Dormirás con el perro.

—¿Tienes perro?

—No, pero tenemos una casa para perros.

—¿Por qué tendrías una casa para perros si no tienes uno? —alzó una ceja, burlesco.

—Para cuando vinieras ¿no es amable de mi parte?

Su sonrisa ladina con los hoyuelos marcados volvió a aparecer y a mi se me derritió el enojo una vez más.

—Agradezco tu amabilidad, de verdad. Pero creo que prefiero dormir en el sofá.

—Ese es del gato.

—¿Tienes un gato?

—Tendré uno... en el futuro.

Él asintió levemente.

—Le calentaré el sofá al gato del futuro entonces.

Me reí. Y su mirada se fue directamente a mi boca, lo que me hizo sentir más nerviosa.

—¿Puedo abrazarte? —lo oí.

Asentí levemente porque ya no podía fingir enfado del duro, del que estaba acostumbrada. Bruno había roto la pared de orgullo que quería colocarme alrededor y ahora me sentía frágil frente a él, como si en realidad nunca hubiese estado enfadada.

Se acercó a mí con cautela, como si yo fuera un gato callejero que iba a arañarlo si no tenía cuidado, y me hubiese gustado, pero claro que no lo hice. Solo sentir el perfume de siempre emanar de su cuerpo me devolvió a todos esos recuerdos del campamento. Y apenas sus brazos me rodearon, me sentí en casa.

Me relajé. Quité el orgullo de mi cuerpo y solo lo abracé porque lo había echado de menos, porque extrañaba su aroma, sus abrazos, su cuerpo, sus labios... extrañaba todo de él y teniéndolo en frente ya era lo suficientemente difícil para mí que se fuera otra vez.

Se separó levemente de mí y se quedó mirándome hacia abajo, cogió mi rostro con ambas manos y no se acercó para besarme, solo se quedó mirándome con un brillo diferente en los ojos, con un brillo que probablemente solo aparece cuando ves a alguien que realmente quieres.

—Lamento haber desaparecido, prometo que no volverá a ocurrir. Nunca más me parecerá buena idea alejarte de mi vida porque arreglas todo, Mila. Me arreglas a mí y... también extrañé decirte Mili mi amor.

Sonreí.

—Yo también te extrañé, Bruno. Y... ya no es necesario que duermas en la casa del perro...

Se rio. Esta vez sí se acercó levemente a mi y cuando sentí su respiración cerca, solo cerré los ojos. Sus labios sobre los míos se sintieron como si nunca hubiesen estado lejos. Definitivamente el tiempo que nos habíamos mantenido alejados no cambió nada entre nosotros. Su mirada, sus abrazos y sus labios seguían igual que en el campamento. Y se sintió reconfortante luego de la llamada gélida por la cual nos habíamos despedido porque «el verano acababa». Ahora un nuevo verano comenzaba y Bruno estaba en la sala de mi casa diciéndome que no quería alejarse de mí. Y eso me reconstruía el corazón destrozado del término del verano anterior.

Apenas oímos los pasos de mi madre en el pasillo nos separamos y la observamos. Ella se quedó mirándome un momento y luego posó sus ojos en el pelinegro.

—¿Y? ¿Te quedarás?

—Se quedará —me adelanté.

Ella asintió con una leve sonrisa.

El sonido el timbre nos interrumpió, la comida había llegado.

***


—Yo sé que son mayores, pero hoy saldré con Louis y regresaré de madrugada y...

Entrecerré los ojos mirándola.

—No tendremos esta conversación ahora, mamá. Bruno está en el baño... nos va a oír —sentía que en cualquier momento las mejillas se me teñirían de color rojo. Seguramente mi madre creía que seguía sin intimar con un chico y...

—Sé que quizá ya has estado con él de forma... sexual —soltó y yo casi me atraganto con mi propia saliva. Comencé a toser y ella solo se mantuvo mirándome hasta que me auto controlé.

—¡Mamá!

