Con firmeza golpe el escritorio y girando sobre mis propios talones, observó como Paula tiembla junto con Molly.
Idiota.
¡No sirves para nada, Negan!
¡Ella se a ido!
Jajajaja, ahora estás solo, como siempre lo has estado. ¡Morirás solo!
Nosotros estamos aquí Negan, haznos caso.
¡Eres malo, por eso ella se fue!
¡Le dabas miedo!
¡Controla a tus mariquitas!
—¡Dejen de temblar! —les ordenó a todo pulmón a la par que entierro mi cuchillo en la madera. —, ¡Son mujeres que van al frente de batalla, no son unas putas que se esconden debajo de mi polla!—guardan silencio.— ¡Contesten!
—¡Si señor!
Caminando a zancadas grandes por mi oficina, desenfundando mi arma, chasqueo la lengua y retiró el gatillo de esta.
¡Mátalos, Mátalos, Mátalos, a todos, son inútiles!
¡Vamos Negan, no seas marica, jala el gatillo!
¡Bang, Bang!
—¿Quién de ustedes los vio?—pregunto en voz ronca, apuntándoles.
—Ninguna de nosotros, señor. Los vio David y trató de evitar que se fueran pero Dwight le disparo en una pierna. Se marcharon sin más—explica Molly—; tratamos de seguirles el rastro pero...
—Cállate—intervengo—, no las quiero ver y mucho menos tenerlas cerca. Váyanse a la base del oeste, este o sur ¡la que, sea mierda! ¡Son inútiles!
Caminando a la salida antes de cerrar la puerta tras de mi, observó como aún se mantienen arrodilladas.
—Paula—la llamo y ella tiembla, tomando a Lucille entre mis manos, me tranquilizo un poco, recordando las palabras que alguna vez me dijo la inocente rubia, Lucille estará para mí cuando ella no este—Dile a Dolly que en cualquier momento, quiero que este la plancha lista. Después quiero que se vayan lejos de aquí. Si las veo una vez mas, las matare.
—Si señor. —responde agachando aún más la cabeza Paula.
—Eres malo, ¿así de malo eres? Que mariquita eres Negan, vamos, en cualquier momento ellas se irán como lo hizo Dwight y tu pequeña Bea. ¡Eres malo, por eso las personas se van!—exclama El Niño, que aún puedo desconocer su nombre, este deja que cuelgue de costado su oso de peluche, un oso que está manchado de sangre y reposan quemaduras. Sonriendo ladea la cabeza, muestra con claridad sus mejillas abiertas provocando que la sangre se derrame de ellas—, Tú condenaste a Bea, mira el tipo malote del bate—alza sus manos y finge temblar—; ¿qué puede hacer una basura como tú?
Grito ante aquello, y golpeó constantemente mis sienes, mi respiración se vuelve agitada, todo parece sofocarme. Kitty, Teddy, 304, 105, se encuentran riéndose de mi, suplicante, veo a mi amiga de cabellos largos, pero sus ojos negros están teñidos de rojos, ella no es 105, es un monstruo como los demás. Mis ojos se cristalizaron, mis manos temblaban cuando tomaba con fuerza mi cabeza.
—¡Cállense, cállense!
Jajajajajajaja, ¿te damos miedo? ¡Eres un inútil!
¡Te mataremos Negan, eso haremos!
—Negan, una de las mujeres trato de robar gasolina. Pensaba irse en estos momentos—puedo escuchar la voz de Billie tras esos murmullos que parecen infinitos, girándome lentamente comienzo a caminar donde se escuchan los gritos de la mujer, suplicando que la dejemos ir.
En el momento en que se hace mi presencia, esta deja de forcejar, todo parece detenerse. ¡Demuéstrame que no eres marica, vamos hazlo!
Se burla de ti, en tu misma cara.
—¿Crees poder burlarte de mí, cierto? —pregunto recargando a Lucille en mi hombro, la mujer tiembla—, extiendan su mano con la cual quizo robarme, a mí, ¡a su salvador!
Antonio, extendiendo su mano derecha, la mujer de cabellos negros, llora, suplica, mendiga porque la perdone.
—Todos somos Negan—susurro, ronco—, ¡Y si me robas a mi, robas a todos los de aquí!
—¡Todos somos Negan!—gritan todos al mismo tiempo.
Y arrebatándole el machete a Antonio de su cinturón, corto el dedo de la mujer provocando que esta grite desgarradamente, y en el fondo se pueden escuchar los continuos gritos de mis hombres, alzando mi mirada, noto que estos al verme, se arrodillan.
—¡Todos somos Negan!—gritan postrados enfrente mío.
Hemos ganado, se escucha la voz de 304 con burla.