Atrapada

By GiovannaGiraldo

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"Justo cuando creía que lo tenía todo claro, cuando tenía al fin las respuestas, me di cuenta que nunca había... More

Capitulo 1 - PRIMER DÍA
Capitulo 2 - SANTA SOFIA
Capitulo 3 - ALEX
Capitulo 4 - A LA UNIVERSIDAD
Capitulo 5 - LA LLAMADA
Capitulo 6 - EXCEL
Capitulo 8 - REVELACIÓN
Capitulo 9- JUSTICIA
Capitulo 10 - Pieza de Arte
Capitulo 11 - GUERRA
Capitulo 12. SUSPENDIDA
Capitulo 13. REENCUENTRO
Capitulo 14. CONFUSIÓN
Capitulo 15. CAOS
Capitulo 16. LA GRAN MENTIRA
Capítulo 17. BIENVENIDA
Capítulo 18. REUNIÓN FAMILIAR
Capítulo 19. ROMPECABEZAS
Capítulo 20 - NOBEL
Capítulo 21 - PAZ
Capítulo 22 - CONFUSIÓN
Capítulo 23 - ACOSADOR
Capítulo 24 - DALÍ
Capítulo 25 - NUEVO
Capítulo 26 - EL PLAN
Capítulo 27 - SÁBADO
Capitulo 28 - PIERRE
Capítulo 29 - TRAICIÓN
Capítulo 30 - PACTO
Capítulo 31 - MARÍA
Capítulo 32 - CÓLERA
Capítulo 33 - SINCERIDAD
Capítulo 34 - PERSEGUIDA
Capítulo 35 - FUEGO
Capítulo 36 - CASTIGO
Capítulo 37 - PARANOIA
Capítulo 38 - RETO
Capítulo 39 - PRIMER PENSAMIENTO
Capítulo 40 - AMIGOS
Capítulo 41 - RUMORES
Capítulo 42 - SUEÑOS Y PESADILLAS
Capítulo 43 - DESPEDIDA
Capítulo 44 - INVENTOS
Capítulo 45 - EL CAPÍTULO PERDIDO
Capítulo 46 - ALIANZAS
Capítulo 47 - FOTO FAMILIAR
Capítulo 48 - NEUROSIS

Capitulo 7 - CUMPLEAÑOS

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By GiovannaGiraldo

— Es mi papá. Tiene que ser algo único—  dijo Sara mientras andaba con Val por el centro comercial. Ya habían entrado a casi todos las tiendas, pero a ella nada le parecía impactante. Felipao tendría que haber comprado su regalo en Europa y seguramente sería algo genial, ¿Cómo iba a superar eso?

Val había reído en todo el recorrido al ver a Sara tan desesperada.

 —Bueno, si es tan especial, creo que lo tengo. ¿Cuánto es el presupuesto?

— Sabes muy bien que eso no importa, dime.

Val sonrió.

—Bien. ¿Sabes que mi papá es productor musical?

Sara puso los ojos en blanco.

— Claro que lo sé, no te rías de mí porque no te entiendo nada.

—Es que no creo que a Felipao se le haya ocurrido organizarle una fiesta con uno de sus cantantes favoritos ¿Sabes lo difícil que es encontrarlos libres en esta época?

Sara se quedó pensando.

— ¿Y tu papá puede conseguirlo?

Val asintió.

— Tenemos que movernos rápido, pero creo que sí. Además, mi papá aprecia mucho tu familia, sobre todo a tu mamá —Val sonrió. Su papá era viudo, la mamá de Val había muerto de cáncer igual que María años atrás. A él parecía gustarle Erika.

—Val, sabes cómo es Erika Herrera…

Val tomo a Sara de la mano y siguieron caminando.

—Ya lo sé, pero estaba pensando que tal vez si tienen la oportunidad de hablar… ya sabes…  

Sara se dio cuenta al ver la emoción en los ojos brillantes de su amiga lo terrible que tendría que ser vivir sin tener a tu mamá cerca, sin poder abrazarla, sin poder compartir con ella. No pudo evitar sentir un nudo en su estómago, ella tenía a su mamá cerca, pero la mayor parte del tiempo eran como desconocidas. Ella se detuvo y abrazó a su amiga.

—No sé qué haría sin ti, Val. Mereces tener toda la felicidad del mundo.

