Capítulo 22 - CONFUSIÓN

2.3K 43 0
                                    

Sara caminó en silencio hacia el gimnasio donde estaban en clase, pero para evitar que otros la vieran en ese momento se dirigió directamente a los vestidores, se encerró en el más alejado y luego se sentó en el suelo abrazando sus piernas. Todos los hechos de esa mañana estaban dando vueltas en su cabeza y sintió que si en ese momento se movía de allí iba a sufrir de vértigo.

Las cosas habían salido bien a pesar de todo; la pelea con Emma y el escándalo de las fotos no habían pasado a mayores, además ahora estaba saliendo nuevamente con Alex. Tenía unas cuantas buenas razones para estar feliz ese día, ¿no era así?

Pero lo cierto era que todo hacía parte de una ilusión. Las fotos del escándalo eran reales y alguien las había tomado a propósito para que su familia tuviera problemas, además Emma y ella estaban muy lejos de hacer la paz, de hecho la bruja ahora quería a Tomás, aunque era muy posible que en ese momento él estuviera saliendo con la dueña de aquel bolso rosa. Sara se sintió como la peor amiga del mundo cuando se dio cuenta que no soportaría verlos salir, ni siquiera sabía si quería verlo con la chica del bolso rosa.

¿Por qué no podía comportarse como una persona sensata y madura? Tomás merecía a alguien mejor que Emma, él merecía a una chica que fuera linda, inteligente y también graciosa. Una que siempre lo acompañara cuando quería practicar deportes, o jugar GTA, o ver películas de Godzilla o alguna maratón de The Walking Dead. Una vocecilla en el fondo le recordó que el bolso rosa había estado oculto cerca al traje de neopreno, así que probablemente la dueña y él practicaban juntos, tal vez había sido ella quien había logrado que practicara nuevamente.

Sara sacudió la cabeza abrazando más fuerte sus piernas. Probablemente era lo mejor… Tomás y la chica anónima del bolso rosa. Si ella había logrado que su amigo hiciera nuevamente lo que tanto le gustaba debía ser una gran persona, y si él era feliz decididamente ella iba a apoyar esa decisión.

Sara escuchó que varias de sus compañeras entraban a cambiarse mientras hablaban y reían, pero decidió quedarse allí sentada con sus ojos cerrados y su frente apoyada en sus rodillas mientras intentaba poner en orden sus pensamientos, ya luego tendría que regresar a enfrentar su vida. Ella sólo se vio obligada a moverse después al sentir una molestia y hormigueo en su pierna, al abrir sus ojos miró la hora y se sobresaltó al darse cuenta que se había quedado dormida.

La peor parte era su pierna entumecida, mientras se levantaba intentó masajearla y moverla para que la circulación se normalizara y el horrible cosquilleo cesara, pero cuando abrió la puerta y se dirigió a la salida aún seguía molestando. Sara se dirigía a su casillero para buscar sus cosas cuando recordó que todas estaban en su puesto en el salón, en el mismo lugar donde las había dejado antes de salir a hacer el espectáculo con Emma. Intentando acelerar el paso, fue directamente al buscarlas, sólo que al entrar éstas ya no estaban allí.

La primera idea que le vino a la cabeza fue que Valeria habría tomado sus cosas y la estaría esperando para llevarla a casa, probablemente eso era lo que su papá había mencionado antes de despedirse. Agradecida por llevar su celular en el bolsillo llamó.

—Hola, S. No te vi a la salida —dijo su amiga apenas contestó—. ¿Ya tienes tu auto?

En ese momento Sara empezó a preocuparse de verdad.

—Ya estoy en casa, Val —dijo para no preocuparla—. Sólo quería decirte que estoy bien, en un rato hablamos.

Si Val no tenía sus cosas ¿dónde podrían estar entonces? No era como si sus agendas y su laptop fueran invaluables, pero en los últimos días—y después de la clase del profesor Gómez—esas cosas habían adquirido un valor sentimental para ella. Sara iba caminando hacia la oficina de la directora para exigir videos y una investigación para encontrar sus pertenencias cuando lo vio.

AtrapadaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum