Hold me tighter (HMT2) » Sug...

thatsmyego

3M 282K 238K

Yoongi sigue necesitando a alguien que lo abrace fuerte. El único problema es que Hyesun ya no está para hace... Еще

p l a y l i s t
p r o l o g u e
u n o
d o s
t r e s
c u a t r o
c i n c o
s i e t e
o c h o
n u e v e
d i e z
o n c e
d o c e
t r e c e
c a t o r c e
q u i n c e
d i e c i s é i s
d i e c i s i e t e
d i e c i o c h o
d i e c i n u e v e
v e i n t e
v e i n t i u n o
v e i n t i d ó s
v e i n t i t r é s
v e i n t i c u a t r o
v e i n t i c i n c o
v e i n t i s é i s (i)
v e i n t i s é i s (ii)
v e i n t i s é i s (iii)
v e i n t i s i e t e
v e i n t i o c h o
v e i n t i n u e v e
t r e i n t a
t r e i n t a y u n o (i)
t r e i n t a y u n o (ii)
t r e i n t a y u n o (iii)
t r e i n t a y d o s
t r e i n t a y t r e s
t r e i n t a y c u a t r o
t r e i n t a y c i n c o
t r e i n t a y s e i s
t r e i n t a y s i e t e
t r e i n t a y o c h o
t r e i n t a y n u e v e
c u a r e n t a
c u a r e n t a y u n o
c u a r e n t a y d o s
c u a r e n t a y t r e s
c u a r e n t a y c u a t r o
c u a r e n t a y c i n c o
c u a r e n t a y s e i s
c u a r e n t a y s i e t e
c u a r e n t a y o c h o
c u a r e n t a y n u e v e
c i n c u e n t a
e p i l o g u e
I
II
III
IV

s e i s

56.2K 5.7K 5K
thatsmyego

Yoongi dio un par de golpes a mi puerta, pidiéndome que saliera. Los ignoré, y con el tiempo, él dejó de insistir. Tocó un par de piezas más al piano, lo aporreó por enésima vez. Mientras tanto, yo me mantuve al margen. Intenté arreglar alguno de los apuntes arrugados y los reordené con Yoongi golpeando las teclas del piano de fondo. Al final, después de unos cuantos minutos sufriendo por mi audición, Yoongi se marchó, gritando algo a Jimin. Resoplé, agotada, y miré el reloj de la pantalla de mi teléfono. 

Era casi la hora de la cena, y Yoongi no apareció hasta la madrugada.

Jimin sacó unas cuantas cervezas del frigorífico -en las que yo no había reparado- y yo pedí una pizza gigantesca que comimos tirados en el suelo de la sala de estar, viendo un absurdo drama en la televisión, aprovechando que Yoongi no estaba para comportarse como un niñato voluble. Debí de quedarme dormida con una lata de cerveza en la mano, todavía masticando. Jimin fue lo suficientemente amable para acabarse mi cerveza y llevarme a la cama, en brazos. Me desperté ya en el colchón, con la luz apagada, recordando que no había puesto la alarma de mi teléfono para que me despertara por la mañana. 

Fue entonces cuando llegó Yoongi, dando golpes y canturreando con su irritante inglés británico. Cantaba unas de esas canciones populares inglesas cargadas de palabras malsonantes. Jimin había tenido que bajar para abrir la puerta ya que el gilipollas de Yoongi no dejaba de llamar al timbre. Resoplé. Estaba borracho como una cuba. Me tapé la cabeza con la almohada después de escuchar cómo arrastraba la banqueta del piano por el suelo. 

Volvió a empezar con la Marcha Turca. Después, inició un recorrido musical por todos los compositores habidos y por haber. Todo lo que tocaba al piano eran piezas rápidas, de ritmo frenético que machacaban mi cabeza. Cuando se cansó, paró un par de minutos, en los que intenté dormirme otra vez, y volvió a empezar con la dichosa sonata número once de Mozart. Ahogué un grito. Mi teléfono móvil vibró sobre mi maleta, que se convirtió en una mesilla de noche improvisada. Miré la hora: eran las tres de la mañana.

Jimin me estaba mandando mensajes.

Está loco

Lo sé

Tiene que estar drogado

No es normal que actúe así

Hye haz algo:(

Qué quieres que haga?

