¡Eres mio! Imbécil

By Javiwiwi

26.8M 1.2M 342K

-Imbécil. -Insoportable. -Idiota. -Consentida. -¡Dejame en paz! -Admite que te encanta discutir conmigo. ... More

Antes de leer
Prólogo
Capítulo 1: Campamento
Capítulo 2: Recuerdos
Capítulo 4: Desconciertos
Capítulo 5: El juego del año
Capítulo 6: Malditas actividades
Capítulo 7: Soportándonos
Capítulo 8: Colapso
Capítulo 9: El límite
Capítulo 10: Un simple juego
Capítulo 11: Carnaval veraniego
Capítulo 12: Su árbol
Capítulo 13: Dafne
Capítulo 14: Excursión
Capítulo 15: Tentación
Capítulo 16: Feliz navidad
Capítulo 17: Territorio prohibido
Capítulo 18: Detalles
Capítulo 19: Del odio a los celos
Capítulo 20: No, definitivamente no es un juego
Capítulo 21: El veneno de Dafne
Capítulo 22: Ganaste, Bruno
Capítulo 23: Empate
Capítulo 24: Destellos
Capítulo 25: Difuso
Capítulo 26: Rompe promesas
Capítulo 27: Árbol solitario
Capítulo 28: La última llamada
|01| Capítulo 29: El baile de fin de año
|02| Capítulo 30: Un chico nervioso
|03| Capítulo 31: Volver a verte
|04| Capítulo 32: Nuestro baile de fin de año
|05| Capítulo 33: Momentos incómodos
|06| Capítulo 34 - ¡Feliz cumpleaños!
|07| Capítulo 35: El lago
|08| Capítulo 36: Vistas al futuro

Capítulo 3: Primeros problemas

604K 35K 10.1K
By Javiwiwi

El primero en hablar fue Thomas, ya que ninguno estaba muy dispuesto a expresar sus emociones. No conocía a Thomas, pero por lo que se percibía de él era un chico alegre que cuando enserió su temple fue algo extraño. Me pareció bastante valiente que se atreviera hablar él primero.

—La verdad es que... no tengo demasiados problemas —comentó mientras nos observaba —, pero creo que lo que me tiene inquieto y con cargo de consciencia es el día en que discutí con mi abuelo y le pedí que no se metiera en mis asuntos, le dije que no porque su hijo haya sido una mierda, yo también iba a serlo. Supongo que se sintió mal, pues mi padre siempre fue un ingrato con él y conmigo, nunca se hizo cargo de mí y ese día me fui molesto de casa, sin pedir perdón. Tres días después me enteré de que había fallecido —contó completamente serio —No sé cómo pude ser tan imbécil, pues la vida es efímera y uno se pasa jodiendo todo y no pide disculpas cuando la caga. Cada vez que voy a verlo al cementerio le pido perdón, pero no se siente igual, pues él no está aquí para decirme que todo está bien —cortó su historia ahí. Se encontraba con el ceño fruncido mirando el césped fijamente. Me estremecí un poco y continué mirando a los demás.

Nos quedamos mirando en un rotundo silencio por un largo rato hasta que la persona de al lado de Thomas comenzó a hablar, Emilia. Fue así como todos comenzaron contando sus malos momentos o cosas que los hacían sentir inseguros o confundidos. Sólo estaba faltando Bruno y yo y ya se había formado un ambiente de confianza. Todas las historias eran tristes a su modo, exceptuando a Dafne, quien comentó no tener ningún momento malo en su vida... aunque en el fondo sentí que sólo no quería abrirse con ninguno de nosotros.

—De acuerdo ¿Mila? —preguntó Thomas mirándome. De inmediato se me tensó la mandíbula, no quería hablar, pero todos estaban observándome así que...

—No es de mi agrado hablar acerca de esto... —comenté, bajando un poco la voz. No me atreví a mirar a ninguno, así que sólo bajé la mirada hasta mis manos jugando con el césped —Hace dos años atrás todo era muy diferente en mi vida a como es ahora... Tal vez si me hubiesen conocido antes yo habría estado gritando y riendo como una loca, haciendo bromas o bailando, qué se yo, pero todo cambió ese día... —me picó la garganta, respiré hondo y continué —Fui de vacaciones con mis padres y mi hermano antes de venir al campamento. Yo siempre estaba pegada a mi hermano, incluso en vacaciones, pero un día él fue temprano por desayuno y me negué a ir con él porque tenía sueño... Y bueno, pasaron las horas y él no regresaba a casa. Llegó la tarde y seguía sin regresar, luego la noche y en ese momento caímos en cuenta de que, tal vez, no regresaría.