—Solo quiero decirte que puedes confiar en mí ¿Está bien? —sus ojos estaban clavados en los míos, pero de una forma segura, realmente ella quería que confiara para contarle cualquier cosa. —Debes estar segura de querer hacerlo, nadie puede obligarte ni sobornarte ¿de acuerdo? Y siempre cuídate, siempre. Y no digo que me da terror que quedes embarazada, lo que si me da un poco, pero eso no es nada comparado si hablamos de enfermedades de transmisión sexual... sobre todo si son jóvenes. Los jóvenes pueden tener un sinfín de parejas sexuales y debes cuidarte, porque eres importante.

Ya tenía mis mejillas enrojecidas, no sabía qué decir al respecto. Y ni siquiera alcancé a hacerlo, pues los pasos de Bruno me sobresaltaron y por la expresión que tenía en el rostro entendí que había escuchado todo.

Mi madre no se inmutó. En cambio, yo tuve que desviar la mirada a mis manos por lo nerviosa que estaba.

—Si necesitan cualquier cosa, me llaman ¿de acuerdo?

—Claro que sí, mamá...

Apenas se puso de pie y subió las escaleras para terminar de colocarse un poco de perfume, Bruno se sentó a mi lado en el sofá y se quedó mirándome con una ceja levemente alzada y una sonrisa que marcaba sus hoyuelos descarados.

—¿También puedo llamarla si necesito... ya sabes... preservativo? —susurró, bromeando.

—¡Bruno! —golpeé levemente su abdomen con mi codo.

—Llamaré a Ethan —sonrió. —Debe estar histérico junto a Thomas y Renato.

—¿Thomas y Renato están aquí?

—Sí. No querían perderse mi intento fallido de recuperarte.

—Pues diles que no falló tanto.

—¿Tanto?

—Todavía no decido si puedes dormir en mi habitación o con el perro del futuro.

Él sonrió.

—Es suficiente para decir que ya te recuperé.

Rodé los ojos.

Lo vi coger su móvil, ponerse de pie y llamar a Ethan. Por supuesto ya no estaba enfadada con él, pero no se lo diría hasta la próxima vez que viniera a casa, así podría aprovecharme y pedirle que me invitara a un helado de la reconciliación.

Cuando mamá se fue junto a Louis, Bruno y yo subimos a mi habitación. Entendí que ya había estado ahí por la rosa azul en mi mesa de noche, pero aun así se quedó mirando a su alrededor, detallando mi habitación. Luego se quedó mirando los peluches de mi cama y se giró para sonreírme.

—¿Quién lo diría? Duermes con peluches y das puñetazos como si fueras Rocky.

—He golpeado bastantes peluches cuando estoy frustrada o enfadada.

—¿Anoche golpeaste alguno?

Giré levemente mi mirada hacia el clóset en donde se encontraban dos osos de peluche que habían sufrido las consecuencias de mi enfado. Él se rio apenas los vio, luego se acercó a ellos y los recogió del suelo.

—Pobres —los observó con lástima. —Así mismo me sentí, los entiendo.

Me hizo gracia que estuviera hablando con mis peluches. Me senté al borde de la cama y solo lo observé. Se veía atípico dentro de mi habitación envuelta en colores pálidos, peluches, cuadros, algunas flores en las paredes... y él tan alto, imponente... de cabello negro y ojos grises.

—Anoche fue tu última vez en la escuela ¿no? —me preguntó mientras observaba las fotografías de las paredes, dándome la espalda.

—Sí, es decir, tengo que regresar por algunas de mis cosas para la graduación, pero...

—Y lo arruiné —me interrumpió. —No disfrutaste tu baile.

—Mmm... un poco. Podrías haber esperado —bromeé, pero él solo me regaló una sonrisa triste.

Se acercó a mí, se quedó de pie al borde de mi cama y yo lo observé hacia arriba. Lo vi coger su móvil, buscar algo y luego me miró con una ceja alzada.

—¿Cuál es tu canción favorita? —me preguntó. —Que sea romántica. Y lenta.

—¿Qué tratas de hac...

—Solo dime.

—Mmmh... no lo sé, nunca lo he pensado, yo...