Lo intenté en Londres

Lleva así casi quince días

Ya es la quinta vez que toca la puta canción

voy a volverme loco como él!

yo tengo que madrugar, así que no te quejes

y le llevo aguantando todo este tiempo!

hye por dios

haz lo que sea

pero que se calle

le pegamos una paliza?

no!

vale, haré algo

pero me debes una cena

todas las que quieras;)

Suspiré. Me llevé el teléfono conmigo misma y salí de la habitación, descalza, despeinada y frotándome los ojos. El sonido del piano retumbaba por toda la casa. Era como si me dieran martillazos en la cabeza. Ante todo, decidí que debía mantener la calma. Yoongi era bastante impredecible siempre, pero al estar borracho las probabilidades de no salir viva de allí aumentaban de una forma descomunal.

— Yoongi.

— No te oigo. 

— Para, por favor. — le pedí, casi en un susurro. — ¿Puedes dejar de tocar? Son las tres de la mañana.

Cuando Yoongi estaba borracho lo único que podía tener era paciencia. Se acababa quedando dormido de un momento a otro, así que el único remedio era esperar. Si su borrachera era de las grandes, normalmente le arrastraba a la ducha, le dejaba bajo el agua fría durante unos cuantos minutos escuchando sus quejas y finalmente caía rendido en la cama. Pero no parecía querer dormirse. Era la primera vez que veía a Yoongi tan... hiperactivo. Gruñí sujetándome el puente de la nariz con el índice y el pulgar. 

— Yoon...

— Déjame.

— En serio, por favor. Para. Los vecinos se quejarán y... —Se puso a tocar todavía más fuerte. Ahogué un grito y le agarré de la chaqueta, echándole hacia atrás. Me puse a un lado del piano y amenacé con bajar la tapa. No le quedó otro remedio que retirar las manos del teclado. — Bien, ya está. Se acabó.

Cubrí el teclado con la tapa negra e hice ademán de volver a mi habitación, pero me giré para al no oír ninguna protesta de Yoongi. Tenía la mirada perdida. También estaba drogado. Suspiré sonoramente.

— No pienso dormir solo. — dijo.

— Vale, duerme con Jimin. — solté.

— Necesito dormir contigo.

Miré al techo. Ahora empezaba la etapa en la que se quejaba, lloriqueaba y me pedía mimos. No dije nada, simplemente me encerré en la habitación para dormir de una santa vez. Me tumbé haciendo que los muelles del colchón sonaran, me tapé hasta el cuello con las sábanas, me acurruqué y miré el último mensaje que Jimin me había mandado dándome las gracias por conseguir que Yoongi se quedara en silencio. Sonreí, pero no respondí. Cerré los ojos dispuesta a descansar.

Y Yoongi volvió a empezar.

— ¡Joder! — grité, cabreada.

Salí de la habitación. Yoongi tocaba con rabia, también enfadado. Me acerqué a su oído.

— ¡Eres un puto imbécil! ¡Alcohólico! — le grité.

— ¡Zorra!

Ahogué un grito. — ¿¡Sabes qué!? ¡Me voy a dormir con Jimin!

— ¡Me la trae floja!

Subí las escaleras bufando. Jimin estaba sentado al pie de la cama, con la cara entre las manos. La lámparas de las mesillas de noche estaban encendidas, y él, desesperado casi igual o más que yo. Me quedé un rato dudando si debía sentarme a su lado o no. Al final opté por la primera opción y me dejé caer en el colchón.

— Es la octava vez, Hye...

— Como no pare, juro que le aplasto las manos. — Solté. — Puedo dormir aquí, ¿verdad?

Jimin asintió. — Si ese maldito imbécil deja de tocar el piano, podrás dormir. Dudo que pare. ¡Ya va por la novena! ¡A la décima monto una fiesta!

— Iré preparando el tequila...

Jimin se tiró en el colchón pataleando. Se acurrucó de tal forma que sus codos tocaban sus rodillas. Le imité y me tumbé junto a él, acurrucada, abrazándome a mí misma. Me quedé mirando el techo, con la puñetera Marcha Turca sonando a toda prisa en mi cabeza, pensando en qué le podía pasar a Yoongi. Sí, estaba borracho y probablemente con algo de cocaína en sangre, pero no podía estar así durante tanto tiempo. Era físicamente imposible que estuviera las veinticuatro horas del día ebrio. Su cuerpo no lo aguantaría. Quizá la cocaína, los barbitúricos y toda la mezcla explosiva de drogas varias empezaba a machacar su cerebro...