» Llamamos a la policía y nos dimos cuenta de que lo peor de estar de vacaciones era estar en un lugar en donde nadie te conocía ni tu conocías a nadie —Sentí la mano de Ethan en mi rodilla, no sabía cuándo mis manos habían comenzado a temblar, de verdad me costaba hablar de algo así —Pasaron los días y él no regresaba ni tampoco encontraban rastros de él. Semana tras semana salíamos a buscarlo siempre con la esperanza de volver a verlo, pero una tarde llegó la noticia... como odié esa noticia —comenté y mis ojos se cristalizaron—Lo encontraron muerto cerca de la carretera en unos arbustos, testigos dijeron que lo vieron pelear con unos tipos que querían robarle. No les bastó con eso, sino que lo asesinaron y lo dejaron ahí como si no valiese nada. Desde ese día todo se derrumbó en mi vida, no pude ir al campamento ese año porque tenía depresión al igual que mi madre. Estaba frustrada y molesta con todo el mundo. Pensé que nada podía ser peor hasta que unos meses después papá se marchó de casa porque ya no se podían soportar con mi madre y finalmente me quedé mamá y yo —rápidamente me sequé una lágrima

No podía creer que me había abierto con personas que eran desconocidas para mí —exceptuando a mis amigas y Ethan—, sobre todo que Bruno haya estado mirando, eso me irritaba mucho más, pues él había sido el culpable de quitarme todos mis recuerdos.

Odiaba recordar ese día, pues todo parece nublarse y quisiera regresar el tiempo atrás para haber abrazado mucho más a mi hermano, para decirle que no fuera a comprar o quizá para haberme levantado e ir con él.

—¿Bruno? —preguntó Thomas.

Vi a Bruno alzar la vista despertando de sus pensamientos.

Bruno se caracterizaba siempre por estar de buen humor o ser un burlesco empedernido, por lo que cuando alcé mi vista para verlo, su expresión seria y nostálgica me resultó de lo más extraña. Quisiera decir falsa, pero no era así.

—Bueno yo... —El capitán del equipo de futbol iba a confesar que tenía sentimientos, debía ser interesante —Es acerca de mi papá, no sé cómo comenzar, pero... bueno...mi padre siempre ha sido todo en mi vida. Mi ejemplo a seguir, mi héroe y todo mi futuro. Siempre me ha apoyado en todo lo que me propongo hacer y se encarga de subirme el ánimo cuando estoy frustrado o cansado. Durante los últimos años todo cambió un poco. Un día estábamos cenando y comenzó a hablar acerca de mi madre, no bien, sino mal y dejándola mal frente a nosotros, al parecer estaba enfadado porque ella lo había dejado. Comencé a reprocharlo, a juzgarlo y a darle lecciones acerca de cómo tratar a una mujer creyéndome Dios, casi como si tuviese razón en todo. Él, muy competitivo no quiso quedarse callado y comenzamos a discutir fuertemente en la mesa, hasta que fui un idiota y me golpeó, yo grité que lo odiaba y jamás volvimos a retomar esa confianza que nos teníamos —contó, luego respiró profundo para continuar —Debí quedarme callado, debí entender lo enfadado que estaba o lo triste que se encontraba porque la mujer de su vida lo había abandonado con sus hijos. Ahora que él se enfermó y retiene muy poco tiempo las cosas en su cabeza, no puedo decirle que me disculpe, pues probablemente se le olvidará una hora después de que lo hice. Él sólo recuerda con amargura cómo nos tratamos ese día y odio asumir que estoy perdiéndolo poco a poco sin poder decirle que, en realidad, me siento orgulloso de él. Lo he intentado, también le pido disculpas, me abraza y me dice que todo se encuentra bien, pero pasa una hora y vuelve a repetirme que debo madurar, que aquel día todo se fue un poco a la mierda y que nunca voy a entender todo lo que se sacrificó por mí —Bruno miró el césped y luego alzó su vista mirando más a Thomas que a nadie —Cada día veo cómo su mente se debilita más y más y quizá se vaya sin saber que en realidad yo de verdad lo sentía y que me siento profundamente orgulloso de tener un padre como él.