Así como se acercaba el cumpleaños de William, los días seguían pasando y Sara aun no tenía noticias de Alex. Él llevaba ya una semana por fuera y no la había llamado ni la primera vez, aunque estaba tan ocupada entre los preparativos y el colegio que tampoco habría tenido tiempo de verlo. Esa mañana Sara estaba reunida con los de catering cuando recibió una llamada que llevaba esperando días, cuando contestó estaba sonriendo victoriosa.

— Hola, amiga. Te hablo desde el paraíso  —canturreó Emma alegremente.

—Ni te imaginas la envidia que me da —dijo Sara con fingida amargura mientras seguía probando las recetas opcionadas para la noche.

—Ay, que sensible —siguió Emma—. Te iba a contar que me están tomando las fotos y la estoy pasando de lo mejor, Mario es un príncipe.

— Lo es —estuvo completamente de acuerdo, Mario y el hermoso Photoshop que usaría luego para sus fotos.

— Y solo porque estoy de buen humor, te voy a dejar preparar la fiesta de tu papá en paz. La otra semana, no lo sé.

Sara bufó.

—Vaya, pues yo tampoco sé si la otra semana voy a estar de humor para soportarte, Emma. De hecho voy a guardar este número para no volverlo a contestar jamás.

— Me parece justo, es el de Michelle... tu cuñada —fue lo último que escuchó antes de colgar.

—Bien, es oficial —murmuró para sí misma—. Encontré el alma gemela de Joffrey en Juego de Tronos.

Esa noche su nana decidió regresar a sus sueños.

Lo primero que Sara sintió en esta oportunidad era que estaba en el suelo y hacia frio, pero tenía los ojos cerrados y no podía ver nada. Sintió un gran dolor atravesar desde su cabeza hasta la punta de los pies y jadeó adolorida, pero sus ojos no se abrieron a pesar de que los sentía llenos de lágrimas. Su cabeza estaba dando vueltas, sintió que estaba mojada pero para su horror descubrió que tampoco se podía mover. No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero jamás había experimentado claustrofobia dentro de sus propios sueños. De pronto sintió unos pasos sobre los charcos, su corazón empezó a palpitar desbocado, quiso gritar, quiso correr, pero no podía hacer nada.

En ese momento escuchó la voz de María lejos

— No lo sigas, pequeña... No lo sigas...

Y finalmente el gran día llegó. En la madrugada ellas llevaron una serenata que despertó a casi todo el edificio, aunque nadie se quejó. William bajó sorprendido y las abrazó a ellas y a Felipao. Cantaron—aunque arruinaron las canciones—y bailaron mientras se tomaban fotos con los sombreros y brindaron con los mariachis. Sara y Erika intentaron hacer un desayuno especial con hotcakes con nutella y frutas con formas decorativas ya que Joss estaba ocupada con los preparativos de la fiesta y ellas no eran muy talentosas en la cocina.

—Lo invité—  dijo Erika mientras servía el jugo de naranja..

—¿Al vendedor? —Sara sonrió sorprendida—. Muero por conocerlo.

—Experto en arte —aclaró su mamá—. Estaba encantado con la idea, anoche salimos y fue muy gracioso porque fuimos a comer tacos.

—¿Tacos? ¿Tú? —Sara ahora si estaba sorprendida—. Bueeeno mamá, entonces supongo que si vas en serio.

Erika aclaró su voz.

—Sólo… he estado pensando en dejar de trabajar tanto y dedicarme más a otras cosas.

Por un momento la cocina se quedó en un asombroso silencio. Sara sacó Nutella con una cuchara y empezó a comerla mientras pensaba cómo reaccionar ante esa noticia.

—No es que vaya a renunciar a la empresa —dijo Erika rápidamente—, es sólo una licencia. No creo que Emanuel se muera por eso.

Las dos se miraron y empezaron a reír.

— Yo creo que si se va a morir, mamá —con eso olvidaron el tema por un momento y siguieron sirviendo el desayuno.

— ¿Y tú, hija? ¿Cómo vas con Tommy? — dijo Erika después.

Sara frunció el ceño.

— ¿Con Tommy?

— Si, por las rosas y la nota…  

Sara sacudió su cabeza. No quería hablar de eso, no ahora, no nunca.

— Yo no lo veo de ese modo, mamá.

— No veo por qué no, los dos se ven adorables.

Oh no, su mamá no estaba haciendo esa mirada, decididamente tenía que arrancar esa situación de raíz. No podía presentarle a Alex, pero no iba a usar a Tomás nunca para distraerla cuando hiciera preguntas.

—Mamá, no voy a discutir sobre eso. Él es mi amigo y punto.

Erika se encogió de hombros.

—Sólo espero que el día en que cambies de opinión, no haya conseguido novia.