Entonces empecé a hacer algo que prometí no volver a hacer. Empecé a preocuparme por él.

— Estoy nerviosa.

Jimin me miró a través de sus dedos. Se había tapado la cara con las manos para ''no mirarme y poder dormir mejor''. — ¿Por qué?

Me encogí de hombros y mentí. — No lo sé. La universidad, supongo.

Me levanté, sin añadir nada más. Jimin me preguntó con tranquilidad y un tono dulce dónde iba. Le dije que iría a repasar los apuntes. Me sentí mal por mentirle otra vez. Le deseé buenas noches y bajé a la sala de estar, en silencio, pasando por detrás de Yoongi.Me quedé observándole mientras utilizaba una tarjeta de crédito oscura para separar el polvo blanco sobre el teclado cerrado del piano. Le vi agacharse, inhalar por la nariz, estirar el cuello y volver a tocar.  Seguía con Mozart, pero había cambiado de canción. Aun así, era una pieza rápida en la que tenía que mover los dedos frenéticamente. Intenté caminar sin hacer ruido para que no se girara y me gritara, o me lanzara algo, vete tú a saber qué. 

Entré a mi habitación y busqué los pantalones vaqueros que había llevado puestos. Hurgué en el bolsillo trasero y encontré los cigarrillos. Me llevé uno a los labios. Me pasé una mano por el pelo, agarré una chaqueta, me la eché por los hombros y salí de la casa, descalza. No me importaba que hiciera frío. 

Dejé la puerta principal entrecerrada y me senté en escalón que se encontraba cerca de la entrada del apartamento de Jimin. A veces tenía crisis nerviosas en las que no paraba de preguntarme una y otra vez en qué había fallado para que Yoongi siguiera así. Fueron bastante frecuentes durante el penúltimo mes en Londres, cuando me enteré de que Yoongi había follado con una tercera en nuestra propia cama. También fue por culpa de Yoongi por quien empecé a fumar. Le veía hacer lo mismo mientras escribía en sus cuadernos de partituras. Él, curiosamente, no me permitía dar más de dos caladas al cigarro. 

Resoplé al darme cuenta de que no tenía un mechero ni nada para prender el cigarrillo blanco. Lo sujeté entre el índice y el dedo corazón y me quedé sentada, perdida en mi propia me moria, hasta que empecé a tiritar. Estaba tan sumida en los recuerdos que no me di cuenta de que Yoongi había parado con el piano. Escuché un golpe detrás de mí, en la puerta.

— Hola.

Me giré. No quería ver a Yoongi, y mucho menos bajo los efectos de la cocaína. Hundí mi rostro en mis manos hasta sentir un golpecito suave en mi hombro. Yoongi me ofrecía su mechero metálico, ese que al parecer nunca se apagaba. Dudé un par de momentos, pero alcé la mano para cogerlo. Yoongi lo retiró enseguida y señaló el cigarro. Quería que me lo pusiera en los labios para poder encenderlo él mismo, y quizá, hacer contacto visual. Estaba de repente tan desesperada por una calada que lo hice. Me levanté para quedar a su altura. Yoongi prendió el mechero y con él, el cigarrillo. Dejé que me mirara a los ojos.

Di la primera calada al cigarro y me volví a sentar.

— ¿Te apetece algo más fuerte?

Le ignoré.

— Vamos, Hye. — se rió — estaba de coña.

— Vete a la mierda, joder. — le dije, claramente cabreada, soltando el humo por la boca. Dejé que se desvaneciera en el aire y di una nueva calada. — Estoy harta de ti.

— ¿Follamos y lo olvidamos todo?

Le miré con asco. — Muérete.

— Lo intenté y me salvaste.

— Deja las ñoñerías.

Tomó asiento a mi lado. Intentó coger el cigarro, pero con tal de no hacer cualquier tipo de contacto con Yoongi, me aparté. — Lo digo en serio. Oye, ¿me das una caladita?

Me quedé un par de segundos en silencio. — ¿Qué te está pasando estos días?