Lo miré un poco sorprendida con sus palabras, incluso algo se encendió dentro de mi corazón. Si hubiese sido mi amigo, lo hubiese abrazado. Sus palabras contenían muchísimo dolor y enfado, pero no derramó ninguna lágrima. Era muy obvio, él prefería ocultar todo lo que sentía.

La actividad finalizó tarde, ya que hubo un par de cosas más que las campistas quisieron enseñarnos y también nos aconsejaron con respecto a las relaciones interpersonales. Tenía la esperanza de que la convivencia mejoraría después de habernos mostrado tal cual éramos.

***

—Dafne lo único que hace es mirarse al espejo y limarse las uñas —le reclamé a Thomas —, mientras nosotros mantenemos la cabaña limpia ¡debes decirle algo!

—De acuerdo, tranquila —me tocó el hombro.

Me encontraba lavando un par de platos sucios. En realidad, todos se encontraban haciendo algo, excepto Dafne quien se mantenía sentada en el sofá limándose las uñas y esmaltándoselas. Y Bruno no hacía nada, pues ya había terminado el aseo que le tocaba a él mucho más temprano.

—Dafne —comentó Thomas con un tono de voz tranquilo —¿Puedes dejar de pintarte las uñas y ayudar un poco? Al menos haz lo que te tocó en la lista de quehaceres.

—¡Ay, Thomas, no molestes! Soy la hija de la dueña, nadie nos dirá nada.

—A ti no, pero a nosotros si —continuó Thomas con su voz pausada.

—¿Y debería importarme?

—Claro que sí, somos un grupo.

—No me interesa ser parte de su grupo.

Suspiré enojada.

Sabía que Thomas no le hablaría mal a Dafne porque era muy respetuoso, pero yo si podía hacerlo.

— ¡¿Podrías levantar el trasero del sofá y ayudarnos con lo que falta?! —alcé la voz.

Todas las miradas se fijaron en mí, pero ninguno se atrevió a abrir la boca, exceptuando a la involucrada:

—Si no quiero por supuesto que no lo haré.

— ¡Has estado horas pintando tus uñas! ¡Estás en un campamento no en un desfile de modas! ¿A quién pretendes sorprender? ¿A un mosquito?

—Mila, cálmate —habló Thomas, evitando que se formara un conflicto.

—¡No! Ya es suficiente, cada día Dafne hace lo que se le da la gana. Debe ayudar en algo, no sentarse como una princesa a no hacer nada, no somos sus empleados.

—La verdad si —contestó Dafne en un tono burlesco —, yo muevo los dedos y tú puedes estar fuera del campamento en dos segundos.

—¿Sí? Pero yo puedo dejarte morada antes de irme de aquí —amenacé.

—No me das miedo.

—No me interesa que me tengas miedo, no seas estúpida. Eres una integrante más de esta cabaña y quieras o no vas a ayudar igual —dije lanzándole un paño mojado para que limpiara, ella puso cara de asco y rápidamente lo esquivó.

—¡Idiota! ¡¿No entiendes que no quiero?

—¡Eres una maldita niña consentida!

Todos se encontraban mirando como discutíamos, pero nadie hacía nada hasta el momento en que llegó Bruno.

—¿Por qué hay tantos gritos? —preguntó apareciendo en la sala.

—Mila está loca. Quiere hacerme limpiar y no entiende que no quiero. Creo que es tonta de verdad.

—No puedo creerlo ¿estás acusándome? ¡Tienes que ayudar como lo hacemos todos!

—Sí, te acuso con Bruno porque puede ayudarme a quemar tus cosas.

Definitivamente si no fuera por el mesón que se cruzaba entre ambas, ya me hubiese lanzado encima de ella para asfixiarla.

—¿No puedes ayudar en silencio? —me preguntó Bruno en un tono molesto, acercándose a mí.

—Tú no te metas —lo observé —, no es justo que todos hagamos algo y ella no.

—¿En qué te afecta?

—En que somos un maldito grupo y hay que ayudar a mantener limpia la cabaña.

—Eres una envidiosa que ni siquiera se preocupa de sí misma —comentó Dafne observándome, ni siquiera tenía que ver con la discusión —Encárgate de tu vida.

