Capitulo 10 - Pieza de Arte

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Sara iba conduciendo el que ahora era su auto realmente despacio porque en verdad quería disfrutar y saborear ese momento y también porque probablemente Felipao la estaría siguiendo para vigilarla. Toda su atención iba en el camino mientras escuchaba el álbum de Marina and the Diamonds, ese día especialmente se estaba sintiendo atacada por la letra de Power and Control.

Crees que eres gracioso

Crees que eres inteligente

Si, puede que seas guapo

Pero no eres una pieza de arte

Sara sonrió a la ironía, pero en vez de apagarlo subió el volumen y siguió cantando. La siguiente canción fue Lies.

¿Cuál es el punto de jugar un juego que vas a perder? 

¿Qué sentido tiene decirme que me quieres como a una amiga?

En ese momento la pantalla indicó una llamada entrante, era Tomás. Sara miró por el espejo si Felipao iba aún tras ella y al no verlo contestó con el altavoz.

—Soy yo S, ¿dónde estás? —Preguntó Valeria del otro lado—. Esto parece un carnaval, hay mucha gente porque parece que hoy muestran la portada de Emma.

—Vaya, que emocionante —comentó distraídamente—. Um, Val, voy en el auto de mi mamá.

—Pues dile a Gaspar que acelere más.

— No, Val, sólo voy yo. Ya estoy llegando —Sara prefirió sorprenderla y terminó la llamada. Ella dio un giro con cuidado, vio a ambos lados y entro en la zona de su colegio, y fue en ese preciso momento cuando lo vio.

Era el convertible plateado de Alex, seguramente estaba llevando a su hermana al colegio. Sara detuvo el auto ante el temblor que sintió ¿Cómo lo iba a hacer con Alex ahí? Tal vez cuando la viera en su auto lujoso iba a confirmar lo frívola y falsa que era y la iba a odiar mucho más.

Pero tenía que seguir, decidió tomando aire. Las cosas ya no podrían ir peor y tal vez si él quisiera hablar con ella al menos no tendría que fingir para agradarle. Además tenía una lección que darle a Emma.

Había una multitud de estudiantes en la entrada, Sara alcanzó a ver el Audi rojo de Tomás y un espacio al lado donde llevó su propio auto, pero precisamente antes de llegar alguien pasó corriendo y ella tuvo que frenar en seco. Sara sintió que su corazón se quería salir de su pecho, estaba literalmente tambaleando, su respiración empezó a componerse rápidamente mientras abría la puerta y salía, afortunadamente sus reflejos siempre habían sido muy buenos. Era tan típico que esta fuera su suerte en los últimos días, ella sabía que no había golpeado al chico que se atravesó, pero se acercó preocupada por su estado.

—¿Estás bien?

Pero el chico, probablemente de 15 años, la estaba mirando como si fuera un fantasma. Sara se agachó, recogió su maleta y se la pasó.

—Lo siento mucho, pero no puedes correr de esa forma.

Él al principio no reaccionó, pero después recibió la maleta y sonrió tontamente.

—Si tú pasas todos los días por esta calle, voy a seguir viniendo todos los días solo para verte.

A pesar de sí misma, Sara se sonrojó.

—Olvídalo, creo que si te golpeaste fuerte la cabeza.

—¿Sara? —ambos giraron al escuchar que la llamaban y cuando vio a Valeria acercándose se dio cuenta que un gran grupo de personas estaba mirándola en silencio. Maravilloso, precisamente lo que necesitaba.

AtrapadaWhere stories live. Discover now