— Nada. — dijo, riéndose. Odiaba esa risa tan fingida. — Simplemente intento estar positivo ante el hecho de que no dejas de romperme el corazón en pedazos, Hye. Sólo sabes decir no. No, no, no, no. Todo el puto día. Y eso me duele. Mucho. — Hablaba aceleradamente. No era el Yoongi que yo conocía. — Sabes que quiero que vuelvas a mi lado. Y tú siempre estás diciendo que no. Ya ni siquiera follamos, Hye. Pero no, eso no es lo que más me duele. Ya no dormimos juntos, según tú ya no estamos juntos. Eso es lo que...

— Vale. — Le interrumpí. Me llevé el cigarro a los labios después de sacudir un poco el exceso de ceniza y di una larguísima calada. Pensé que hasta iba a toser. — Pírate, déjame fumar de una puñetera vez tranquila.

— Cariño...

— Nunca me has llamado así.

— Siempre hay una primera vez para todo, ¿no?

Cerré los ojos con fuerza y dejé que el tabaco machacara mi pobre sistema respiratorio. El tabaco que fumaba Yoongi era bastante fuerte para una fumadora inexperta como yo. Aún con los ojos cerrados, fui echando poco a poco el humo, suspirando. Al abrirlos, Yoongi estaba acuclillado enfrente de mí, con su rostro a escasos centímetros del mío. No había acabado de echar del todo el humo cuando él me besó. Fue corto, por eso no me dio tiempo a retirarme,  pero noté cómo Yoongi aspiraba el humo y lo tragaba despacio.

Me imitó y lo expulsó por la boca, hacia arriba. Yoongi quiso volver a besarme, yo hice ademán de levantarme, y él tiró de mi con fuerza para que continuara sentada. Por alguna razón, me sentía tranquila. Quizá fue el beso.

Yoongi sujetó una de mis muñecas con fuerza. Su otra mano fue a parar a mi muslo. Volvió a besarme, sin previo aviso.

No fue apasionado ni necesitado. Simplemente fue desesperado. La boca de Yoongi ni siquiera sabía bien. Era una mezcla de alcohol,  una dosis de cocaína y bastantes problemas. Rodeé su cuello con el brazo que él no me agarraba -el de la mano con el cigarro- casi de una manera inconsciente, como si mi cuerpo ya supiera qué hacer un momentos como aquel sin pedir permiso alguno a mi consciencia. Yoongi subió peligrosamente su mano por el interior de mi muslo. Me lo tomé como una señal para parar. Intenté apartarle con suavidad, aunque él no cedía. Al final, tuve que empujarle con fuerza cuando noté que el beso pasaba de ser desesperado a ser forzado. Al separarse de mí, me miró enfadado, con rabia, molesto por haber roto el momento. Yo carraspeé y le pedí con calma que me dejara irme.

— Sólo me quieres para esto, ¿verdad? — Yoongi me arrebató el cigarro de las manos. Se levantó, me señaló con el pitillo blanco y se lo colocó en los labios. — Sólo para besitos y fuego. Y ya está.

— Y tú, ¿para qué me quieres? — le pregunté. 

Se quedó en blanco. Yoongi se pasó varias veces la mano por el pelo gris, pensativo, con la mirada perdida en el suelo. Me reí algo triste. Entré al apartamento, cerrando la puerta en las narices a Yoongi. Le oí gritar cuatro improperios mal pronunciados por culpa de su borrachera.

— ¡Vale, Hye, me iré a follar con otra! ¡Zorra!

Golpeó la puerta desde fuera con una patada. Me limité a reír.

Por no llorar. 

Me eché cerca de tres litros de colonia antes de subir a la habitación de Jimin, no quería dormir sola. Tampoco quería que notara el evidente olor a tabaco. Él ya debía de estar dormido. Las clases de danza en el conservatorio debían dejarle hecho polvo. No se despertó al notar que me tumbaba a su lado. Sólo se removió por debajo de las sábanas y gruñó cuando yo, sin querer, aplasté su mano.

— Lo siento, Jimin. — susurré.

Jimin murmuró algo. Encendió la luz de la mesilla que tenía más cerca. Me miró con los ojos casi cerrados, formando una delgada línea. — Ah, eres tú... ¿Estás bien?

Asentí. — Sí, ¿por qué lo dices?

— Estás llorando.

Pasé las yemas de mis dedos por mis mejillas, cerca de mis ojos. Estaban húmedas. — No es nada. He... Estado leyendo las cartas de Kookie. Me pongo emocional, lo siento.