—Entonces la escojo yo —me detuvo.

Me sorprendí cuando comenzó a sonar la voz de una mujer y Bruno extendió su mano hacia mí. Pestañeé sin entender.

—¿Bailarías conmigo?

—Bruno... —sonreí nerviosa, no me lo creía.

—Déjame arreglar tu baile de fin de año.

Miré su mano que se extendía frente a mí y sin pensarlo por tanto tiempo la tomé, él me atrajo hacia su cuerpo sacándome de la cama y me acercó a él. Acomodó mi mano izquierda en su hombro, como un experto, luego me tomó la mano derecha y las elevó. Su mano derecha se fue a mi espalda baja y me acercó todavía más. Por un momento sentí que quedé sin respiración por lo cerca que lo tenía. Sus ojos grises me atravesaron y tuve que tragar duro para no tropezarme con mis pensamientos (y mis pies).

Bruno comenzó a moverse alrededor de la habitación mientras oía la letra de la canción.

El corazón late rápido

(Heart beats fast)

Colores y promesas

(colors and promises)

¿Cómo ser valiente?

(How to be brave?)

¿Cómo puedo amar cuando tengo miedo de caer?

(How can I love when I'm afraid to fall?)

Pero viéndote ahí solo

(But watching you stand alone)

De alguna manera, todas mis dudas desaparecen

(All of my doubt suddenly goes away somehow)

Un paso más cerca

(One step closer)

He muerto cada día esperándote

(I have died every day waiting for you)

Cariño, no tengas miedo

(Darling don't be afraid)

Te he amado...

(I have loved yo)

Durante mil años

(For a thousand years)

Te amaré por mil más...

(I'll love you for a thousand more)

La sonrisa con la que me miraba no era justa para cómo me sentía anoche. Sus hoyuelos marcados en las mejillas ya me tenían entre sus brazos. Solo podía mirarlo sin siquiera pestañear, dejándome llevar por sus pies. Estaba tan sorprendida como enamorada del chico que tenía en frente.

Tragué duro cuando la canción comenzó a acabar y la melodía solo pasaba a ser un recuerdo entre ambos. Nos detuvimos lentamente, sin soltarnos. Y no pude evitar reír... reír porque estaba nerviosa y me sentía realmente estúpida... y joven. Una joven estúpidamente enamorada del chico popular de ojos grises del campamento que conocí a los trece años.

—¿De qué te ríes? —me preguntó.

—Bailas muy mal.

—Tú también.

Me reí otra vez y a él también se le contagió la risa.

—¿Y esa canción?

—¿No la conocías? —preguntó y yo negué. —Christina Perri: A Thousand Years.

—Es linda.

—Y es justamente como me siento.

Arrugué las cejas con el estómago revuelto, otra vez.

—Creo que te he amado mil años y que lo haré mil más. De seguro en las otras vidas empezamos mejor que en esta.

—Eso espero... —bajé la mirada. No sabía por qué ahora estaba tan nerviosa.

—Casi lo olvido —dijo buscando algo en su bolsillo. Encontró lo que buscaba, pero su mano en un puño lo cubría por completo. —Cierra los ojos.

Fue lo que hice. Sentí que me tomó la mano y puso algo de textura aterciopelada en mi palma, lo sostuve y cuando me permitió abrir los ojos, mi mirada chocó con una pequeña bolsa rosa. Me temblaban un poco las manos y él lo noto, pero solo se quedó frente a mí esperando a que la abriera.

Me sorprendí cuando vi dos anillos plateados, uno con un pequeño corazón y el otro un poco más grueso con la figura del corazón dentro... y encajaban. Abrí mis ojos un poco más, no pude evitar sonreír, pero antes de poder lanzarme a abrazarlo, comenzó a hablar:

—Déjame preguntarte esto... —aclaró su garganta, cogió el anillo con el corazón y apoyó una rodilla en el suelo sorprendiéndome. —¿Quieres ser mi novia?

—Por un momento pensé que me pedirías casarme contigo.

Sonrió.