—¿Envidiosa? Claramente prefiero estar en mi cuerpo que ser una plástica como tú.

—¿Crees que eso me afecta? Sé que soy linda y agradable, no como tú.

—Realmente eres una idiota sin cerebro.

—Mila, no la necesitas limpiando, no fastidies —comentó Bruno mientras miraba con una sonrisa a Dafne.

—Nadie está hablando contigo. Como siempre, eres un descerebrado, no me sorprendes.

—¿Perdón? ¿Cómo me llamaste?

—¡Pues idiota! —exclamé mirándolo.

—Deja a Dafne y a mí en paz ¿bueno?

—¿Ahora Dafne tiene guardaespaldas? —reí.

—No, pero soy su amigo.

—¿Sabes? ¡No me importa! ¡No me importas tú! —dije señalándolo a él —¡Ni esa otra! —señalé a Dafne —Lo único que le estaba pidiendo a ella era que ayudara a mantener en buen estado este lugar.

—No te molesta en nada que no esté limpiando.

—Claro que me molesta porque no somos sus empleados y a ella no la regañarán si este lugar se encuentra desordenado sólo por el hecho de que es la hija de la dueña, pero a nosotros sí. No seas imbécil —comenté enojada.

—No creo que me regañen a mí tampoco.

Rodé los ojos y luego arrugué el entrecejo.

—Por supuesto que no porque ella está babosa por ti, como tú lo estás por ella —me molesté.

—¿Te hace sentir celosa? —preguntó con sarcasmo.

—¿Celosa? ¡Por favor qué asco! Tú no me gustarías ni en un millón de años, ni tampoco si fueras el último chico en el mundo.

—Mientes.

—No, yo no miento —comenté sin despegarle la mirada —, pero ese no era el punto. Si ustedes dos le tienen cariño a Thomas, consideren lo que estoy diciendo porque él será el castigado.

Caminé con molestia hasta mi habitación, pasé por el costado de Bruno chocando mi hombro con el de él como si fuese a moverlo.

—Qué chica más insoportable —gruñó él, molesto.

—Tranquilo, Bruno. Las chicas envidiosas son así —le respondió Dafne.

De verdad Bruno seguía siendo un completo imbécil y definitivamente seguía teniendo la capacidad de sacarme de mis casillas muy rápidamente. Ni siquiera tenía que ver en la discusión con Dafne y estaba mucho más enfadada con él que con cualquier otro.

No quería ver a nadie, así que me encerré en mi habitación y cuando pensé que ya me encontraba completamente tranquila, la puerta de mi habitación se abrió sin previo aviso, sobresaltándome. Apenas miré hacia la puerta vi a Bruno quien entró y cerró la puerta a su espalda.

—¿Qué demonios quieres? ¡Sal de mi habitación!

—Cálmate. Sólo vengo a hablar contigo.

—No tengo nada que hablar contigo, vete —me puse de pie.

—¿Por qué demonios eres tan insoportable?

—Porque tú eres un imbécil, sal de mi habitación si no quieres que grite.

—No, no grites —se acercó a mí y cubrió mi boca con su enorme mano. Probablemente su mano me cubría la mitad del rostro.

Comencé a forcejear con él, pero al ver que no obtenía ningún resultado, me calmé.

—Sólo quiero que me escuches.

No quería escucharlo, ni menos estar en la misma habitación con él, así que sin previo aviso le di un golpe en los testículos con mi rodilla, de inmediato me soltó y cayó a mi cama agarrando su entrepierna con ambas manos, retorciéndose.

—¡¿Qué demonios pasa contigo?! —preguntó en un hilo de voz.

—¿Ahora si puedes salir de aquí?

—Yo sólo venía a solucionar nuestros malditos problemas para poder llevarnos mejor ¡Eres tan jodidamente antipática! —gruñó.

—¿Por qué crees que querría solucionar algo contigo? No quiero llevarme bien con alguien como tú.

—Ahora me doy cuenta de que tampoco quiero llevarme bien con una chica como tú.

—Me alegro ¿ahora puedes irte?

—¡Maldita sea! ¿de qué te alimentas para ser tan insoportable?

—Me alimento de malas vibras como las tuyas.

—Tu comenzaste el juego —dijo seco, volviendo al pasado.

—Primero, tú fuiste el imbécil.

—¿Yo? ¿Qué demonios te hice?