Jesucristo, ¿qué había hecho el vendedor de decoraciones con su mamá? Sara respiro hondo y levantó la bandeja, su mano tembló un poco, pero siguió.

— ¿Desayunamos?

Todo el resto del día fue de mucho trabajo, ellos se la pasaron coordinado los últimos detalles de la fiesta en el gran salón del Chateau D’or mientras William pasaba el día en el Spa. Cuando Sara se fijó en la hora se dio cuenta que era muy tarde para ir al estilista, ella bajó corriendo a la habitación y afortunadamente el estilista que estaba arreglando a Valeria no se había ido. Él le estaba haciendo un peinado discreto con trenzas cuando Tomás llegó con algo de comida.

— ¡Nuestro ángel!—  dijo Val y empezaron a devorar la comida.

Todo estaba listo, hasta el artista que había contactado el papá de Valeria estaba en otra habitación del hotel con todas las comodidades para la función privada. Sara sintió una punzada cuando recordó al papá de Val.

—Lo siento, Val —dijo mirando a su amiga—. Mi mamá conoció a este señor, un vendedor de arte, y la veo muy entusiasmada con él. Hasta lo invitó a la fiesta.

—No estés triste por eso —Val sonrió intentando animarla—. Aunque es extraño ver a tu mamá tan entusiasmada con alguien.

—¿Verdad que si? —Sara sacudió su cabeza aún sorprendida—. Debe ser muy especial, de hecho ayer la convenció de ir a comer tacos.

En ese momento Tomás empezó a toser muy fuerte, se había ahogado con el refresco. Ellas se levantaron inmediatamente a ayudarle, pero él logró controlar su ataque de tos solo.

—¿Dices que Erika comió ayer con el hombre con quien está saliendo? —Tomás la miró fijamente, aún tenía los ojos rojizos por el esfuerzo. Sara frunció el ceño confundido.

— Sí. ¿Por qué?

—No, no es nada —Él sacudió su cabeza—. Sólo creo que los vi.

— ¿En serio? ¿Y qué tal es? —preguntó muriendo de curiosidad.

Pero Tomás se levantó de la silla en ese momento.

—No lo vi bien. Solo reconocí el auto de tu mamá, es todo. En un rato regreso—. Dijo antes de salir de la habitación.

—Ay S, ya sabes cómo es Tommy —comentó Val mientras intentaban maquillarla—. Así lo hubiera visto de frente jamás nos va a contar cómo es.

Después del cabello y el maquillaje seguía el vestido. El de Sara era uno color crema brillante muy corto en strapless, tenía unos tacones oscuros altos y llevaba los labios de color rojo de la marca de su padre. Val estaba bellísima, llevaba su cabello rubio suelto, un vestido negro con unas mallas, tacones negros, ella también llevaba sus labios rojos.

—Así nadie sospechara que eres una nerd —empezó a bromear Sara.

—¡No lo soy! —Val le hizo una mueca aunque también estaba riendo.

La fiesta sería en el último piso del hotel y cuando al fin salieron, Tomás ya las estaba esperando cerca al ascensor. Se veía un poco más tranquilo, pero su reacción anterior había sido extraña.

—Y bien ¿qué tal nos vemos? —preguntó Val.

—Ustedes siempre se ven bien —él sonrió levemente—. Aunque el rojo se ve extraño.

— Es la moda, Tommy —dijo Val entrando al ascensor.

Pero Sara, que había estado en silencio, se paró frente a él antes de entrar

—¿Qué va mal, Tommy?

Él la miro fijamente los ojos y entonces la puerta del ascensor se cerró, Val había decidido subir sola.

—Sara —él suspiró finalmente—, sabes que nunca te haría daño, ¿verdad? Y que sólo quiero protegerte.

Sara sonrió ante su preocupación.

—Por supuesto que lo sé. Además tú eres mi pareja de esta noche, así que no voy a tener un accidente con estos tacones.

—¿Yo voy a ser tu pareja? —Tomás la miró confundido— ¿Y tu novio?

Sara se encogió de hombros.

—No ha llegado de su viaje y tampoco iba a invitarlo a algo familiar tan pronto, ya sabes.

—¿Dices que no ha llegado? —Tomás sacudió su cabeza y le ofreció su brazo como un caballero—. Olvídalo, esta noche es muy especial y no puedo permitir que tengas un accidente con esos tacones.

 —Pues entonces te voy a revelar un secreto —Sara sonrió susurrándole al oído—. Puedo correr con tacones sin caerme.

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