— No te preocupes. ¿Quieres que...?

— No, tranquilo. Estoy bien, en serio. — Le sonreí, como si quisiera que Jimin dejara en paz el tema de mis lágrimas repentinas. — Creo que necesito dormir, mañana será un día largo...

Él emitió un ruidito parecido a un gruñido, aunque fue mucho más dulce y suave. — ¿Estás segura?

— Sí, de verdad... No te importa que duerma aquí, ¿no?

— A mí no, pero a lo mejor si te importa que aquí... en esta cama... Bueno, ya sabes. Soy bastante popular por el conservatorio, y hay una rubia que... 

— No me importa. — Me reí, sabiendo perfectamente a lo que se refería. Total, ya había dormido en una cama donde antes alguien había tenido una asquerosa sesión de sexo. Me giré y di la espalda a Jimin. Me abracé a las sábanas.— Buenas noches.

— Buenas noches. — canturreó.

Apagó la luz. No tardé mucho en quedarme dormida, pensando en Yoongi. En nuestra historia de amor, en los buenos momentos.

Eran demasiado idílicos como para ser verdad, al fin y al cabo.

*****

Me desperté cuando la alarma del teléfono sonó, a mi lado. La apagué enseguida y me volví hacia Jimin, con urgencia, para ver si aún seguía dormido. No quería despertarlo, así que me fui de su habitación haciendo el menor ruido posible. La madera de las escaleras crujió bajo mis pies. Miré la hora marcada en la pantalla del teléfono, casi paranoica, creyendo que no tenía tiempo suficiente para prepararme, pero tenía tiempo de sobra. Hasta para dejarle a Jimin el desayuno preparado, con una nota al lado que decía que lo llamaría al salir de clases.

Estaba entre emocionada y nerviosa. Después de tomarme un café rápido bien cargado, de darme una ducha exprés, de asegurarme de que Jimin seguía durmiendo como un bebé a pierna suelta, de hacerle una foto para cocaccionarle más adelante, de reírme en bajo, de vestirme y de meter todo lo necesario en el enorme bolso negro de cuero, salí del apartamento.

Acababa de amanecer. Hacía frío, así que me encogí sobre mí misma. Caminé deprisa por las calles cuesta abajo de Seúl hacia la estación de metro, sin dejar de mirar un reloj de pulsera que me puse alrededor de la muñeca. Al cruzar una esquina, vi a un chico de espalda ancha cerrar la verja de una casa. Me vio. Yo le saludé sacando la mano del bolsillo del abrigo. Kangjoon hizo lo mismo, mucho más sonriente.

— Hola, compañero. No sabía que vivías por aquí.

— Uf, tienes mal aspecto. — Soltó, señalándome con la barbilla. Se puso a caminar a mi lado.— Es broma. Siempre te ves bien.

— Eh... ¿Gracias? — Me reí.

— ¿De nada?

— No he dormido mucho, quizá sea por eso por lo que me veo como un panda.

— ¿Los nervios por tu primer día de uni en Seúl?

— Sí, supongo. — mentí, sonriendo de una forma algo fingida.

Joon, estudiante de psicología, veinte años, debió de notar que algo iba mal en la vida de Jeon Hyesun. Se paró en seco, me cogió por los hombros obligándome también a parar y me miró, serio.

— Es ese peliazul, ¿verdad?

Y de repente, me encontré soltándole todo lo que sentía a Kangjoon.

Llegamos tarde a la primera clase de genética y evolución de la conducta.







Продолжить чтение

Вам также понравится

29.7K 2.1K 6
Una nueva aplicación de citas es lanzada, y tanto Jimin, Jungkook como Taehyung comienzan a usarla. Su objetivo es claro: encontrar un hombre versáti...
134K 10.7K 51
Moon Aleyna stark una chica de apenas 20 años, la cual desea ser como las demás chicas de su edad, asistir a la universidad y ir a clase como cualqui...
67.6K 3.3K 20
Historia de Taehyung y T/N🙂
Mi Bonita Zharick

Про оборотней

759K 53K 54
"bonita" Mi corazón aumenta sus pulsaciones mientras siento como si algo se adormilara en mi cuerpo, logro distinguir el color rojo fuerte en sus oj...