—¡Vete de aquí! —me alteré. De sólo recordar la nube de humo negra afuera de mi cabaña me hervía la sangre.

—No me iré hasta que me digas qué demonios te hice para que me odies tanto.

—No te diré.

—¿Cómo pretendes solucionar algo alguna vez?

—¿Qué parte de "No quiero solucionar nada contigo" no entendiste?

—Insoportable.

—Imbécil.

—Bruja.

—Idiota.

—¿Por qué adoras pelear conmigo?

—Adoraría que me dejaras sola —me molesté más de lo que ya estaba.

Él soltó una carcajada.

—Si no dejo de odiarte no te dejaré en paz.

— Ignórame como lo hacemos siempre y no habrá problemas.

—Estás demasiado cerca para ignorarte.

—Y tú estás demasiado cerca para golpearte.

—Violenta.

—¡Ya vete! —grité —¡¿Debo dejarte estéril para que me dejes en paz?!

Él sonrió con ironía, casi con victoria en su rostro, como si disfrutara verme enfadada. Se dio media vuelta y se fue. Quedé irritada mirando la puerta cerrada ¿Para qué venía a molestarme? ¡Es tan odioso!

***

Esa mañana me desperté temprano, cogí dos toallas y me dirigí hacia las duchas. Se encontraban todas ocupadas, así que me quedé afuera esperando mi turno, hasta que una de las duchas se detuvo y enseguida me puse de pie.

Cuando la puerta se abrió, de inmediato choqué con la mirada grisácea de Bruno. Nos quedamos mirando un segundo que me pareció eterno. Estaba sin camiseta y la toalla le rodeaba la cadera, tenía el cabello húmedo y unas gotas le habían caído por la frente y sobre los hombros. Tuve que aclararme la garganta para no observar más de la cuenta su abdomen marcado y sus fuertes brazos.

¿Qué demonios piensas, Mila? ¡Lo odias!

—¿Puedo pasar? —pregunté, reaccionando antes de que todo se volviera extraño e incómodo.

—Claro —esbozó una sonrisa burlesca, sin quitarme la mirada de encima.

Entré a la misma ducha, pero él seguía de pie ahí afuera.

—Puedes irte.

—Que agradable —oí su ironía y luego sus pasos se alejaron.

BRUNO

En lo único que pude pensar fue: ¡Despégate!

Siempre entraba despreocupado a las duchas porque solía levantarme muy temprano para ducharme y no pensé encontrarme a nadie cuando salí de una, es por lo que iba sin camiseta, ni nada, en realidad. Su mirada verde me había recorrido un momento y no pude evitar sonreír ante eso, además, ¿Desde cuándo se había vuelto tan guapa?

¡Oh cállate! ¡La odias!

Cuando ya estaba en mi habitación, escuché a una persona caminar por el pasillo y su voz me desconcentró al instante.

—Bruuuuuno —canturreó, luego golpeó la puerta —Soy Dafne ¿Puedo pasar?


***

¡Hola de nuevo! Vi varios mensajes en el capítulo anterior sobre que querían otro día de actualización jeje, hice una mini encuesta y ganó el miércoles.

¡Así que ahora habrá capítulos lunes y miércoles!

Por supuesto esto durará de acuerdo al tiempo que tenga porque no quiero morir en el intento JAJAJA

No olviden dejar sus votos y comentarios, leerlas me hace sentir que vale la pena editar y escribir en cada momento libre que tengo <3

BESOPOS

XOXOXO

Continue Reading

You'll Also Like

639K 82.2K 77
*Fueron los libros los que me hacían sentir que quizá no estaba completamente sola, y tú me enseñaste que el amor solo es una debilidad.* Isis descub...
120K 6.4K 54
¿Qué nos perdimos entre Martin y Juanjo cuando no había cámaras? Basándome en cosas reales, imagino momentos y conversaciones que pudieron ocurrir. L...
215K 15.9K 27
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
200K 9.7K 54
"𝙀𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙣𝙪𝙣𝙘𝙖 𝙢𝙪𝙚𝙧𝙚 𝙮 𝙡𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚 𝙧𝙖𝙯ó𝙣 𝙥𝙤𝙧 𝙦𝙪𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙣 𝙪𝙣𝙖 𝙝𝙪𝙚𝙡𝙡𝙖" "-𝙔 𝙖𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙚�...