—Somos jóvenes. Tenemos tiempo. Cuando te pida que te cases conmigo te regalaré un anillo más caro, más bonito... habremos cumplido nuestros sueños. Yo estaré triunfando como deportista y tu seguirás siendo mi Mili mi amor. Así que esto tengo por ahora, una petición de noviazgo a mis diecinueve años... que es lo que me alcanza. Por ahora.

Me eché a reír y me lancé a abrazarlo con tanta emoción que su rodilla se despegó del suelo y caímos a la alfombra de mi habitación.

—¡Por supuesto que quiero ser tu novia! —besé sus labios, luego su rostro, sus mejillas y sus hoyuelos que ahora estaban marcados por su sonrisa traviesa.

Pronto mis besos divertidos y felices se convirtieron en un beso largo, íntimo, uno que solo expresaba cuánto lo había echado de menos. Lo tenía cerca, seguíamos en la alfombra mientras estaba enredada entre sus brazos mientras su beso era eterno para mí, quería que siguiera así, porque Bruno me volvía loca. Había extrañado sus caricias, sus brazos que me envolvían y su cuerpo cerca del mío.

Entre besos y caricias quedó encima de mi cuerpo, nuestros ojos se encontraron y nos sonreímos al mismo tiempo. Me recordó al campamento, a las tardes de verano, a la casa del árbol y las duchas eternas. Apoyó sus antebrazos en la alfombra descansando su cuerpo encima del mío y comenzó a besar mis labios, luego mi mentón, mi mandíbula, el cuello y la zona libre de ropa de mi pecho. Mi respiración ya comenzaba a entrecortarse, hace mucho no tenía nada con nadie. Él era el único. Esperen...

—¿Bruno?

Él alzó la vista deteniéndose a la altura de mi ombligo.

—¿Puedo preguntar algo incómodo?

—Siempre lo haces —se encogió de hombros restándole importancia y regresando a besar mi abdomen por encima de mi camiseta.

—¿Has estado con otra chica en todos estos meses?

Se detuvo en seco para observarme. Regresó hasta arriba y se quedó cerca de mi boca.

—No.

—¿No?

—No.

—¿Seguro?

—Sí, ¿No me crees?

—En un poco más de ocho meses pueden pasar cosas y...

—Pude sobrevivir con otras cosas.

—¿Qué cosas?

—Tienes mucha imaginación como para decírtelo.

Me reí.

—Te creo.

—¿Y tú? ¿Estuviste con otro chico?

—Lo único que hice fue pensar en ti, no estuve con ningún chico.

—¿Pensar en mí... de esta forma también? —me observó el pecho, luego los ojos, tenía una sonrisa pícara en el rostro.

—Sí. Supongo.

—Y sobreviviste.

—Con la misma imaginación que tú.

Se echó a reír con ganas.

—Pero ahora somos reales... —bajé la voz, acercándome a su boca.

—Y que bueno que tu madre no está.

—¿Por?

—Porque hoy quierodisfrutarte, Mila. Como no pude hacerlo nunca en el campamento.


***

¡Hola! ¿Cómo ha iniciado su semana?

Yo con muchísimas cosas que ya les podré contar, solo quédense atentxs a mis redes <3.

Las actualizaciones están siendo más lentas, pero apareceré por aquí siempre :)

¿Qué les gustaría leer en los capítulos que vienen? ¡Yo tengo muchas ganas de narrar drama y decisiones duras! muahahaha

BESOPOS

XOXOXO

Continue Reading

You'll Also Like

195K 21.8K 39
la Soltera Samanun Anuntrakul mejor conocida como Sam, es una diseñadora de moda reconocida de todo Bangkok, una casanova incorregible con un ego po...
523K 87.2K 70
Kylian Craig tiene claras dos cosas: enamorarse debilita y todo se puede negociar, así que cuando se da cuenta de que una de sus más grandes inversio...
330K 21K 29
Chiara y Violeta son compañeras de piso, y no se llevan bien. Discuten a menudo, y cuando no lo hacen, se ignoran. Cuando se adelanta la boda de su h...
200K 9.7K 53
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...